Viendo la boda de Mariana y
Nicolás, no he podido evitar recordar otra que prometía días de dicha y terminó
trágicamente. Pero hoy ha sido dia de celebraciòn y de alegría.
La vida sigue, y para esta
pareja ahora empieza una nueva etapa. La felicidad en la cara de Mariana casi compensa
los meses de sufrimiento y ostracismo que ha vivido esta chica, a la que la
vida no se lo ha puesto nada fácil. Y aunque nos han dejado con la duda de que
esconde realmente Nicolás con sus poco creíbles excusas sobre su familia,
espero que no sea nada tan grave como para poner en peligro lo alcanzado. Porque
Mariana merece todo lo bueno que todavía le pueda deparar la vida, y mucho más.
Como también creo que lo merecen
otra pareja que tampoco lo han tenido nada fácil y que ahora están también a un
paso de conseguir lo que tanto han deseado. Aunque en realidad ya lo tienen. Sólo
les falta rubricarlo ante los hombres, con un papel y una bendición, y espero
que ello suceda pronto. De hecho poco se diferencian ya de un matrimonio
corriente, ya que no sólo conviven, sinó que no tienen reparos en dejar que su
relación quede la vista de todos. Hoy, por ejemplo, han llegado del brazo a la iglesia, como una
pareja que lleven toda la vida juntos. Y, por cierto, conjuntados y espléndidos
con sus mejores galas, como auténticos señores de una hacienda importante.
Por cierto, una queja. ¿El
presupuesto de vestuario no daba para comprar ropa nueva para los demás, y no sólo
para los más allegados? Casi todos, incluida Aurora, llevaban modelos ya vistos
en multitud de ocasiones.
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