1 de junio de 2014

En la cocina

No recuerdo en todo el tiempo que llevo viendo la serie, que en ningún momento Mauricio se comportara de manera tan cercana con nadie como lo está haciendo ahora con Mariana y Fe, a las que está convirtiendo también en sus confidentes, aunque también podría influir, como se insinúa en alguna parte, que la segunda significara algo más para él. Por cierto, algo que me cuesta más bien de creer. También es verdad que pocas personas deben conocer tan bien todas las facetas del hombre como Mariana, que sabe que es un hombre rudo e implacable, fiel a su ama hasta el tuétano, pero que a veces deja asomar algo de corazón. No obstante es difícil conjugar esto con los pocos escrúpulos que parece demostrar cuando se trata de castigar o acabar con la vida de alguien, aunque siempre lo haga cumpliendo órdenes, cosa que por otra parte es injustificable de todo punto. Decidir sobre la vida de una persona, por mucho que ésta haya hecho o que según los criterios de la doña lo merezca, no es algo que le corresponde ni a él, ni a Francisca. Pero que desgraciadamente podían hacer con total impunidad.
Lo cierto es que es posible que existieran (y aún existen) este tipo de personas que pueden hablar y decidir con total ligereza sobre la vida de los demás. En este caso mostrando una crueldad y falta de remordimientos que horroriza, mientras por otro lado hablan de dios y de redención con una hipocresía y volubilidad que no deja de ser sorprendente. Pecando contra un mandamiento “no matarás” y haciendo uso de otro precepto a continuación “hacer penitencia”, como si fuera una rueda y la religión un instrumento para acallar una conciencia que no tienen.
Y si bien he empezado hablando de Mauricio, creo que el caso más paradigmático de lo que estoy hablando es la doña. Alguien comentaba hoy que es interesante entrar en el terreno de la psicología en cada personaje, y este bien podría ser uno a estudiar. Porque es difícil entender a una persona que es capaz de sufrir añoranza, hasta el extremo del dolor, por un hijo al que en vida no tuvo escrúpulos en amargar la existencia, y que al que aun ahora reprocha que no siguiera sus dictados. Que siente algo parecido a remordimientos por haber instigado la supuesta muerte de un hombre, y sólo los sufra por el hecho de que era de su sangre pero, por otra parte, no tiene problemas en admitir que se alegra saberse vengada. Que no tiene escrúpulos para mandar apalear o matar a alguien, pero a continuación se va a misa como una devota católica. Que se siente sola, pero es incapaz de dar un paso para cambiar esta situación, con la idea de que son los demás quienes han de rebajarse a buscar el acercamiento. Que es capaz de tiranizar al más puro estilo caciquil a toda una población, y que encima espera que le rindan pleitesía y agradecimiento.
Pero parece que llega un momento que el mal también pasa factura y no necesariamente en términos legales. Algo le sucede que está minando su ánimo y que hace que ya no sienta apego a nada. Y no creo que influya el alejamiento también de María, sino que es algo más profundo, cuyo desencadenante podría haber sido la supuesta traición de Fulgencio y la consiguiente pérdida de confianza en todo el mundo. Menos en quien realmente está buscando su ruina, aunque en este caso su pesquis le está fallando.

2 comentarios:

  1. Me encantan las escenas de Mauricio, Mariana y Fe, creo que este último personaje da unas escenas muy bien interpretadas y graciosas, siempre me arranca una sonrisa, algo que en esta serie es de agradecer.

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  2. Coincido completamente contigo en el tema de Fe. Creo que fue un acierto introducir este personaje , aparte de que Marta ha sido para mi una sorpresa como actriz, ya que sólo la había visto en musicales

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