30 de junio de 2014

¿Querer o deber ?

¿De verdad es necesario que un hombre hecho y derecho de cerca de cuarenta años, le pida permiso a una chica de poco más de diecisiete para hacer lo que él considera su deber?
Entiendo que consulte con la mujer con la que espera pasar el resto de su vida algo de tanta enjundia como la futura relación con su hijo, algo que a la postre les atañe a ambos, también a ella por formar parte de la vida de él. Pero aparte de que es una decisión ya tomada y que Conrado ya ha dejado claro que no va a eludir su responsabilidad y piensa hacerse cargo del niño, me pregunto qué habría sucedido de haber recibido una respuesta negativa y que se hubiera visto en la disyuntiva de tener que optar entre David o Aurora. O lo que es lo mismo, entre el deber o el querer.    
Algo que podría haber sucedido, porque no debe ser fácil para Aurora aceptar una situación como a la que ahora se enfrenta. Es en este momento cuando se ve realmente la edad que tiene y la necesidad de consejo, ya que puede ser muy madura para algunos temas, pero lo que si le falta es experiencia de la vida, básicamente porqué tampoco ha tenido tiempo de adquirirla. Ya que no es lo mismo la teoría que la práctica, porque en los libros en los que tan ávidamente parece que ha buscado refugio, las cosas suelen ser siempre distintas a la realidad y las más de las veces mucho menos cruentas.
Aun así admito que esta vez Aurora creo que ha respondido a las expectativas y ha adoptado una actitud madura y tolerante. Básicamente porque en este tema si se ha dejado aconsejar y ha seguido la voz de la razón, no dejándose llevar por sus instintos.
Otra cosa es Conrado.
A medida que van pasando las semanas, considero que cada vez es más irreconocible el hombre de carácter fuerte e independiente, que cuando llegó a PV parecía ser capaz de comerse el mundo él solo. Se ha ido apagando a la sombra de Aurora, mientras que el protagonismo de ella no ha perdido espacio. Ahora mismo el hombre parece incapaz de dar un paso sin temer hacer algo que contraríe a la chica, o sintiendo la obligación de pedirle permiso para hacerlo. Y por si no fuera suficiente, ahora además pueden convertirlo en un ingenuo, al aceptar sin cuestionarse la paternidad de un niño que podría no ser suyo. Algo de lo que, por cierto, los mismos guionistas ya se están encargando de sembrar dudas, entre ellas la falta de un sentimiento de unión de Conrado con David.
No voy a andarme por las ramas. No me gusta para nada esta imagen de Conrado, que ahora sólo parece tener razón de ser como partenaire de Aurora. Y lo que es peor, al que hacen aparecer como el culpable de que la situación esté en el punto en el que se encuentra, sin que en realidad él haya hecho nada para provocarla. Y en consecuencia que Aurora tenga el rol de víctima, cuando en realidad lo son los dos.   

La sombra alargada de la Montenegro

En otro comentario hablaba de que los que se arriman a La Casona acaban cayendo inexorablemente bajo el influjo que emana de esta casa.
Pero por lo que parece los flecos incluso van más allá. Porque aunque haya quién se ha alejado de su influencia, siempre sigue habiendo algo que acaba relacionándolo con ésta. Y en el caso de María parece que sucede por partida doble: por su lado y por el de Martín.
Reconozco que estaba convencida que la chica había despertado del estado de inopia con respecto a su madrina, y que había conseguido librarse de su yugo. Los últimos encuentros entre ambas así parecían atestiguarlo, así como las discusiones agrias y los desencuentros que se derivaban de los mismos. Eso sí, siempre con el trasfondo de la desazón que provoca en María y no tanto en Francisca, a la que el rencor siempre acaba ganado la partida. Además de que en la primera lo que parece que también la gana es su buen corazón y un cariño que, a pesar de todo, no ha sucumbido a todos los desplantes y el apoyo que le ha negado la que dice quererla, y que sólo por esto último tendría que haber estado a su lado sin condiciones.
Aunque hay algo más de María en lo que creo que hay que hacer hincapié, y no es este hecho y que aún mantenga una actitud abierta a tender puentes con su madrina, sinó un tema que considero sorprendente: que no parezca darle una importancia más que relativa al hecho de que la doña muestre una actitud de desprecio absoluto hacia sus propios nietos, y sin que ello tenga más fundamento que el de ser hijos de quién son. O dicho de otra manera, hacia el hombre al que María ama y con el que espera pasar el resto de su vida, además de ser el padre de su hija. Sólo por esta última cuestión, la chica tendría que mostrarse mucho más crítica con su madrina, y no forzar además a Martín a mostrarse tolerante hasta la extenuación. Pero aún hay más. María ha podido ser testigo del distanciamiento total de la doña hacia sus hijos Tristán y Soledad, las humillaciones a las que ha sometido a Mariana, la tiranía y soberbia con la que trata a sus sirvientes y a la gente que considera de clase social inferior,….y así podría seguir casi hasta el infinito. Lo que son motivos más que suficientes para poner leguas de por medio con ella.
Pero parece que las malas artes de la doña pueden más. Sabe muy bien cuál es el punto débil de la chica, y no duda en manipularla a ella, y ahora también a Bosco, para conseguir sus propósitos. Que nunca han sido otros que alejarla de Martín, aunque la doña haya mentido rastreramente sobre ello.
Y todo ello logrando que al mismo tiempo María parezca hacer oídos sordos a los que la están previniendo. Nada de lo que hace Francisca suele ser lo que pretende hacer creer, y siempre oculta una razón que indefectiblemente la beneficia. Es cierto que le ha dado a la chica motivos para sentirse útil, y ello tendría su parte positiva si no fuera porque lo que realmente hay detrás y que María no es capaz de ver, es que ello significa, de alguna manera, su vuelta a La Casona. Y volver a poner los pies en ésta es lo mismo que arriesgarse a ser abducida otra vez.
Ya no entro en el tema de que además parece que Francisca ha puesto también a Esperanza en su punto de mira. No quiero ni imaginarme ver a Martín separado de su hija.
Sólo una última cosa.
Es posible que esté siendo muy dura con María, especialmente porque creo que no estoy teniendo en cuenta que al fin y al cabo es una chica muy joven, que es cierto que ha madurado mucho, pero que no ha perdido del todo la ingenuidad que da la inexperiencia de la vida. Probablemente además me estoy precipitando en sacar conclusiones, y deseo fervientemente que alguien me rectifique dejando todo lo anterior en papel mojado. Ya que aunque parezca una incongruencia después de lo que he escrito, si hay algo de lo que tengo plena seguridad es de que el amor de Martín y María es muy fuerte, y que ello es una garantía de que va a triunfar por encima de todo. 
Y especialmente de que Francisca no va a conseguir salirse con la suya. 

29 de junio de 2014

Una nueva vida para Mariana

Nadie discute la autoridad de Francisca y consigue salir airoso de ello.
Este parece que es el lema y casi siempre la realidad, pero también existe la posibilidad de que alguna vez las cosas no salgan como ésta tenía previsto, o eran sus deseos. Y que suceda que, por una vez, prevalgan los de los demás.
Seguramente Mariana y Nicolás no lo tendrán fácil para salir adelante. Es evidente que dejar a la doña en la estacada tendrá sus consecuencias a corto o medio plazo. Porque es claro que, aunque Francisca nunca lo reconocerá, Mariana se había convertido en una persona imprescindible en La Casona. Y es cuando se ha marchado, cuando ésta ha sido consciente de ello y de lo que significa dejar de contar con sus inapreciables servicios. Pero en su afán de dejar sentada la distancia que supone ha de haber entre ellas, y haciendo gala de una inquebrantable soberbia, la única posibilidad que tenia de que Mariana volviera a su antiguo empleo se ha ido al garete. Aunque en realidad no creo que tuviera ninguna, porque la determinación de ésta parece firme y definitiva. Los lazos que la unían a La Casona se han roto para siempre.
Porque Mariana ahora tiene una nueva vida y nuevos horizontes, y en ellos no está incluido el continuar sirviendo a una déspota y desagradecida persona, a la que ha devuelto con creces el supuesto favor que le hizo al emplearla cuando salió de prisión. Se ha ganado a pulso la libertad de la que ahora goza, aunque es cierto que nadie es libre del todo, y quizás ser dueña de su propio negocio no será tan fácil.
Pero durante unos días ha podido vivir esta sensación de libertad, al lado de la persona a la que ama y a la que ha unido su vida. Y lo ha podido hacer cumpliendo además un anhelo que considero debía ser común a muchas personas de tierra adentro, que seguramente jamás tuvieron la ocasión de ver cumplido su sueño: ver el mar.
Y puedo entender este deseo. Para casi todos los que vivimos tierra adentro, creo que el mar tiene una fascinación algo más especial, y las palabras de Mariana expresan mejor que nada esto: “Mete los pies dentro del agua. Cierra los ojos, aspira su aroma, déjate acunar por su suave rumor y es como si estuvieras en otro mundo. Y cuando los abres, su inmensidad sobrepasa todos sus sentidos”. Aunque he tenido numerosas ocasiones para verlo y disfrutarlo, siempre a su vista siento como si fuera algo que me sobrepasa. Más cuando puedo sentirme privilegiada de tener cerca este mar que una veces choca contra costas talladas u otras veces baña playas de arena fina, pero siempre con el color especial como el que existe en mí querida tierra catalana.

Luchar contra el poder. O aprovecharse de él.

El poder de la palabra contra el poder establecido. Quizás solo sea una gota en el océano, pero existe una mínima posibilidad de que Raimundo consiga despertar alguna conciencia, y al mismo tiempo dejar en entredicho a unos gobernantes que buscando fines económicos, y sin que cuente el beneficio de la población sino sólo los intereses particulares de unos pocos, están llevando a toda una generación de jóvenes a la perdición.
Esto, con otros matices, incluso suena muy actual y casi podría situar a Raimundo como el líder de algunos de los movimientos de protesta que existen a día de hoy. Pero en 1921 era aún más flagrante, cuando enviaban a una muerte casi segura a unos chicos que ni siquiera habían empezado a vivir.
No voy a negarlo. Es cierto que el personaje de Raimundo las más de las veces pasa desapercibido y sus tramas no las considero muy sustanciales, pero esta faceta del hombre hace que desde hace semanas me haya fijado en él más de lo habitual y que incluso lo mire de otra manera. También es verdad que este carácter no es nada nuevo, porque siempre se ha destacado por sus maneras contestatarias, seguramente fruto de una mente abierta a ideas que van allá del núcleo cerrado de un pueblo situado en los confines de la España profunda. Y me gusta porque me identifico con él, al igual que lo hacen la mayor parte de los miembros de su familia.
Otra cosa es el poder de los aprovechados. Aunque casi sería lo mismo que lo de los primeros, en este caso las comparaciones no son muy correctas. Pero lo cierto es que también se trata de buscar el propio interés, en contra de sus conciudadanos. Desgraciadamente esto también sigue siendo actual y no son pocos los casos de ediles o cargos municipales que han engrosado sus cuentas bancarias a costa de esquilmar las arcas públicas o utilizar su cargo para beneficio propio.
Lo peor de todo es que, en el caso de Pedro, es un secreto a voces, pero parece que nadie está dispuesto a atajarlo. Además de que ni siquiera es electo, sinó puesto a dedo (aunque quizás éste sea realmente el problema).Y tampoco hay que despreciar la colaboración de Dolores en todo ello, que las más de las veces actúa como instigadora y a la que no le remuerde en absoluto la conciencia el aprovecharse de sus vecinos.
En el fondo todo se reduce a la ambición, que bien llevada puede ser buena para labrarse un futuro, pero en el caso de esta pareja es más bien ansias de poder, de hacerse un hueco entre los poderosos a través del dinero. ¡Pobres ilusos, que no ven más allá de sus propias narices y que se han montado un cuento de la lechera que no va a tardar en caer por su propio peso!.

28 de junio de 2014

La maldición de La Casona

Se ha hablado durante muchos meses de la maldición de los Buendía, pero creo que en realidad hay muchos más motivos para creer que donde realmente existe tal cosa es en La Casona. Con la salvedad además de que la primera (que se demostró que no era más que superchería popular) sólo afectaba a los miembros de esta familia, mientras que la segunda, seguramente por la influencia de la maldad de Francisca, ha caído sobre todos los que de alguna manera, ya sea directa o indirectamente, han tenido relación con esta casa. Que, o han acabado alineados en el lado oscuro o por, lo contrario, padeciendo lo indecible.
Es cierto que la misma Francisca también se puede considerar una víctima ya que durante años tuvo que hacer frente a los malos tratos que le infligía su esposo, pero ello no la exime de culpa, ni puede ser una justificación. Como en una especie de venganza hacia la vida, ha continuado con esta actitud déspota, lo que ha provocado que todo a su alrededor acabe estropeándose o sufriendo las consecuencias. Y cuando ha tenido la oportunidad de enmendarlo, su mezquindad y nula empatía le han impedido tomar otro camino que no sea el que le dicta su voluntad, despreciando la de los/as demás.
Lo único que no ha conseguido estropear es el buen corazón de algunas de las personas que han estado bajo su influencia. No le fue posible con Tristán, ni con Soledad, ni con María. Y espero que tampoco lo consiga con Bosco. 
Entiendo que María Bouzas es una baza importante para la serie, y a estas alturas su personaje casi se ha convertido en imprescindible para dar vida a la misma, aunque habitualmente ello suceda a través de la utilización de su mente retorcida que la lleva a provocar situaciones límite, o cuando menos desagradables. Siempre teniendo como única meta la de conseguir sus propósitos, sin entrar siquiera a valorar los sentimientos de los demás y utilizando cualquier arma a su alcance, desde el despotismo hasta la manipulación, pasando por la mentira.
Se ha hablado muchas veces de la redención de esta mujer, pero no lo creo posible. Porque cada vez que se ha dado un atisbo de que su corazón de piedra se ablandaba, al minuto siguiente ha demostrado que esto solo era un espejismo.
Y es posible que sienta la necesidad de volcar en Bosco el amor que dice tener, pero creo que este sentimiento dista mucho de ni siquiera parecerse a esto. En realidad, el chico es como si fuera un juguete nuevo que hace mucha ilusión al recibirlo, pero que siempre hay la posibilidad de que no cumpla las expectativas y que al final se deje de lado. Sucedió con María y puede volver a suceder con éste.
Pero, de momento, nada hace presagiar algo parecido. Y la doña muestra una flexibilidad sorprendente ante un chico que se muestra dócil pero que también tiene algo peligroso: es despierto, y ya le ha dejado claro que no puede atarle.
Sin embargo Bosco también es una persona inocente, que conoce mucho la naturaleza de las plantas y los animales, pero poco la humana. Y lo poco que ha podido atisbar de ésta no es precisamente lo mejor, de ello que cuando alguien le está ofreciendo todo lo contrario, cariño, mimos,….sea receptivo a ello y en consecuencia fácilmente manipulable. Y esto es lo que está haciendo Francisca: manipularle a su antojo, para después convertirlo en algo parecido a un arma arrojadiza contra los que se atreven a contrariar sus deseos. En definitiva, su heredero, alguien moldeado a su imagen y semejanza. Solo falta saber si si finalmente podrá con ello, así como con hacerse con la parte que está arraigada en Bosco y que le hace un ser noble y de buen corazón, además de un espíritu rebelde.
Aunque hay que añadir otra parte, la de Bernarda, que de manera taimada y sin escrúpulos también manipula por su cuenta al chico, aunque con propósitos bien diferentes y siempre en sentido contrario al de la doña, estimulándole con fines aviesos a cumplir lo que claramente éste ansía hacer. Y esperando obtener de ello deshacerse del estorbo que Bosco supone para sus planes.
Aunque lo realmente penoso de todo ello, es ver como dos mujeres intentan manipular la voluntad de un joven sin malicia.

27 de junio de 2014

Esperando el 22 de julio

No hace muchos días pedía (eso sí, cruzando los dedos), que la trama de Martín y María se moviera algo más. Y no voy a negar que las escenas románticas que nos brindan casi a diario me parezcan una buena forma de que la pareja esté presente, y que además se me antojen todas preciosas y llenas de una química innegable. Pero su día a día parece no tener mucho más, aparte de que ahora la preocupación por Aurora llena buena parte del mismo, y lleva a  aparcar otras cosas que podrían dar más vida a esta pareja. Que no hay que olvidar que además son de los principales protagonistas, aunque a veces ello no se corresponda con la realidad de la serie.
Por supuesto no voy a censurar que María, y especialmente Martín, se inquieten por alguien tan cercano. Porque además del cariño fraternal está la responsabilidad de éste para con su hermana. Y no voy a pedir que Martín haga dejación de ello, ni que no ponga en un lugar preferente de sus preocupaciones el hecho de que Aurora tenga problemas que la hagan infeliz, haciendo todo lo que esté en su mano para evitarlo. Además de apoyarla, aconsejarla y darle consuelo.
Pero los problemas de la chica están consiguiendo ensombrecer la recuperada felicidad de la pareja, y se están convirtiendo casi en el principal foco de conversación entre ellos. Cuando considero que lo único que tendría que centrar su atención es hacer planes de boda, o pensar en su futuro y en el de su hija.
Sí, es cierto, parece que ya hay fecha: el 22 de julio. Pero puesto en conocimiento de todos sin que la alegría de este acontecimiento asome por ninguna parte, y sin que los preparativos para el tan esperado día hayan significado nada que pueda ser percibido.
Y será porque las/os espectadores ya estamos acostumbrados a ello, estoy segura que ninguno de las/os seguidores de esta pareja, entre los que me incluyo, las tiene todas consigo. Ya sé que es ser agorera, pero tres semanas es mucho tiempo para que no aparezca algo que consiga desbaratar los planes o retrasarlos, cuando ya llevamos casi dos años deseando ver este momento.
Y creo que ha llegado la hora de que la paciencia se vea recompensada. 

Aprendiendo de la tiranía

Podría mostrarme escandalizada por el cinismo de la doña, pero creo que realmente piensa lo que dice, y que incluso hay algo de cierto en sus palabras. En 1921, y también ahora, la seguridad de un trabajo a veces posibilita que las personas, a pesar de hacerlo de manera forzada, no discutan abiertamente las órdenes de sus empleadores.
Otra cosa es que admitan además ser tiranizadas, con la justificación de éstos de que si les muestran algo de cercanía se desconciertan, que necesitan saber cuál es el sitio que les corresponde.
Y la doña hace bandera de ello, mostrándose exigente, caprichosa, injusta y desagradecida, estableciendo una línea de división muy marcada con las personas que la sirven. Mostrando una falta total de respeto, mientras espera que los demás si se muestren deferentes, leales  y abnegados.  
Es cierto que en aquellos tiempos, especialmente las mujeres, tenían pocas salidas de trabajo y entrar en el  servicio doméstico de una casa señorial debía suponer ser poco menos que ser una afortunada. Aunque a cambio las condiciones laborales eran muy duras: salarios precarios, jornadas interminables de trabajo, ausencia de días de ocio,…  Pero cualquier signo de rebeldía ante esta situación podía significar mucho más que perder el trabajo y la seguridad económica, y creo que esto debe ser uno de los motivos principales que, por ejemplo Mariana, y ahora Fe, hayan permitido que la doña les someta. Porque por parte de Francisca no se trata de buscar el respeto de sus subordinados, sinó utilizar el miedo para sus propósitos.
Y ahora está empujando a Bosco a adoptar la misma actitud.
Quiero creer que el buen fondo del chico se impondrá y no acabará sucediendo como con los nuevos ricos, que a veces no saben administrar su suerte. Es cierto que es inocente, aunque con un carácter rebelde, pero también es manipulable quizás precisamente por lo primero. Él mismo ha admitido que esta nueva vida que le ha sobrevenido tiene sus ventajas, y que no le desagrada del todo. Además que está recibiendo amor y atenciones, y esto es totalmente nuevo para él, con lo que el agradecimiento también puede jugar su baza.
Pero no me gustaría ver como Bosco va cayendo también en el lado oscuro. De hecho, aunque sus evidentes deseos de agradar y además complacer a Francisca parece que le empujan a hacer cosas en las que no cree realmente, ahora mismo me parece bastante improbable que suceda lo dicho anteriormente, porque es difícil subyugar el carácter que ya ha mostrado y, estoy convencida, que lejos de la mirada de la doña se mostrará tal como es de verdad.
Un chico que además parece que ha descubierto un nuevo sentimiento que no comprende. Aunque espero que antes de que esto llegue demasiado lejos, alguien descubra quién es realmente. Ya hemos vivido una historia parecida anteriormente, aunque al revés, y en mi caso no me apetece para nada volver a lo mismo. 

26 de junio de 2014

Una prima con intenciones

Parece que hemos pasado directamente de que la explicación sobre algo se pierda en la noche de los tiempos, a hacerlo de manera tan confusa que, en mi caso, aún estoy intentado hilvanar una respuesta convincente. Se trata de  cómo Francisca se ha enterado de que su prima ha estado husmeando en su despacho y leyendo en concreto el testamento. Pero lo más sorprendente es como al final la culpable de todo ha acabado siendo Fe.
Tampoco es que sea un tema muy trascendental, aparte de dejar constancia de la distancia cada vez más acusada entre las dos primas, pero creo que en este caso queda patente que los que escribieron los diálogos no se pusieron de acuerdo con los que hicieron el guión. La excusa de Bernarda no se sostenía por ningún sitio, especialmente porque el testamento estaba dentro de un cajón cerrado con llave, y no encima de la mesa como ésta ha pretendido.
Pero aún así parece que Francisca, por alguna razón que se me escapa, ha aceptado la justificación. Aunque dudo que se la haya tragado, porque no creo que chochee tanto como para no saber dónde deja las cosas importantes. Más bien lo atribuiría a una sutil estrategia para desenmascarar a la prima.Y creo que Bernarda se debe estar encaminando lentamente hacia la puerta de salida de la Casona.
Es algo sabido que la impaciencia suele llevar a cometer errores y creo que la mujer, que a pesar de todo es evidente que es tan taimada, retorcida y despiadada como Francisca, empieza a cometerlos. Sus planes de hacerse con el dinero de Francisca es evidente que se están arruinando y por lo que menos podía esperar: la llegada de Bosco. Y es necesario que para que lleguen a buen puerto el chico desaparezca, aunque es lo suficientemente lista como para jugar a dos bandas y hacer que sea éste el que acabe alejándose, o Francisca cansándose de él por su carácter indómito.
Por cierto. Parece que Bernarda tiene un cómplice. ¿A quien llamó el otro día por teléfono? Supongo que debe haber por algún sitio un muerto muy vivo.

Una inteligencia quizás sobrevalorada

Se dice, casi se da por sentado, que Francisca es una mujer con gran inteligencia. Pero quizás no sea tanto como se pretende, y simplemente sea una persona dotada de gran cultura, a la que además el poder le facilita las cosas. Porque creo que se puede ser inteligente incluso sin ser capaz de citar a los clásicos o resolver grandes problemas matemáticos, ya que también este don puede estar en saber hacer frente a las pequeñas cosas del día a día, y saberse guiar por la lógica y no sólo por los sentimientos.
Lo que es cierto es que Francisca parece poseer una buena intuición, que hasta ahora le ha servido para salir adelante en una existencia que también ha sido dura para ella, pero en la que no dudo también ha tenido su parte de influencia la suerte y el dinero. Y a pesar de ser mujer, con lo que esto de entrada conlleva de discriminación, se ha hecho un hueco en un mundo regido por hombres, se ha erigido en señora de la comarca, se ha forjado un circulo de poder con conocidos (que no amistades), ha sacado adelante sus negocios y ha sabido prosperar. Pero centrada en su interés en tener cada vez más preponderancia e influencia, también ha perdido la capacidad de tener relaciones positivas con los que la rodean. Y ello la ha convertido en una mujer amargada e infeliz, incapaz de empatizar con nadie que no se someta a sus deseos.
Sólo cuando se ha sentido sola ha llegado a comprender la necesidad de sentirse querida, aunque parece que aun así piensa que también puede comprar esto, y además seguir haciendo su voluntad. Con lo que vuelve a utilizar las emociones y no la  lógica. Se puede hacer uso de muchas cosas, pero no del libre albedrio de las personas para dar su cariño a quien se considere acreedor de ello. Y el agradecimiento puede ayudar, pero no ser decisivo.
María entraría en estas consideraciones.
Es patente que la chica no ha perdido la capacidad de sentir cariño por la persona que ha sido su referencia durante casi toda su vida, la que le dió amor y protección pero que ahora le ha vuelto la espalda. Porque no ha sido María quien la ha abandonado, sinó la doña con su mezquindad e incapacidad para entender y aceptar los sentimientos de los demás.
¿ Y quién es Francisca para decidir quién es adecuado o no para María?  ¿Cuantas veces a lo largo de la serie la hemos oído pronosticar los más diversos males, o directamente maldecir, a las personas que han decidido unir sus vidas en base a su amor? Creo que no se ha librado ninguna pareja, exceptuando quizás cuando la chica se casó con Fernando, ya que éste si cumplía con sus expectativas.¡Y así le fue a la pareja!.
Por suerte parece que María ha aprendido, aunque sea a fuerza de palos, quien es realmente la mujer que tenía por madrina. Y ésta ha perdido la capacidad para manipularla, aunque también es cierto que en el otro lado de la balanza está Martín que ayuda a que esto no suceda. Y, por descontado, el inmenso amor que se profesan

25 de junio de 2014

Un alumno para María

En vista que la relación de Martín y María transcurre sin grandes sobresaltos (¡uf, que miedo me da decir esto!) y que todo lo que se relaciona con ellos, aparte de escenas preciosas casi cada día, es todo lo que se mueve alrededor de su niña y de los planes de boda (que espero que cojan carrerilla pronto, antes de que algo, o alguien, que mucho me temo que suele tener siempre el mismo nombre, los estropee o al menos haga el intento), hoy voy a centrarme en María y su nueva faceta de profesora de Bosco.
Del preceptor del rey, un hombre evidentemente muy estricto y con el que estoy segura el chico no habría durado ni un día, a estar bajo la tutela de María, creo que media un abismo. Aquello de que la letra con sangre entra, seguro que no va con Bosco, y María ha entendido enseguida que hay otra manera de pulir sus modales y hacer que la curiosidad sea la mejor arma en la tarea que se ha propuesto. Bueno, en realidad tendría que decir que le ha sido propuesta, y es evidente que con fines que van más allá del interés para que el muchacho reciba una buena educación.
Porque aparte de que a la doña le sale gratis, y que además no creo que dude que María es capaz de hacerlo muy bien, está meridianamente claro que su pretensión principal es la de aprovecharse de esta situación para sembrar cizaña en la relación de la chica y Martín. Y, de alguna manera, quedando demostrado que el supuesto cariño que dice tener por Bosco, y que a veces parece incluso verdad, en realidad esconde también un plan para salirse con la suya. Si días atrás ya tuve la impresión que cuando Bosco desapareció, la doña se comportaba como si en realidad hubiera perdido a su juguete favorito, ahora cada vez estoy más convencida de que el chico también representa para ella otra marioneta a la que pretende manejar a su gusto. Eso sí, intentado al mismo tiempo atraerlo a su redil, con mimos y desvelos, ya que ha quedado patente que con gritos y reproches no le será fácil doblegarlo.
Aún así admito que las escenas de “clase” tienen un punto divertido, básicamente por el carácter inocente de Bosco, un chico que no tiene nada de maldad y si un gran corazón, además de una perspicacia innata y un don natural que hace que sientas inmediata simpatía hacia él. Y que creo que disfruta enormemente de sentir que las personas que ahora se le acercan no lo hacen por nada más que por él mismo, buscando su compañía.  

Un hijo para Conrado

No creo que nadie tuviera ninguna duda sobre cuál iba a ser la reacción de Conrado al conocer la existencia de su supuesto hijo. Y digo supuesto porque casi nada en esta serie es lo que parece a primera vista, pero he de decir que espero que realmente sea el padre. No puedo concebir que se lleve un engaño tan lejos hasta el punto de hacer pasar a dos personas, un hombre y un niño, por este trance. 
Aunque lo realmente sorprendente de esta historia es la manera con la que Conrado ha asumido la situación. Si días pasados la sola presencia de Alicia le supuso un gran desasosiego que se hizo muy visible para todos, ahora algo tan importante y que puede cambiar su vida para siempre, le hace actuar de manera mucho más discreta, poniendo en primer lugar lo que él cree que debe hacer y después todo lo demás. Hasta el punto de mentir (esta vez sí) a Aurora.
Pero antes, y como si de alguna manera los guionistas quisieran acallar la polémica de días pasados, hoy y sin grandes alharacas, Conrado y Aurora no han tenido ningún reparo en actuar por su cuenta y sin que al parecer hayan sentido la necesidad de correr a dar explicaciones al otro sobre su proceder. Aunque no dudo que Conrado va a darlas, pero cuando esté preparado y sienta que Aurora puede entenderlo.  
Al respecto de esta nueva situación para Conrado, ya lo dije anteriormente. Mi natural predisposición a buscarle más pies al gato de los que tiene, me hacen cuestionar y que me llegue a parecer poco creíble el hecho de que Alicia haya elaborado un plan tan enrevesado y con tan pocas posibilidades de que saliera bien, como el que le ha permitido quedarse en PV sin que la determinación parezca que haya salido de ella. Quizás sea muy ingenua, pero creo que la mujer estaba dispuesta a tomar el autobús y alejarse para siempre sin contarle a Conrado lo del niño. Se habían de conjurar muchas cosas para tener un argumento y poder permanecer cerca del hombre, suponiendo que, por ejemplo, lo del prendedor también fuera una trampa: que encontraran el objeto en cuestión, que lo hiciera la persona adecuada, que ésta no se lo guardara y no dijera nada, que de hacerlo se lo enseñara a Conrado, éste lo reconociera y además decidiera devolverlo a su dueña, y que encima llegara a tiempo antes de que la mujer tomara el autobús. Demasiados flecos, difíciles de prever.
Pero lo que si se podía prever sin riesgo de equivocarse, era que Conrado, una vez conocido el hecho de que tiene un hijo, no permitiera que éste se alejara de su vida. Es una persona demasiado recta y con sentido de la responsabilidad como para hacer dejación de lo que considera su deber, además de que creo que ser padre no le disgusta en absoluto. Aunque aún no haya podido hacerse a la idea.
Otra cosa es la actitud sorprendente de Aurora. No quiero parecer mojigata, sólo ponerlo en el contexto de la época. Me parece cuando menos inapropiado que la chica no muestre el menor reparo en quedarse en paños menores ante un chico que casi es un desconocido para ella. Y que aunque éste sea aparentemente una persona inocente y sin doblez, al fin y al cabo es un hombre con sus instintos. Y no me vale que sea su hermano, algo que sólo sabemos los/as espectadores. Sólo entiendo la escena por la intención de que se haga patente la marca de la casa: las tres pecas.
Sin más comentarios…………

24 de junio de 2014

La tercera en discordia

Creo que todos los personajes tienen defectos, y Emilia, Rosario y Candela por supuesto no son una excepción. Pero había uno que parecía no ir con ellas y que si no recuerdo mal, no habían dejado aflorar nunca. Y es que envuelto en una pátina de lucha por los suyos, que no voy a criticar pero sí que ello las ciegue, están incurriendo en algo parecido a una injusticia.
Aunque más bien lo atribuyo a una argucia de los guionistas para empezar a predisponer a la gente en contra de Alicia. Es evidente que el cometido de este personaje es el de llegar a ser el de otra “malvada” de la historia, y la que se va a interponer en una relación que ni siquiera ha tenido tiempo de consolidarse. También es cierto que los terceros en discordia suelen tener el papel de traer conflictos en las parejas, incluso llegando a limites inconcebibles como en el caso de Fernando.
Pero lo que estoy reprochando es que las mujeres antes mencionadas ya hayan colgado el sambenito a Alicia sin ni siquiera conocerla, excepto Emilia que ha hablado cuatro palabras con ella y ya se ha formado una opinión negativa, solo dejándose llevar por las apariencias y un supuesto pálpito que creo que lo que tiene especialmente es mucho de temor por su sobrina. Ninguna de ellas conoce a la mujer, ni sabe nada de ella más allá de que se trata de una antigua novia de Conrado, que se ha vuelto a cruzar en el camino de éste.
En realidad creo que ni siquiera han valorado el hecho que el hombre tenga un pasado, que jamás ha compartido con nadie, y que alguien del mismo, aunque sea una mujer, no tiene por qué representar un peligro potencial (que es evidente que si lo será).
Tengo que manifestar que aunque pueda parecerlo, no se trata de que esté empatizando con Alicia, y que tengo clara la posibilidad de que en el futuro tenga que rectificar mi opinión, pero nada de lo que he visto hasta ahora me lleva a pensar que ésta tenga intenciones más allá de las manifestadas. Si acaso la de volver a acercarse a Conrado, aunque no veo que puede ganar con ello más allá de conseguir recuperar a un hombre fantástico. Que se sepa Conrado no cuenta con más patrimonio que unas tierras, una carrera de geólogo y sus manos, algo que seguro comparte con muchos otros hombres. Por lo que me cuesta imaginar que podría mover a la mujer a usar malas artes para volver a acercarse a él, como también me cuesta creer que haya elaborado un plan tan enrevesado y con tantos flecos imprevisibles, como el que alguien pueda llegar a pensar que ha llevado a cabo para volver a atraer a Conrado y hacerlo caer en sus redes.
Por cierto, creo que también tengo que romper una lanza por la actriz Paula Cancio, a la que ya conocía de la serie Toledo. Pienso que es una magnifica profesional, que borda un papel que, de entrada, ya le supone la animadversión de una parte de los/as espectadores de la serie. Pero que no tendría que enturbiar lo que es su buen hacer ante las cámaras.

Espíritu de fraternidad

No creo que descubra nada nuevo si afirmo que la vida de los hermanos Castro, entre los que ya incluyo a Bosco, es digna de la novela que en realidad es. Creo que solo en la ficción puede ser posible que tres hermanos reúnan tal cantidad de experiencias negativas en su corta vida, y que los tres hayan conseguido salir adelante y, en este momento de sus vidas aún muy jóvenes, encarar un futuro que se adivina esperanzador. Aunque la manera de llegar a este punto haya sido de todo menos fácil para ninguno de ellos, que han tenido que bregar, eso si cada uno de distinta manera, con la vida que les ha sido impuesta. Por personas ajenas a su familia en el caso de Martín y Bosco, y por su propio padre en el caso de Aurora.  
También es cierto que para Bosco este cambio ha sido mucho más rápido, pasando sin transición de un estado de opresión, a gozar de comodidades reservadas solo a unos pocos. Pero aún le falta recuperar a su familia, la que él ignora que tiene, igual que éstos desconocen los lazos que les unen con el chico. Aunque en realidad Bosco ya está con los suyos, bajo el ala de una abuela que no sabe que está dando cariño y protección a su verdadero nieto.
Los tres hermanos han pasado la mayor parte de su vida ignorantes de la existencia de alguien de su misma sangre. Y para Bosco aún es posible que pase algún tiempo, aunque admito que espero con gran interés el momento en que descubra que no está solo en la vida, al igual que Martín y Aurora cuando sepan que tienen otro hermano. Estoy convencida que va a ser un momento mágico.
Lo que no voy a hacer es entrar en el tema manido de la llamada de la sangre, que puede que exista o no, pero que ya ha sido insinuado en el encuentro entre Martín, Aurora y Bosco. Porque creo que lo que ha sucedido es más bien es que los dos primeros han visto a un chico con una gran nobleza e inocencia, con  el que es difícil no empatizar rápidamente.
También es verdad que los lazos fraternales juegan mucho a favor una vez uno/a es consciente de lo que le une a otra persona, y que entre Martín y Aurora existe un enorme cariño que se hace bien visible a la menor ocasión. Además de que en Martín existe el sentido de responsabilidad hacia su hermana menor, que acentúa aún más si cabe lo que le une a ésta. Por lo demás, alguien que ha llegado a su vida sin que él tuviera conocimiento de su existencia y después de años de alejamiento de su familia.
Es muy bonito ver como este cariño siempre acaba siendo capaz de estar por encima de los desencuentros, y cómo Aurora aparentemente valora los esfuerzos de su hermano para ayudarla en sus momentos amargos. Y no niego que me ha gustado que ésta además le haya comparado con su padre, alabando su sensatez y templanza. Y  lo haga llamándole por su verdadero nombre: Martín

23 de junio de 2014

La relación de Fe y Mauricio

Como hay algunos temas que parece que es mejor no tocarlos, no sea que al final vaya a provocar la tercera guerra mundial (vale, vale, ya sé que estoy exagerando) hoy voy a optar por escribir sobre tramas algo más amables.
No es que me preocupe hablar de según qué, ni que la intolerancia y los insultos vertidos en algunos comentarios en este blog (y posiblemente en las redes, pero prefiero no saberlo) hayan conseguido amedrentarme ni hacerme cambiar de parecer, pero creo que, de momento, es más prudente obviar el hacer patente lo que pienso de la relación Conrado y Aurora. Aunque he de decir que no es por ganas. Como dije en un comentario, no me gusta la deriva del personaje de éste y que se vea obligado casi a humillarse, cuando considero que no ha hecho nada reprochable. Ni siquiera pienso que haya mentido.
Pero bueno, he dicho que no hablaría de ello y ya lo estoy haciendo. 
En realidad quería hablar de  Fe, una trama que se movería entre escenas de picardía y coqueteo entre ella y Mauricio, y otra de menos amable como la que tiene que ver con la relación entre ella y las señoras de la casa. Un par de arpías, que hacen bueno el dicho de “Dios los cría y ellos (ellas) se juntan.
Porque Francisca puede mostrarse muy cercana y preocupada por Bosco, pero no ha perdido ni un ápice de su carácter déspota. Y Fe ya empieza a ser objeto de ello, aunque no haya hecho nada para merecerlo. Como ha dicho Raimundo, Francisca estropea todo lo que cae en sus manos, y al parecer la chica no va a ser la excepción. Pero no porque vaya a condicionar su carácter dicharachero y bonachón, sinó porque trabajando a sus órdenes Fe ha perdido capacidad para mostrarlo. Tiranía, malos modos, desprecio, poca consideración,….son motivos más que suficientes para que la chica se vaya apagando y perdiendo alegría, más ahora que también ha dejado de tener cerca a Mariana, su confidente y amiga en La Casona. Sólo cuando está con Mauricio recupera en parte este carácter que la hace diferente a los demás, y que provoca que al oírla sea inevitable la sonrisa.
Nadie más que los guionistas sabe que rumbo va a tomar esta relación, pero creo que sería interesante ver a Mauricio en la tesitura de estar enamorado. Con la mujer de Barcelona se evidenció que no fue más que algo pasajero, pero creo que con Fe podría ser más sólido, ya que es algo que se puede estar cociendo a fuego lento y ello de por sí ya sería una garantía.

22 de junio de 2014

Dar alas y después pretender enjaular

Francisca le ha dado a Bosco algo más que la posibilidad de una nueva vida. Ha provocado que se le abrieran las puertas de la libertad y fuera consciente de que él mismo puede cambiar su destino.
No ha hecho falta mucho tiempo para que el chico descubriera que hay otro mundo más allá de los malos tratos y la semi-esclavitud. Bueno, en realidad y vistos los rasgos de carácter que ya ha dejado traslucir, es claro que sólo era cuestión de tiempo que se dejara llevar por sus instintos y ello le llevara a rebelarse. Aunque también los es que en este caso su futuro no habría sido el mismo, de no haberse cruzado antes Francisca en su camino.
Ante él ahora se abre todo un abanico de posibilidades y retos a cual más interesante, aunque también le suponga enfrentarse a toda una retahíla de cosas nuevas, además de sentirse observado, calibrado y puesto a prueba. Y quizás con ello verse ante otro modo de esclavitud, aunque sea entre algodones.
Porque es difícil conjeturar como se puede amalgamar un espíritu inocente y noble, que ama el aire libre, la naturaleza y a sus criaturas, que no ha tenido mucho contacto con la gente pero que no tarda en empatizar con los que se acercan a él, con las estrictas normas y condicionamientos de clase que rigen la manera de comportarse del caballero que Francisca pretende que sea. Ya que creo que pueden enseñarle modales, a comportarse en sociedad e inculcarle conocimientos, pero el mayor reto es convertirle en alguien que dista mucho de ser. Por mucho que sea hijo de Tristán y éste fuera un caballero, con esta manera de comportarse no se nace, sinó que se va forjando con el tiempo. Aunque también es cierto que hay características que vienen impresas en los genes, y hay algunas que son bien visibles en Bosco.
Es posible que de alguna manera Francisca haya reconocido en éste a su hijo, y que ello le haga sentirse cercana al chico y ansíe darle su cariño. Algo por otra parte difícil de creer en una persona que hasta ahora no ha dado muchas muestras de poseer este sentimiento. Pero si realmente desea hacerlo primero tendrá que aprender a conocerle y además aceptarle como es. Porque no se pueden dar alas a alguien, y después pretender enjaularlo.

21 de junio de 2014

Duelo en OK Dispensario

Obstinada. No soy yo quien califica así a Aurora, sino todos los que la conocen, incluido Conrado.
Pero antes de continuar tengo que decir que he buscado en el diccionario el significado de la palabra obstinación (o lo que es lo mismo, terquedad o tozudez), y resulta que no tiene precisamente una connotación positiva:
“Mantenimiento excesivamente firme de una idea, intención u opinión, generalmente poco acertada, sin tener en cuenta otra posibilidad”. 
También es verdad que existe otra acepción en sentido totalmente contrario, que es la que emana del hecho de luchar con determinación para conseguir una meta que uno/a se haya propuesto en la vida.
Y si la primera no se puede calificar especialmente de virtud, creo que si lo sería la segunda.
En el lado contrario existe el transigir, que en mi opinión no es sinónimo de sumisión, sinó un síntoma de madurez. No creo que dar el brazo a torcer y admitir la posibilidad de estar equivocado, o de siquiera valorar que la parte contraria tenga razón en todo o en parte, signifique necesariamente perder terreno, ni en personalidad, ni en derechos.
Como tampoco veo porqué el dejar sentada una posición tiene que estar reñida necesariamente con la corrección o la contención. Ello sólo sirve para dejar en evidencia a una persona, y dar una imagen negativa, representándola como alguien arrogante. De verdad que ha habido un momento en el capítulo en que me ha parecido estar ante una escena del farwest, con alguien dispuesto a batirse en duelo.
Y  mientras no se demuestre lo contrario, pienso que Alicia se está comportando con corrección. Es cierto que su presencia ha supuesto un importante revés en la relación de Conrado y Aurora, pero hasta ahora todos los argumentos esgrimidos por la mujer considero que son totalmente razonables. Cuesta creer que se haya hecho un montón de kilómetros solo para volver a arruinar la vida de un hombre. Otra cosa es que su intención sea la de recuperarlo para sí misma, algo que no creo sea descartable, y que incluso podría llegar a comprender. Conrado es una persona y un hombre especial, y alguien que creo que ninguna mujer en su sano juicio dejaría escapar.
También es cierto que no es razonable esperar que Aurora se comporte amigablemente con ella, pero creo que la mujer ha sabido estar en su lugar. Y al fin y al cabo ahora es quien aparentemente está poniendo toda la carne en el asador para enmendar el destrozo, y ayudar a recomponer la relación entre la chica y Conrado. Ayudada eso si, por Candela, María y Martín, que también han intentado poner de su parte para hacer entrar en razón a Aurora.

Aclarando mi posición

He de decir que intento leer todos los comentarios sobre los escritos de este blog que ocasionalmente aparecen en las redes sociales, aunque ello me suponga tener que vérmelas también con críticas y opiniones en contra. Que por supuesto acepto, aunque normalmente no comparto en absoluto. Sé que lo más fácil sería evitarlo porque me ahorraría más de un sofoco, pero pienso que es bueno leer todas las opiniones por si se diera el caso de que anduviera errada, ya que siempre he dejado claro que no me caería ningún anillo si me demostraran que me he equivocado y tuviera que rectificar. Aunque en realidad en más de una ocasión en la que sucede o ha sucedido lo que he comentado al principio, he tenido que volver a leer lo que he escrito porque, o yo no me explico bien, o hay quien o quienes lo interpretan a su manera. Sin contar que además se me atribuyen opiniones que en muchas ocasiones ni siquiera he expuesto en el comentario en cuestión.
Por supuesto esto no pretende de ninguna manera ser una justificación, porque lo que si tengo que dejar claro es que no cambio ni una coma. Sólo es mi opinión, que entiendo que es tan válida como cualquier otra. Por descontado no pretendo estar en posesión de la verdad, pero los demás tampoco lo están. Una opinión es algo subjetivo, y puede haber diversas visiones de la misma cosa o situación, sin que por ello nadie tenga la razón absoluta, ya que ello se puede ver condicionado por un montón de cosas como la manera de ser de cada uno, sus sentimientos, la afinidad o hasta la sensación de pertenecer a un línea de pensamiento determinada.
Lo que no creo es que pueda ser acusada de falta de objetividad cuando mi opinión no coincide con la otra parte. Solo son diferencias que demuestran que nadie es objetivo del todo si quiere ser sincero consigo mismo y no actuar con hipocresía. Y que tampoco nadie puede arrogarse el derecho de serlo, sólo el de intentarlo.  
También tengo que decir que asumo la posibilidad que estas opiniones me condicionen, pero ahora mismo lo que han conseguido ha sido reforzar lo que creo y colaborar a no cambiar mis ideas.
Por descontado tengo que agradecer a todos los que dedican un espacio de su tiempo a leer este blog y a las/os administradores de paginas que muy amablemente deciden colgar lo que escribo. 
Pero muy especialmente a los que me apoyan. 

20 de junio de 2014

Una familia peculiar

Soy consciente de que este blog empieza a tener carácter monotemático, y no era ésta mi intención al ponerlo en marcha. Pero reconozco que me resulta complicado escribir más de tres líneas de otras tramas que no sean las de los protagonistas, más que nada porque aquellas no suelen atraer demasiado mi interés. Un ejemplo de ello son los Mirañar y lo que se cuece en su entorno, historias sin demasiado fuste y las más de las veces simples recursos para aliviar la tensión, pero que en mi opinión no aportan nada, sólo rellenar el capítulo.
Y de verdad que valoro el trabajo de los actores que les dan vida, y lamento no ser capaz de encontrar por sus personajes algo de interés, más que en contadas ocasiones. Aún así creo que individualmente tienen cosas a destacar, como es el caso de Quintina. Supongo que porque es una Mirañar sólo de “adopción”, es diferente a los demás miembros de esta peculiar familia, y la única de entre ellos que parece tener algo de sentido común y además suele aplicarlo. También hay que decir que habitualmente se suele quedar sola en ello, porque ni siquiera Hipólito pasa el listón las más de las veces.
Aun así creo que esta familia tiene algo, y es que en ella se unen todos los tópicos de aquel entonces, pero que siguen siendo muy actuales. 
Pedro es el prototipo de alcalde colocado a dedo, que puede ser eficaz en algunas ocasiones, pero que utiliza la poltrona para sacar el máximo de rendimiento personal, bien sea en forma de vaciar las arcas municipales, utilizar información privilegiada para sus fines o buscar réditos políticos. Y ello haciendo dejación de sus obligaciones como edil, sin trabajar en beneficio de sus conciudadanos más que lo indispensable y sólo para cubrir el expediente. (¿Cuántas veces hemos oído quejarse a Alfonso o a Raimundo sobre la falta de alcantarillado o de sistema de alumbrado público, por ejemplo?). Además haciendo uso de una herramienta que también hoy se utiliza: desviar la atención hacia temas mundanos. Por ejemplo, un campeonato de futbolín o un concurso de tortillas, que harán olvidar, al menos por un tiempo, los problemas reales de un pueblo que al parecer carece de los servicios más elementales. ¿A que todo ello suena muy presente?
Otro tema es Dolores, y su irrefrenables lengua y curiosidad malsana, que le hacen meterse en la vida de los demás. Pero también ello creo que es muy presente. ¿Quién no conoce a alguien que no reúna estas características? Afortunadamente no es algo habitual, pero existe (no lo he visto nunca porque me producen aversión este tipo de programas, pero incluso hay ejemplos televisivos) Y con esta actitud se puede hacer mucho daño, especialmente cuando se traduce en la propagación de rumores sin fundamento o críticas a la moral de las personas, cuando nadie tiene derecho a hacerlo.
Por último Hipólito. Ya he hablado antes de él. Solo remarcar que a pesar de que es un chico adorable, también es un calzonazos que, aún con sus buenos años, todavía se deja manipular por su mandona madre, que es evidente que es la que lleva los pantalones en su casa y en el colmado.  

19 de junio de 2014

Todos los hermanos

No ha de ser nada fácil para Martín ejercer de hermano mayor de semejante torbellino, pero hay que reconocerle que al menos lo intenta. Aunque también hay que decirlo, con resultados más bien escasos, por llamarlo de alguna manera. Ya que pretender razonar con alguien que de buenas a primeras te dice que no quiere hablar de algo porque no le da la gana, no facilita mucho las cosas. (Creo sinceramente que en esta ocasión quien escribe los diálogos para el personaje de Aurora no ha estado muy acertado con esta expresión, que suena más a rabieta que a otra cosa). Lo que si es cierto es que la obstinación de la chica es para pensárselo dos veces, y tampoco es exactamente sinónimo de madurez por parte de ésta.
Pero Martín al parecer no está dispuesto a tirar la toalla, entre otras cosas porque está en juego la felicidad de dos personas que él sabe que se aman, y a las que él quiere. Y además porqué, como él mismo ha dicho, cree que Conrado es sincero cuando dice que no ha sucedido nada tan reprobable como para que se dé la situación actual, y que éste desea por encima de todo conseguir que Aurora le permita explicarse y conseguir recomponer su relación.
Espero que con el otro hermano, Martín no lo tenga tan complicado. Por de pronto la casualidad ha puesto a Bosco en su camino y en el de Aurora. Y el primer encuentro no ha ido mal del todo, pues el chico no ha tardado en empatizar con sus hermanos, aunque, por ahora, todos desconozcan los lazos que los unen. Pero debe ser que la sangre tira, porque algo ha hecho que se sintieran cómodos en la mutua compañía, aunque también es posible que el carácter noble e inocente del chico haya ayudado a ello. Bosco no debe haber tenido muchas oportunidades de confraternizar con gente, y menos de su edad, así que poder hablar con alguien tranquilamente, gozando además de libre albedrío, debe ser una sensación única para él. 
Quizás esto también haya ayudado en el encuentro con María, con la que enseguida se ha establecido una corriente de simpatía mutua. 
Reconozco que a medida que voy conociendo más a este personaje, me va gustando cada vez más. Es evidente que no todo van a ser rosas y que en algún momento puede torcerse, pero de momento me gusta el carácter que le han impreso, que creo que se acerca mucho al de su hermano Martín, y tiene rasgos también de su padre.

Una Montenegro diferente

Reconozco que no hay día que no consigan sorprenderme un poco más con la actitud de Francisca respecto a Bosco. Su enorme tolerancia, e incluso diversión, por un comportamiento que se aleja mucho de los cánones que impone su clase social, es cuando menos inaudito. Además, y de pronto, todos sus males se han desvanecido y encima parece que ha rejuvenecido varios años. Supongo que tendrá algo que ver con el hecho de la influencia que puede tener en su vida, alguien joven y con unas enormes ganas de vivir. Y que con su cercanía, y de alguna manera, éste le traslade esta misma fuerza.
Otra cosa es pretender cambiar al chico para convertirlo en una persona distinta de la que es, alguien a imagen y semejanza de ella. Porque, a pesar de haber vivido en semi-esclavitud, Bosco es un espíritu libre, y no será fácil domar esto.
En realidad, y asumiendo esta nueva situación, aunque las maneras disten mucho de ser ni siquiera parecidas a lo que ha vivido hasta ahora, el chico va a salir de un régimen de sometimiento para caer en uno de dependencia y sumisión a una normas que están muy alejadas de lo que él entiende. Y no creo que sea fácil aceptarlo, aunque también es cierto que es una persona con una enorme necesidad de sentirse querido y dar asimismo cariño. Y esto, de momento, lo está recibiendo de la doña. Así que tampoco es difícil entender que desee complacerla, aceptando algunas condiciones difíciles para él.
Pero volviendo a la actitud de la doña. Porque una cosa es que sienta que vuelve a tener un objetivo en la vida teniendo a Bosco a su lado, y otra es que se haya convertido en una persona diferente. Por ello me parece que su mano tendida a María podría esconder algo más que el deseo de que la ayude con el chico, para aprovecharse de una supuesta ingenuidad que aún podría estar latente, y de que aún conserva intacto el cariño hacia ella. Porque lo que es poco creíble es que, de pronto, además de disculparse, se muestre incluso cercana con María y se comporte como si no hace ni pocos días que la echó con cajas destempladas de su casa. Y después de que durante meses la haya tratado sin ninguna contemplación, achacándole además a ella todas las culpas de su mala relación.
Sólo espero que María no caiga en una trampa, aunque pienso que esta vez la doña lo tiene algo más difícil. Es cierto que a la chica la pierde su bondad, pero también ha madurado y además Martín actúa de voz de la conciencia. Ya que si algo tienen María y Martín, además de un mutuo amor inmenso, es que han aprendido a confiar ciegamente en el otro. Hablan de todos sus problemas y lo que les acongoja, y no tienen secretos el uno con el otro. Además Martín le ha demostrado por activa y pasiva que tiene plena seguridad en que ella sabrá tomar la decisión correcta en cada caso, y María sabe que el criterio de éste es importante para valorar cualquier situación. Incluidas, o especialmente, las que atañen a Francisca.  

18 de junio de 2014

Sin bajar la guardia

Estoy convencida de que los temores mostrados por D. Anselmo son sólo una estrategia de los guionistas para que nadie olvide (como si ello fuera posible), que la amenaza de la vuelta de Fernando es algo que nunca hay que descartar por completo.
Pero dejando aparte el hecho de que el sacerdote hoy me ha parecido un cenizo estropeando con sus inquietudes un momento que podía ser bonito, he decidido hacer lo mismo que Martín. Poner en su justo lugar las amenazas de Fernando, tomándolas como los últimos coletazos de un ser abyecto que se sabe perdido y quiere poner en práctica aquello de “morir matando”.
Aunque es evidente que sería un error bajar la guardia y no darle importancia. Sin embargo Martín y María tampoco pueden dejar que un miserable les arruine lo que tanto les ha costado conseguir. Vivir con la angustia permanente por algo que ahora mismo es remoto, puede condicionar su existencia e impedir que les sucedan cosas buenas, además de ser el primer obstáculo para la felicidad. También es cierto que el temor está presente en muchos ámbitos de la vida, y siempre habrá algún motivo que lo haga manifestarse. Y para la pareja en este momento es que le pase algo a Esperanza, pero también que suceda algo que les arrebate lo que finalmente tienen al alcance. 
Aunque tampoco es posible hacer mucho, más que tomar precauciones. Quizás ya es el momento, por ejemplo, que pongan una cerradura en la puerta y el que quiera hacerles una visita que llame al timbre.  

Nuevos aires en La Casona

Es curioso, pero creo que uno de los cambios más notables en la serie se ha producido en un lugar tan poco común como es la cocina de La Casona, y coincidiendo con la llegada de Fe. También es cierto que en este lugar han pasado muchas cosas, ha sido lugar de confidencias, de grandes amistades, de satisfacciones y sufrimientos, de expectativas de futuro y quebramiento de ilusiones,…..de risas de niños y de dolor por su pérdida.
Pero con el paso de los años se había convertido en un lugar oscuro, sin color, ni calor. El lugar de Mariana, una chica que ya había renunciado a todo, pero a la que ahora la vida le ha devuelto la ilusión. Y precisamente cuando ha sucedido esto, es cuando ésta ha sido más consciente que nunca que este lugar no era más que una trampa, una cadena que la ataba y le impedía volar. También es cierto que, en numerosas ocasiones, ha surgido la pregunta de porqué no se decidía a dar un paso adelante, especialmente cuando María dejó La Casona y la excusa esgrimida hasta el momento dejó de tener validez. Pero finalmente ha sucedido, y esta vez creo que puede ser definitiva. Ahora no está sola, y estoy convencida de que ella y Nicolás sabrán salir adelante sin el concurso de la doña.
Y es en este lugar donde se está fraguando algo que parece va a cambiar la vida de Mauricio un poco más. El asomo de duda que ha tenido cuando Fe le ha preguntado si le gustaría sentir el arrebatamiento del amor, me ha parecido de lo más explícito. Aunque quizás lo que parece intuirse entre él y la doncella no sea más que producto de mi imaginación, pero admito que no me desagradaría que sucediera. Lo que sí ha quedado claro es que el hecho de que Mariana haya abandonado su trabajo es para él algo inconcebible y no sólo por el hecho en sí, sinó porque representa dejar de tener cerca a alguien a la que considera algo más que una compañera. Es alguien que con el tiempo se había convertido en una confidente y una amiga con la que compartir cuitas, alguien que para él se ha convertido casi en imprescindible. “Mariana no puede no estar en esta casa”. Con estas palabras quedan patentes sus sentimientos, y de que no se trata sólo de compartir ama, sino de algo que afecta más a los sentimientos.
Porque Mauricio puede ser una persona brutal y sin miramientos con sus subordinados, pero ha demostrado que en ocasiones también es capaz de dejar hablar a su corazón. Y es cierto que ambas cosas parecen incompatibles, pero considero que en el hombre se da esta dualidad. Que la gente ya reconoce.