30 de noviembre de 2014

Una situación extrema

Es evidente que de alguna manera u otra los guionistas van a beber a las fuentes de la vida real. Toda acción o situación probablemente ha sucedido alguna vez a alguien, ya sea a la misma persona que escribe los guiones o es algo basado en la experiencia de otros u otras. También en la historia pasada y presente.
Otra cosa es la fidelidad con la que se ajustan estos hechos a los guiones, y la necesidad de que sea así cuando se trata de una ficción y por ello se puedan permitir las licencias que se deseen. Y no es que trate de insinuar que haya que eludir temas espinosos, pero creo que lo que se plantea actualmente sobre ESPV es si esto es lo que la gente ha de esperar de este producto televisivo cuyo espíritu inicial considero que está quedando muy desdibujado. También es verdad que la serie, como todo en la vida, tiene la necesidad de evolucionar y no quedarse estancada en algo que, si bien funcionaba muy bien, no tenía que suponer de entrada que con otras tramas no pudiera conseguirlo. Como quedó demostrado fehacientemente con la irrupción en escena de María y Martín. Además es cierto que también al principio se dieron situaciones extremas, pero creo que en estas últimas temporadas esto se ha ido acrecentando hasta límites insoportables, primero con el tema del garrote de Martín (algo que aún ahora se me eriza el vello cuando veo una foto de ello), después el encarcelamiento de María y ahora la tortura de Aurora. Otra cosa es que con estas situaciones se consiga una mayor carga dramática y un mejor lucimiento de los actores, que es evidente que en estas escenas pueden sacar a relucir sus mejores dotes interpretativas.
El tema es encontrar un término medio para que disfrute todo el mundo.
No tengo mucha experiencia en series y es posible que estas situaciones extremas se den en todas. Reconozco además que gracias a que regularmente salen a la luz temas no muy conocidos, he llegado a saber cosas que de otra manera es muy posible que nunca hubiese llegado ni siquiera a enterarme. Y admito que soy de natural curiosa y no me suelo quedar solo con lo que se ve sinó que suelo buscar más información sobre ello. También es cierto que todos los temas pueden llegar a tener su punto de interés, aunque es claro que los hay más escabrosos que otros. Y uno de ellos es el que actualmente se desarrolla, como son los métodos que se empleaban en las instituciones mentales.
La medicina ha evolucionado y sigue haciéndolo constantemente. Por ello estoy convencida de que las supuestas terapias (aunque mejor llamarlos sistemas de tortura) que se ven en la serie para hacer frente a las enfermedades de la mente, ya no se utilizan. O al menos no de la misma manera. Actualmente el paciente está protegido (o debería estarlo) ante la mala praxis o los intentos de experimentación, de los que desgraciadamente aún hay el recuerdo reciente en los campos de exterminio nazis como el ejemplo más cruento de hasta dónde puede llegar la capacidad de barbarie humana. También he leído en algún sitio que desde tiempos inmemoriales ya se instruía a los médicos o sanadores para que sus sistemas de curación fueron aplicados provocando el menor dolor posible al paciente. Evidentemente siempre ha habido quien se ha saltado esto y ha optado por probar sus propios métodos con la justificación de búsqueda de curación, cuando no es más que experimentación con cobayas humanos. Fulgencio representa a esta casta de indeseables, aunque en este caso sus maneras son doblemente reprobables porque además actúa por mandado y con la evidente intención de hacer el máximo daño posible, anulando al mismo tiempo la voluntad de Aurora.
Pero después de todas estas reflexiones anteriores he llegado a una conclusión. Quizás de lo que se trata es de que hay que cambiar la manera de ver la serie y empezar a hacerlo con otros ojos, alejando cualquier tentación de buscarle romanticismo más allá de algunos ocasionales momentos.

29 de noviembre de 2014

La verdadera identidad de Bosco

El otro día cuando Raimundo increpó a Bosco en la plaza, se me hizo patente un hecho que no por notorio no es menos cierto que no se tiene mucho en cuenta. Francisca vuelve a ocultarle a éste algo importante. Bueno en realidad le oculta muchas cosas, pero a lo que me refiero es que esta vez le está negando el derecho a ejercer de abuelo del chico. Con anterioridad la doña ya hizo algo parecido, manteniéndole en la inopia sobre su paternidad de Tristán, y así habría sido indefinidamente si la determinación de Pepa no hubiera sacado a la luz esta circunstancia. Aunque también es cierto que no era lo mismo y las razones muy diferentes en ambos casos. Y quizás con Tristán podría llegar a  entenderse una justificación, pero no así sucede con Bosco.
Si con Tristán se trataba de preservar una  reputación, unido al despecho por lo que consideraba una traición, con Bosco es más bien una faceta de puro egoísmo. No se trata solo de paliar su soledad, sino de perpetuarse en él. Y para ello ha de mantenerlo alejado de su verdadera identidad, porque sabe que de descubrirla éste podría alejarse de ella.
Al hilo de esto me he vuelto a plantear la necesidad que tiene de librarse de Martín y Aurora. Y es evidente que ninguna.
Entiendo que en una serie intentar utilizar la lógica es tarea inútil, porque lo que sucede no siempre la tiene. Y también entiendo que hay que recurrir a temas extremos para seguir manteniendo la tensión y a la gente pegada a la pantalla, aunque sea a base de ver padecer a los protagonistas. De ser todo plácido sería de lo más aburrido, a pesar de que también se tiene esta sensación con algunas de las actuales tramas. Ya no entro en el tema de la necesidad de la trama de Martín, evidentemente planteada para justificar la ausencia del actor, aunque no comparta el desarrollo de la misma.
Pero lo que me lleva a hacer este comentario es el hecho de que mirándolo en perspectiva, solo se entiende que Francisca pueda desear lo peor para sus nietos si actúa movida por un rencor irracional que no parte ni siquiera de nada que ellos hayan hecho. Solo por la circunstancias de quien era su madre, y olvidando que, en el caso de Aurora, también es hija biológica del que se siempre se llena la boca como su “querido hijo Tristán” (cosa esta última que hay que poner en cuarentena vista la manera que se comportó con él), y que la chica está en la misma situación que Bosco. Por lo que no tiene ningún sentido su deseo de librarse de ésta y de Martin, solo para despejar el camino a su otro nieto. No creo que ninguno de los dos primeros hiciera nada que pudiera perjudicar a su hermano, como tampoco creo que ambicionen la herencia de Francisca. También está el hecho de que las molestias que le ocasionan son mínimas, porque se mantienen alejados de ella. Quizás en el caso de Martin pueda influir el hecho que haya alejado a María de su lado, cosa que también podría haber pasado igualmente, primero porque María no ha sido nunca de su propiedad y segundo porque la chica afortunadamente se dió cuenta al final de quien era realmente su madrina. Aunque lo que sí es claro es que si llegara a suceder que los dos hermanos llegaran a conocer la verdadera identidad de Bosco (y estoy hablando de Martín como si estuviera, algo que espero vuelva a suceder porque sería muy triste que no llegara a conocer la verdad sobre su hermano), es muy probable que Francisca perdiera su ascendiente sobre el chico. Y es evidente que ella es muy consciente de esto y de que es más que probable que, dado el caso, Bosco no le perdonara que le haya mantenido engañado. 
Pero lo que menos lógica tiene es que piense que un secreto del calibre puede permanecer oculto para siempre. Quizás sea posible, pero también lo es que suceda algo que saque a la luz esta circunstancia. Y pienso que se está arriesgando mucho, porque lo que está haciendo además es minusvalorar a Bosco, que es cierto que se comporta como un memo la mayor parte del tiempo (me crispa que le doña tenga la mala costumbre de llevarle de la mano como a un crio y él no haga nada por impedirlo), pero que nada indica que haya de ser siempre así.
Ya no digo cuando éste descubra lo que ha hecho con Inés

28 de noviembre de 2014

Un ingenuo superlativo

Ahora ya se sabe quién va a pagar los fastos de la boda de Bosco y Amalia y la carísima diadema de ésta. Parece que hay cosas que no cambian ni aunque pasen mil años, y lo que sucede en la actualidad también pasaba en 1921 y seguro que desde tiempo inmemorial. Los que tienen mucho se aprovechan de ello para esquilmar a los que menos tienen, y si éstos no pueden hacerle frente o se rebelan, la alternativa es muy clara. Poco importa la situación en la que se encuentre quien lo padece, porque los poderosos (ahora se llaman también bancos) siempre tienen la razón y las armas para hacerla valer.
De todas maneras, y aunque me cueste entender como puede ser tan maquiavelica, creo que no es ninguna casualidad que la doña haya decidido aumentar los alquileres al mismo tiempo que Bosco se proponía compartir su supuesta alegría con el pueblo. Y lo lamento por él, porque creo que sinceramente deseaba un acercamiento, no por motivos egoístas sinó que realmente le gustaba la idea. Algo que es evidente que Francisca no desea que suceda.   
En realidad cada día que pasa se muestra más diáfanamente la ingenuidad del chico. Porque ya no se trata solo de que la doña le manipule a su antojo, sinó que además que éste se haga películas que no son, ya que tiene un hándicap importante que parece no tener lo suficiente en cuenta. La gente del pueblo no se va a acercar a él sinó con recelo o por fuerza, porque todos lo saben el perrito faldero de la Montenegro. Todos han podido comprobar que casi nada de lo que hace o dice es por su propia voluntad, ya que siempre acaba asomando en sus palabras Francisca. Y este nombre ya está asociado para siempre a lo peor. 
Lentamente Bosco va cayendo en la trampa que le ha tendido su abuela, pero sin que él se aperciba. Tampoco lo considero del todo culpable, pues casi siempre se olvida (probablemente debido a su aspecto mucho más mayor) que es un chico muy joven que conoce poco de la vida y, en consecuencia más manipulable, especialmente porque ahora recibe el cariño que durante tanto tiempo le ha sido negado. Pero que si es lo suficiente mayor para ver las cosas y no permitir que le manipulen como lo hacen. Y, por descontado, considero un enorme error (¿cuánto hace que llegó al pueblo el chico salvaje y sin educación?) que ya le hayan casado y cargado con esta responsabilidad y la de la finca, cuando ni siquiera ha empezado a disfrutar de la vida. Así como que también tenga un hijo en camino con otra mujer, aunque él lo desconozca. ¿No es correr mucho?
Por cierto, también pienso que probablemente se podría entender este deseo de estar con la gente, porque en el fondo se siente muy solo. Si es cierto que Mauricio es cada vez más el hombro en el que se apoya, pero al fin y al cabo éste no es más que un sirviente con el que ocasionalmente comparte confidencias. Quizás ahora mismo lo que para él es lo más parecido a un amigo, algo de lo que carece, y mucho menos de alguien de su edad.
Pero la doña le tiene atado en corto, y es evidente que no desea que se relacione con nadie, con la excusa de las clases sociales. Su temor a perderle (que más bien es una obsesión enfermiza) está haciendo un daño que puede llegar a ser irreversible en el chico. 
¿Cuándo va a tardar éste en abrir los ojos y darse cuenta de lo que pasa a su alrededor? 

La carta de Martín

Ya he dicho muchas veces que no soy muy amiga de nostalgias, pero no puedo evitar de vez en cuando volver la vista atrás a los que considero los buenos momentos de la serie y a los personajes que, de alguna manera, me han marcado. Y no voy a esconder que para mí la mayor parte de todo esto tiene como protagonistas a Martín y María.
Una historia que, por supuesto, no doy aún por cerrada y que creo que todavía puede dar de sí. Especialmente porque, a resultas de las nuevas circunstancias, estamos descubriendo a una nueva María que nada tiene que ver con la chica despreocupada del principio de la serie, y que ahora se está demostrando toda una mujer fuerte y con coraje, capaz de luchar y sacar fuerzas de flaqueza, no dejándose hundir totalmente por el dolor. Y especialmente una mujer de la que ahora se resalta su capacidad de decisión y una cada vez más marcada personalidad, acentuada por una clarividencia propia de una persona muy madura.
Perspicacia que la ha llevado a leer entre las palabras de su esposo más allá seguramente de lo que éste se proponía compartiendo sus inquietudes. Pero María conoce bien a Francisca y sabe de lo que es capaz, así que seguro que no va a dejar caer en saco roto esto que para Martín no pasó de un pálpito, pero que podría encerrar mucho más.
Como así sucede en realidad, aunque María aún no lo sabe.
Pero no ha sido solo una carta de despedida por “si acaso”. También han sido unas letras que encierran el inmenso amor que Martín profesa a su esposa. Porque el amor también es generosidad, es desear la felicidad del otro, el saber dejar ir,……Bellas palabras de esta hermosa carta en la que Martín ha resumido todo lo que siente por la mujer de su vida.  Por las mujeres de su vida, porque también hay que incluir ahora  a Esperanza.
Sin embargo esto no ha sido lo único. De hecho volver a oír su voz ha acabado de redondear una escena que, a pesar de la inmensa tristeza que desprende, considero que ha sido preciosa. Más cuando además ha significado un cierto impase en el discurrir de todo un capitulo en el que los malos momentos se siguen sucediendo. 
Bueno, ha sido esto y saber con certeza que sigue vivo, aunque en peligro. 
Y supongo que aún habrá de pasar mucho tiempo para conocer el desenlace de esta historia, pero creo que a tenor de la carta, habrá también un antes y un después. 

27 de noviembre de 2014

Un futuro para Matías

Como ya dije en otro comentario, parece casi inevitable tener que mencionar a la doña en todos los fregados. Pero afortunadamente no sucede así en el caso de Matías.
¡Sólo faltaría que encima quisiera meter baza también en esto! (No puedo evitarlo, cada vez me tiene más sublevada esta pérfida mujer. De verdad que no entiendo adonde pretenden llegar con estas tramas).
Pero a lo que iba: Matías
Matías es joven e impresionable, y es probablemente por ello que Ezequiel puede manipularlo a su antojo. Pero por suerte para el chico, se ha topado con Emilia y Alfonso que pueden ser su salvación. Aunque en este caso para Matías se ponen en la palestra dos mundos muy diferentes, o más bien dos lealtades. Y tendrá que escoger entre los que supone su familia, o los que ahora han pasado a serlo. Una difícil elección, de la que dependerá su futuro.
Por suerte, Ezequiel quizás ha podido estropearle su pasado, pero no ha podido corromperle y hacer de él un desalmado. Y la influencia de Alfonso y Emilia, además de los desvelos de Raimundo, también le han permitido ver que existe otra realidad muy alejada de lo que supone no tener un hogar fijo, además de tener que salir corriendo de todos los sitios y encima llevar un estigma sólo por lo que es. Ahora tiene la oportunidad de sentirse querido, respetado, y especialmente ser libre.
Quizás sólo le ha faltado la suficiente confianza para participar a Alfonso y Emilia, o incluso a Raimundo, de sus problemas con su supuesto padre, pero quizás se pueda justificar con lo comentado anteriormente: la lealtad a los que cree su familia.
Solo espero que cuando descubra la verdad sobre sus orígenes sepa escoger bien. Es joven, pero lo suficientemente listo para ver cuál es el camino correcto. 

26 de noviembre de 2014

Desconsiderada y mezquina

Es realmente difícil hacer el ejercicio de hablar de un personaje olvidando todo lo que se sabe de él, trasladándose a su piel o a la de los que le/la rodean. Porque lo que es fácil es dejarse llevar por la impaciencia ante los hechos o las actitudes de algunos de ellos, sin tener en cuenta que por lo que se refiere a estos últimos muchas veces no disponen de la misma información que l@s espectadores.
De todas maneras, el caso de la doña es especial. No es necesario tener mucha perspicacia para no ver como es realmente. Otra cosa es que a base de lisonjas y manipulaciones, igual que la zorra del cuento, ésta consiga engatusar a algún incauto o incauta, que invariablemente tarde o temprano va a pagar las consecuencias de ello.
Aunque realmente lo que pienso de ella es que no está en sus cabales, pero no loca, sinó algo mucho peor. Es cierto que en el mundo pueden existir personas muy malvadas y que actúan sin ningún escrúpulo. Desgraciadamente es fácil encontrar noticias de ello en la prensa, ligado casi siempre al fanatismo, la ambición de poder o dinero, o a los deseos de venganza. Pero en Francisca parece estar todo incluido, y ello no puede ser producto nada más que de una mente enferma y desquiciada, que además muestra una doble faz muy peligrosa que le permite cambiar de actitud según la circunstancia y el interlocutor, pudiendo pasar de una apariencia amable a otra mezquina en menos que canta un gallo. De hecho en tema de fingimientos es la mejor actriz (por descontado Maria Bouzas borda el papel). 
Otra cosa que tiene es que jamás se rinde. Esto que podría ser considerado una virtud en algunos casos, en Francisca es un problema, porque es incapaz de admitir una derrota por muy clara que ésta sea . Y María lo ha sido. Sólo por ello es posible entender su insistencia en acercarse a ésta para recuperarla, porque cariño no puede ser cuando no ha hecho nada para evitarle sufrimientos.        
Lo que si hay que reconocerle es que sabe jugar bien sus cartas, aunque solo ver la escena con María, aparte de vergüenza ajena, produce también arcadas. No sólo por su desconsideración, disfrazada de preocupación (que de sincera no tiene nada), sinó porque el dolor de María es precisamente consecuencia de sus actos rastreros y mezquinos, los que se saben y los que aún se desconocen por parte de l@s habitantes del Jaral  En realidad su cara es tan dura como su corazón, y no sé ni siquiera como se atreve a presentarse en esta casa de donde tendría que ser sacada a patadas, aunque sólo sea por el hecho de haber procurado la desgracia de Aurora.  
Y me pregunto. ¿Además ha de estar en todas las salsas? Porque parece el hilo conductor de casi todo lo malo que acontece en PV.

25 de noviembre de 2014

Una trama infumable

Ante todo quiero dejar de manifiesto que considero la trama de Aurora de todo punto incalificable, en el sentido de que llevar a este personaje al límite puede ser que dé audiencia a la serie pero no es un tema amable de ver ni mucho menos. Y al mismo tiempo, hace que el personaje de Conrado desaparezca un poco más. Cierto que la vida no suele ser un camino de rosas y que hay que vencer muchos escollos, pero la fijación en hacerlo pasar mal a estos personajes ya me parece excesiva, sin que nunca se permita que lleguen para ellos los buenos momentos.  
Como también me parece fuera de todo lógica que siempre sean los buenos quienes pasen por situaciones de este tipo, mientras que al margen de la sociedad e instalada en una vida plácida, la “mala” monte fiestas y agasajos sin que le remuerda la conciencia. Sin que haga nada para que alguien de su sangre no tenga que pasar por sufrimientos y privación de libertad.    
Y ahora me podría poner a despotricar (otra vez) de la doña y de sus desmanes, pero era de Aurora de quién quería escribir.
Sé que puede parecer una crítica, pero no es esto lo que pretendo. Simplemente pienso que el consejo de la enfermera a Aurora de que no se signifique demasiado e intente pasar desapercibida lo máximo posible, es de lo más acertado. Y creo que la chica tendría que actuar con más cautela y, ya de entrada, no pretender meter baza en el trabajo, así como en la manera de actuar en la institución en la que se encuentra. Entiendo que su natural predisposición a ayudar a los demás hace que no pueda quedarse de brazos cruzados ante las evidencias flagrantes, pero creo que está olvidando algo crucial. En este momento es una interna, está situada en una posición de debilidad, y cualquier actitud fuera de lo que se espera en una paciente le podría pasar factura.
Presumiblemente le quedan diez largos años por delante, y tiene mucho tiempo para luchar y hacer algo para cambiar las cosas, en la medida de sus posibilidades. Por descontado no pretendo decir que haya de mantenerse quieta mucho tiempo, porque sé que su personalidad no lo admitiría, ni tampoco es una cobarde, pero si que sepa llevarlo con astucia y dejando que su posición se vaya asentando. Aunque, como he dicho antes, tampoco veo fácil que hagan caso a alguien que ha sido internada en un centro de estas características con una sentencia por locura, como también que precisamente por esto, alguien crea en sus historias. Por muy reales que l@s espectadores sepamos que son, hay que mirarlo con la perspectiva de los personajes. Y con los antecedentes que se le suponen a Aurora, es fácil que piensen que está fabulando y construyendo una historia a su medida. Pienso que por mucho que diga que es inocente y ha sido víctima de una conspiración, lo único que puede sacar ahora mismo de ello es provocar que su situación se agrave. Y por las fotos que ya corren por la red, esto va a suceder y pronto.
Reconozco que no me apetece nada esta trama, más cuando en este momento no existe nada en la serie que pueda sacar ni siquiera una sonrisa. Ahora mismo ni siquiera lo están consiguiendo los Mirañar, ya que admito que aunque a veces sus ocurrencias disparatadas pueden hacerlo, esta vez el tema del caballo me parece tan desquiciado como todo lo anterior.  

24 de noviembre de 2014

Una pequeña gran mujer

Solo por el hecho de haber provocado una cierta zozobra en la doña, Candela ya merece todo el reconocimiento. No es fácil que nada, ni nadie, consigan intimidar a Francisca. Cosa que es claro que tampoco ha conseguido del todo, aunque al menos le ha dejado claro que no le tiene miedo y que no se va a quedar de brazos cruzados. Otra cosa es que alguna vez consiga descubrir que le ha pasado a Inés. Así que no es de extrañar que Francisca, a pesar de la seguridad en su impunidad, no desee arriesgarse con Candela. Y por lo tanto haya enviado a Bosco con las pruebas de la supuesta marcha “voluntaria” de la doncella.
Dicen que en el bote pequeño se encuentra la buena confitura. Y Candela, a pesar de su escaso tamaño, demuestra que esta afirmación es cierta. Ha dejado palpable que, aún en 1920, era posible que una mujer, sin necesidad de estar bajo la tutela de un hombre, podía salir adelante por sus propios medios y labrarse un porvenir. Y todo ello a pesar de no haberlo tenido fácil, de haber sufrido la lacra de la violencia de género, haber perdido un hijo y un marido de manera violenta, pero aun así sobreponiéndose y siguiendo adelante. Es claro que es una mujer fuerte y con personalidad, capaz de enfrentarse a todo y a todos por los suyos, y para defender lo justo.
Y por ello, y porque creo que también están dejando en segundo plano una magnífica actriz como es Aida, y al hilo de un comentario de Mar en este mismo blog, coincido en que este personaje merece una trama propia, y no a la que parece haber sido destinada después de desaparecer su esposo Tristán. Candela ahora mismo es sólo la madre postiza, consejera, amiga y valedora de todas las causas (la mayor parte perdidas). Y por lo que se parece intuir ahora le toca bregar, además de por Aurora de la que ha declarado por activa y pasiva que quiere como una hija, también por Inés. Lo que me parece bien hasta cierto punto, pero que espero que no que sea el eje central de su trama en el futuro. 

23 de noviembre de 2014

Un bruto, pero no tanto

No sé muy bien que pensar sobre Mauricio y tampoco hacerme una idea exacta de cómo es realmente. Hay días que el hombre puede llegar casi a parecer adorable, y otros en los que llegas a desear que alguien le dé una merecida colleja, o algo más contundente. El caso es que parece que haya dos Mauricios: el capataz bruto y servil que se manifiesta ante la doña, y el otro que asoma lejos de la mirada de ésta. En el primer caso verlo además bajar la cerviz, permitiendo que Francisca lo humille, y que ahora encima lo amenace sin contemplaciones dejando ver que su confianza en él está bajo mínimos, es demasiado para el cuerpo. Porque puedo entender la fidelidad, pero no que el hombre que ante todo el mundo se muestra como un bruto y echado para adelante, delante de la doña siga comportándose como un dócil perrillo que se deja apalear, que es incapaz de revolverse y decidir por si mismo, que a pesar de cuestionar algunas ordenes es capaz de cumplirlas sin pestañear, que aunque parece que tiene algo de conciencia solo la deja asomar en contadas ocasiones y siempre con la vista puesta en su ama, que no sabe callar cuando hace falta y calla cuando sería necesario que hablase,…. Puede que la única justificación para entender su conducta, es la de que es consciente, como todo el mundo, que el hecho de que defraudar a Francisca o incumplir sus deseos es sinónimo de represalias que pueden llegar muy lejos en su administración. Y es comprensible que el instinto de supervivencia esté por encima de otras consideraciones.
También es cierto que en los últimos tiempos se ha obrado un cambio perceptible en él y que aparentemente está dejando de ser el hombre del principio de la serie, el desalmado ejecutor de las órdenes de su ama, la persona sin escrúpulos que no se paraba ante nada (aunque en ocasiones vuelve a sorprender con actitudes de este tipo, que hacen pensar en que la fidelidad hacia Francisca a veces le ciega y le lleva a cometer barbaridades). Pero tiempo atrás se supo que también tenía su corazón y que había un chico objeto de sus desvelos, aunque al mismo tiempo se planteó la cuestión de porque permitió que Efrén permaneciera en estado de semiesclavitud. Porque no cuadra mucho decir querer a alguien y sin embargo mirar hacia otro lado, dejando que el chico sufriera maltrato, al privarle de todo contacto con la gente.
Ahora hay otro al que presta su atención. Evidentemente no es lo mismo y tampoco creo que sea cariño, pero de alguna manera esta vez si ha decidido por su propio albedrío poner bajo su protección a Bosco. Y lo hizo antes de saber quien es realmente éste, aunque conocer su verdadero origen y saber que es el hijo de Pepa, una mujer que le marcó indeleblemente, parece que ha sido lo que le ha acabado de convencer. Conocer esta circunstancia ha hecho que, de alguna manera, esta vez si actúe al margen de la doña, porque creo que, a su manera, lo que intenta es impedir que Bosco corra la misma suerte que todos/as los que han estado bajo la órbita de Francisca, que ya se sabe que estropea todo lo que toca. Sin embargo lo hace sutilmente, no malmetiendo contra su ama, cosa que además podría poner en contra al chico. Mauricio aconseja, habla como un amigo, o más bien como lo haría un padre, intentando que Bosco piense por sí mismo y que la influencia de Francisca no acabe convirtiéndole en lo que va camino de ser: otro títere en las manos de ésta. Es realmente digno de ver los esfuerzos que hace para morderse la lengua y no hacer participe al chico de lo que sabe, o de cosas que podrían ayudarle a entender otras. Pero tanto él como la doña saben que de hacerlo las cosas iban a cambiar y mucho, y que los temores de Francisca podrían hacerse realidad, algo que podría significar también el fin del capataz. Y creo realmente que no va a ser por mediación de éste que Bosco va a conocer su verdadera identidad.
Otro tema es su relación con Fe. Casi llegó a admitir sus sentimientos al reprocharle a ésta que se pusiera en peligro al ayudar a Candela a llegar hasta la doña. Y es porque esta vez ha sucedido un hecho inusual: ha sabido anteponer un sentimiento que se empeña en negarse a si mismo, a la fidelidad a su ama. A la que esta vez ha mentido sin dudar.

21 de noviembre de 2014

Luchando contra el destino

No creo descubrir nada nuevo si afirmo que PV es una serie de mujeres fuertes, dotadas de una gran personalidad. Aunque también hay que hacer distinciones, porque no todas son iguales, ni tienen los mismos medios para hacerse valer. Existen las que viven por encima del bien y el mal, a las que es evidente que el poder y el dinero les facilitan mucho las cosas y ayudan a tener una posición dominante, que puede confundirse con otras cualidades, aunque en realidad sólo es tiranía y manipulación de las clases que tienen sometidas a su yugo. Pero también existen las que teniendo poco o nada, saben bregar con ello y no desfallecer ante la adversidad.
Huelga decir que en el primer caso estaría Francisca, en el segundo el resto de féminas.
Y en el caso concreto de estas últimas. Una a una, están demostrando que la fortaleza nace del interior y que se pueden afrontar los infortunios que la vida pone en el camino y salir adelante, solas o con la ayuda de los suyos. Evidentemente también cada situación es diferente y una pérdida como la que ha experimentado María, algo que en este caso es supuestamente irreversible, va a necesitar mucho más tiempo que otras situaciones que si tienen solución (aunque sea a largo plazo).
Quizás sea esto, establecer prioridades y buscar remedio para lo más inmediato, es lo que la ha llevado a sobreponerse a su dolor y actuar en consecuencia. Demostrando también al mismo tiempo un alto grado de madurez para una persona que ni siquiera tiene veinte años, pero a la que la vida ha dado tantos reveses y puesto en tantas encrucijadas que no ha tenido más remedio que crecer aprisa. Que, aunque ahora ya es toda una señora, en el fondo sigue siendo sólo una poco más que adolescente que en este momento afronta una situación muy dura para cualquiera, que se ha quedado sin su referente, su cómplice, su gran amor, y lo hace con una hija a su cargo, además de haberse convertido en cabeza de familia y responsable de una hacienda. Demasiada carga para unos hombros tan jóvenes. Sin embargo creo que la afirmación de Emilia de que María es fuerte tiene mucho de cierto y, estoy convencida de que la chica podrá superar esto (que no olvidar), porque cuenta además con el apoyo de toda una gran familia.
Sólo un inciso. Es cierto que María estaría posicionada en una escala intermedia entre las clases sociales y que, en una situación personal similar, habían (y hay) mujeres que no tienen ni de lejos los mismos recursos que de los que ella puede disponer, y que le permiten tener una cierta tranquilidad en cuanto a su futuro económico se refiere. Y afortunadamente para Aurora, María puede echar mano de ello para aliviarle la situación en el psiquiátrico.
Pero vuelvo al tema de la entereza de María. No veo nada nada fuera de lo corriente que en ocasiones se hunda y llore su desesperación, pero hay que reconocerle que también sabe sacar fuerzas de flaqueza para luchar contra el infortunio. Y además que lo haga para ayudar a su querida prima, casi una hermana, con la que la une una preciosa relación de cariño. Sus escenas de los últimos días han sido, al mismo tiempo, de lo más bonito y desgarrador. 
Solo espero que esta atmósfera sombría dure un tiempo prudencial. La luz ha desaparecido de la serie, volviéndose todo desesperanzador y negro, incluidos los ropajes de los personajes. Admito que me cuesta verlos con el tono monocromo con el que los visten, aunque entiendo que es lo dictaban las conveniencias y los usos sociales de la época, y ello hasta fechas recientes (aunque haya perdido casi totalmente su vigencia a día de hoy).
Y como el ánimo sombrío se me ha pegado, no se me ha ocurrido nada más que buscar información sobre este tema, encontrando algo sorprendente del inicio de esta tradición. Parece que antiguamente se creía que el espíritu de los muertos podía regresar y buscar un nuevo cuerpo en el que volver a vivir. Así que las personas pintaban su cuerpo de negro para que el alma del fallecido no los pudiera encontrar. Evidentemente esto ha ido cambiando, igual que el simbolismo, y ha acabado asociándose al dolor de la pérdida. También ha cambiado la práctica que se establecía de mantener el luto durante un tiempo, y que variaba según el grado de parentesco. Por ejemplo para María, al ser el caso del cónyuge, serían dos años de luto riguroso, más seis meses de alivio de luto para relajarse del negro.
Si los responsables de la serie quieren ser rigurosos con este tema, nos espera una larga temporada de negro. A menos que se concedan una licencia y se salten esto (como han hecho con otras tantas cosas), o suceda algo que cambie todo ello y que no puede ser otra cosa que el descubrimiento que Martín no está muerto.
Una pregunta ¿Qué ha pasado con la carta que éste escribió antes de marchar y que entregó a D. Anselmo?

20 de noviembre de 2014

Una cercana despedida

"Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden: es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree"
Paulo Coelho 
Amarillo. 
Digamos que la elección del color no es que la considere muy afortunada (por cierto, creo que entre los actores este color da mal fario), aunque para suerte de Hipólito dudo mucho que si algún día Quintina termina el jersey, pueda ponérselo. Aparentemente tomar las medidas con el corazón y no con la vista no es lo más adecuado, y parece que la chica ve a su hombre como una sílfide. Casi lo mismo que sucedió con los patucos de Esperanza, que no creo que a ésta le pasasen más allá del dedo gordo.
Pero lo que sí es seguro es que tanto uno como otros están hechos con amor. Como el que Quintina siente hacia su esposo y que le hace soportar a la desquiciada familia de éste. 
Sin embargo parece que también esto tiene fecha de caducidad. Ha dejado de ser un rumor para convertirse en una confirmación, el hecho de que Blanca Parés/Quintina abandona la serie y deja a la familia Mirañar sin la parte más juiciosa de todos ellos.
Dejando aparte los magníficos actores que dan vida a esta “singular” familia, Quintina ha aportado a la trama del colmado y ya desde el inicio, algo de sensatez, además de su particular idiosincrasia que la hace diferente y que permite, de alguna manera, soportar unas escenas que suelen unir invariablemente las insensateces de su esposo y su suegro a la insoportable manía de una suegra en meterse en la vida de los demás, la que además es la que lleva los pantalones en la casa, sometiendo a su voluntad a su esposo y a su hijo, un hombre incapaz de alejarse de las faldas de su madre a pesar de tener su propia familia. 
Solo espero que esta marcha no suponga otro revés al ya lúgubre discurrir de la serie. Otra desgracia más y ya sería el acabose  

Luchando con los sentimientos

No puedo evitarlo, pero me asalta una sensación de incredulidad cada vez que oigo a Bosco proclamar su gran amor por Inés. Y lo mismo me sucede con su repentina preocupación por la suerte de Martín y Aurora. Mi impresión es que los responsables de la serie quieren hacer comulgar con ruedas de molino, y he decir que, al menos por lo que a mí respecta, no lo están consiguiendo. De momento.
En el primer caso ya he expresado mi opinión en otras ocasiones. No lo puedo afirmar categóricamente, pero considero que no se puede amar a quien no se conoce. Quizás se pueda sentir atracción, pero unos cuantos revolcones (lo siento por ser tan bruta), un par de conversaciones apresuradas en el jardín y cuatro discusiones que han acabado mal, no pueden servir para conocer a una persona hasta el punto de desear pasar el resto de la vida junto a ella. Quizás en el amor romántico pueda existir algo parecido, que hace que se ponga una venda delante de los ojos y se obvie la realidad, pero según mi opinión sería sentar una relación sobre unas bases muy frágiles. El amor es conocimiento y aceptación de lo bueno y lo malo del otro, y entre Inés y Bosco sólo parece existir lo primero, porque éste ha dejado claro que lo segundo no está en disposición de hacerlo. En realidad Bosco conoce mucho mejor a Amalia, que evidentemente también tiene su secreto, pero con la que sí ha interactuado y con la que ha compartido su tiempo. Además de que la chica le ha dejado claro que su relación no fue espontánea sinó preparada por otros, lo que ya da una base de confianza. También le ha hecho saber que se ha enamorado de él. Por descontado que no olvido que cualquier día de estos, Amalia va a dejar caer algo que va a romper todas estas consideraciones y va a descubrirse una realidad muy diferente, como no podría ser menos para una tercera en discordia (¿o acaso es Inés esta tercera?). Como tampoco olvido que Bosco la está engañando con falsas promesas, además de engañarse a sí mismo.
Tres cuartos de lo mismo sucede con el otro tema. Sólo aceptando rinoceronte como animal de compañía se puede entender que, sin mediar apenas conocimiento de ellos, ahora sienta desazón por la situación de Aurora y la supuesta muerte de Martín. Es evidente que aquí lo que se pretende es apelar a algo tan manido como la llamada de la sangre, un sexto sentido que le haría reconocer su afinidad con ellos. Vale, quizás siendo muy benevolente, también pueda existir el hecho de que el chico haya llegado a cuestionarse que mientras Francisca le ha contado su versión de Martín y Aurora echando pestes sobre ellos, el resto del pueblo, incluido Mauricio, los tiene a ambos en un pedestal. Y esto es difícil de cuadrar. Pero el caso es que Bosco no sabe nada de los que son sus hermanos (y lo digo en plural, porque creo que Martín sigue vivo), no conoce su versión de los hechos, ni siquiera ha interactuado con ellos más que en un par de ocasiones. Si la idea romántica me puede hacer llegar a la conclusión de que sea posible que ello haya bastado para que los vínculos que los unen se hayan manifestado, la lógica me dice que no es factible que ello pueda suceder. Y que, de serlo, Bosco sea capaz de entenderlo.
Sólo Mauricio podría sacarlo de dudas. Pero es evidente que no va a ser así, ya que la actitud del capataz así lo demuestra. (Esta cuestión lo dejo para otro comentario)      

19 de noviembre de 2014

Esto si es amor

Ante el aluvión de desgracias en la serie, es inevitable volver la vista a una de las pocas tramas amables que aún quedan: la de Mariana y Nicolás. Y no es porque no piense desde hace tiempo que se merecen sobradamente mucho más protagonismo, sino porque otros lo acaparan y no permiten lucirse más a este par de actores fantásticos, y a esta pareja de ficción que considero derraman química por los cuatros costados. De vez en cuando los responsables de casting aciertan en la elección y considero que, en este caso concreto, lo han hecho de pleno en ambos casos. Igual que los que los han emparejado, forjando una unión preciosa.
Porque ¡esto si es amor, y no lo de otros que omito mencionar!
Y no es solo química entre ambos actores. Sus personajes derrochan complicidad, ternura, generosidad,…… buena gente. Incluso un punto de ingenuidad en Mariana, que a pesar de todo lo vivido y la dureza de su vida, aún conserva un punto de candor y una pureza de espíritu, además de una enorme ternura y un gran caudal de cariño para su esposo y los suyos. Sentimientos que la han llevado a buscar la manera de consolar a su querida sobrina con lo poco que puede ofrecer, además de su cariño y un hombro dónde llorar.
Pero por si no fueran pocos los recuerdos que en estos días todos sacan a relucir sobre Martín (al que, por cierto, Rosario volvió a llamar por su verdadero nombre, pero que en la supuesta tumba insistieron en llamar por el ficticio. Sin más comentarios,….), Mariana también ha puesto su parte. Y admito que cada vez que los recuerdos se agolpan vuelve la desazón por esta partida.
Desazón que también aprieta el corazón de Mariana. Pero ahí está Nicolás, el hombre de su vida. Con su porte elegante, lejos de ser el típico campesino, pero que por amor ha sabido renunciar a su carrera y quedarse al lado de la mujer a la que ama. Un gran hombre y un gran esposo, con una mente muy bien amueblada y en la línea de los otros grandes hombres de PV, que saben tratar a sus mujeres como lo que son, no como dictan las conveniencias.
Así que, como decía, mejor buscar tramas que al menos puedan sacar una sonrisa. Algo que esta preciosa pareja aún consiguen, aunque también exista un secreto que quizás algún día se dignen revelar. 

La cruda realidad

Es en estos momentos cuando considero que el personaje de Aurora está alcanzando su verdadera dimensión como hija de otros dos grandes.
Igual que en el caso de su hermano Martín, y quizás en Bosco, en su natural idiosincrasia está la rebelión, pero ahora ésta última ha quedado mermada por la cruda realidad. Sin embargo aun así yo no diría que ahora mismo lo suyo sea sólo resignación, ni aceptación de su impotencia ante los poderosos, sino que revela una persona sorprendentemente madura, con una gran entereza y capaz de sobreponerse a un destino incierto. Y ello a pesar de ser víctima de una tremenda injusticia, y con un futuro marcado por una condena que puede llevarle los mejores años de su vida. También da cuenta de una enorme generosidad, capaz de pensar antes en los demás que en ella misma, aunque es evidente y totalmente razonable, que la procesión vaya por dentro. Porque, por ejemplo, no debe ser fácil pedirle a la persona a la que amas que siga su camino y te olvide.
De todas maneras también hay algo más que no sé muy bien como calificarlo, si ingenuidad o confianza en una suerte que hasta ahora le ha sido esquiva. Y es el hecho de que, a pesar de todo, siga confiando en la justicia, y en que un día se sepa la verdad. Aunque haya de pasar toda una vida, y que ello ya no la ayude a recuperar los años perdidos. (Evidentemente esto es sobre el punto de vista de alguien en su situación, pero que no va a ser necesario porque es claro que algo va a suceder que la va a sacar de la reclusión. Aunque ahora sea adelantar acontecimientos).
Aunque en el trasfondo de todo persiste algo que es una lacra y que quizás nunca pueda arrancarse de la sociedad. La máxima de que la ley es igual para todos, es claro que siempre ha sido, y sigue siendo, algo que no es del todo cierto. El mejor ejemplo, la impunidad de los poderosos y bien posicionados, que ante la pasividad de la gente pueden comprar voluntades, manipular conciencias y manejar situaciones a su antojo y para su propio beneficio. Y tampoco me voy a poner a relatar ejemplos, porque día sí, día también, siguen habiendo noticias de ello en los periódicos.  

18 de noviembre de 2014

Morir en vida

Acurrucarse en un rincón, encogerse y no pensar nada, no decidir nada. Sentir que el mundo ha dejado de girar. Desear que todo sea una pesadilla que se esfume al despertar. Sentir un vacío inmenso que se antoja imposible de volver a llenar.
Es difícil ponerse en el lugar de alguien que pasa por una situación como la de María. No creo que sea posible a menos que uno lo haya vivido en sus propias carnes, cosa que espero que no suceda nunca.
Y los próximos días aún van a ser más dolorosos y duros para ella, al tener que enfrentarse a la realidad. Bien presente además en su hija, la niña fruto del amor y cuya imagen es la de su padre, el hombre al que supuestamente nunca más podrá abrazar y el que nunca más podrá acunar a su pequeña. Todas ellas escenas preciosas y llenas de ternura, que difícilmente se podrán igualar.
Pero el amor por su hija también ha de salvarla. A través de Esperanza podrá mantener vivo el recuerdo del hombre al que amó más que a su vida, pero que se ha llevado con él toda su felicidad. Por ella habrá de ser fuerte y no dejarse vencer por el dolor, además de que con la marcha también de Aurora, su responsabilidad irá en aumento al convertirse en cabeza de familia. Por cierto, no entiendo porque Raimundo no ayuda en la administración de la finca, aunque supongo que Conrado va a ser el que lleve el peso. 
De todas maneras no puedo dejar de preguntarme donde está la luz que se pretende vender en esta nueva etapa de la serie. Por de pronto ya empieza con días aciagos en el Jaral, donde las desgracias se suceden una detrás de otra, y sus habitantes viven en continua congoja.  

La nueva cabecera

Montajes de MarGonz. 
Me he de ratificar en algo obvio: mirar los capítulos por Internet es una ventaja. Me puedo ahorrar muchas escenas que no me apetece para nada ver, y entre ellas la nueva cabecera. Y aunque no considero necesario disculparme por dar esta opinión, he de decir que no se trata de un berrinche, algo que a primera vista puede antojarse que es así, sinó que es consecuencia de mis sensaciones sobre algunos de los que la protagonizan.  
Pero intentaré ser objetiva.
La realidad es que hay que admitir que a consecuencia de la marcha de Jordi se han producido cambios inevitables en las tramas, y que los responsables de la serie se han visto en la obligación de buscar un nuevo motivo de enganche a la misma. Pero creo que el rumbo que han intentado imprimir a ésta no está logrando cuajar, o al menos hasta el punto de pensar en que van a conseguir sustituir a los anteriores protagonistas, mucho menos de manera inmediata. Porqué ¿quién se ha dado cuenta de que Inés no está desde hace unos días, o se ha interesado por su suerte más allá de la pregunta retórica? ¿Alguien la echa realmente en falta? Me atrevería a decir que casi nadie, y ello da cuenta del poco interés que ha despertado esta trama y la poca credibilidad de esta supuesta historia de amor, que en mi opinión (y como he dicho en otras ocasiones) no tiene nada de ello.
También es verdad que el hecho de que Jordi no salga en la nueva cabecera puede ser entendible hasta cierto punto. Pero admito que esperaba que siguiera de alguna manera, tal como durante meses lo hizo Tristán, que salía en segundo plano. Sin embargo parece que han decidido eliminar todo posible vestigio de nostalgia, y sacarlo de un plumazo. Algo que mientras siga Loreto no creo que vaya a ser posible, porque seguirá asociada al personaje de Martín para siempre. Y me ha alegrado descubrir que sigue ocupando un lugar relevante en los nuevos créditos, incluso por delante de Fariba.
Aunque lo que más cuesta de entender es esta especie de ninguneo a la pareja Conrado y Aurora. Sólo el hecho de que detrás de ello pueda estar también la posibilidad de otra marcha, explicaría que sigan en segundo plano y que hayan decidido que otra pareja haya de ser la protagonista, cuando sólo Aurora y Martín son el nexo con el origen de la serie. Y sin su hermano, Aurora quedaría como la auténtica protagonista. También es cierto que Bosco estaría en idénticas condiciones, pero tal como lo pintan ahora difícilmente alguien puede establecer estos lazos con sus orígenes. No ayuda nada que esté en el bando de la doña y en contra de la familia que verdaderamente le corresponde, la que le querría por lo que es y no por lo que supone.
Por descontado, todo ello no va a hacer que yo también renueve la cabecera de este blog. No soy amiga de nostalgias, pero sí de fidelidades.  

17 de noviembre de 2014

Una triste despedida

Dejando aparte el tema del sufrimiento de María, que no es menospreciable, y que difícilmente dejará de ser visible en los próximos días o semanas, creo que hoy hay que hacer una mención aparte a Aurora y Conrado. Aunque por separado (algo que, por cierto, tampoco es tan diferente de lo que estamos viendo últimamente. Modo ironía eh…..) .
No tengo mucha información sobre ello, pero me parece que tampoco es tan raro que permitan salir de su encierro a alguien para poder despedir a un familiar cercano. Así que el que le hayan negado a Aurora acudir al entierro de su hermano, ni que fuera acompañada por los civiles, solo lo veo como una vuelta de tuerca más, como una argucia para añadir dramatismo al tema. Cosa que tampoco estoy en condiciones de criticar, porque además este es uno de los métodos recurrentes (y demasiado habituales) de la serie. Como si no fueran suficientes las escenas del supuesto entierro de Martín, en las que aún a pesar del convencimiento entre buena parte de l@s espectadores de que estaban cubriendo de tierra un ataúd sin cadáver, no se pueden negar las emociones, desde el dolor de María y los allegados del chico, hasta la impasibilidad de una maquiavélica Francisca, cuya presencia en este acto difícilmente se puede explicar. Porque es evidente que para ésta no se trataba de cumplir con las apariencias, ni de dar apoyo en estos momentos a su ahijada, sino de algo mucho más tenebroso y de lo que ni siquiera deseo conjeturar. Verla a ella y al impostor al borde de la tumba fingiendo algo que están lejos de sentir, además de la sola idea de que supuestamente están permitiendo que un sufrimiento gratuito inunde a todos los que querían a Martín, me parece realmente vomitivo y despreciable.   
Pero escribía sobre Aurora.
No conoció a su madre, perdió a su padre cuando empezaba a disfrutar del refugio y el calor de sus brazos, y ahora es su querido hermano el que la abandona. Este hermano del que desconocía la existencia hasta hace bien poco y con quien en el poco tiempo que han podido estar juntos ha forjado unos lazos inquebrantables, el que junto con Conrado es uno de hombres más importantes de su vida. Y aunque aún tiene a éste, entiendo su sensación de desamparo al sentir que Martín la ha abandonado, y que con él desaparece también de alguna manera el vínculo directo con su pasado y con sus padres. Porque su hermano, a diferencia de ella, si pudo conocerlos y disfrutar de ellos.
Realmente la escena de la despedida me ha parecido sobrecogedora y bien construida, en la que el espíritu rebelde de la chica, y su necesidad anímica, han podido más que cualquier temor sobre las consecuencias de sus actos.
Y casi tan duro como esta escena, ha sido la de la decisión de Conrado.
Aun sabiendo que la culpable de la situación es Francisca, y que no puede esperar nada de una mujer que es capaz de poner a alguien de su sangre en peligro de muerte y sin que le tiemble el pulso, no ha dudado en humillarse y apelar a cualquier recoveco de humanidad que aún pueda quedar en esta mujer. Pero difícilmente se puede esperar algo así de alguien que además es capaz de refocilarse al ver como una persona, a quien considera su enemigo, agacha la cabeza y suplica su ayuda, sabiendo que lo que realmente desea su interlocutor es saltarle al cuello pero que ha de aguantarse las ganas. La vida de Aurora está en juego y no es el momento de arruinar cualquier posibilidad que exista para ella. Otra prueba más del amor de Conrado, que antepone sus sentimientos a otras consideraciones. 
Quizás ya haya tiempo para devolver las tornas (o no). 

16 de noviembre de 2014

El devenir de la serie

Soy consciente que desde hace unos días mis comentarios quizás hayan adquirido un tono mas crítico del habitual. O es posible que lo que sucede en la serie me lo inspire con mayor frecuencia. También es cierto que suelo tener la que puede parecer irritante costumbre de buscarle las vueltas a casi todo, aunque creo que esta vez no estoy sola en ello. En la ultima semana pienso que lo único que he hecho ha sido unirme a un coro generalizado de voces discrepantes con el actual devenir de la serie, aunque sorprendentemente esto último no haya mermado ni un ápice los habituales buenos datos de audiencia, cosa que por cierto no deseo lo mas mínimo que suceda. Y ello con unas tramas repetitivas y en las que se alarga, hasta limites rayanos al esperpento, situaciones en las que el resultado ya es de cajón desde la primera escena. O lo que es aún peor, se tensa hasta el extremo en otras, en las que se intuye un sufrimiento gratuito que incluye a los espectadores, Que, fieles a la serie, han hecho suyos y queridos a los personajes.
Pero ante todo tengo que decir que intento no perder la perspectiva, evitando en la medida de lo posible el dejarme arrastrar por pasiones que no van a ningún sitio. Aún así es inevitable, después de dos años largos de seguir fielmente algo que es una ficción, pero que llega a trascender de ello, que los personajes se hayan hecho tan familiares que casi se han convertido en reales.
Y es en este momento, cuando hay dos tramas que han conseguido levantar una gran polvareda entre los seguidores de PV, que esto se pone a prueba. Pero lo primero y que es de justicia, es reconocer que una de ellas, la de Martín, es evidente que no es del todo achacable a los guionistas, que se han visto en la obligación de buscar una justificación razonable a la ausencia del actor, y quizás no tenían muchas alternativas. A pesar de que es claro que ellos si conocen cual va a ser el futuro de este personaje, y si habrá continuación o no de su historia. Pero al mismo tiempo esta incertidumbre (calculada o no) y alimentada por rumores, especulaciones, hipótesis,…. lleva a que en las redes sociales la línea de la mayoría de comentarios sea de indignación por la salida que le han dado a esta situación, y lo que podría ser lo que ya se intuye como sufrimiento gratuito a unos personajes ya de por si suficientemente maltratados, mientras que los mismos de siempre siguen saliendo bien librados. Porque si realmente lo que han maquinado los responsables de los guiones es una situación extrema para después darle la vuelta, me parece de una crueldad, además de innecesaria, de lo más retorcido y maquiavélico, especialmente si detrás de ello además se encuentra la mano despiadada de Francisca y sus secuaces.
Quizás en la vida real los poderosos siempre han tenido las de ganar, pero esto es una ficción y no veo porque no puede ser de otra manera. Si las licencias en algunos temas están a la orden del día (véase por ejemplo todos los juicios que se han sucedido en la serie) no sé porque esto no ha de ser posible.
Evidentemente no sé si Jordi va a volver o no (espero que si), y tampoco soy nadie para intentar enmendarles la plana a los guionistas, pero creo que aún en el caso de que una posible vuelta de éste fuera dudosa, tampoco era necesario recurrir al extremo al que han llegado. Pienso que los espectadores ya empezamos a estar cansados de tanto drama, entierros, duelos y lágrimas, sin que se vea un final feliz a ninguna de las tramas.
Y no, no me olvido de la de Aurora. Porque si cansa lo anteriormente dicho, también creo que también lo hace el hecho de que todos los protagonistas hayan tenido que pasar por la cárcel, e incluso llegar al extremo de ver peligrar su vida. Una situación (la primera) que de paso, y en este caso concreto, también vuelva a poner otro impasse a la historia de amor con Conrado, la que presentaron como algo sublime, y que después han impedido que pudiera desarrollarse debidamente y sin sobresaltos.
También está el tema de Francisca. He leído muchas veces (y no voy a ser yo quien lo niegue) que este personaje es una pieza fundamental en la serie. Pero ahora empiezo a pensar que debe haber algo más, especialmente después de ver como van desapareciendo protagonistas principales y no pasa nada. También es cierto que casi todos han marchado por propia voluntad y no porque lo hayan dispuesto los guiones, pero a tenor de lo visto cada vez estoy mas convencida de que ninguno es imprescindible, y que hay actores o actrices que están igualmente desde el principio pero que por alguna razón no parecen merecer la misma consideración. Y creo que sería de agradecer que esto cambiara de una vez por todas.
Y ya que hablo de Francisca.
Según todos los indicios todo lo que acontece actualmente parece una situación orquestada por Francisca. Si es así vendría a darse una suerte de una personalidad tan complicada que es imposible de entender y mucho menos justificar. Alguien capaz de mostrarse sin el más mínimo resquicio de fingimiento, cuando todo no es más que una careta que esconde intenciones funestas. Aunque llegar supuestamente al extremo de además recrearse en ello y en primera persona, dejando que los demás sufran innecesariamente y solo para satisfacer sus propios intereses, hace que no haya redención posible para esta mujer para la que los calificativos más duros son sobradamente merecidos.

14 de noviembre de 2014

El cubano

Entiendo que la pena puede nublar las entendederas y que haga que cosas que en otro momento podrían ser cuestionadas, ahora pasen a segundo plano.
Pero es que el tema del cubano se las trae. Primero que de entrada se presente con nombre y apellidos Castro, sin nada que pueda demostrar tal afirmación. Es cierto que conoce muy bien toda la historia, pero esto de por si no prueba nada, porque  hay maneras de saberlo sin que ello implique que se lo haya contado el propio Martín.  
Aunque todo lo demás lo considero igual de cuestionable. Primero que el encargado del hotel en el que iba a hospedarse Martín no haga mención ninguna de haberlo visto desmejorado. Y después el tema de lo que le ha provocado su supuesta muerte. Leyendo un poco sobre el virus que aparentemente ha acabado con la vida de Martín, una se entera, primero que tiene un periodo de incubación que va de 4 a 10 días, lo que implica que supuestamente ya hubiese llevado la enfermedad desde casa o fuera picado en alta mar por un mosquito portador. Lo primero me parece altamente improbable y lo segundo casi lo mismo, teniendo en cuenta que viajaba en un camarote y no en la sentina del barco. Habría que enredarse en una explicación mucho más rebuscada para encontrar una justificación, aunque entiendo que es un tema que al 99% de las personas que ven la serie les pasa desapercibido (algo que en realidad tendría que ser así, pues supuestamente se trata de un entretenimiento que no tiene más razón de ser que mantener pegado al televisor a los espectadores. Por cierto, que la palabra entretenimiento no sé si es la adecuada, porque lo que últimamente está provocando la serie es más bien desazón y mal rollo)
A lo que iba.
Supongo que tarde o temprano alguien se va a preguntar si realmente el cubano es quien dice ser (lo siento, no puedo poner su supuesto nombre porque, como ya dije, me parece casi un sacrilegio). Y la primera habría de ser la doña, a menos que esté metida en el ajo y sepa más de lo que aparenta. Aunque de ser así considero que ya sería el súmmum de todas las vilezas habidas y por haber.
En realidad (creo que ya lo he dicho en otro comentario) no entiendo muy bien a donde quieren llegar los guionistas con las actuales tramas. En este momento la única que parece que no sufre nada grave es Francisca (si hasta incluso el pobre Matías lo está pasando mal!!!). Como también me cuesta imaginar qué clase de intención puede hacer que hagan concurrir al mismo tiempo varias situaciones extremas en diversos personajes. Por lo que los próximos días y semanas pueden ser intensos, pero lo que seguro no van a ser es alegres, ni van a aportar la supuesta luz que nos quisieron vender y que me temo que, de momento, va a limitarse a los nuevos decorados.   

13 de noviembre de 2014

Me niego....

No hace muchos días volvió a caer en mis manos el comentario que escribí cuando murió Tristán, hace ahora poco más de un año. Y hoy voy a empezar este de la misma manera.
Negación. Según la definición del diccionario es un mecanismo de defensa para evitar enfrentarse al aspecto doloroso de la realidad.
Por ello me niego a empezar este escrito con otra imagen que no sea la de la vida. Ya que puede irse la persona (en este caso el personaje) pero no su esencia. Y con ello me quedo. Aunque en esta ocasión la diferencia sustancial es que no hay la certeza absoluta de esta muerte, excepto para quienes intervienen en la serie: esposa, parientes, allegados, amigos,…
También me niego a participar en el duelo, aunque evidentemente tampoco me ha dejado indiferente. Soy consciente que son escenas escritas para llegar a la fibra sensible y que hacen que l@s espectadores alcancemos a sentirnos realmente participes de un dolor que, aunque ficción, es capaz de llegar al corazón. Y admito que ha sido especialmente el de María (interpretado magistralmente por una Loreto totalmente creíble) el que lo ha conseguido. Su desesperación ante la evidencia de algo tan definitivo como la muerte de la persona a la que más ha amado en esta vida, creo que no es fácil que sea ignorada. Y me imagino que aún quedan días de duelo, entre el entierro y la aceptación de la realidad, que para ella va a hacerse todo un mundo y que es totalmente comprensible. Después de meses de padecimientos y de obstáculos, cuando su futuro parecía haberse despejado y su felicidad al lado de Martín y de su hija era completa, la supuesta muerte de éste sale al paso y lo trunca todo, por lo que no ha de ser fácil admitir que es el fin, y además resignarse.
Pero me sucede algo curioso al respecto de la supuesta muerte de Martín. En vez de tristeza que, aunque irracional, sí me provocó la muerte de Tristán, en este caso siento algo parecido a la indignación. Evidentemente ni yo, ni casi nadie (excepto los interesados) sabe que va a suceder con este personaje, y si esta situación es definitiva o reversible. El hecho de que no haya cadáver visible, que no exista una certeza absoluta que dentro del ataúd se encuentre quien se asegura que está, deja una puerta abierta a que en un futuro Jordi/Martín pueda regresar, aunque sea para cerrar su historia. Aún teniendo claro que si ello sucede tampoco va a ser pronto. Mi indignación viene dada por el recurso utilizado para hacer desaparecer de escena el personaje, siempre suponiendo que esta muerte no sea tal. No hay que olvidar que ya existió otro funeral para Martín sin el cuerpo del supuesto finado, y volver a lo mismo ya me parecería excesivo. Como también el hacer pasar a todo el mundo por un trance semejante sin que exista necesidad de ello, ya que pienso que había otras formas de dejar al personaje en reserva. Más tratándose de uno de los personajes protagonistas, y por lo tanto más visibles. Por no decir de los más queridos.
Me reitero. Creo que ni yo, ni casi nadie, fuera de los personajes de la serie, se acaba de convencer de que Martín ha muerto. Aunque evidentemente tampoco nadie, ni en la vida real ni en la ficción, y más con los antecedentes expuestos por el supuesto otro Tristán, se atrevería a abrir el ataúd para comprobarlo. Así que no habrá más remedio que quedarnos con la duda, hasta que los guionistas o el propio devenir de la serie pongan las cosas en su lugar.
Supongo que ahora nos esperan unos días de negrura en la serie, y no sólo por el color de las prendas de vestir. Aunque no tan negra como el alma de la Montenegro, que ni siquiera ha parecido inmutarse al conocer la noticia, mientras que personas como Mauricio han logrado conmoverme con sus recuerdos del niño que corría por la Casona. Y queda el dolor de una hermana que casi no ha tenido tiempo de disfrutar de su familia, primero perdiendo a su padre y ahora a su hermano del alma, y que además ahora ha de cargar con un futuro que se presenta igual de negro. O Candela que ha perdido a otro hijo, o Rosario y Raimundo a su nieto, Emilia y Alfonso a su sobrino, o D. Anselmo a alguien muy importante para él,…..Y queda Bosco, que ha perdido un hermano aún antes de saber los lazos que los unían.
Y, por descontado, hay el otro Tristán (que, aparte de que pienso que podrían haberle puesto otro nombre, ya que me parece casi un sacrilegio que se llame así, tampoco creo correcto que se presente como Castro de apellido, ya que es evidente que su supuesto padre no pudo dárselo ya que ignoraba su existencia). Un personaje que, ya de entrada, se me antoja con un cierto cariz siniestro y que creo que no es quien pretende ser. Pero que, mientras no se demuestre lo contrario, puede suponer un contratiempo en los planes de la doña con Bosco, del que también es supuesto hermano, igual que pretendiente a la herencia. 

12 de noviembre de 2014

Una vuelta de tuerca más

Ahora mismo la atmósfera de la serie no creo que alcance a ser más lúgubre. Nadie parece escapar a la fatalidad o al sufrimiento, inducido o no. Porque aunque parezca lo contrario ni la doña escapa a ello, solo la diferencia de los demás que ella es la que lo provoca. De hecho de La Casona sale la mayor parte de todo lo malo que acontece, siendo ella la persona más infeliz de todas porque también es la más miserable. Pero no por necesidades económicas, sino por su miseria moral, carente del más mínimo rastro de humanidad. Y dejando en evidencia que el dinero y el poder sólo dan seguridad y pueden comprar muchas cosas, pero no el cariño ni el respeto. Está sola y así va a seguir hasta el fin de sus días.
Sí, es cierto que ahora tiene a Bosco, pero a estas alturas no creo que nadie piense que realmente le quiere, sólo que lo utiliza. Más después de ver y oír su reacción ante Inés.
Porque nadie va a volver a estropear sus planes y el chico es uno de ellos.
Francisca sólo es una amargada, que vive sumida en el odio y el rencor, envenenada por su propia ponzoña y sin que las personas que la rodean lo hagan por otra cosa que por necesidad o para sacar provecho. De momento quizás solo Bosco no cumpla con estas premisas y sus sentimientos sean sinceros, como en su día sucedió con María, pero al igual que ésta es posible que esto también tenga fecha de caducidad. Será el día en que el chico decida actuar por su cuenta y hacer uso de su libertad para decidir su futuro.
Pero como decía, de momento nadie parece poder escapar a la fatalidad. Aurora irremediablemente perdida y abocada por su pérfida abuela a un futuro incierto, Conrado sin poder hacer nada para ayudarla, Alfonso y Emilia debatiéndose entre la preocupación por María, Aurora y Matías, éste con su supuesta familia rondando e intentando volver a hacerle caer, Inés desaparecida, Bosco sin aclararse, Amalia desazonada, Candela penando por su sobrina, por Aurora y por todos, Nicolás escondiendo un secreto que amenaza con crear problemas en su matrimonio, Fe sin entender nada de lo que ha pasado con su amiga, Mauricio debatiéndose entre la fidelidad a su ama o a su conciencia, amenazado por la doña y al parecer dispuesto a contar la verdad sobre Bosco, la vuelta del desaparecido Fulgencio al que nadie echaba en falta y que no presagia nada bueno, …..Y por si no fuera suficiente ahora la supuesta muerte de Martín, el desgarrador dolor de María por la pérdida del hombre al que ama, y la llegada de un nuevo hermano para la familia Castro. Sólo falta que lleguen los nuevos para completar el círculo y acabar de hacer más negro el panorama y más enredada la serie.
Parece que aquello de que los problemas de uno en uno no sirve, y han decidido condensarlos todos al mismo tiempo.  

Y ahora hablando de la realidad
De verdad que no entiendo la fijación de unos guiones que se empeñan en ahondar en el sufrimiento de los personajes, sin darles tregua, sin concedernos la más mínima oportunidad a los espectadores de ver tramas amables, sin que tengamos que sentir que hay que atesorarlas porque inexorablemente después viene algo malo o desastroso. Estoy convencida de que hay muchas otras posibilidades sin que ello obligatoriamente tenga que suceder.
Y al blog de mi amiga Margonz me remito.