28 de marzo de 2016

Elías, o una amistad peligrosa

¿Acaso se le puede censurar algo a Elías? Yo creo que no, al menos de momento.
Su relación con Camila ahora mismo la considero como parte del proceso natural derivado de dos personas que han simpatizado inmediatamente y que además se sienten solas, por lo que la mutua compañía les hace un bien a ambos. Ninguno de los dos ha propiciado la situación, simplemente las circunstancias han venido rodadas y les han llevado a establecer unos vínculos de amistad importantes. Que además ahora Elías albergue sentimientos que van más allá de la simple amistad es algo que ha surgido más tarde, y que para él ha sido inevitable. Camila es una mujer con muchas virtudes, incluida la belleza, y no deja indiferente a quien la conoce.
Hay sentimientos que no se pueden domeñar y Elías ha caído en las redes de los mismos. Además el hecho de que sea testigo de la actitud de Hernando para con su esposa, también puede ayudar a crear una corriente mayor de empatía. Pero aunque por supuesto puedo entender que haya quien piense que Elías pueda estar utilizando todo esto para aprovecharse de la situación y acercarse más a Camila, en mi posible ingenuidad solo veo que no hace ni más ni menos que lo ha hecho desde el primer momento: escuchar y ser el refugio de una persona que necesita poder hablar con alguien.
Tampoco se le podría reprochar que se haya enamorado de la mujer equivocada. Dicen que el corazón no atiende a razones, y el de Elías no tiene por qué ser una excepción. Otra cosa es que sea capaz de controlar sus sentimientos y no vaya más allá de lo que aconseja la razón. Camila es una mujer casada y por lo tanto comprometida de por vida. No puede cambiar esto por mucho que vea que ella no es feliz con su situación actual.
Pero evidentemente la posibilidad de que, aun siendo consciente de este obstáculo insalvable, Elías pueda finalmente dar el paso, ahora mismo le coloca en el punto de mira por lo que puede suponer de escollo en la relación (inexistente ahora mismo) entre Camila y Hernando. Sin embargo creo que nadie duda de ésta y de su integridad, de que no va a cometer un error irreparable. Algo que ninguno de los dos se puede permitir.
De todas maneras, y dejando aparte lo anterior, que es palpable que puede generar muchas antipatías, el caso es que Elías se ha revelado como una buena persona, amable, simpático y generoso. Un buen amigo también para Beatriz a la que apoya y de la que se preocupa. Y un inesperado aliado de Carmelo, al que ayudando altruistamente hace que ponga al mismo tiempo en peligro su trabajo e incluso su integridad física, porque no sabemos si Hernando sería capaz de ejecutar su amenaza, como tampoco sabemos la naturaleza de la mancha que Elías parece tener en su pasado (me imagino que debe ser algo por el estilo de haber estado en prisión).
Admito que Elías, a pesar de todo, me cae bien. Seguramente será porque estoy convencida que su papel está concebido para forzar la situación entre Hernando y Camila, como también estoy convencida (como he dicho anteriormente) que Camila, a pesar de que le cueste llegar al corazón de su esposo, no va a caer en la infidelidad.  De hecho ya se lo ha dicho a Elías: no va a desaprovechar ninguna ocasión para acercarse a su esposo, y mucho menos va a poner en peligro el camino ya andado. Que no es mucho, pero que le está permitiendo conocer detalles del auténtico Hernando, el que se esconde tras una fachada de hombre duro e implacable.

24 de marzo de 2016

Hernando y Camila

En estos días se está hablando mucho sobre la nueva trama de Los Manantiales. Y es cierto que ésta parece que ha levantado muchas expectativas, que espero fervientemente que no se vean defraudadas. Aunque también es verdad que quizás nos pueda la impaciencia y no sepamos aceptar que las cosas requieren un cierto tiempo para desarrollarse. Por supuesto puedo entender que en una ficción no es necesario recurrir a esto, y que compete al libre albedrío de los guionistas que las cosas sucedan con mayor o menor premura. Sin embargo, y teniendo en cuenta los antecedentes en la misma serie, podemos recordar que por ejemplo la historia de Martín y María no tuvo un final feliz hasta transcurrido al menos un año y medio. Por supuesto no pretendo decir que haya que esperar tanto, tensando al máximo la cuerda de la paciencia de los espectadores, pero ahora mismo creo que la secuencia de la trama de Los Manantiales se está desarrollando en su justa tempo.
Queremos ver escenas románticas pero, si se quiere seguir un orden natural, considero que el ritmo impreso es el correcto. De hecho creo que si fuera la vida real, la convivencia con Hernando ahora sería poco menos que insoportable, pero hay que tener en cuenta que Camila no puede abandonarle sin exponerse a ser acusada de un delito. Ya sabemos que en aquellos tiempos las mujeres no tenían ningún derecho, aunque Camila sea mucha mujer, y no sea ni sumisa, ni callada, como quizás esperaba Hernando. Que a tenor de lo visto, se tomó su matrimonio como una simple transacción. Sus diversos comentarios demuestran que no esperaba de su enlace con una mujer desconocida establecer nada más que el estatus de hombre casado, sin ir más allá. Pero las cosas es claro que se han torcido.
¿Sentimientos que podrían albergar los dos personajes? En este momento no creo que Camila esté enamorada de su esposo, no al menos en el sentido de no poder vivir sin él. Éste no le ha dejado ver más que en un par de ocasiones que no siempre es el hombre que pretende ser, pero hay un dicho que proclama que “una flor no hace primavera”  y hasta el momento las “flores” han sido más bien escasas. Está junto a él porque cree que es lo correcto y su deber, y además porfía por acercarse a él a pesar de sus continuos desplantes, pero ahora mismo poco sabe del verdadero Hernando como para imaginarse una vida de felicidad con él. Porque al fin y al cabo esto es el amor ¿no?
Sinceramente ¿alguien podría plantearse una vida al lado de un hombre huraño y, hasta que no demuestre lo contrario, vengativo y sin escrúpulos? (no hay que olvidar que sólo l@s espectadores hemos visto otras facetas del personaje). Es verdad que el corazón no atiende a razones y que a veces es posible tener sentimientos que se pueden antojar irracionales, pero son casos puntuales. El amor se alimenta de conocimiento del otro, de empatía,… de muchas cosas que ahora mismo no existen entre Hernando y Camila que, a pesar de ser un matrimonio, siguen siendo dos desconocidos el uno para el otro.
Bueno, quizás esta última afirmación no sea del todo correcta. Porque Hernando si ha podido apreciar la naturaleza de su esposa y es evidente que a él si le ha llegado más profundamente. Sería una persona muy insensible (y sabemos que no lo es) si no supiera ver la persona que hay en Camila. Es más, creo que de alguna manera incluso se siente orgulloso de ella al descubrir a una auténtica guerrera, que no se deja intimidar. Pero lo que sea que le impide dejar aflorar sus verdaderos sentimientos, hace difícil que se pueda acercar a ella. Conjeturo (aviso que es algo que no suele coincidir con el resultado final) que debe tratarse del temor a volver a sufrir lo mismo que algo que le sucedió en el pasado. Si es así, y hasta que sepa ver que la vida da segundas oportunidades que no pueden dejarse escapar, no podrá mirar de frente a su futuro. Y a Camila.

20 de marzo de 2016

Pasado, presente y futuro

Como dice Sandra Cervera en el anuncio, es bastante inevitable que el telespectador/a que sigue una serie acabe tomando partido por uno/s u otro/s personajes. Bien porque se sienta identificado/a con determinada manera de hacer, bien porque haya acabado sintiendo empatía con alguno o algunos.
Yo tampoco me puedo sustraer a ello y tener unas simpatías más acentuadas por unos o unas más que por otros. Que no quiere decir que no sepa apreciar, aparte de la profesionalidad de los actores y actrices que les dan vida, los buenos momentos que todos ellos aportan al conjunto. Nadie es imprescindible, ni está por encima, y todos/as son importantes en la misma medida. Incluidos los y las que están en segundo plano.
Y es precisamente a esto a lo que me quería referir.
Quien me sigue en este blog sabe, porque ya lo he dicho muchas veces, que no soy amiga de la nostalgia y que, aun teniendo muy presente la huella imborrable que han dejado algunos personajes que ya no están en la serie, y a los que reconozco su  aportación, es un tema que ya he dejado atrás. Por lo que establecer comparaciones no entra en mi ánimo. Ellos y ellas tuvieron su momento, y ahora hay otros y otras que han ocupado su lugar. Eso sí, con mayor o menor fortuna, todo hay que decirlo.
Pero estos últimos siguen ahí, y es responsabilidad de los guionistas darles un papel acorde al espacio en la serie que se supone destinado para ellos. Evidentemente también hay que tener en cuenta que los que escriben los guiones no son infalibles y que bien pueden equivocarse en sus percepciones sobre el futuro de las tramas que proponen, y que no siempre acaban funcionando. Pero ello afecta también a quienes se encargan de ponerlo en escena y que en último instancia son los que pagan el pato, porque por muy buen actor o actriz que se sea, sin un buen guion que sustente además una historia potente no se llega muy lejos. Algo que por cierto ha quedado suficientemente demostrado recientemente.
Así que cuando parece que se aúna todo, excelentes actores y actrices y una historia que a priori levanta muchas expectativas, pero que en el transcurso del tiempo acabas teniendo la sensación que no se está desarrollando en el sentido que se esperaba, es factible que esté sucediendo lo que he comentado antes.
Antes de continuar, he de decir que soy consciente de que quizás estoy levantando a liebre sin motivo, porque tampoco puedo afirmar con rotundidad que sea esto lo que sucede ahora. Como tampoco puedo conjeturar con que se trate de un agotamiento de ideas, porque es evidente que no es así si los responsables de la serie han sido capaces de concebir una nueva trama que a todas luces ha conseguido despertar interés. Mucho menos quiero pensar que existen motivos para dejar languidecer ciertas tramas, sino que simplemente se trata de un impasse para consolidar lo nuevo. 
Por supuesto tengo que admitir que la nueva trama que ahora copa los capítulos también me ha enganchado. ¡Y de qué manera!  Pero ello no es óbice para que mis simpatías por los demás sigan intactas. Y por ello el motivo que me impulsa a esta líneas.
Porque también creo fehacientemente que las otras tramas no están agotadas ni de lejos, y que el protagonismo de éstas sigue intacto a pesar de todo. Me refiero principalmente a la de La Quinta, que aun habiendo tenido sus personajes un periplo muy interesante por el lado romántico, con un desenlace precioso y digno de las mejores novelas, aún tienen que dejar ver con mayor contundencia el otro lado que se suponía venían a trabajar. Y no creo que sea incompatible una relación preciosa, con el hecho de sacar adelante los propósitos que los llevaron a PV: hacerle la vida al menos un poco incómoda a Francisca. Cierto que las cosas han cambiado, que ya no puede ser lo mismo porque ahora están Candela y Sol para impedir algunos actos que vayan más allá de lo razonable, pero no estaría mal que las expectativas que daban a Severo y Carmelo como los responsables de que la doña dejara de tener un poder omnímodo, se cumplieran al menos un poco.
Y de rebote quizás se devolviera también un poco de presencia al personaje de Francisca, cuyo papel considero que ahora mismo es de mera comparsa. En realidad ahora mismo sino fuera por Fe que le da un poco de vidilla, ni siquiera tendría ninguna relevancia, porque parece instalada en un bucle del que no parece poder salir.

13 de marzo de 2016

El tercero en discordia

Como toda pareja que se precie en PV, parece que también Hernando y Camila van a tener su tercero en discordia: Elías.
Es un tema recurrente en esta serie (y probablemente en la mayoría) pero algo que en mi opinión no es que sea absolutamente necesario para una relación, porque aparte de que una pareja se construye a través de muchas pequeñas y grandes cosas que da la vida misma, en ocasiones una tercera persona puede ser incluso peligroso. A la vida real me remito.
Desgraciadamente puede acabar siendo una fuente de problemas más profundos, que con mayor frecuencia de la deseable acaban en desgracia. Aunque por supuesto no pienso que sea esto lo que vaya a suceder con este trío, porque es claro que la idea es conseguir que Hernando reaccione y se acerque a su esposa.
Pero en este caso he de decir que, a diferencia de otros terceros, no puedo sentir que Elías sea un intruso, al menos en el sentido literal. Cierto que su concurso puede llegar a ser molesto para que podamos disfrutar (al menos en un futuro próximo) de la relación romántica (y previsiblemente tormentosa) que se adivina entre Hernando y Camila, como mínimo hasta que pase el tiempo necesario para que éste acepte sus propios sentimientos y dé el paso definitivo hacia su esposa. Mientras, aunque nunca una justificación para una infidelidad, el caso es que es el mismo Hernando el que está propiciando el acercamiento entre Elías y su esposa, al dejar a ésta prácticamente sola en una casa y un país extraños, lejos de todo lo que ha sido su vida hasta el momento.
Sin embargo hay otra consideración que creo igual o más importante: convenir que el químico pueda interponerse entre la pareja, es lo mismo que aceptar que Camila se va a dejar seducir, tomando partido por él y no por su marido. Y la Camila que ya conocemos, a pesar de que es una mujer de carácter que no deja que la manejen y además es fiel a sus convicciones, no es alguien que traicione lo que considera correcto. Es posible que en algún momento ésta pueda llegar a sentir que se ha equivocado en su elección, pero no creo que alguien como ella vaya a liarse la manta a la cabeza y meterse en una relación adúltera, siguiendo la estela de otras y otros personajes en la misma serie (aunque es verdad que, en algún caso, existía una justificación. No en todos)
Pero yendo a Elías.
En este caso no creo que se le pueda culpabilizar si llega a hacerse ilusiones, aunque también es cierto que no ha de perder de vista que Camila es la esposa de quien le ha contratado, que es una mujer comprometida de por vida. Pero Elías ha sido, y sigue siendo, el apoyo, el amigo, el cobijo en momentos de frustración,….incluso el consejero. Y aunque a veces dé la impresión que se toma atribuciones más allá de su estricto cometido, lo cierto es que es el único remanso que tanto Camila como Beatriz encuentran, tras la distancia que les impone Hernando.
Dicen que el roce hace el cariño, y a veces los sentimientos no se pueden controlar. 

6 de marzo de 2016

Una sociedad de apariencias

Estamos en una sociedad en la que parece que las apariencias si importan. Las apariencias sobre lo que pensamos que los demás esperan de nosotros, pero también de algo tan incierto como el aspecto físico de los demás, dejándonos llevar por primera impresiones aún desconociendo la verdadera esencia y las características de la personalidad de éstos.
¿Realmente es tan importante, o es que nos dejamos llevar por estereotipos que la opinión de alguien ha formulado como modelos a seguir?
Esta reflexión viene a colación por el tema recurrente (cierto que cada vez menos), de la diferencia de altura entre Candela y Severo (o lo que es lo mismo, entre Chico y Aida). Aun habiéndose ganado con creces ambos la simpatía de las y los espectadores, la diferencia notable de estatura entre los dos sigue saliendo intermitentemente en los comentarios, y no siempre en positivo.
Y admito que es un tema que me molesta, no solo por mis manifiestas simpatías hacia ambos, sino especialmente por lo que implica de discriminación. Y porque pienso que aun estando satisfecha con su cuerpo, una persona puede sentirse molesta, incluso herida, ante este tipo de opiniones. Aunque sean hechas sin mala intención. Porque no hay que olvidar que por ejemplo en el caso de Aida, que es quién suele acaparar los comentarios de este tipo, no estamos hablando de un personaje sino ante todo de una persona real que tiene sentimientos, que puede haber asumido su aspecto como sería lo normal en la mayoría de la gente, pero que no tiene por qué asumir también una especie de coerción por ser como es. Ni en la vida real, ni en la ficción.
Y siguiendo con el tema ficción. No puedo imaginarme que se tengan que plantear unos cánones según el tamaño, para que quede bien estéticamente aunque sea en detrimento de otras consideraciones. Porque nada garantiza que dos personas que queden bien en pantalla, sean compatibles profesionalmente. Por supuesto no digo que el aspecto físico no sea un plus, pero también lo es la profesionalidad, el saber estar, la química,……..y esto no entiende de tallas.
Y las mismas consideraciones sirven en la vida real.
Dicen que en el tarro pequeño está la buena confitura. Tampoco pretendo ahora hacer apología para las personas de tamaño pequeño, pero ni a ellas o ellos, como tampoco a los demasiado altos, se les puede negar relacionarse siguiendo los dictados del corazón, del conocimiento del otro,…  dejando de lado el aspecto externo que es (o tendría que ser) mucho menos importante. 

5 de marzo de 2016

Una doncella especial

Dos años llevando este blog, más otro en un foro, me han hecho perder la cuenta de lo que he escrito. Así que creo que alguna vez ya llego a reiterarme, por lo que pido disculpas a quienes amablemente se acercan a este rincón, al tiempo que vuelvo a darles mis más sinceras gracias. 
De todas maneras voy a seguir intentando aportar algo nuevo en mis opiniones (que, por supuesto, salen únicamente de mi valoración personal sobre tramas o situaciones de la serie)
Dicen que a fuerza de repetir las cosas acaban convirtiéndose en verdad, por lo que a fuerza de machacar con que Francisca es imprescindible en la serie, da la sensación que todo el mundo ha acabado haciendo de ello un dogma que no parece admitir discusión. Pero en mi opinión ha dejado de ser así (aunque es cierto que durante mucho tiempo el papel de Francisca si ha sido hilo conductor) pero ahora su papel tiene una relevancia relativa. De hecho me da la impresión que los responsables de la serie han agotado las ideas para darle visibilidad. Y buena prueba de ello es la última ocurrencia, la de boicotear unas bodas, que me parece de lo más estúpida (lo siento, pero no se me ocurre otro calificativo más adecuado).
Pero no es de Francisca de quien quería hablar, sino de Fe, aunque estén relacionadas y mucho.  En realidad considero que, a estas alturas, es el papel de Fe el que se ha convertido en imprescindible para dar vida a los personajes de la doña y Mauricio. Solo la pizpireta doncella es capaz de cambiar el chip que parece instalado en estos dos personajes, e insuflarles algo de novedad en sus míseras existencias (o lo que es lo mismo, darles unos guiones algo más interesantes que lo que ha sido la constante en todo este tiempo. Porque también la rutina acaba produciendo hastío)
No voy a volver al tema de que la serie ha experimentado un cambio radical, porque este extremo es bien visible. Como también lo es que un remake de las situaciones del principio de la serie ya no tiene sentido en este nuevo PV, donde el concurso de la cacique ya no es necesario pues las diferentes tramas ya se desarrollan por si solas. Francisca ya no es la omnipresente, es simplemente una más que de vez en cuando mete baza.
Y ahí es donde entra Fe.
La mejor muestra es el trato que se le dispensa. En  las casas señoriales se trataba a los sirvientes con una cierta amabilidad, pero siempre manteniendo la distancia que se supone entre señor y siervo, por lo que difícilmente se le permitiría a una sirvienta que se tomara las libertades que se toma Fe. Si, quizás sea porque en el fondo a la doña pesa la soledad, y además la chica le divierte. Pero aun así no se entiende que siendo Francisca tan poco dada a aceptar cualquier virtud de los demás, tenga tanta mano ancha con ella.
Por lo que he llegado a la conclusión antes mencionada. No se trata de que Francisca se haya vuelto benevolente, sino porque se constata que el personaje de Fe ha calado en la audiencia, y porque da vida a La Casona y a sus habitantes. De hecho cuando volvió supuestamente del balneario después de meses de ausencia (por los motivos que ya sabemos tod@s), Fe podría haberse ido a cualquier otro lugar, pero volvió a La Casona. Con lo que se hace evidente que sin ella la atmósfera sombría que envuelve a la casa y a sus habitantes sería totalmente impenetrable
(Eufemismo para no decir lo que realmente creo que sería: aburrido hasta el sopor).

1 de marzo de 2016

Lazos que no unen (todavía)

Visto desde la mentalidad actual, cuesta un mundo aceptar los razonamientos de Camila y su insistencia en consumar su matrimonio sin antes establecer lazos emocionales o afectivos con el hombre con el que se ha desposado. Con lo que se evidencia que, de alguna manera, antepone el deber que se le supone a una esposa a otras consideraciones. Algo que bien podría llegar a tener justificación si se pone en el contexto de la época en la que transcurre la acción, en la que las opciones para las mujeres estaban más bien limitadas a casarse, llevar las riendas de su hogar y tener hijos.
Desde la misma óptica actual, también cuesta entender las intenciones de Hernando al unirse en matrimonio con una desconocida, y después pretender ignorar sus “deberes conyugales”, convirtiendo a su esposa en una especie de florero y sin mostrar el más mínimo interés en acercarse a ella más allá de lo exigible por la caballerosidad y la educación.
Con lo que se antoja a priori una convivencia complicada, agravado por el hecho de que es para toda la vida.
¡Como para echarse a correr con semejantes expectativas!  
Es cierto que, aún en la actualidad, los matrimonios concertados, sin que los contrayentes se conozcan, es una práctica en algunos países; pero en la sociedad occidental esto ya no sucede más que esporádicamente. Sin embargo en el pasado si sucedía, especialmente entre las clases pudientes (por aquello de la pureza de sangre). Sin olvidar que los derechos de las mujeres eran inexistentes, y que muchas veces (con el valor del romanticismo o la pasión relegados a un segundo o tercer plano) el matrimonio era moneda de cambio para salvar, por ejemplo, el patrimonio familiar o para dar seguridad a uno de los cónyuges. Aunque aún no se sabe si este es el caso de Camila, o las razones son otras.
Lo que sí parece claro es Hernando y Camila ignoran mucho el uno de la otra (probablemente mucho más ella que él, como creo que entraría dentro de la lógica). Y que si bien Camila ha hecho algún intento para saber más de Hernando, aunque sea a través de terceros, a éste no parecen importarle demasiado los motivos que haya tenido ella para tomarle como esposo.
Tanta frialdad es una pesada losa para la imagen que proyecta Hernando de cara al exterior. Probablemente consecuencia de algo de su pasado, un tema que en alguna ocasión los Mella sacaron a relucir sin más explicaciones. Y que sólo el amor tiene posibilidades de sanar.
El amor de Camila.