Libres para amarse

Es realmente fantástico ver cómo el poder de unas pocas líneas en un papel puede cambiar toda la vida de dos personas. Por fin se ha enmendado un error garrafal que llevó a María a un matrimonio desgraciado, y se han roto las cadenas que la asfixiaban. Ahora es libre para vivir, para soñar en un futuro, y especialmente para ser feliz junto al hombre al que ama, al que ha amado desde el día que se encontraron en la plaza del pueblo hace ya tanto tiempo que parece una eternidad. El hombre que también la quiere más que a su vida, el padre de su hija y con el que ha formado una familia preciosa.

El destino da muchas vueltas, y durante meses los ha llevado a los dos por caminos que parecían separarlos cada vez más, pero al final se han encontrado en el horizonte. Y ya nada podrá separarlos. (Cruce de dedos y velas a santos en este punto, a pesar de no creer en ellos). Porque su amor es fuerte, igual que su deseo de estar juntos lo que espero sea el largo y dichoso resto de sus vidas.

También es cierto que en esta serie nada es definitivo, y que aún puede surgir algo que interrumpa el curso de los acontecimientos, pero pienso que ya pocas cosas pueden quebrantar algo que está fundamentado en el amor más inmenso, y en la fuerza que da éste para superar los mil obstáculos que se han interpuesto en el camino de dos seres que sólo aspiran a lo que todo ser humano: la felicidad.

Algo que creo que ya les tocaría, aunque sólo fuera porque la balanza está más que descompensada y ya sería el momento de que al menos se equilibrara.