Se ha hablado durante muchos
meses de la maldición de los Buendía, pero creo que en realidad hay muchos más
motivos para creer que donde realmente existe tal cosa es en La Casona. Con la
salvedad además de que la primera (que se demostró que no era más que superchería popular) sólo
afectaba a los miembros de esta familia, mientras que la segunda, seguramente
por la influencia de la maldad de Francisca, ha caído sobre todos los que de
alguna manera, ya sea directa o indirectamente, han tenido relación con esta
casa. Que, o han acabado alineados en el lado oscuro o por, lo contrario, padeciendo
lo indecible.
Es cierto que la misma Francisca también
se puede considerar una víctima ya que durante años tuvo que hacer frente a los
malos tratos que le infligía su esposo, pero ello no la exime de culpa, ni
puede ser una justificación. Como en una especie de venganza hacia la vida, ha
continuado con esta actitud déspota, lo que ha provocado que todo a su
alrededor acabe estropeándose o sufriendo las consecuencias. Y cuando ha tenido
la oportunidad de enmendarlo, su mezquindad y nula empatía le han impedido
tomar otro camino que no sea el que le dicta su voluntad, despreciando la de
los/as demás.
Lo único que no ha conseguido
estropear es el buen corazón de algunas de las personas que han estado bajo su
influencia. No le fue posible con Tristán, ni con Soledad, ni con María. Y
espero que tampoco lo consiga con Bosco.
Se ha hablado muchas veces de la
redención de esta mujer, pero no lo creo posible. Porque cada vez que se ha
dado un atisbo de que su corazón de piedra se ablandaba, al minuto siguiente ha
demostrado que esto solo era un espejismo.
Y es posible que sienta la
necesidad de volcar en Bosco el amor que dice tener, pero creo que este
sentimiento dista mucho de ni siquiera parecerse a esto. En realidad, el chico
es como si fuera un juguete nuevo que hace mucha ilusión al recibirlo, pero que
siempre hay la posibilidad de que no cumpla las expectativas y que al final se
deje de lado. Sucedió con María y puede volver a suceder con éste.
Pero, de momento, nada hace
presagiar algo parecido. Y la doña muestra una flexibilidad sorprendente ante
un chico que se muestra dócil pero que también tiene algo peligroso: es
despierto, y ya le ha dejado claro que no puede atarle.
Sin embargo Bosco también es una
persona inocente, que conoce mucho la naturaleza de las plantas y los animales,
pero poco la humana. Y lo poco que ha podido atisbar de ésta no es precisamente
lo mejor, de ello que cuando alguien le está ofreciendo todo lo contrario,
cariño, mimos,….sea receptivo a ello y en consecuencia fácilmente manipulable. Y
esto es lo que está haciendo Francisca: manipularle a su antojo, para después
convertirlo en algo parecido a un arma arrojadiza contra los que se atreven a
contrariar sus deseos. En definitiva, su heredero, alguien moldeado a su imagen
y semejanza. Solo falta saber si si finalmente podrá con ello, así como
con hacerse con la parte que está arraigada en Bosco y que le hace un ser noble y
de buen corazón, además de un espíritu rebelde.
Aunque hay que añadir otra
parte, la de Bernarda, que de manera taimada y sin escrúpulos también manipula por su cuenta al chico, aunque con
propósitos bien diferentes y siempre en sentido contrario al de la doña,
estimulándole con fines aviesos a cumplir lo que claramente éste ansía hacer. Y esperando obtener de ello deshacerse del estorbo que Bosco supone para sus
planes.
Aunque lo realmente penoso de
todo ello, es ver como dos mujeres intentan manipular la voluntad de un joven sin malicia.
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