25 de mayo de 2016

¿Dónde están Lucas y Sol?

Evidentemente no puedo saber ni siquiera si existen estudios de mercado de la serie que de alguna manera dicten los pasos a seguir en un sentido u otro. Quizás sería pedir demasiado para un simple producto de sobremesa, que a pesar de ser una de las series más longevas y que cuenta con un buen número de seguidores fieles, tampoco parece tener especial repercusión en el conjunto de la cadena. Buena prueba de ello es la nula publicidad que existe sobre la misma y el también nulo protagonismo que les dan a sus actores, a pesar de ser todos ellos magníficos profesionales. Por cierto, algo que no sucede en otros países donde también se emite.
Tampoco sé si se deciden los guiones siguiendo las tendencias de las redes sociales, que si bien es cierto que pueden haber influido en algún momento en tramas concretas, a mi parecer no siempre se pueden considerar fiables. Porque mucho ruido no tiene por qué ser necesariamente sinónimo de lo más seguido, ni el sentir mayoritario. Creo que hay una atomización de seguidores muy amplia, y que las simpatías están bastante repartidas. Y puedo decirlo con conocimiento de causa al llevar diversas páginas, lo que me hace ser testigo de que, en contra de lo que pueda parecer, la gente sigue fiel a personajes que en su momento tiraron del carro pero que ahora ya no parecen ser el principal motivo de atención por parte de los responsables de los guiones. Por ello tengo la convicción de que la audiencia de la serie está aprendiendo a ser más crítica y a no aceptar sin más cualquier experimento.
Bueno, en este punto aprovecho para introducir una consideración. Quizás lo dicho anteriormente no sea del todo cierto, porque también hay quien se lo toma muy a pecho (afortunadamente también son muy poc@s) No quiero entrar en polémicas, pero admito que no deja de causarme estupor encontrarme incluso con algo parecido a amenazas por lo que considero un tema insustancial (Y en el que por descontado no voy a entrar. Por lo que aquí empieza y aquí se termina, aunque las ganas de decirlo me han podido).
Lo que no se termina es el motivo de esta parrafada inicial, de lo que ya he hecho algún apunte. Y no voy a negar que lo que sigue está movido por mis simpatías particulares hacia determinados personajes, pero es un tema que hace muchos días tengo ganas de poner en palabras.
Voy a centrarme concretamente en Lucas y Sol, aunque ello no signifique que tenga menos en cuenta al resto de personajes. TODOS. Pero haciendo hincapié de manera especial en esta pareja y en el resto de habitantes de La Quinta, que considero que han sido un puntal importante para la serie en el último año y que no están viendo reconocido este particular.
Lucas y Sol fueron promovidos en su momento como protagonistas y creo que con méritos sobrados para serlo y con un buen planteamiento de inicio que considero podía dar bastante juego. Además de ser una pareja bastante atípica para lo que nos tienen acostumbrad@s: sin ninguna afectación a pesar de su estatus social (un médico era alguien muy considerado entre sus convecinos, además de una de las principales fuerzas vivas del pueblo, mientras que ella ahora es una rica hacendada). Y son divertidos, simpáticos y muy, muy naturales. Ella con una dura historia a sus espaldas que ha logrado superar gracias al amor de la familia y de Lucas, él un médico entregado y generoso, dotado de un gracejo que lo hace especial y que para algunos se ha tildado de ligereza, aunque creo que en este caso se confunden los términos. Pero por encima de todo, grandes actores a los que considero que hasta ahora no se ha sabido sacar el rédito suficiente, y que unos guiones sin demasiada sustancia están dejando en segundo plano. Por descontado no soy nadie para decirles a los guionistas como tienen que hacer su trabajo, pero es más que evidente que, en el caso concreto de Sol y Lucas, estos personajes han pasado a ser casi figuras decorativas a las que de vez en cuando les dan alguna escena, siempre bonitas pero siempre cortas,… o muchas veces incluso en off, haciendo que sea la imaginación de cada uno/a quien haga el trabajo.
Quizás también haya quien piense que la historia no ha funcionado, pero creo que ni siquiera les han dado una oportunidad de empezarla, desarrollarla y mostrar todo su potencial.    

23 de mayo de 2016

Y la bondad.....

“Y la bondad,…..se encuentra en la cabeza y en el corazón. Y según lo que decidas hacer todos los días, serás un hombre bueno. O no…” 
(De la película el Señor de los cielos) 
Pero ¿qué es ser una buena persona? ¿Se puede ser buena persona solo para ciertas cosas o se ha de serlo todo el tiempo? ¿Quién decide que alguien es buena persona o no lo es? ¿Las buenas personas nacen o se hacen?
Muchas preguntas con una respuesta complicada, porque considero que no todo el mundo lo percibe de la misma manera ya que puede depender del momento, la situación o la relación con la persona dadora, o con uno/a mismo.
Es cierto que la bondad es una cualidad, pero también es algo que se presta a múltiples interpretaciones y a veces se puede llegar a confundir con debilidad emocional. Si te comportas bien, eres generoso y  empático, eres bueno,…si te comportas muy, muy bien, puedes llegar incluso a ser tachado de demasiado bueno e incluso ingenuo,…. pero si te sales de lo que se considera correcto, no tragas con todo, dejas de ser bueno o directamente eres malo. Cierto que quizás sea simplificarlo demasiado porque se pueden añadir muchos matices a cada una de estas consideraciones, pero en líneas generales creo que vendría a ser esto.
De todas maneras pienso que ante todo una buena persona ha de serlo por propia convicción, no porque se lo pida la sociedad o porque crea que puede ayudarle de alguna manera. Y ha de serlo siendo consciente de adoptar actitudes y llevar a cabo acciones que, además de hacer sentir bien una/o mismo, hagan lo propio a los demás, sin esperar por ello nada a cambio. Porque entonces ya no es ser bueno sinó interesado.  
¿Quién sería el paradigma en PV?
Realmente casi todos los personajes han cometido en algún momento un error que los sitúa en la línea media (incluidos los que se supone han de dar ejemplo, como los sacerdotes). La dualidad existe en ellos y ellas, aunque la mayoría están más inclinados hacia lo que se podría considerar buenas personas: se portan bien con el prójimo y con los suyos, son generosos y saben dar cariño y apoyo de manera altruista.
Pero también existen los que están en el lado oscuro, con su máxima expresión en Francisca. Ciertamente ha habido otros (muchos), que han demostrado que el alma humana es impredecible y que algunas cosas que a la mayoría se nos antojan una barbaridad, para algunos y algunas no significan nada. El desprecio hacia la vida de los demás desgraciadamente es una realidad que salta con demasiada frecuencia ante nuestros ojos, empujada muchas veces por el fanatismo, el odio o el rencor. 
¿Hemos de añadir a Hernando a esta última lista? ¿Es Hernando una buena persona? Ahora mismo creo que no, a menos que me demuestre lo contrario.  
La verdad es que por mucho que me esfuerzo no consigo encontrar nada que me haga cambiar esta apreciación, porque hasta el momento no ha hecho nada para que, en mi opinión, pueda considerarlo así. Más bien al contrario. Comportarse bien con los más allegados, los que están bajo su responsabilidad, no es ser bueno, es hacer lo correcto. Pero con los demás, con la gente de su alrededor, se ha conducido exactamente como suele ser habitual en Francisca, la mala por excelencia: sin mostrar la más mínima consideración, sin sopesar las consecuencias de sus actos en el devenir futuro de muchas personas, sin construir puentes con nadie, más bien derruyendo cualquier intento de tenderlos,…. Y además ha cometido al menos un error importante y que va a lastrar su imagen futura: ha sido muy injusto, ya no sólo en su proceder con Severo, sino que encima ha aplicado el mismo rasero a todo el mundo, sin pararse a valorar si se llevaba por delante a algún inocente.
Y ahora es cuando me dicen que si hizo algo bueno y se movió en el tema del atentado. Ya hace días que veo esta justificación que considero totalmente incorrecta. No avisó a nadie, y por supuesto no era necesario que lo hiciera a Longinos porque éste ya estaba al caso. Lo que le pidieron es que hablara con Severo para que éste tomara medidas de precaución, cosa que es evidente que Hernando no hizo. De todas maneras también hay que decir que si hubiera hecho algo para ayudar sería realmente un necio al esforzarse en dar la imagen de persona sin escrúpulos. Algo que de haber sucedido tampoco le redimiría a mis ojos, porque antes ya cometió otro desaguisado que solo la suerte pudo enmendar, y sobre este tema sí que no hay dudas.  
Y vuelvo al tema del inicio. Los buenos y los malos.
Es claro quién encabeza los segundos, pero admito que no entiendo que pretenden con Hernando alineándolo en esta misma posición, con un comportamiento poco razonable y despiadado, que nunca puede ser justificado por el hecho de ser supuestamente un hombre atormentado. Dejando de lado los pocos méritos que hace para acercar posiciones con el resto de personajes, además es de los que menos interactúa, excepto con su entorno más inmediato y aún con ello sin demasiada fortuna. Y es algo que me cuesta comprender, aunque supongo que es un tema de impaciencia y que esto va a cambiar algún día.

(Otro día dedicaré este espacio a la relación con Camila y lo que pienso de ello, algo que supongo va a levantar alguna ampolla). 

20 de mayo de 2016

Poder ¿o suerte?

Cuando Martín llegó a PV, después del salto temporal, llevaba en su mochila una idea fija: reencontrarse con su familia y abrazar a su madre. Lo primero costó un tiempo, pero llegó,…. lo segundo fue imposible. Aunque todo ello trajo otro objetivo: el averiguar los pormenores de la muerte de Pepa, llegando a establecer la certeza de la implicación de Francisca. Sin embargo nunca llegó el momento para que Martín pudiera ver como la doña pagaba por ello. 
(En realidad ésta solo es una de las muchas cosas que nunca se han cerrado, de las que nunca más se supo)
Después pasaron otros y otras (enumerarlos harían la relación interminable), pero Francisca les fue apartando uno a uno de su camino sin ningún rasguño por su parte.
Entonces llega Severo, también con una idea concreta, pero esta vez con certezas y todos los ingredientes para que al fin se haga justicia: dinero, poder, influencias, buena posición, y sobretodo voluntad de hacer pagar a Francisca lo que le hizo a él y a su familia,….. Y además con la esperanza añadida para l@s espectadores de poder ver al fin a la doña morder el polvo. Sin embargo y a pesar de un buen intento y un fuerte revés al principio, Francisca vuelve a resurgir de sus cenizas, incluso con nuevos bríos. Mientras que Severo se queda otra vez en la casilla de salida, sin consumar su venganza, que ahora además ha pasado a ocupar un plano residual. Siempre presente, pero cada vez menos prioritaria, ni para él, ni aparentemente para los guionistas, que parecen preferir llenar páginas de guion con tramas tangenciales. Que, por supuesto, también tienen su razón de existir, especialmente las que se refieren a sentimientos importantes para sus protagonistas. Severo buscaba venganza, pero encontró en su lugar otras cosas infinitamente más valiosas: el amor de Candela, la amistad incondicional de Carmelo, el cariño de su hermana Sol, el respeto de todo un pueblo,…. y un hogar y una familia. La misma que ahora ha pasado al primer lugar de sus prioridades y que le ha convertido al mismo tiempo en el blanco de las críticas, no por el hecho de priorizar su seguridad, sino por cómo lo está haciendo, aliándose con su mayor enemiga. Pero ¿acaso la mayoría de las personas no se posicionarían de la misma manera que él ante el peligro, pactarían si fuera necesario con el diablo para salvaguardar a  los suyos?
Aunque mirándolo bien ¿qué ha hecho Severo tan terrible? ¿Escuchar a Francisca? Si, por supuesto nada bueno y algo sorprendente, especialmente con los antecedentes antes mencionados, pero hay temas acuciantes que precisan manga ancha y mirar hacia otro lado antes que perderse en reproches pasados. Y si, se está diciendo que le mangonea de alguna manera, algo que no se puede negar, ya que el objetivo es claro: enfrentarle a Hernando para que se maten entre ellos y así ver despejado su camino sin mancharse las manos y manteniendo la impunidad. Pero para que ello suceda hacen falta mucho más que palabras o papeles firmados, y hasta ahora solo hemos visto esto. Hay que doblegar también la conciencia de Severo y es algo mucho más complicado, a pesar de la ayuda inestimable del mismo Hernando, que está haciendo méritos más que sobrados para estar en el primer lugar de la lista.
Pero hablando de Hernando.
¿El objetivo de éste para ir a PV? Aparentemente tampoco él va a ser el vengador que se espera. Porque no parece tener nada que ver con Francisca, ya que nunca ha dejado entrever ningún interés especial ni nada que lo relacione con ella, ni en el pasado, ni en el presente, solo un vago comentario de ésta al encontrarse. Si, la excusa es que ha venido para vengar a los Mella, pero probablemente en algún momento habría llegado igualmente. Lo que se ve ahora mismo se circunscribe a un tema exclusivamente de negocios, aunque dicho con la boca pequeña porque aún han de salir muchos secretos. (Que, por cierto, he decidido que ni siquiera voy a perder el tiempo en conjeturar, y que ya se sabrán en su debido momento). 
Hasta el momento Hernando se mueve exclusivamente en el espacio de su casa, su familia  y su negocio, sin dejar asomar nada más, excepto a un hombre solitario y amargado, enamorado de una mujer a la que es incapaz de confiarse, y a la que ha puesto a prueba la paciencia y comprensión. Pero hasta aquí nada que suponga una excesiva novedad, algo que no hayamos visto anteriormente en otras versiones y con otros personajes. Por ello creo que están demorando demasiado la resolución de algunos secretos que podrían dar algo de vidilla a esta trama instalada en un bucle que no parece tener salida inmediata. Entiendo que hay que mantener la expectación y que la revelación de secretos la rompe de alguna manera, pero tampoco se puede tensar demasiado la cuerda de la paciencia de l@s espectadores. Dosificado,… y todos y todas tan contentos!! Porque a veces parece que se olvida que se trata de un producto supuestamente de entretenimiento y no para aumentar aún más la desazón, cuando la vida ya se encarga sola de hacerlo.

Nota: Cuando he escrito esto, aún no había visto que esta semana llega un nuevo personaje que parece tiene en el punto de mira a Francisca ¿Será esta vez la definitiva? 

11 de mayo de 2016

La venganza

Definición de venganza: “La venganza es una reprimenda que se ejerce sobre una persona o un grupo de ellas por una acción que es percibida como mala o dañina. El sujeto que se siente afectado decide vengarse y concreta una especie de reparación por el daño. La venganza supone una compensación por el agravio recibido”.
No sé si sería fácil hacer una telenovela sin que existieran en ésta sentimientos extremos que le dieran expectación. Y la venganza es uno de los recursos más utilizados, aunque también pienso que el más peligroso porque puede  normalizar algo que, de alguna manera, es un modo de pensar dañino. La venganza NUNCA tendría que ser un fin y NUNCA puede ser justificable. Y menos la venganza del tipo que vemos en la serie, que invariablemente busca el mal en su última acepción. No importa el dolor físico, ni moral, ni si se hace extensible a más personas que las directamente afectadas, sólo importa la satisfacción de ver al adversario sufriendo, hundido, o directamente muerto.
Y de una manera u otra, casi todos los personajes de la serie han pasado por ello. No obstante hay que hacer distinciones, porque hay venganzas que entiendo que no son exactamente esto, sino consecuencia de actos erróneos como pueden ser las infidelidades o acciones que afectan a la convivencia, y que generan situaciones complicadas en la que una o ambas partes se sienten ofendidas, a veces recíprocamente. Pero en este caso el tiempo suele ser el principal factor determinante para resolverlo, además de la buena voluntad y el saber hablarlo.
Sin embargo hay las otras venganzas, las que si buscan el mal aunque  implique sufrimiento físico. Y en la lista, con nombres destacados, están los tres terratenientes más conocidos de Puente Viejo. Por supuesto incluyo a  Severo, que también entra dentro de la categoría de personas con intenciones reprochables, aunque el destinatario sea alguien como Francisca que ha dejado un reguero de destrucción y muerte a su paso.
Pero Hernando se suma a la lista con un hecho diferencial. Si Severo o Francisca, cada uno por lo suyo, tienen motivos reales para buscar una reparación (insisto, NUNCA es justificación) Hernando basa su venganza en hechos de los que ni siquiera se ha molestado en tratar de averiguar su veracidad. Solo se mueve por indicios, no por pruebas, lo que además le coloca en posición de cometer una tremenda injusticia.
Hernando aún no ha demostrado que además sea una buena persona. Cuida de los suyos porque es su responsabilidad, muestra sentimientos tiernos hacia sus mujeres, pero fuera de todo esto se muestra implacable y duro, sin ejercer empatía con sus semejantes. Cuando mucho se muestra educado y cortés. Y todo esto lo coloca más cerca de la Montenegro que de Severo.
Es cierto que éste tampoco es un santo y que intentó arruinar a Francisca, pero asumió las consecuencias colaterales y no dejó que nadie más que la doña sufriera por sus acciones. Sin embargo los otros dos actúan diferente, porque ya sabemos que Francisca no se detiene ante nada, y lo mismo ha hecho hasta ahora Hernando. A éste no le importó dejar a La Quinta sin agua con el propósito de arruinar la hacienda y sin tener en cuenta el montón de personas que se verían perjudicadas (no Severo, suficientemente rico como para soportar este contratiempo). Pero infinitamente peor ha sido el mirar hacia otro lado cuando toda una familia estaba en peligro y podía hacer algo para evitarlo, lo que no dice nada a su favor. Más bien al contrario.
Y podremos entender que Severo no pueda perdonar esto último. 

10 de mayo de 2016

No tener miedo

No son palabras mías, sino del periodista Carles Capdevila. Pero la siguiente reflexión me parece muy interesante:
“No tener miedo de lo que dirán es esencial, porque perdemos tiempo, a veces años y en algún caso vidas enteras, bloqueados por la opinión de otros. Es imprescindible imaginar cómo serán recibidas nuestras palabras. Pero también lo es asumir las consecuencias sin miedo. No se trata de ser más frescos, más inmunes al otro, sino más responsables” (traducida del original en catalán).
Este es un blog de opinión que reconozco que cada vez deriva en mayor medida hacia opiniones personales y menos a lo que en principio estaba destinado: hablar de la serie El Secreto de Puente Viejo.
Pero se me antoja algo complicado separar ambas cosas sin que se visibilicen sentimientos propios, de lo contrario sería una enorme hipocresía y un intento de adular a quien lee lo que una escribe. Y no es, ni nunca ha sido, mi intención. Sin embargo he de admitir que también he cambiado la manera de entender este espacio,…..o puede que la que haya cambiado sea yo, empezando a ver las cosas de otro color.
Cierto que una ya no es una jovencita, pero precisamente por esto y porque los años la hacen a una más sabia (en el sentido de madurar), se acaba aprendiendo a valorar en su justa medida las cosas que son realmente importantes, y Puente Viejo es solo una distracción, sin más. O al menos tendría que serlo, por lo que las opiniones que afectan a este tema no tendrían que pasar del ámbito de desmenuzar determinados aspectos de la misma ficción. Que es cierto que pueden ser entendidos de diferente manera por las partes, pero sin ser necesario ir más allá y enfangarse además en discusiones estériles por defender puntos de vista diferentes, algo que me parece una enorme pérdida de tiempo y energías.
Por supuesto respeto quien quiera hacerlo, o lo crea conveniente para expresar su opinión. Pero siempre que se haga escuchando también con el mismo respeto las opiniones de los demás, sin pretender tener la razón inapelable.
También es cierto que hay quien lo vive con apasionamiento y a veces ello lleva a hacerlo tan propio que puede llegar a confundirse la línea entre ficción y realidad. Y se puede acabar mezclando también a los actores y actrices, que pueden verse abducidos de alguna manera por su personaje.
Naturalmente la mayoría de los seguidores de esta telenovela, y por extensión de todas, saben hacer esta distinción entre ficción y realidad. Quizás quien lo vive con mayor intensidad es quien se mueve por las redes sociales, donde es más fácil poder comentarlo con otras personas, conjeturar, dar opinión e incluso posicionarse con un tema o una trama concreta, dependiendo de las simpatías particulares de cada uno o una. Por cierto, también un lugar donde se conoce gente y se forjan amistades, algo que siempre habré de agradecer. Sin embargo, y paradójicamente, también se producen enemistades entre personas que no se conocen personalmente, porque aún con el nombre por delante, parece mucho más fácil decir según qué cosas en según qué espacios, sin que exista el “problema” del cara a cara físico.

(Espero que nadie se sienta aludido o aludida, porque estoy generalizando. Tampoco es mi pretensión censurar a nadie, porque como dicen “mi libertad se termina dónde empieza la de los demás”  y todo el mundo tiene derecho a expresarse como le parezca. Aunque después no comparta su punto de vista)   

5 de mayo de 2016

Miedo, temor,...¿.o sentido de la responsabilidad?

 “El miedo es el camino hacia el lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti”
-Yoda a Anakin Skywalker (Star Wars)
Pero ¿es miedo o temor lo que atenaza a Severo? ¿Qué diferencia hay entre un sentimiento y otro? ¿O acaso la línea es tan fina que es difícil diferenciarlo?
La definición de miedo es la del sentimiento que experimenta alguien ante la posibilidad de que le suceda algo contrario a lo que desea. La del temor es la de huir o evitar situaciones de peligro imaginario. Pero ambos sentimientos pueden hacer que una persona se quede quieta, ambos hacen dudar, por lo que es difícil establecer cuando el temor se convierte en miedo, o al contrario.
Lo que es claro es que Severo no es un hombre cobarde, sino que es una persona que ha sabido hacerle frente a la vida con determinación y coraje. Y que no se amilana fácilmente, aunque también es cierto que el poder puede ayudar en ocasiones y en ciertos casos. Pero ni siquiera él, con todo lo que tiene al alcance, puede controlarlo todo.
Y ahora Severo tiene mucho que perder, y no es un tema económico. Sabemos que el dinero para él solo ha sido un fin, no una ambición. Y si bien es cierto que el tener posibles le ha permitido lo que más deseaba en este mundo, que era reencontrarse con su hermana, ahora también es su talón de Aquiles al ponerlo en el punto de mira de los que odian a las élites. No importa que sea justo con sus subordinados, ni su generosidad, ni que sea una persona sin ínfulas, ni que su familia también tenga estas mismas cualidades: para los extremistas es un hombre rico y poderoso, y esto es suficiente para ser odiados.
Pero aún a pesar de que Severo ya ha asumido esto último, es mucho más difícil, por no decir insoportable, hacerlo del hecho de que ello le está poniendo en peligro no solo a él, sino principalmente a toda su familia. Algo que es claro que a casi todo el mundo (y ahora me refiero a la vida real) llevaría a mal traer, y que podría impulsar a tomar decisiones parecidas y extremas. Sean erróneas o no.
Tampoco hay que olvidar que, en el caso concreto de Severo, ha adolecido buena parte de su vida del calor de una familia, y que es ahora cuando puede disfrutarla. Tiene una esposa a la que le une un amor tierno y profundo, una hermana a la que adora, un cuñado con el que le une una muy buena relación y el compañero, casi hermano, que ha sido durante años su mejor apoyo para salir adelante y llegar a donde está. Es fácil entender que el solo pensamiento de que alguno de ellos pueda sufrir algún percance, debe ser insoportable.  
Y es evidente que le importa mucho el hecho de salvaguardar a todos los suyos, por lo que entra dentro de lo comprensible que no dude demasiado en tragarse su orgullo para hacer lo que crea conveniente por ellos. Es su responsabilidad, y a ello se aferra. Y si para conseguir su propósito ha de pactar con el diablo no parece que esto vaya a detenerle.
Sin embargo cuando este diablo tiene además forma de una mujer concreta, las cosas adquieren otra dimensión. Aunque siempre visto desde la óptica de los demás, incluid@s los espectadores. Porque en su determinación está permitiendo que Francisca le manipule. De manera sutil, pero implacable, como es ella. Haciendo al mismo tiempo que Severo dé la imagen de bobo, ingenuo o cualquier otra cosa peor, y con el agravante de que sabe cómo las gasta la doña, de que no puede confiar en ella. Encima aliarse con ella le lleva a enfrentarse con toda su familia, y probablemente en el futuro a Hernando Doscasas, porque es claro que este es el objetivo de Francisca. Y por encima de todo, olvidando que uno de los motivos que le llevaron a PV fue precisamente resarcirse de todo lo que ésta le había hecho pasar a él y a su familia, y que parece haber quedado en segundo plano. ¿Por qué? ¿Por intereses de la producción del programa, para dar entrada a otros, por agotamiento de ideas,….?
Y aquí llega además una protesta, de la que me hago eco, pues no es sólo mía. Demasiadas veces hemos visto como para dar protagonismo a uno o una se hunde en el fango a alguien más. Ahora le toca otra vez a Severo (y ya van…) Y creo que ya no es cansancio sino que llega mucho más lejos, que Francisca sea de las que invariablemente suela llevarse el gato al agua. Nadie, ni siquiera ella o alguien como ella, puede ganar siempre.
Y van a conseguir que la gente huya por agotamiento.   

(Por cierto: acabo de ver las audiencias del miércoles. Creo que si no se ponen las pilas todo esto va a tener pronto fecha de caducidad. Lo cual, ya lo digo, voy a lamentar profundamente). 

2 de mayo de 2016

Una señora y dos señores

Sí, tengo el blog muy descuidado. Y me piden que escriba sobre la serie, pero he de admitir que ahora mismo poco o nada me motiva lo suficiente para hacerlo. A fuer de ser sincera, ni siquiera las nuevas tramas lo consiguen.
Aun así es cierto que éstas quizás sean ahora mismo de lo poco que parece levantar ciertas expectativas, y no sólo en la pantalla sino también en las páginas de las redes sociales. (Por cierto, nada que se haya traducido en un aumento del número de espectadores, que continúa en niveles muy bajos respecto a lo que estábamos acostumbrad@s).
Pero, y a pesar de que suene un poco sorprendente, habida cuenta de mi estrecha y conocida relación con varias páginas, he optado por ir tomando una prudente distancia con el conjunto de la serie y aprendiendo a desprenderme de apasionamientos. Aunque quizás ayude precisamente el hecho de estar implicada en diversos sitios lo que me fuerza a tener una visión más global, que sin embargo no impide que al final también sea inevitable empatizar con determinados personajes. Además he de admitir que en mi caso tiene también su sitio un cierto desasosiego por la impresión que tramas que han conseguido mantener vivo mi interés hasta el momento están pasando ahora a segundo plano.
Por descontado tampoco pretendo convertirlo en una carrera para ver quien ocupa el primer puesto, simplemente me parece que es injusto relegar, de alguna manera, a quienes han llevado el peso de la serie en los últimos tiempos. Me refiero de manera particular a los de La Quinta. (Por supuesto es mi opinión y seguro que no es compartida por todo el mundo) Sin embargo es cierto que tampoco tendría que sorprender, porque es algo que ya hemos visto otras veces. Supongo que un tema básicamente motivado por estrategias de producción: promocionar a nuevos personajes, aunque ello lleve a hacer a un lado a los que se supone protagonistas. Por lo demás una apuesta arriesgada y que no siempre ha funcionado, aunque con las actuales tramas parece que si van por buen camino.
De todas maneras hay que reconocer que la serie andaba necesitada de un cambio de rumbo, especialmente después de la trama de Bosco, que acabó dando la puntilla y llevando a que mucha gente se cansara. La nueva trama de Los Manantiales podría decirse que ha traído la sensación de una cierta renovación, algo que si no estropean puede dar mucho de sí. Como podrían hacer todavía los personajes de La Quinta, a los que no me cansaré de repetir, considero que no han sabido sacar el provecho suficiente hasta el momento.
Ahora mismo la serie parece centrarse en tres pilares que son las tres haciendas, con tres personajes que, en teoría, están bastante a la par en cuando a riquezas y poder de influencia. Claro que cada uno a su manera. 
Pero vayamos por partes.
Leía no hace mucho que una de las cosas que más podían haber llegado a cansar a l@s espectadores es la permanente impunidad de Francisca y su omnipotencia, que sin embargo ahora tiene quién, en teoría, podría discutirla. Aunque la realidad se impone y es que, a pesar de un buen intento propiciado por Severo, seguimos como al principio. Las personas pueden mudar, sin embargo el personaje de Francisca sigue inmutable. 
De ahí que la llegada de los habitantes de La Quinta supusiera un halo de esperanza para que esto cambiara, algo que más de un año después se está viendo defraudado. El esperado pulso se ha convertido en poco más que algunos encontronazos dialécticos y muy de tarde en tarde. Cierto que también la irrupción de estos personajes ha supuesto un par de historias paralelas, románticas y preciosas, pero la expectativa de un duelo de poderosos, aun estando siempre latente, ha ido perdiendo fuerza.
Y no parece que vaya a cambiar con el nuevo dueño de Los Manantiales, enfrentado a todos. Por supuesto entiendo que la verdadera historia viene por el lado de la relación de Camila y Hernando y que lo demás es accesorio, pero no se puede obviar también la parte de relación social. Sin embargo parece que, de momento, Hernando no tiene ninguna intención de relacionarse con nadie fuera de sus dominios, atenazado por un rencor que le impide racionalizar.
Y así las cosas, tenemos a tres terratenientes que tienen en común, además de poder y dinero, rencores y cuentas pendientes entre ellos.
Ya puesta, me voy a otra cosa que también he leído, aunque no recuerdo donde. Una comparación más de los tres personajes, situando a Hernando en el punto medio entre la maldad de Francisca y la bondad de Severo. Vamos conociendo a un personaje dual que, aun demostrando su capacidad de tener sentimientos, incluso tiernos (aunque sólo cuando se trata de personas cercanas), no ha dudado en dejar asomar también su lado más oscuro e implacable, con al menos dos acciones reprochables y dirigidas ambas a la misma persona: Severo. Lo que no le hace precisamente acreedor de un lugar en los altares, y mucho menos de la posibilidad que algún día llegue a tener una relación amistosa con éste, más si Severo llegara a descubrir que el dueño de Los Manantiales era conocedor del peligro al que estaban expuestos él y su familia y no hizo nada para avisarle (ya no entro que habían otras personas igualmente conocedoras del tema y tampoco hicieron nada). Estos antecedentes no son fáciles de borrar, por mucho que después haga méritos para lo contrario. Porque sus actos inmisericordes podrían primero: haber dejado a La Quinta yerma y a un montón de personas sin sustento, y segundo, haber propiciado con su silencio la masacre de una familia a manos de unos terroristas.
Lo primero quizás podría ser perdonable, lo segundo nunca, por mucho que se intente justificar con las dudas que dejó entrever. Me pongo en el lugar de Severo (o de una persona en su situación) y jamás podría olvidar semejante afrenta.