20 de junio de 2014

Una familia peculiar

Soy consciente de que este blog empieza a tener carácter monotemático, y no era ésta mi intención al ponerlo en marcha. Pero reconozco que me resulta complicado escribir más de tres líneas de otras tramas que no sean las de los protagonistas, más que nada porque aquellas no suelen atraer demasiado mi interés. Un ejemplo de ello son los Mirañar y lo que se cuece en su entorno, historias sin demasiado fuste y las más de las veces simples recursos para aliviar la tensión, pero que en mi opinión no aportan nada, sólo rellenar el capítulo.
Y de verdad que valoro el trabajo de los actores que les dan vida, y lamento no ser capaz de encontrar por sus personajes algo de interés, más que en contadas ocasiones. Aún así creo que individualmente tienen cosas a destacar, como es el caso de Quintina. Supongo que porque es una Mirañar sólo de “adopción”, es diferente a los demás miembros de esta peculiar familia, y la única de entre ellos que parece tener algo de sentido común y además suele aplicarlo. También hay que decir que habitualmente se suele quedar sola en ello, porque ni siquiera Hipólito pasa el listón las más de las veces.
Aun así creo que esta familia tiene algo, y es que en ella se unen todos los tópicos de aquel entonces, pero que siguen siendo muy actuales. 
Pedro es el prototipo de alcalde colocado a dedo, que puede ser eficaz en algunas ocasiones, pero que utiliza la poltrona para sacar el máximo de rendimiento personal, bien sea en forma de vaciar las arcas municipales, utilizar información privilegiada para sus fines o buscar réditos políticos. Y ello haciendo dejación de sus obligaciones como edil, sin trabajar en beneficio de sus conciudadanos más que lo indispensable y sólo para cubrir el expediente. (¿Cuántas veces hemos oído quejarse a Alfonso o a Raimundo sobre la falta de alcantarillado o de sistema de alumbrado público, por ejemplo?). Además haciendo uso de una herramienta que también hoy se utiliza: desviar la atención hacia temas mundanos. Por ejemplo, un campeonato de futbolín o un concurso de tortillas, que harán olvidar, al menos por un tiempo, los problemas reales de un pueblo que al parecer carece de los servicios más elementales. ¿A que todo ello suena muy presente?
Otro tema es Dolores, y su irrefrenables lengua y curiosidad malsana, que le hacen meterse en la vida de los demás. Pero también ello creo que es muy presente. ¿Quién no conoce a alguien que no reúna estas características? Afortunadamente no es algo habitual, pero existe (no lo he visto nunca porque me producen aversión este tipo de programas, pero incluso hay ejemplos televisivos) Y con esta actitud se puede hacer mucho daño, especialmente cuando se traduce en la propagación de rumores sin fundamento o críticas a la moral de las personas, cuando nadie tiene derecho a hacerlo.
Por último Hipólito. Ya he hablado antes de él. Solo remarcar que a pesar de que es un chico adorable, también es un calzonazos que, aún con sus buenos años, todavía se deja manipular por su mandona madre, que es evidente que es la que lleva los pantalones en su casa y en el colmado.  

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