28 de febrero de 2014

La lucha de Martin

La vida de Martín ha sido una constante lucha. Por sobrevivir a la añoranza, a un entorno hostil, a la soledad, a sus miedos y dudas, a una libertad coartada,….. Pero ha conseguido salir adelante, dejar atrás muchas de las cosas que han marcado su vida y llegar a un punto de inflexión. Y si bien es cierto que muchas de estas cosas no se pueden calificar de positivas y podrían haber forjado a una persona dogmática, cuyo destino era ostentar el poder sobre los hombres, el caso es que el Martín que surgió de ello era, y es, muy diferente de lo pretendido. Aunque no hay que desdeñar tampoco la influencia de unos genes que no se pueden dejar de lado, ya que en el carácter de Martín se evidencian trazas de la personalidad de Pepa y también de la de Tristán, con el que no compartía rasgos biológicos pero si fue quien estuvo a su lado en sus primeros años y le dio todo el cariño de un padre.
Martín supo extraer de aquellos años alejado de los suyos, lo mejor de todo ello, atesorando conocimientos y experiencia que le han de servir de mucho en la vida. Y una vez ante la encrucijada más crucial de su existencia, escoger el camino del corazón y decidir por sí mismo, antes que tomar el rumbo que le habían marcado los demás.
Aunque ello haya significado que la lucha aún sea más cruenta, pero mucho más dulce. Ahora se trata de pelear por el amor y la felicidad futuros. Y lo está consiguiendo, aunque no sin grandes dificultades.
No tiene ni unas horas de vida y Esperanza ya ha llenado su existencia. Este pequeño ser, prolongación de él mismo y vínculo inquebrantable con la mujer a la que ama, le ha traído un nuevo sentimiento, el amor incondicional de padre. Me he muerto con la ternura de Martín arrodillado al lado de la cuna de su hija y mirándola arrobado. Y creo que no soy condescendiente al afirmar que en ello tiene mucho que ver Jordi, que sabe transmitir como nadie estos sentimientos, y por el que considero he de romper una lanza al haber sido injustamente olvidado en algún artículo que he leído sobre los acontecimientos de estos últimos días.
Pero volviendo a Martín. Ahora hay que sumarle la inquietud por la salud de su pequeña. Y otra vez un gesto precioso ha venido a unirse a todo lo que comentaba al principio. Martín vuelve a la lucha, pero esta vez no por él sino por su hija. Y lo hará con los conocimientos adquiridos en la selva, a los que hay que unir otra vez las referencias a Pepa.
Al respecto he de decir que no creo en el más allá, ni en la posibilidad de recibir sensaciones ultra terrenas, por lo que decir que una persona que ha muerto está velando por su familia y guiando los pasos de sus hijos, es algo que no entra dentro de mi concepción de la lógica. Cierto que es muy bonita la idea de que un ente inmaterial, aunque unido por unos lazos que no se rompen con la muerte, está ayudando a resolver una situación desesperada.Y no quisiera estropear con una apreciación personal el halo romántico que tiene esto, pero creo más bien en que en esta tesitura se agudizan los sentidos y se saca lo mejor de cada uno. Esto ha provocado que Aurora cayera en la cuenta del libro de su madre y Martín haga uso de su experiencia.
Y otra vez éste ha conseguido provocarme este sentimiento tan precioso que transmite al mirar a la pequeña, aunque esta vez unido a las palabras de María. Juntos van a luchar para que Esperanza salga adelante.

27 de febrero de 2014

El sino de Conrado

El sino de Conrado parece que es el de resultar herido o vapuleado. ¿Cuántas veces ha pasado por el dispensario para que le curen heridas de más o menos gravedad, o ha necesitado de los cuidados de Aurora?
No voy a especular con que esta vez haya sido consecuencia de algún tejemaneje orquestado por alguien que desea hacerle daño, sino que creo que simplemente puede tratarse de una riña carcelaria de las que se pueden dar en ocasiones en las prisiones para marcar territorio o establecer jerarquías. Pero por lo que sabemos de Conrado no será fácil que le metan en cintura.
Otra cosa es que intente esconder sus heridas a Aurora. Pienso que esta actitud que podría parecer arisca, dice mucho a su favor y habla a las claras del amor que siente por la chica. Porque no creo que sea vergüenza u orgullo herido, sino más bien porque sabe que sus heridas van a ser motivo de preocupación para ella y no desea que sufra doblemente, por verle en prisión y por imaginarle en peligro.
Pero se ha topado con la horma de su zapato. Si él puede parecer a veces obstinado, Aurora no le va a la zaga, y no creo que ceda fácilmente a su pretensión de que se aleje de su lado, más ahora que ésta sabe que su amor es correspondido. 

Una beata con todos los tòpicos

Si alguna vez cediera a la tentación de tirar para casa no tendría muchos problemas, porque casi la mitad de los actores de PV son catalanes. Y entre ellos tres de los principales, Jordi, Rubén y Ariadna. Sin olvidar también a Aida, Blanca y Carlota.
Pero ello, aparte de ser injusto, sería condescendencia por mi parte, algo que intento evitar a toda costa. Aún admitiendo que puedo dejarme llevar por simpatías y a veces es posible que ello me haga perder la objetividad, no impide que valore el trabajo de todo el elenco o que en ocasiones sea crítica con alguno de ellos por su trabajo. Aunque de lo que estoy segura es de que todos/as lo hacen lo mejor que saben o pueden.
Y en esta consideración incluyo también a los secundarios o a personajes esporádicos.
Quisiera pararme en uno de ellos que me ha llamado la atención: Nicanora.
Quizás sea posible que exista o haya existido una persona con unas características tan marcadas. Reúne todos los tópicos de una época negra para la historia de las mujeres,en la que , por ejemplo , el voto femenino ni tan sólo era considerado una opción, y ya no digo la consideración que tenia cualquier intento de emancipación o de salirse de los cánones por parte de alguna fémina adelantada a su tiempo.
Aunque mucho me temo que santurronas/es y beatas/os aún pululan por nuestros lares hoy en día, aunque revestidos de otra capa. Incluido algún que otro ministro que también les hace honor y que hace bueno el dicho de “a Dios rogando y con el mazo dando”. Hipócritas que escudados en un falsa apariencia de bondad, con sus actos demuestran que sólo es esto, apariencia, y que detrás de la misma se esconden intolerantes, represivos y reprimidos seres, que de supuesta caridad cristiana gastan bien poca.
Sin olvidar en este caso de otro tópico igual de punzante. El del estatus para la mujer, en este caso partiendo de alguien del mismo género, que la sitúa en un estrato muy inferior al del hombre, siendo su destino asumir el rol de ama de casa, madre, y esposa abnegada y sumisa. Y buena cristiana.
Aún así reconozco que el personaje puede llegar a ser jocoso, si se olvida convenientemente el lado negativo. Y que provoca situaciones igual de jocosas a su alrededor, como es el caso de Emilia. 

Un antes y un después

Quizás habrá un antes y un después desde la llegada al mundo de Esperanza, pero considero que en realidad ya hace semanas que el rumbo de la serie está tomando otros derroteros. Han desaparecido personajes que fueron importantes, han llegado otros que han de serlo, pero principalmente el cambio más brusco y a la par más deseado, lo ha protagonizado la que se supone la pareja principal. Y aún ha de cambiar más con el nacimiento de su hija, que no sólo ha de revolucionar la vida de sus padres, sino que además ha desencadenado situaciones que quizás se venían larvando, pero que ahora están cogiendo carrerilla. 
Es obvio que el primer y principal cambio es que Martín y María han formado una familia, atípica por no estar bendecida por la ley y la iglesia, pero familia al fin y al cabo. Ahora una personita también forma parte importante de sus vidas y ya nada volverá a ser lo mismo. Cierto que el amor que la pareja se profesa no ha perdido ni un ápice de su intensidad, incluso creo que aún sigue creciendo, pero  el inmenso corazón de ambos ahora ha hecho un espacio particular a alguien más que es la prolongación de los dos y un vínculo que los une para siempre. Y no dudo que las palabras de Martín de que daría su vida por su hija tienen ya todo el sentido. Será sin duda un buen padre, al igual que Tristán lo fue para él y que siempre está muy presente en su pensamiento. De hecho no hace ni unos meses que éste decía estas mismas palabras a sus hijos y con la misma convicción.
Y si antes hablaba de consecuencias del nacimiento de la niña, otra que se ha dado puede influir en la segunda pareja principal. Entre las muchas particularidades de Aurora, que en nada la asemejan a la mayoría de los personajes femeninos de la serie, hay algo de lo que ya se ha hablado en otras ocasiones: no es fácil engañarla y quizás tiene una de las mentes más lúcidas de PV, a pesar de su juventud. Es cierto que ha estado un tiempo como abducida por lo que Lesmes supone, en cuanto a que le facilita el camino a su vocación por la medicina, pero finalmente eso no ha sido importante ante la evidente mala intención del galeno y sus ansias de malmeter contra Conrado. Aurora es como una leona defendiendo a los suyos y el geólogo es, a pesar de él mismo, el ocupante de su corazón. Confía en él plenamente y ello ha hecho que haya pillado al médico en una mentira. Con lo que la complicidad que hasta ahora existía entre Lesmes y su ayudante está desapareciendo a marchas forzadas, convirtiéndose ahora en una suerte de encontronazos continuados. Y en este momento mismo lo que provoca esta situación es la actitud del galeno con respecto a Esperanza, su aparente poca disposición a luchar por la vida de ésta limitándose a hacer su trabajo, e incluso su rechazo a la búsqueda de métodos alternativos tal como ha propuesto Aurora. 
Del resto creo que hay que destacar un personaje al que no suelo dedicar demasiada atención pero que quizás es uno de los que está experimentando un cambio más destacado. Me refiero a Mauricio, que aun siendo leal a la doña, parece que empieza a cuestionar sus decisiones. Aunque sea a sus espaldas. Es cierto que es un bruto, pero más de una vez ha dejado asomar algo que permite suponer que tiene corazón. Lo hemos visto con Efrén, con Hipólito, con Martín y con otros. Y ahora con la mirada entre sorprendida y de censura ante la nula capacidad de su ama para sentir un mínimo de empatía hacia una niña que es además su bisnieta. 

26 de febrero de 2014

Esperanza (Castro Castañeda)

Escribir, aunque sea de una ficción, no sólo es poner palabras si no que también permite plasmar sentimientos, por lo que pienso que es posible que en determinadas ocasiones sea el estado anímico el que guíe lo que surge del teclado. Y aunque intento ser objetiva al máximo cuando intento dejar mis impresiones o mis opiniones, el permitir que la situación me sobrepase hace que  a veces lo que escribo se aparte de lo que es el sentir general. Algo de lo que soy consciente y por lo que, aunque haya dado un rodeo para llegar a esto, tengo que pedir disculpas. No por el hecho de pensar diferente o por decir lo que pasa por mi mente, sino por ser a veces demasiado quisquillosa con algunos temas y no permitirme otra visión.
Lo admito. Ayer lo fui.
Hoy, después de ver el capítulo, mis sentimientos van por otro camino y ello a pesar de que la felicidad de los personajes puede que sólo haya sido un espejismo, ya que negros nubarrones vuelven a posarse sobre el horizonte y a enturbiar la dicha.
Pero ello no resta ni un ápice de valor a los momentos preciosos previos a ello, como los vividos por una joven pareja que, por fin, pueden tener en sus brazos a su bebé. Un pequeño ser deseado y amado, que viene a colmar su dicha, una niña que nace del amor y ha de crecer rodeada de éste.
Cuesta poner en palabras lo que hoy han expresado con gestos Loreto y Jordi, ambos entregados a un papel de una gran fuerza emocional, que considero han sabido resolver magistralmente. El alivio porque todo haya salido bien , la felicidad compartida , el brillo en los ojos de Martín y su semblante de incredulidad, mezclado con una dicha indescriptible, al descubrir que la niña a la quiso con amor de padre desde el primer momento, es realmente de su sangre. Es su hija.
(Y si, aquí podría volver a incurrir en ponerme quisquillosa con el recurso de las pecas, pero esta vez no voy a hacerlo).
También la felicidad de María, que tiene a su lado todo lo que más quiere en este mundo: su hija y el hombre al que ama y con el que desea pasar el resto de su vida. El que ella ya considera su esposo, sin reparar en las conveniencias sociales y las normas establecidas.
Por descontado la felicidad de la pareja es extensible a todos los que los rodean, aunque se podría decir a todo PV.  Esperanza ha nacido rodeada de amor y no le ha de faltar, si consigue escapar del destino que le deparan los malvados manejos de Lesmes. Tendrá el cariño de sus abuelos, el de Candela que también es una especie de abuela, el de una tía y un tío en ciernes (aunque hablar de esto aún sea prematuro) dos bisabuelos, a Mariana, Soledad……. No le ha de faltar quien la cuide y la mime.
Exceptuando su otra bisabuela, que no ha tardado en ponerla en el mismo lugar en el que tiene al padre, Martín. El estigma de ser descendiente de Pepa también ha llegado hasta la niña.

25 de febrero de 2014

Conrado e Isidro. Una amistad verdadera

La escena no ha durado mucho, pero me ha parecido de un gran valor por lo que representa.
Porque dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro y para Conrado es así.  Isidro no actúa movido por considerarlo un deber, ni siquiera por agradecimiento. Su relación con Conrado es de verdadera amistad y su preocupación por éste sincera, sin que la acusación de la que es objeto el geólogo interfiera en ello.
Al igual que Aurora, el chico ni siquiera parece tener dudas sobre la verdadera naturaleza del hombre.
También es cierto que Isidro no tiene muchos amigos. La superchería popular, alimentada por la ignorancia, les ha convertido a él y a su hermano en proscritos. Y condenados por ello a ser ignorados y a sufrir las consecuencias de una situación injusta, que también les está abocando a sufrir penalidades para subsistir.
Tampoco Conrado goza de muchas simpatías, aunque su caso sea distinto y más bien sea a consecuencia de su carácter poco amigable. Pero queda demostrado que cuando deposita su amistad en alguien lo hace con todas las consecuencias.
De verdad que la escena me ha parecido preciosa. El gesto de Isidro desplazándose a pie al penal para llevar consuelo y apoyo a Conrado , además de comida, aún con sus pocos medios, le hace parecer mucho más grande a mis ojos. Al igual que las palabras de Conrado, sabedor del esfuerzo económico que el presente le supone al chico. Pero no hay sólo esto, sino también la preocupación  mutua por el bienestar del otro, lo que demuestra el grado de amistad que existe entre ambos. No pasa ocasión en la que Conrado no deje de lado sus problemas para  interesarse sinceramente por la situación de Isidro, dándole también su apoyo e intentado aconsejarle.
Es lo que tienen los verdaderos amigos.

Parir con dolor

He estado dudando si escribir lo que sigue, pero no voy a ser tan hipócrita para poner en palabras algo diferente de lo que siento. Y sé que he impreso a este escrito un carácter muy opuesto del que tendría que suponer un acontecimiento tan importante como es el nacimiento de la hija de Martín y María. Algo precioso que se esperaba desde hace tiempo y que, en condiciones normales, había de deparar unas escenas llenas de ternura y felicidad.
Quizás me estoy dejando influenciar por una visión que va más allá de la propia escena hasta la mesa que ocupan los instrumentos de obstetricia que, con toda seguridad, van a ser los condicionantes del futuro de los presentes. Ello no me permite disfrutar de lo que tendría que ser algo tan bello como la llegada al mundo de un niño.
Pero no quería decir sólo esto.
Desde que el mundo es mundo las mujeres han parido a sus hijos con dolor y en las condiciones más diversas y adversas. Y aún así niños y madres han salido adelante. No veo motivos para pensar que en el caso de María no haya de ser así. Es una chica joven y fuerte, y nada hace suponer que no pueda dar a luz con una cierta normalidad, a pesar de una supuesta debilidad, a mi entender sin causa aparente.
Es cierto que traer al mundo a un bebé prematuro conlleva sus peligros (aunque no  debe ser tan prematuro cuando Rosario hace un mes puso pegas para acompañar a Mariana a Madrid ante la supuesta inminencia del parto. Y el estreno de la película ya se ha producido, por lo que el espacio de tiempo transcurrido hace que se incurra en una incongruencia. O más bien un fallo de guión).
Y también es cierto que toda mujer tiene derecho a recibir la mejor asistencia posible, y si tiene medios y posibilidad para tener los cuidados más profesionales, aún mejor.  
Hasta aquí nada que objetar.
También puedo entender la preocupación por un acontecimiento que nadie puede asegurar que transcurra sin problemas, pues cada mujer es diferente, así como su anatomía. Si a ello añadimos las largas horas de espera sin resultados, lo que acrecienta el peligro para madre e hijo, aún es más comprensible la angustia de la gente que rodea a la chica. Y que todos sufran viéndola padecer unos dolores, que por otra parte no pueden evitarse, y deseen que se termine, por el bien de la madre y el bebé.
Lo que ya no encuentro tan normal es que la habitación de la parturienta parezca la plaza del pueblo, con gente yendo y viniendo, y apremiando al médico. Como tampoco lo es demasiado que tengan que convencer a la madre que siga luchando. La lógica me dice que no tiene otra opción, a pesar de que crea que ya no tiene fuerzas para seguir.
Y aquí entra otra incongruencia. De pronto la utilización del fórceps se convierte en una cuestión de extrema necesidad, y las medidas asépticas algo que pasa a segundo plano por parte de Aurora. No puedo creer que una futura doctora, aún en 1921, no tome en consideración que, a pesar de haber desinfectado los instrumentos en un momento determinado, éstos han estado expuestos en una estantería a cualquier infección de las que pululan en un dispensario. Cierto que quizás lo estoy mirando desde la perspectiva de 2014 y en aquellos tiempos no se tenía la misma consideración sobre este tema, pero ni tanto ni tan poco.
Y ya metida en el barrizal hasta el cuello, no puedo dejar de mencionar otro tema. Sé que esto es una serie en la que las escenas explícitas no suelen ir muy lejos (con alguna contada excepción)  Pero de ahí a ver al actor que interpreta al médico comportarse como si le diera reparo, o de que Loreto ni siquiera lleve arremangado el camisón, va un mundo. Sé que son detalles nimios, como también que Martín esté en la habitación cuando no creo que fuera muy normal que un hombre estuviera allí durante el parto (aunque también es cierto que el chico casi nunca cumple con las supuestas normas).

Aún así admito que estas escenas si me han dejado algo positivo. La cara de inmensa felicidad de Martín al ver a su hija. 

24 de febrero de 2014

Una vida en común

Viendo a María y Martín compartiendo su vida, con momentos llenos de ternura y complicidad, una puede olvidarse fácilmente de que la situación de esta pareja dista mucho de estar consolidada y que, aunque el camino se ha despejado en parte, aún han de superar algunos obstáculos para poder normalizar su relación, encarrilar un futuro juntos y conseguir la felicidad plena que tanto anhelan.
Pero salvo que no están unidos por vínculos legales, ahora mismo poco hay que les diferencie de un matrimonio. Son una joven pareja que comparte techo, que procuran estar juntos el máximo de tiempo posible, que escenifican con total normalidad una cotidianidad sin complejos, asentada sobre las bases de lo que ha de ser una vida en común. Y que no cesan de demostrarse el amor que les une y la felicidad que les supone estar juntos.
Aunque probablemente esta situación de pareja, que en la actualidad no tendría nada de especial, en la época en la que transcurre la acción debía ser de todo menos corriente. Como tampoco lo debía ser la fácil aceptación de ello, aunque en este caso si lo es por el entorno más cercano de ambos, que conocedores de lo que han luchado  para conseguir estar juntos y motivados todos por el sentimiento común del cariño que les inspiran, no han dudado en darles su apoyo. (Bueno, con una notable excepción, pero no voy a entrar en ello)
Sin embargo, y en breve, todo esto va a sufrir previsiblemente un vuelco importante. Lo que vendría a ser un acontecimiento que podría colmar la dicha de la pareja como es la llegada de un hijo, tiene todo el aspecto de ser el fin de una felicidad, que en PV y por obra y gracia de los guionistas, suele ser efímera. Con lo que todos los temores de Martín pueden hacerse realidad, debido principalmente a las malas artes de un galeno con intenciones siniestras.
Muchos días, incluso semanas, lleva ya Martín acuciado por la inseguridad que supongo propia de un padre primerizo. Todo ello unido a las recurrentes dudas sobre la paternidad del bebé y la inquietud por la salud de la madre y éste, en una época en la que cualquier complicación en el parto y con los medios de los que se disponía, podía suponer un grave peligro para ambos. Además para Martín, y con el antecedente de su propia madre, esto es algo muy presente.
Perder a María podría significar un dolor insoportable, parejo al que pudo ver en su padre y con las consecuencias de todas/os sabidas.

23 de febrero de 2014

Un juramento "hipócrita"

Según he podido leer, el juramento hipocrático ha ido cambiando su texto, adaptándose a los tiempos. Pero lo que no ha variado es el espíritu para lo que fue concebido, un compromiso público de ejercer la medicina, o lo relacionado con la salud , velando siempre por el beneficio de las personas y sin incurrir jamás en acciones que vayan en menoscabo de las mismas. Y aunque no tenga rango jurídico y su valor sea sólo histórico o tradicional, por lo visto aún se sigue pronunciando en algunos lugares.
Al respecto considero, aunque puntualizando que no es mi pretensión restarle ni un ápice de su valor, que ello tiene más bien aspecto de rito de iniciación. Ya que lo que realmente importa y se sobreentiende, es que una persona que dedica largos años a prepararse para el ejercicio de esta profesión, lo hace por vocación y con la intención de usar los conocimientos adquiridos para curar o aliviar el sufrimiento de las personas. No creo necesario además que se comprometa públicamente a ello, ni que ningún juramento de este tipo sea garantía de nada.
Se entiende que en Lesmes se dan los principios anteriores. Es posible que se decantara por la medicina por vocación y que además hiciera el juramento. Y hasta hace un par de días, aunque pudiera verse enturbiado su personaje por temas ajenos a su profesión, lo cierto es que no había nada que objetar a la manera como ejercía, con el añadido de haber traído al pueblo nuevos conocimientos y métodos más modernos y avanzados.
Pero ……
Parece que detrás de esta apariencia del médico se esconde algo más sórdido y peligroso. Y que además lo que ha de servir para Aníbal, no vale para María y su bebé.
Es algo realmente inconcebible que en el primer caso Lesmes ponga todos sus conocimientos y dedicación para encontrar una solución al mal del chico y en el segundo el empeño sea precisamente para lo contrario. E incurriendo en un acto criminal, saltarse todos los códigos morales y éticos, aunque especialmente los inherentes a su profesión, para perpetrar lo que con toda seguridad va a suponer un grave deterioro de la salud de María y su  bebé, con la evidente intención de causarles la muerte a uno o a ambos.
Y ni siquiera es necesario preguntarse el porqué de esto, ya que es execrable de todas maneras.

21 de febrero de 2014

Sin barrotes para el corazón

El cuerpo puede estar preso, pero no se pueden poner barrotes al corazón.
Si bien es cierto que Conrado ha perdido momentáneamente la posibilidad de moverse libremente, no hay nada que le impida sentir, más que las barreras que se puede imponer él mismo. Y se podría hablar de que ello tiene mucho que ver con la voluntad y la determinación, pero también con los sentimientos. Aunque no necesariamente por este orden.
Sin embargo a Conrado no le han servido de mucho las dos primeras, ante la más sentida declaración de amor que pudiera esperar: la firme confianza de Aurora en su inocencia. Con lo que los sentimientos que hasta ahora eran de temor ante la posibilidad de dañar a la persona amada, han dejado paso a una realidad: Aurora es el eje sobre el cual ahora pivota su existencia y no desea alejarla de él, a pesar de todo.
El apoyo de ésta ha sido crucial para que todo el torrente de sentimientos se haya desbordado. Y aunque vendrán días muy duros para ellos, estoy convencida que su relación ha dado un paso importante, y que conseguirán salir adelante y consolidarla. (Eso sí, con los evidentes contratiempos que los guionistas se encargarán de facilitarles)
Pero dejando este tema, quisiera entrar en otra faceta relacionada: la frescura que aporta la franqueza con la que actúa Aurora.
Recuerdo que en los primeros tiempos de la serie, algo que se reprochaba continuamente era el hecho de que se mantuvieran en secreto cosas cruciales que podían afectar a las vidas de los personajes. Y algo hay también en esta nueva etapa.
Por ello el caso de Aurora es bastante inusual. No es que vaya pregonando por ahí lo que siente, pero no duda en hacérselo saber a las personas en las que confía y a las que quiere. Y si bien es cierto que Candela, Rosario y María son sus confidentes, no lo es menos Martín.
Y aquí entro en otro tema: el cariño y la confianza entre los dos hermanos. Me encanta esta faceta y también el papel de hermano mayor que adopta Martín, aunque las más de las veces no consiga más que recibir sobresaltos causados por los actos de Aurora. No es fácil retener un alma rebelde como es la chica, que actúa las más de las veces guiada por sus impulsos y sin que la prudencia sea su fuerte. Pero será porque en el fondo él también es así, siempre acaba entendiendo las razones de su hermana y dándole su apoyo. Como en el caso de Conrado.
Martín es quién mejor puede entender a su hermana, porque sabe lo que es luchar por amor. Ni siquiera ha cuestionado el hecho de que Aurora ame a alguien acusado de asesinato, porque es evidente que el hecho de confiar en su hermana incluye el de hacerlo de su criterio. Si ella cree en la inocencia del hombre, el no lo hará menos.


20 de febrero de 2014

Se ha roto el último eslabón

A partir de ahora lo único que verá será mi espalda!
Magnífica escena, en la que considero que las dos actrices han estado geniales. Incluso me atrevería decir que Loreto aún mejor. 
Casi parece imposible que en tan breve espacio de tiempo María haya cambiado tanto. La imagen que ahora proyecta ya no es la de la chica jovial e inocente que hace poco más de un año irrumpió en las pantallas, sino la de toda una mujer que, a fuerza de sufrimientos, ha llegado rápidamente a la madurez. Pero aún quedaba un frágil hilo que la ataba al pasado y que hoy se ha roto definitivamente.
En un escrito anterior hablaba de la falta de cálculo de la doña, y hoy ha quedado demostrado. No se puede jugar con los sentimientos de las personas y encima pretender ganar, usando además tácticas de victimismo y manipulación para intentar soslayar la culpa.
María ha abierto los ojos y, por fin, se ha dado cuenta de la realidad de su madrina. Pero el choque contra el muro ha sido doblemente doloroso, porque además había confiado ciegamente en ella y en su oferta de acercamiento, que ha quedado demostrado que no era más que una estratagema para volver a hacerla caer en sus redes. No creo que haya nada peor que ser engañada por alguien a quien estimas y que además utilice los sentimientos para sus propios fines. Y esto es lo que ha hecho la doña, sin que al parecer llegara a calibrar la posibilidad de que la chica se enteraría de sus verdaderos propósitos o que confiada en que el agradecimiento por lo que le ha brindado (y que no se recata en echarle en cara una y otra vez) pensara que ésta iba a dejar pasar todo. Y de hecho bien podría haber sido así, si no hubiera intervenido un factor determinante: el intento de apartar de su lado a Martín, inculpándolo de algo que no ha cometido. Esto ha sido la gota que ha colmado el vaso y ha desbordado todo un torrente de cosas y hechos para los que la María siempre había intentado encontrar justificación. Y ya no la tiene.
Porque uno de los principales fallos que ha cometido Francisca ha sido minusvalorar el amor que María siente por Martín y que es correspondido en igual medida.  

El valor de la solidaridad

Puede que en PV se den cita todos los tópicos de la índole que sean, pero también existe una gran dosis de humanidad en algunas personas. Claro que esto es una novela y es lógico que todos estos temas se concentren en el único espacio físico de este pueblo, pero ello no es óbice para que dedique unas lineas a hacer mención del tema de la solidaridad, en especial de las mujeres.
Por ende mujeres trabajadoras, que sacan tiempo de sus quehaceres para dedicarlo a los que necesitan ayuda y apoyo. Y además lo hagan aportando no sólo su consuelo sino también algo material, rascándose los bolsillos.
Emilia, Candela, Rosario y Quintina son quienes en este momento representan mejor estos valores. De hecho cada una de ellas merecería una mención especial, porque todas son especiales. Pero lo que tienen en común es un gran corazón, que hace que den lo mejor de cada una de ellas sin buscar ninguna contraprestación a su proceder. Y que además lo hagan sin temor a absurdas creencias populares que logran estigmatizar a personas o colectivos de manera particular.
Cierto que puede ser un factor importante la lástima, pero creo que sería injusto limitarlo a esto cuando todas han demostrado además otros valores, entre ellos el de la amistad.
Isidro y Aníbal están de suerte en este aspecto.  Pueden que estén un poco más solos sin Rita, pero ahora tienen un montón de “madres” que se preocupan de ellos y que no van a permitir que se hundan.
Aunque no voy a dejar este tema sin hablar de los hombres, porque sería injusto no incluirlos en el tema de la solidaridad. Aún cuando su manera de demostrarlo sea otra. Y en este apartado, y en especial en el caso de los Buendía, el primer lugar sería para Conrado. Si bien ,y a la misma altura, se puede poner a Alfonso, Martín y D.Anselmo. Y sin desmerecer a Hipòlito. 

19 de febrero de 2014

El tiro por la culata

Parece que a Francisca le crecen los enanos, como se dice coloquialmente. Cierto que todo el mundo es susceptible de incurrir en errores y que ella, por muy taimada que sea, también puede cometerlos. Pero últimamente parece que empiezan a ser algo más de lo habitual. Una persona como ella, que pretende tener todo bajo un férreo control, está cometiendo errores de cálculo importantes que la están abocando, sin remisión, al repudio de cuantos la rodean.
Supongo que ha llegado a esto debido a muchas causas, entre ellas que la impunidad con la siempre ha actuado y que hace que se considere por encima de todo, provoca que haya perdido toda prudencia. O que tenga la maldad tan arraigada que es imposible que la maquinaria de su cerebro no funcione sin tener en el punto de mira a alguien con quién ensañarse. Llegando al mismo punto que lo anterior.
Pero aún puede haber algo peor y es su sesgado sentido de la propiedad, con el que pretende convertir a todo el mundo en esclavo de sus deseos y de sus decisiones.
Es absolutamente inconcebible oírla disponer con total frialdad de la vida de las personas, oírla juzgar obviando que ella ha cometido crímenes a mansalva de los cuales ha escapado indemne, y verla intrigar, sin el menor reparo, contra personas tan cercanas como su propia hija, sus nietos o María.
Pero esto se está acabando. Incluso Mauricio, a pesar de guardarle fidelidad, es capaz de actuar por su cuenta para actuar de contrapeso a sus maldades. 
Porque Francisca ni siquiera ha tardado un día en dejar asomar otra vez su verdadera careta.
Pero esta vez le ha salido el tiro por la culata.
Y siguiendo con los refranes. Quería matar dos pájaros de un tiro, inculpando a Martín de un supuesto crimen del que ella es la inductora, y ha salido escaldada.
Entiendo que para su ego tener que dar explicaciones de su proceder tiene que ser un duro trance, pero espero que sea solo el principio del fin de esta vil mujer.

La suerte de Conrado

Es evidente que el amor que Aurora siente por Conrado es mucho más fuerte de lo que quiere admitir. Y se hace patente por varias cosas. Su inquietud por su suerte, sus dudas sobre las acusaciones, la confianza en su inocencia.
En este caso lo de que el amor es ciego no se puede tomar al pie de la letra. Porque Aurora, además de amarlo, también es de las pocas personas, junto con Isidro, que conoce realmente a la persona que hay en Conrado y sabe que no puede ser culpable de lo que le acusan. Y, a pesar de lo que intenta aparentar, la suerte del hombre si le importa y mucho, cuando además ha descubierto que lo del beso, que fue la causa de su ruptura con él, tiene toda la apariencia de una patraña orquestada para alejarla.
Admito que, a pesar de que a veces me impacienta, me gusta la personalidad de Aurora. Aún siendo tan joven, es una persona con un carácter muy definido y con las ideas muy claras. Poco dada a admitir consejos, que valora en su justa medida y según de quien provengan, suele dejarse llevar por sus instintos y hace bandera de una libertad de proceder poco usual en aquellos tiempos. También es cierto que las personas de su núcleo familiar, y que podrían influir en sus decisiones, tampoco son demasiado convencionales. Martín, Candela, Raimundo, sus tíos Emilia y Alfonso, e incluso María, no se destacan precisamente por seguir al pie de la letra las reglas establecidas por la sociedad. E incluso Rosario, que es la más tradicional, es capaz de mostrarse flexible anteponiendo a ello el cariño que siente por la chica.
También es cierto que Aurora tiene un genio endiablado que le cuesta reprimir, y esto que vendría a ser un rasgo negativo acentúa aún más esta personalidad, que se completa con unos arrestos que, incurriendo en el tópico, para sí quisieran muchos hombres.
Y, estoy convencida, todo ello va a ser determinante para Conrado. Aurora no le va a dejar solo, por mucho que Lesmes se haya esforzado en sembrar cizaña, intentando convencerla de que el geólogo no es de confianza. De hecho pienso que Aurora, si bien es cierto que tiene en alta consideración al médico, quizás tendría que recelar del interés de éste en malmeter contra Conrado, más cuando Lesmes le ha hecho saber cuáles son los sentimientos que tiene por ella. Aunque, de todas maneras, a pesar de que haya conseguido hacerla dudar, no parece que vaya a hacer cambiar el propósito de la chica de conocer que hay realmente detrás de la acusación al hombre que sigue amando.
Por cierto, en contraposición a Lesmes está la actitud de Martín. Es evidente que éste ha podido darse cuenta, más ahora que sabe realmente lo que siente su hermana por el geólogo, que la indiferencia de la que pretende hacer gala Aurora está muy lejos de ser real, y que la situación de éste la tiene en un sinvivir. Y aunque con Conrado han tenido sus desencuentros, me ha gustado que interceda por éste, aunque su motivación venga especialmente para no ver sufrir a su hermana. Pero también porque es de bien nacidos ser agradecido y le debe esto al hombre.   

18 de febrero de 2014

Gracias otra vez

Ante la imposibilidad de hacerlo de manera personal a cada una de las personas que entran en este blog, dirijo un agradecimiento general para todas/os. Y aunque toda/os merecen igual consideración por mi parte, quisiera hacerlo en especial a la página de Aurora y Conrado en Facebook y a la de  http://pvnuevo.foroactivo.com/.  (Perdonadme si me dejo alguna otra). De verdad que estoy abrumada por vuestra amabilidad y porque dediquéis una parte de vuestro precioso tiempo a este espacio, nacido sin más pretensión que la de aportar una humilde opinión sobre esta fantástica serie. 
De nuevo , muchísimas gracias! 

Falsas apariencias


¡Siempre será bienvenida a esta casa!
Aparte de precipitarse y de mostrar, una vez más, un cierto grado de ingenuidad, creo que María está cometiendo un importante error de apreciación, contribuyendo a forzar una situación que tiene de todo menos de normalidad. Más sabiendo que el tender puentes con Francisca no es algo que Martín haya hecho por propia voluntad, si no impelido por el amor que le profesa a ella.
Aún así no deja de sorprender el aguante de éste, aunque siendo evidente su incomodidad en presencia de la mujer que le ha procurado a él y a su familia tanto sufrimiento. Y por ello no creo que, a diferencia de María, se deje deslumbrar por regalos que apelan directamente a los sentimientos, aún cuando sea algo del calibre del supuesto reloj de Tristán. No dudo que Martín va a guardar como oro en paño el objeto en cuestión, porque ante todo es algo que perteneció a su padre (o al menos así se lo ha hecho creer la doña), pero no creo que se ablande con ello ni confíe, ni siquiera mínimamente, en las palabras de buena voluntad de Francisca. Como así ha sucedido con María, que parece que ahora vive en un mundo irreal con la creencia de que las cosas pueden volver a ser como antes, o mejor aún.
No voy a volver a entrar en el tema de valorar los sentimientos de ésta hacia la doña, porque es algo de lo que ya se ha hablado extensamente. Y todas/os sabemos que la bondad de la chica es el instrumento que Francisca utiliza para conseguir sus propósitos.
Porque tiene unos propósitos, aunque no son los que pretende aparentar.
No hace mucho María hablaba de la enfermedad de su madrina. Y si entonces me pregunté de qué enfermedad estaba hablando, ahora me doy cuenta de que Francisca realmente si está enferma, pero no de algo para lo que se puedan prescribir medicamentos, ni de algo para lo que exista curación posible. Es algo mucho más intrincado y con repercusiones que no la afectan sólo a ella, si no a todos los que caen bajo su órbita.
Quizás es ir un poco lejos, pero veo en sus intenciones algo parecido a una limpieza clasista para preservar la supervivencia de lo que ella considera una forma de vida que hay que perpetuar. Y para ello no duda en pasar por encima de todo y todos, incluyendo engañar, manipular, ningunear, comprar voluntades, y matar si es necesario. Vamos, que salvando las distancias con temas que han tenido una enorme repercusión en el pasado, lo que persigue es evitar una mezcla de clases sociales con el único fin de crear, a pequeña escala, una estirpe superior que dirija el destino del rebaño de siervos.
Aunque en realidad esto eran (y aún son) los caciques. Personas que no entendían más ley que la suya, y más razones que las del poder y la influencia que aporta el dinero. Que aprovechándose de su posición conseguían aletargar las conciencias colectivas, logrando que la gente callase para evitarse problemas. Que con una falsa apariencia de protección, mantenían sometidos a los que caían bajo sus redes con el único fin de doblegarlos a su voluntad. Y que anteponían las conveniencias sociales, esenciales para mantener su estatus, a cualquier otra consideración. Incluidos los sentimientos.    
María la ha puesto en entredicho y es evidente que, aunque pretenda aparentar lo contrario, ya ha dejado de contar en sus planes, como tampoco lo hace Martín, que a pesar de ser ahora un terrateniente lleva el estigma de ser también el hijo de alguien de quien ella considera una clase inferior. Aunque esto sea de lo más discutible, pero no voy a meterme en disquisiciones. Es claro que sus miras ahora están puestas en el hijo o hija de María.  
Veremos cuánto tarda ésta en caer del guindo y abrir los ojos.

17 de febrero de 2014

El doctor Colmenar

Ver a Lesmes sentado junto a los supuestos notables del pueblo, juzgando y jugando con el futuro de Conrado, me produce una sensación que no puedo evitar , como si su presencia estuviera de más. Aunque es evidente que nadie de los presentes lo considera un intruso y si alguien cuya opinión es tenida en cuenta, a pesar de ser relativamente reciente su llegada al pueblo. También es cierto que su integración ha venido rodada, dada su profesión y  su carácter cercano. Y, por descontado, no se le puede negar su derecho a opinar, aunque sutilmente utilice su posición para llevar el agua a su molino y con ello deshacerse de un rival.
Porque ya se empiezan a ver algunos retazos de sus intenciones. De las que al parecer, y de momento, solo se ha apercibido Conrado.
Tampoco hay que olvidar que el hecho de haber estudiado una carrera hace que se le suponga una buena educación y una cierta posición social, lo que también ayuda mucho a posicionarse rápidamente en una sociedad en la que el estatus juega un papel importante, otorgando privilegios sin tener que demostrar su merecimiento.
Aunque todo esto podría servir también para Conrado, pero sin embargo aquí terminan las similitudes. A pesar de tener también una carrera universitaria, la posición del geólogo dista mucho de ser la misma. Porque si bien es evidente que éste ha gozado también de una educación esmerada y probablemente además es de buena familia, la consideración en la que le tienen es casi inexistente, con la notable excepción de Isidro y  quizás también Martín , aunque en éste último es posible que lo que influya sea el agradecimiento. Y no me olvido de Aurora, cuyos sentimientos por Conrado son de otra índole y mucho más profundos y difíciles de dejar de lado, por mucho que ella se empeñe y él se esfuerce. Aunque también es verdad que Conrado no ha hecho mucho para ganarse la simpatía popular. Y no me refiero a la situación actual, si no a su carácter poco sociable.  
Lo que si tienen en común los dos hombres es algo (o más bien sería correcto decir alguien) que ocupa un lugar importante en su corazón y en su pensamiento, pero que no les pertenece: Aurora. Y otra vez terminan aquí las similitudes. Pero en este caso es Conrado el que parte con ventaja, ya que tiene el amor de la chica.
Aunque él solo desee alejarla, a pesar de amarla también. ¿Sus motivos? Creo que no tardaremos en saberlos.

16 de febrero de 2014

Pagando justos por pecadores

No ha sido muy difícil provocar un ambiente propicio para alzar a la población, como tampoco encontrar un blanco perfecto hacia el que apuntar como culpable de la situación.
No importa que se haya llegado a lo que considero una conclusión precipitada, ni que los argumentos de Conrado tengan razones de peso para ser considerados. Nadie , ni siquiera personas que en otras ocasiones han demostrado ser cabales y con sentido de la justicia, y me refiero a Raimundo, Martín y Alfonso principalmente, ha dedicado ni un solo momento a valorar nada más que una única alternativa para solucionar el clima de inseguridad que se vive en el pueblo. Y cometiendo con ello lo que considero un grave error de cálculo, ya que la solución propuesta puede ser generadora de otros problemas igual de graves.
No voy a entrar en aspectos legales, porque como ya ha quedado claro, el geólogo no ha dejado nada al azar. Lo que veo es que lo que pretenden instando al cierre de la mina, aunque sea por un tiempo, no sólo no garantiza que los desalmados vayan a dejar inmediatamente el pueblo (sabiendo además que hay oro), sino que lo peor es que, además de traer importantes consecuencias económicas para Conrado, los obreros contratados por éste van a dejar de percibir su salario y en consecuencia van a perder un medio de subsistencia para ellos y sus familias.  Por lo que no sería nada raro que ahora los incidentes los provocaran éstos al tratar de impedir que el cierre llegue a producirse, siendo además por algo ajeno a la explotación. 
Aquí el dicho de “pagar justos por pecadores” llega a su máxima expresión.
Cierto que tiene que ser muy difícil convivir con una situación parecida, más cuando ello afecta a la normal convivencia de un pueblo que quiere vivir tranquilo y en el que cualquier cambio, por pequeño que sea, supone una importante alteración. Y también lo es que la situación a la que están abocados ahora no se puede calificar de nimia, y es evidente que ante algo de este calibre se impone tomar cartas en el asunto antes de que vaya a más o haya que lamentar una desgracia.
Pero para ello están las autoridades. No voy a cuestionar el derecho del pueblo a  manifestar su opinión,  pero si a que ello suponga pasar por encima de la justicia y sus representantes. A los que por otra parte parece que no tienen muy en cuenta. Porque ¿acaso Aurora ha denunciado a los que la han agredido? ¿Qué han hecho los que han visto que les robaban y no lo han impedido? Con lo que la sensación de impunidad de los facinerosos que campan por el pueblo también puede ser achacada a  la poca sangre de sus habitantes.
Pero no creo que nadie lo vea así, cegados por la manipulación a la que han sido sometidos, y en la que cada vez es más evidente la mano del médico.
Ya lo he dicho anteriormente, pero lo que más cuesta entender es que también hayan caído en ello personas a las que se supone cierto raciocinio. Porque ya no es solo atribuir al geólogo daños colaterales de algo que él ni siquiera ha provocado, sino que además lo hagan reprochándole que todo sea fruto de una supuesta ambición. Obviando la legítima aspiración de toda persona a prosperar en la vida.
Más bien creo que todos se han dejado influir por el carácter del hombre, que lo ha convertido en una persona que no goza de especial simpatía. Y esto es un hándicap, aunque por supuesto nunca puede ser justificación para condenar a alguien al ostracismo. Y aunque es cierto que Conrado no es la alegría de la huerta y no es fácil el trato con él, no puedo por menos que ponerme de su parte en esta ocasión y además entender las razones que le llevan a no dar su brazo a torcer, más cuando actúa convencido que la razón está de su parte.  
Porque Conrado es mucho mas de lo que deja ver. Es una persona noble, generosa, arrojada, solidaria con los más débiles, alguien que va siempre de cara, sin eludir la confrontación y defendiendo lo que considera justo. Y no creo que siguiera con su cerrazón si ni siquiera sospechara que puede hacer daño a alguien. 
Por cierto, cerrazón que ahora se puede ver acentuada por algo parecido a un pulso entre él y la gente del pueblo.

15 de febrero de 2014

Hasta siempre Rita !!


Cada golpe de martillo suena como un eco ensordecedor en la casa hoy más vacía, cada clavo que se hunde en la madera es una herida más profunda en el corazón.
Solos, con una sorda desesperación ante la impotencia de lo que es y no ha podido ser, Isidro y Aníbal han despedido a la mujer que ha supuesto algo muy importante en sus vidas.
Escena desgarradora, pero con cierta belleza plástica.
Porque a diferencia de otras que se han dado en la serie, esta no me ha parecido ni macabra ni que se hayan recreado en ella.
La vida sigue, aunque el espacio que ha dejado Rita será difícil de llenar, especialmente para Isidro. Pero aunque les ha dejado, no están solos. Les queda el recuerdo de sus risas, de su voz, de su olor.... y la profunda huella que ha dejado en todas/os. 

14 de febrero de 2014

La encrucijada

Para mi es todo un reto tratar de entender las razones de una determinada actitud por parte de algunos personajes  Y lo hago intentando ponerme en su piel y procurando olvidar que éstos son ficción, trasladando sus situaciones a la vida real. Lo que puede ayudar (en teoría) a hacerse una idea del porqué algunos obran como lo hacen.
Aunque entre realidad y ficción tampoco hay tanta diferencia. De hecho esta última viene a nutrirse en las fuentes de la primera y quizás lo único que las separa es que la ficción se puede moldear a voluntad, a veces incluso saltándose la lógica o lo que una considera que es esto.
Y esta lógica me dice que María tendría que estar cuando menos resentida con su madrina. Pero a lo visto esto no funciona cuando intervienen sentimientos arraigados, aunque en este juego también lo hagan la que considero aún latente ingenuidad de la chica y la manipulación interesada de Francisca, aderezada con una sarta de mentiras que María se ha tragado sin cuestionar.
De todo esto lo que me cuesta más de aceptar es que la doña, de alguna manera, esté ganando la partida, usando (y abusando) de lo que sabe seguro: el buen corazón de la chica, incapaz de no conmoverse ante alguien que supuestamente sufre y está sola.
Pero una cosa es tener buen corazón y otra vivir en un universo paralelo.
Deseo ser objetiva, aunque no siempre lo consiga, pero me impacienta la actitud de la chica. Es cierto que la doña adopta ante ella una cara muy diferente de la que la/os demás si somos testigos y que es evidente que ello influye en la visión que María tiene de su madrina. También es cierto que la chica ha cambiado y que es capaz de rebatir algunos argumentos de ésta e incluso echarle en cara (eso sí, con prudencia) lo que le ha hecho. Aunque ahí queda todo, porque pesa más el cariño hacia la mujer y su deseo de estar a bien con ella, que cualquier otra consideración.
Sé que es fácil dar consejos desde fuera y con toda la información (algo que la chica no tiene) pero creo que María se está dejando cegar por este supuesto cariño, obviando que su vida está cambiando y que nada volverá a ser como antes. Vale que quiera seguir teniendo en su vida a la mujer que la ha cuidado, mimado y protegido (aunque esto sea cuestionable, visto lo visto) pero está creando su propia familia. Y aunque no sea incompatible, ahora su prioridad tendría que ser su bebé y Martín.
Aún así hay otras consideraciones.
Un día Tristán le dijo a Martín que los lazos de sangre no son importantes y que el cariño que los unía era mucho más fuerte que esto. Por ello decir que Francisca no es nada con respecto a María sería faltar a la verdad, como también es evidente que los sentimientos que comparten hace que se sientan como si fueran realmente una familia. Aunque lo cierto es que la chica ya tiene una de verdad, que además la quiere incondicionalmente.
Pero en la vida se suceden situaciones que afectan al rumbo de ésta y sitúan en la encrucijada de enfrentar otros caminos. Y por mucho que cueste y se tenga el corazón dividido, hay que decidir.
Para María ya ha llegado el momento. Y si bien es cierto que ya ha decidido, también lo es que los flecos la siguen condicionando. El más importante Martín, que no está por la labor de tender puentes con Francisca, por motivos evidentes para las/os espectadores pero no para ella. Por ello tengo que romper una lanza en favor de la chica y al mismo tiempo hacer un reproche a Martín. El amor implica confiar plenamente en el otro, y considero que las cosas cambiarían si éste le contara el motivo real de su negativa, que ahora incluye además la verificada implicación de Francisca en la muerte de Pepa. 

13 de febrero de 2014

Por quien doblan las campanas

¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, 

o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, 
porque me encuentro unido 
  a toda la  humanidad; 
                               por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas;
                                                                 doblan por ti                                                                                                                                      JOHN DONNE
Aún resuena el lamento desgarrador del chico que ha perdido a la mujer a la que ama. La chica alegre y vital con la que aún ayer hacia planes para un futuro juntos y que ahora yace sin vida, arrebatada por la mente enferma y desquiciada de un loco 
Y otra vez (y van…) las campanas de PV han tocado a difuntos.
Pero en medio de todo, algo reconfortante. El valor de la amistad, el hombro en el que apoyarse ante la adversidad, el dolor compartido y sincero. Esto es Conrado para Isidro, y seguro que lo va a ser en el futuro. La relación entre los dos hombres tiene una base firme, y de hecho el chico es probablemente la única persona que ha podido ver quien se esconde detrás de la apariencia hosca de Conrado, el único al que éste ha sido capaz de abrir su corazón. Algo que, por cierto, ha sido reciproco y que da cuenta de hasta que punto su amistad es sólida.
Bueno, quizás no sea el único. A Tristán, que no era precisamente un lince para ver según qué cosas, le bastó una mirada para confiar en el geólogo y en sus motivos. Y puede que también Aurora vea algo más y que, a diferencia de los demás, intuya que detrás del caparazón en el que escuda Conrado, hay algo que le atormenta y que influye en su carácter.
Lo admito, también hay momentos en que me es difícil justificar el comportamiento de éste. Pero lo intento.
Ello me lleva a considerar que se están llevando mal las cosas con él. Primero condenándolo al ostracismo y al repudio de los vecinos, culpándole de una situación que se ha escapado de todo control. Aunque obviando la responsabilidad de quien realmente tendría que hacerse cargo. No sé muy bien que podría haber hecho el alcalde de haber estado en su sitio, pero es claro que la evidente falta de autoridad de quien ha de ostentarla y que ha hecho mutis por el foro sin ninguna justificación más que la de alimentar su ego, ha ayudado a que la situación de inseguridad que atraviesa el pueblo sea más manifiesta.  Y aunque exista la Guardia Civil para ponerle coto, no parece que esto sea tenido en cuenta.
Y puedo entender que ante el vacío de poder, las fuerzas vivas del pueblo hayan optado por buscar una solución, aunque no ostenten ninguna representación legal, ni tengan ningún poder de decisión. Otra cosa es que además se transmuten en juez, jurado y  dicten veredicto, sin siquiera escuchar la versión de la otra parte y basándose sólo en rumores. Ni tampoco pueden pretender llevar a la ruina a un hombre sólo para poder vivir tranquilos, optando por la solución fácil de hacer bueno el dicho de “muerto el perro, se acabó la rabia”, pero sin considerar que hay otras alternativas. Cierto que la cerrazón de Conrado no ayuda, pero considero que la razón está de su parte, pues ni ha provocado la situación, ni está haciendo nada más que intentar ganarse la vida honradamente y arriesgando su propio dinero, lo hace en sus propias tierras, y además no dudo que dispone de todos los permisos para la explotación. Por lo que legalmente no pueden hacer nada para cerrársela, y menos únicamente con del débil argumento de traspasarle la responsabilidad de lo que hacen sus hombres fuera del trabajo. No creo que lo de la responsabilidad civil subsidiaria se pueda aplicar en este caso, ni es probable que  existiera nada remotamente parecido en una época en que los trabajadores eran poco más que esclavos.
Aunque lo peor de todo (aunque ellos no sean conscientes de ello) es que están siendo manipulados por el médico, que está haciendo bueno el dicho anterior, aunque en otro sentido. Porque podría entender que éste quiera apartar a Conrado de Aurora, pero los métodos utilizados no son muy ortodoxos que digamos, ni dicen mucho a su favor. 

12 de febrero de 2014

Un nuevo Martín


Vivo en una zona donde hay numerosas y extensas fincas, algunas con edificaciones con más de dos siglos de historia a sus espaldas. Conozco a algunos de sus actuales propietarios y sé del enorme trabajo y sacrificio que representa sacar adelante las explotaciones agrícolas y ganaderas, como también el riesgo y la imaginación que hay que poner en ello.
Martín se ha encontrado de repente y sin proponérselo, con la obligación de tomar las riendas del legado de su padre. Ni siquiera tuvo tiempo de empezar a aprender de éste los rudimentos de llevar adelante una finca, cuando el cruel destino le dejó sin su referente, su amigo, el brazo en el que apoyarse. Pero el resto de su familia sigue ahí y ahora además va a crecer. Todo junto, aunque especialmente el amor por una mujer, han contribuido a que un chico que iba camino de hacer carrera en las altas esferas de la iglesia, sea ahora un terrateniente con planes de futuro. Y con el horizonte puesto en conseguir el bienestar y la estabilidad para los suyos.
Pero si lentamente el destino de Martín va cambiando, al mismo tiempo también está dejando surgir una persona que ya casi no reconozco. Porque si bien es cierto que conserva algunos rasgos de cuando llegó hace más de un año a PV, el que ahora vemos considero que es alguien muy distinto. Aunque admito que no me desagrada este nuevo Martín.
De lo que no hay duda es que los genes de su madre están muy presentes en él, pero creo que también está saliendo a la luz el Castro que lleva en su sangre, aunque sin que se den los extremos maquiavélicos que lleva aparejado el apellido, ya que no es nada desdeñable la influencia positiva que le transmitió Tristán. Que aunque no fuera su padre biológico si fue quien lo crió y le quiso con locura.
Pero aún así, creo que cada vez es más visible que Martín es un auténtico Castro, tal como Francisca le llama. Curiosamente siendo además la única que lo hace por su nombre y apellidos auténticos.
Pero si hay algo de bueno en esta situación es que ahora la doña tiene otra vez ante ella a un Castro que previsiblemente no se lo va a poner fácil, ni aún con el señuelo del cariño que ambos profesan a María.












Ha sido una escena como ya hacía tiempo que no se daba, entre dos voluntades igual de férreas. Un duelo dialéctico muy bien resuelto por parte de los dos actores, que considero han sabido sacar lo mejor de ellos. No creo que me ciegue la pasión por Jordi al decir que ha estado inmenso, lo mismo que María.
A decir verdad no entiendo muy bien la jugada de Francisca y lo que pretende intentando acercarse a su nieto con un ataque de sinceridad, pero con un nada creíble arrepentimiento. Pienso que es demasiado retorcida para que su supuesta intención de tender puentes con él, con el argumento del bienestar de María, no esconda nada más. Ni aún con la sorprendente declaración sobre los lazos de sangre que los unen, algo de lo que jamás hasta ahora había hecho bandera.
Pero creo que esta vez Francisca no ha calculado muy bien sus posibilidades. Más bien considero que lo que ha hecho ha sido acrecentar los sentimientos negativos del chico hacia ella. Porque nadie en su sano juicio podría esperar que ante semejante confesión éste se quedara impasible, y mucho menos pretender que corra un tupido velo sobre el pasado.
Martín no puede perdonar, ni olvidar. Y tampoco va a dejar que la doña le mangonee, igual como pretendió hacer con Tristán. Aunque lo más asombroso es que parece que ésta no tiene objeciones a que sea la pareja de su ahijada.

Volviendo a Martín Castro, hay otro aspecto que me gustaría destacar
Creo que cada vez está asumiendo con mayor fuerza su papel de terrateniente. Y no sólo por lo que he dicho antes, sino también por otros aspectos mucho menos positivos. Me refiero a que está adoptando de alguna manera la mentalidad que éstos tenían (y algunos aún tienen), y aunque creo que nunca ha de llegar a convertirse en un explotador ni un tirano, si que está tomando conciencia de su poder y su influencia. Es la única explicación que encuentro a que se muestre tan injusto con Conrado y que además pretenda darle lecciones.