31 de mayo de 2017

Amor....¿u otra cosa?

"No pongas el amor por encima de todo, ama con independencia, aléjate de quien no te conviene y sobre todo, ámate primero a ti mismo." (Walter Riso)
Claro que no todo el mundo va a estar de acuerdo con esta cita, depende de la visión que se tenga de este sentimiento. Porque lo primero que habría que entender es precisamente la palabra amor, con una definición tan amplia que es difícil de abarcar y que no siempre se circunscribe al amor romántico. Algo, esto último, que además en ocasiones se tiende a magnificar y se confunde con otros sentimientos mucho más prosaicos, quizás por la influencia de las novelas, películas o series de televisión que pueden distorsionar su verdadera esencia, pero también por la propia idiosincrasia de cada persona y como ha sido educada.

Por lo que creo que no todo vale a la hora de pretender trasladar a la ficción una historia supuestamente de amor.
Y sinceramente considero que si pretenden revivir con Beatriz y Matías las historias anteriores que han llevado a la telenovela a cuotas impensables de audiencia, se están equivocando. No es lo mismo, ni de lejos, aunque dé la impresión que se parte de bases parecidas.
Evidentemente cuando se escribe una historia no se puede saber con certeza la reacción del público y de si va a calar o no. No dudo que se haga con la mejor intención, pero los guionistas son humanos y pueden errar en la dirección de los guiones, llegando a veces tan lejos que es imposible, o muy difícil, rectificar. Y considero que con estos dos personajes han llegado a un punto que es muy complicado justificar su proceder, ni siquiera ver la relación que supuestamente les une, más allá del simple deseo físico.
En realidad ayer intentaba averiguar en que momento se ha visto este supuesto amor que les une,….y sinceramente no recuerdo nada tan intenso como para que pongan en su boca palabras como las que estamos oyendo últimamente. Como si el suyo fuera un sentimiento a prueba de todo obstáculo, cuando hemos visto que es tornadizo y no necesita mucho para irse en otra dirección.
Sin embargo lo que me disgusta más de esta historia es como simplifican un sentimiento tan bonito, poniéndolo al nivel de lo banal. Vale, quizás vaya a dar una imagen de mojigata, pero pienso que el amor es algo más que lujuria y sexo, y es esto lo que me trasladan con algunas tramas. Como ésta.
Cierto que en más de una ocasión se ha recurrido a la infidelidad para hilar historias, y que incluso se ha justificado como mal menor. Pero creo que la diferencia de esta trama con las anteriores radica en que los personajes llevan un bagaje no muy halagüeño, y por su actitud antojadiza no suscitan enormes simpatías (a la vista están los comentarios negativos que inundan las páginas), así como tampoco existen motivos para que se vea necesario liberarse de la pareja. Como si sucedía en los casos anteriores.
Además ¿dónde está la dignidad, el deber para con los demás, la coherencia con la palabra dada, la conciencia que visibiliza la posibilidad de hacer sufrir a otros u otras…….? Ser jóvenes e inexpertos (es un decir, en el caso de Matías) no exime de la responsabilidad, ni de tener suficiente pesquis como para saber lo que está bien o mal, ni justifica una actitud como la que vemos, en la que el egoísmo está más que latente. 

24 de mayo de 2017

Segundas partes...............

Creo sinceramente que se están equivocando, y mucho, con el personaje de Beatriz.
Sabemos la tendencia existente de recuperar escenas antiguas (por supuesto no me refiero a los fastidiosos y abusivos flashback con que nos “obsequian” cada tarde). Y vemos creo que con un cierto estupor, e inevitable resignación, la tendencia de remozar escenas ya visionadas, maquillándolas un poco…..pero que no tardan en reconocerse aún en otro formato. Sin embargo ya lo dice el refrán “segundas partes nunca fueron buenas”. Y aunque esta afirmación no sirve siempre, creo que en el caso de Beatriz si lo hace. ¡A la vista está que este personaje tiene en este momento muchos más detractores que defensores!
Creo que ha llegado a un punto en el que los espectadores han dejado de tragar con todo y demandan cosas diferentes y algo más originales. Ya lo he dicho en otras ocasiones: es evidente que el perfil de las y los seguidores no es el mismo que en los comienzos, y la influencia de las redes sociales tampoco. Y no digo que con esto se manipule a la gente, sinó que los seguidores de la serie, al menos los que se mueven por estos sitios, considero que ahora son más críticos y exigentes, algo que los responsables de la telenovela no parecen tener en cuenta. Por supuesto no quiero faltar a los que desde siempre han seguido la telenovela, pero al haber estado presente de manera efectiva durante tanto tiempo en estos medios, he podido apreciar un cierto cambio de inclinación en los gustos y en la manera de ver las cosas,…. quizás porque también la misma sociedad va cambiando imperceptiblemente.
No digo que el romanticismo esté desfasado, que el amor mueva muchas cosas, pero quizás la visión sobre esto haya cambiado. Al menos la mía, y más en el caso de un personaje como Beatriz, en el que este sentimiento incluso se me antoja pervertido (en el sentido de que no se ajusta a lo que creo que tendría que representar).
Hago un inciso para introducir un tema que es recurrente, que enlaza con lo que decía al principio de escenas ya vistas anteriormente. Es inevitable que alguien saque a relucir el tema de Tristán y Pepa, o María y Martín,…por hablar de los más representativos. En ambos casos el adulterio sobrevolaba, y es cierto que no suscitó demasiadas críticas…..más bien al contrario. Pero pienso que no se puede comparar ni de lejos con Beatriz y Matías. Los personajes que cito, aún sin pretender justificar la infidelidad, estaban mucho más trabajados y su personalidad mucho más consolidada, mientras que su relación con sus parejas era visiblemente infeliz, con tintes dramáticos incluso (Tristán casado con una desquiciada, Pepa mediante chantaje, María maltratada y violada sistemáticamente por su marido,….)
Nada de esto ocurre en el caso de Beatriz.
Ahora mismo en ella me es difícil establecer una diferenciación entre lo que en esta trama serían sentimientos del corazón y algo mucho más físico o terrenal. Me muevo entre la idea de un posible despecho por no haber sido capaz de volver a pillar a Matías, el capricho de una chica que ha perdido un juguete al que puede moldear a su gusto, el egoísmo por sus propios sentimientos, sin tener en cuenta el daño que pueda ocasionar a terceras (y cuartas) personas, la poca capacidad de raciocinio (aunque se pueda atribuir a partes iguales a su inexperiencia y a la manipulación de Lucía, pasando por desoír los consejos de quien la quiere bien, como sus padres), un cierto grado de soberbia que ha ido a más, aparejado con el cambio de aspecto,…..
Por supuesto no espero tampoco que sea una chica dócil y obediente, que acepte las cosas sin más. Pero hay límites, y con ella me da la impresión que los han traspasado.
Por cierto, otro tema relacionado. No entiendo las prisas por casar a Matías y por hacer descender también a éste a los infiernos. ¡¡Hubiese bastado con que pagara el pasaje a Marcela y santas pascuas!!
O no (si tenemos en cuenta los insistentes rumores de desaparición del personaje de Beatriz)

23 de mayo de 2017

No son perfectos, pero.....

A lo largo de estos seis años han pasado muchos personajes por la telenovela y la respuesta del público ha sido heterogénea al respecto del acierto en la elección y el desarrollo del papel representado por algunos de ellos. De hecho los ha habido que ni siquiera han conseguido calar en el gran público y que han pasado sin apenas dejar huella, personajes a los que ya ni se nombra, ni existen apenas en el recuerdo de la ficción.
Pero sin embargo también hay los que han conseguido crearse su espacio y convertirse con el paso del tiempo en casi determinantes en las tramas. Personajes con una personalidad rica en matices, y sin que hayan experimentado grandes cambios a lo largo de la telenovela.
Por supuesto entiendo que no todo el mundo lo cree así, y que existen diferentes corrientes de opinión, tantas como simpatías despierta una/un determinado personaje, y antipatías o indiferencia otro/a, (u otros).
Creo que la integridad de los hombres de La Quinta (por supuesto hablo de Severo y Carmelo, los auténticos dueños) está fuera de toda duda. Por descontado no son perfectos y también han cometido errores, pero si algo se puede decir de ellos es que no suelen desviarse de sus convicciones, valores y principios. Además hay algo que les hace más especiales: el vínculo que les une, una amistad inquebrantable forjada en la lucha, primero por la supervivencia, después por un futuro. Un vínculo tan sólido que pone en relieve el verdadero valor de la amistad, y que en el caso de Carmelo ha supuesto incluso asumir voluntariamente el ser denostado y tildado de traidor de manera injusta, cuando sólo actuaba movido por el único objetivo de salvaguardar a su amigo y a su familia.
Por supuesto hay otros hombres y mujeres en Puente Viejo que podrían entrar en la misma clasificación. Personas que contra viento y marea defienden lo que piensan, y además hacen bandera de ello. Pero voy a volver al principio, y a los hombres de La Quinta.
Es cierto que, como otras tramas, ésta también ha tenido que hacer frente a una cierta decepción por la pérdida de las expectativas creadas en cuanto a la que se creía su concepción inicial. Claro que quizás es porque los espectadores acabamos montándonos películas infundadas que jamás van a verse realizadas, quizás porque los responsables dejan que nos las hagamos, quizás porqué conviene que así sea para mantener más tiempo la tensión,…..pero también porqué las más de las veces dicen una cosa y, por lo que sea, la realidad acaba siendo muy distinta.
Pero, aun así, hay algo en La Quinta que se ha mantenido inalterable, y que considero que representa una diferencia sustancial con otras tramas protagonistas. Porque ni Severo, ni Carmelo, han mudado de personalidad, ni han hecho nada que les pusiera en el punto de mira y fuera reprochable. Si, quizás algunos tropiezos, pero nada que altere sus firmes principios.  
Vale, rectifico. Tildar de tropiezo a matar a un hombre (inocente o no, no hay diferencia) no entra dentro de la consideración anterior. Y, por supuesto, Carmelo tendría que pagar por ello, porque la impunidad no tendría que existir para nadie,…. aunque en Puente Viejo esto es casi una utopía, porque pocos se libran de tener esta mancha en su historial. Incluso algun@s, como la doña, no tendrían ni suficiente con diez vidas para enmendarlo. Pero aun así, Carmelo no ha perdido su verdadera esencia, la del hombre noble, generoso y leal del principio, la de la persona que ha aprendido a hacerse fuerte con la adversidad y que ha extraído una lección de ello que le permite ver a las personas desde su misma perspectiva, que cree en el valor de la justicia social. Que a pesar de haber llegado a tener un cierto poder sobre otros, jamás ha hecho uso de ello más que para defenderse. Pero ante todo una persona que tiene conciencia. Lo hemos visto (y seguimos viendo): mató a un hombre, dejándose llevar por la ira y el dolor, pero desde entonces este error no le ha dejado vivir y le impide ser feliz. Y no sólo porque ahora además esté Adela y la imposibilidad de amarla libremente, sinó porque los remordimientos ya hicieron mella en él desde el primer día (recordar la escena desgarradora de la confesión a Sol). Lo que demuestra que, a pesar de todo, es una persona íntegra, que ha aprendido a aceptar sus derrotas y lo que ha hecho mal, y que antepone los sentimientos de los demás a los suyos propios.
Casi el mismo perfil que Severo: un personaje con un enorme corazón, que no ha olvidado de donde viene y cómo ha llegado a donde está (olvidemos por un momento que ahora le han quitado todo injustamente, pero seguro que vuelve a recuperarlo). Que a pesar de haber escalado posiciones en la sociedad, jamás ha hecho uso de ello para someter a nadie, que trabajó duramente, no por la ambición de hacerse rico y tener resuelto su futuro, sinó para alcanzar lo que realmente deseaba con todas sus fuerzas: encontrar a su hermana. Generoso, cercano, fiel a unos principios en los que la prioridad son las personas,… amante, entregado y tierno esposo, probablemente un estupendo padre (¡¡que ganas de verlo en esta tesitura!!), amigo incondicional de sus amigos. Pero (siempre hay un pero) con un punto de impulsividad y tozudez, que mezclado con una cierta ingenuidad, a veces le hace vulnerable al confiar demasiado en algunas personas que no lo merecen. Y algo de lo que se aprovechan algunos (aunque espero que no vuelva a ser Francisca, porque ya sería el acabose) 

9 de mayo de 2017

Los Manantiales

Me cuesta recordar la última vez en la que el supuesto amor que dicen existe entre Hernando y Camila se me hiciera creíble. Naturalmente no espero que haya quién comparta esta sensación particular, pero lo cierto es que ya hace tiempo que ni siquiera consigo ver la química que se supone habría de existir entre ellos, y en cambio la imagen que me trasladan es de un cierto desapego, incluso frialdad. Si, se dirigen palabras cariñosas y se prodigan de vez en cuando arrumacos, pero incluso éstos me parecen ya forzados, como si se hubiera instalado entre ellos una cierta monotonía o rutina, como si hubiera un espacio entre ambos que se hace cada vez más insalvable.
Lo admito, ya no consiguen emocionarme.
Claro que la situación por la que atraviesa esta trama tampoco permite una gran intensidad romántica en las escenas, porque aparte de que no les han dado tregua, ahora además sobrevuela por encima la infidelidad. Y por ende la culpabilidad que impide que fluyan con naturalidad los sentimientos. No es fácil mirar al otro y sentir que podría leer en tu rostro la traición. Por descontado ahora estoy hablando de Hernando, aunque antes fue Camila la protagonista de la infidelidad. También es cierto que en el caso de ésta podría hablarse de una actuación forzada por las circunstancias (aunque no sea justificable, porque existían otras opciones que no fueron contempladas). Sin embargo lo de Hernando no tiene justificación por más que lo mires: nadie le forzó, ni le chantajeó (quizás si emocionalmente), ni él tampoco puso demasiado empeño en zafarse de la tela de araña en la que se vio envuelto.
Pero lo peor es que todo esto viene en un momento en que, siempre en mi opinión, la personalidad de los personajes de Los Manantiales se ha ido desvirtuando. Es cierto que empezar la casa por el tejado con un matrimonio por poderes y sin conocer al otro más que superficialmente, era un planteamiento complicado por lo novedoso, pero que podía dar mucho juego. Sin embargo, en el desarrollo de este guion quizás hayan errado en el planteamiento, y con los inconvenientes y tropiezos clamorosos de los que han ido sembrando el camino (por supuesto para nada pretendo sentar cátedra, entre otras cosas porque no entiendo nada de este tema). Porque a la larga se ha ido haciendo patente que con una base tan frágil cuesta más sentar los cimientos de algo sólido, tanto en la vida real como en la ficción. No bastan con los sentimientos, hay que regarlos y abonarlos, además de con el cariño, con la confianza y la sinceridad. Algo, esto último, de lo que carecen los protagonistas, y que es precisamente lo que creo que los espectadores están echando más en falta.
(Por cierto, no olvido, como ya he dicho en otras ocasiones, que lo que podría ser el “problema” es que los seguidores de la telenovela conocemos todos los entresijos, y por ello tenemos más elementos de juicio para poder hacernos una composición de lugar más exacta que los mismos protagonistas. Pero ello no tendría que afectar al seguimiento de las tramas, porque siempre ha sido así, y la serie ha vivido tiempos muy buenos a pesar de ello).
Pero volviendo en concreto a los habitantes de Los Manantiales.
Porque ya no se trata solo de la relación de pareja, sino de todo lo demás. Quizás haya de ser así, pero se ha hecho mucho uso de situaciones límite y llegado a un estado de saturación de la capacidad de aceptación de los seguidores de la serie, cansados ya de tramas de sufrimiento de los personajes. Una tónica que encima se extiende a las demás, con solo alguna notable excepción. Porque, aun admitiendo que una trama sin altibajos es una trama sin sustancia, quizás haya que valorar que lo poco aburre, mientras que lo mucho cansa. Y de lo segundo considero que ha habido más que suficiente, con situaciones extremas que no han permitido ni un respiro a los personajes, ni a los telespectadores.
Y de personajes (los de Los Manantiales) con un pasado de momentos de extrema dureza (aunque cada uno con su propia cruz) que presuntamente marcaron su vida, han derivado en seres manipulables y con incapacidad para ver más allá de sus narices. Hasta que es demasiado tarde. La lucidez no forma parte precisamente de sus virtudes, aunque hay que reconocer que quizás intervengan en ellos sentimientos como el cariño incondicional que a veces puede cegar. Como podría ser el caso de Camila, que no tendría por qué sospechar de una amiga de toda la vida y por ello es incapaz de relacionar el mal rollo de su casa con la estancia de Lucia en la misma (bueno, parece que ahora empieza a dudar de ello, pero poco todavía). 
Pero lo de Hernando y Beatriz es mucho peor.
Parece que Hernando ha llegado a la conclusión que huir de la realidad es la mejor manera para afrontar el tema de Lucía. Que relegándolo a un segundo plano, va a poder hacer borrón y cuenta nueva, sin sincerarse con su esposa, ni explicarle quién es realmente la que ella tiene por amiga. Adoptando por lo tanto una actitud de cobardía, de no hacer frente a sus errores y cavando, sin poder evitarlo, el fin de su matrimonio. Porque algún día inevitablemente Camila va a conocer la verdad, y entonces la traición va a pesar más que nada,….. a menos que sea él mismo quién se descubra.
Y si lo del padre es malo, lo de la hija no es mejor. Porque también influenciada por la misma persona, Lucía, la chica ha caído en una espiral que ha destrozado su imagen. La chica dulce y sociable de los comienzos, ha pasado a ser una persona egocéntrica, egoísta, que solo escucha lo que le conviene, que considera que tod@s han de bailar al son que ella toca, ……vamos, una adolescente malcriada, que encima no deja aconsejarse por quién realmente podría hacer algo por ella.
Y ahora es cuando me pregunto si todo esto no tendrá un fin diferente del que se podría hacer creer. Porque hemos visto muchas veces como se destrozaba un personaje antes de despedirlo definitivamente de la serie. Y ya empiezan a correr rumores (no sé si con fundamento o sólo si son derivados de conjeturas que han ido extendiéndose), en los que se apunta la posibilidad de que esta trama desaparezca, y con ella sus protagonistas.
Pero sea o no esto, lo que sí es más que evidente que la trama de Los Manantiales, tal como está concebida actualmente, no goza precisamente del agrado de buena parte de los seguidores de la serie, que habían puesto altas expectativas en la misma. Y que se han visto defraudadas. 

2 de mayo de 2017

El amor de tu vida

Evidentemente la manera de ser y de pensar de cada uno es fundamental para entender un determinado tema. Por ello puedo aceptar que haya gente que lea esto y no esté de acuerdo en nada, lo éste en algo o que comparta conmigo totalmente esta reflexión. Porque de todo hay en este mundo y, por descontado, respeto todas las opiniones.
En los últimos días se han escrito líneas y líneas de opiniones sobre Beatriz, Matías y Marcela, e incluso yo misma he sacado el tema en este mismo blog. Aunque la mayor parte estén centradas básicamente en las chicas, ya que lo de Matías lo considero mucho más sencillo: ha cometido un error y está dispuesto a asumir las consecuencias, aunque ello le comporte pasar por un mal trago primero, y después cargar con una responsabilidad para el resto de su vida. Pero aún con estas premisas nada halagüeñas, nada hace suponer que esto no pueda ser el comienzo de algo, en vez del final de todo. La vida se encarga de poner las cosas en su sitio, y lo que un día puede parecer negro, al siguiente puede adquirir otro color, que la situación a la que a priori se enfrenta Matías no pueda incluso llegar a ser algo bueno. Todos hemos visto que al chico tampoco le cuesta tanto mudar de parecer con respecto a sus sentimientos, porque hubo un  día en que Prado fue el amor de su vida y al siguiente ya se iba con Rafaela. Y cuando esto se terminó tampoco no tardó tanto en encontrar con quién sustituirlas en su corazón, así que es evidente que para él no es tan complicado romper los lazos y crear otros.
No menos se puede decir de Beatriz, que no dudó en sustituir a Matías cuando creyó que sus sentimientos hacia Damián eran más poderosos que lo que podía sentir por el chico que ahora parece que acapara toda su existencia. ¿Acaso esto no tiene aspecto de volubilidad?
Lo que me hace considerar que, al menos en ese caso, hablar de un amor que está por encima de todas las cosas y es para siempre, es como mínimo precipitarse. Bueno admito que soy muy escéptica en este tema y que no creo en ello, ni en la ficción, ni en la vida real, porque pienso que incluso el amor puede acabarse. Y a los diecisiete-diecinueve años, cuando aun prácticamente no has empezado a vivir, me parece que poc@s tienen una idea muy clara de que lo que significan las palabras “para toda la vida” o “el amor de mi vida”. Por descontado habrá quien haya conocido a esta edad (o antes) a quien considera su media naranja, y que la relación se haya consolidado,… siempre con más o menos intensidad según la manera de ser de cada uno o una, y de cómo hayan evolucionado las cosas en la pareja. Pero soy de las que piensan que un sentimiento de este calibre no puede crear sus bases en idealizaciones, ni en la idea romántica surgida de las novelas, sinó más bien en los sentimientos forjados a fuego lento y en base al conocimiento, la confianza, la aceptación del otro, lo que en conjunto crea unos cimientos más estables que los que simplemente puedan derivarse del acercamiento a la persona que pase en este momento por tu vida.
Por lo que oírle a Beatriz decir a Matías “yo soy el amor de tu vida y si te casas con otra vas a ser desgraciado” me parece cuando menos una afirmación rayana en lo pedante, aunque por supuesto es posible que ella crea que realmente es así. (Lo siento, pero esta es la sensación que me produce). Pero nadie puede saber lo que es mejor para el otro, ni nadie puede intentar coartar la libertad de decidir de otro,…. aunque piense que es un error. Porque tampoco puede tener la certeza de que vaya a suceder esto.
Por descontado una unión entre dos adolescentes tan jóvenes no es algo que considere una buena opción, aunque en este caso las circunstancias manden (supuestamente). Pero la responsabilidad ha de asumirse cuanto toca y no tiene edad. Así que pedirle a Matías que la eluda, ni que sea a medias, es precisamente esto, una irresponsabilidad o una falta de madurez. Por cierto, no hace mucho alguien recordaba las palabras de Nicolás empujando a su joven sobrino a pedir matrimonio a Beatriz. ¿Por qué ahora se ha de pensar que Beatriz es mejor que Marcela y vaya a ser mejor compañera, vistas las premisas anteriores? ¿Acaso el supuesto amor hace más maduras a las personas para adquirir un compromiso de por vida?  
Y además ¿alguien piensa en Marcela y en cómo ha de afrontar la vida si Matías finalmente desiste de unirse a ella? ¿Qué futuro le espera como madre soltera (siempre en el supuesto que esté embarazada? Y si no lo está ¿igualmente que futuro le espera, “manchada” de por vida por haberse liado con un hombre?