28 de agosto de 2017

Severo y la venganza

¿Se le puede pedir a Severo que abandone sus ansias de venganza hacia Francisca, que olvide todos los agravios que ésta le ha infringido a él y a su familia? ¿Qué en nombre del amor y la paz para los suyos, abandone la partida, dejando que gane la doña?
Vale, la venganza es mala consejera y puede llevar a una persona a un camino de perdición. Pero aun así considero lícito que Severo desee recuperar lo que es suyo, lo que Francisca le ha arrebatado, como que espere que algún día la justicia terrenal se imponga. Ya que se trata de algo que atañe mucho más a los sentimientos, no solo de que le sea devuelto lo que ha ganado a base de trabajo y esfuerzo. No ha de ser fácil pasar página cuando Francisca es la culpable de que en su infancia y adolescencia se viera privado del calor de una familia, y que más tarde le fuera arrebatado su patrimonio como consecuencia de las malas artes de ésta. Por cierto, algo (lo de las vacunas) que parece que ha pasado, como tantas otras cosas, a un espacio intemporal en el que nadie parece reparar.
Pero parece que Candela, a pesar de haber dado su palabra de no insistir sobre el tema, va a volver a pedirle a Severo que hagan las maletas y que, sin volver la vista atrás, abandonen Puente Viejo. Una petición legítima, que podría parecer egoísta si no supiéramos que es también el deseo de recuperar la paz y vivir una vida feliz de familia.
Paz que solo lograrán si se alejan de Francisca.
Pero no voy a negar que es una idea que no me apetece para nada. Aunque en vista del panorama quizás sea más fácil esto que esperar a que se vuelva otra vez el sufrimiento a esta familia. O peor aún, que destrocen a los personajes, como desgraciadamente venimos viendo últimamente. No quiero ser pájaro de mal agüero, pero reconozco que me han contagiado las aprensiones, más cuando ponen en boca de los personajes este tema. Porque ya es habitual que se incluyan pistas en los diálogos que al final acaban convirtiéndose en situaciones concretas. Y si lo unimos al hecho, también recurrente, de la invisibilidad gradual de un determinado personaje antes de que desaparezca definitivamente, el panorama empeora. Porque Severo ha pasado de ser un rico hacendado, alguien que podía hacer sombra a Francisca, a convertirse en un hombre que ha visto esfumarse casi todo, y ser simplemente ahora el amigo del alcalde que sale un par de minutos a su lado en cada episodio. Ya no hablo de que hayan finiquitado el escenario en el que lo hemos visto habitualmente en estos tres años: La Quinta, y que además ya no existan apenas escenas íntimas con Candela. 
Todo esto me apena, primero porque considero que no es justo, pero además porque creo que están desperdiciando muchas posibilidades con esta trama y estos actores.
Evidentemente esto son solo conjeturas, sin ninguna base concreta, solo los antecedentes antes expuestos. Y quizás sea poner la venda antes que la herida, y que esto sea solo algo temporal y volvamos a ver a estos actores en el lugar que les corresponde. Más cuando ahora va a quedar un gran vacío en las tramas con la marcha de los habitantes de los Manantiales. Por cierto, algo que me revienta por partida doble: porque finiquitan esta última trama a la brava y dejando muchos flecos, y porque significaría que para recuperar el protagonismo merecido los de La Quinta tienen que apartar a otros, cuando ellos han mantenido la serie en el candelero durante meses y han dado cuerda a la trama de Francisca. Porque no nos engañemos, son dos tramas que se retroalimentan y la de Francisca quedaría en nada o casi nada si no tuviera a Severo para incordiarse mutuamente,  o a Candela para intentar humillarla periódicamente con sus visitas a la confitería. Algo totalmente lamentable, porque denota también falta de imaginación por parte de los responsables de los guiones.
Y al hilo de esto, quiero incluir algo en este comentario.
Me gustan las series, pero no soy muy habitual a las telenovelas (de hecho solo sigo Puente Viejo). Sin embargo estos días de vacaciones he tenido ocasión de ver ocasionalmente otra y me he quedado sorprendida (gratamente) de ver que las cosas se pueden hacer de otra manera. Me refiero a Amar es para siempre. Tramas bastante rápidas y creíbles, resolución de situaciones en tiempo prudencial (excepto un asesinato que requiere un periodo más largo), pero ante todo no he encontrado casi nada que me haya hecho cuestionar la coherencia de lo que veía. Y los flashbacks inexistentes o cortos como dice su propia palabra, no escenas completas como nos tienen acostumbrad@s en Puente Viejo.
Tampoco hay un malo de referencia, y cuando lo hay tiene su talón de Aquiles, lo que viene a desmentir la necesidad de que exista esta figura de manera constante y sea siempre la misma. Claro que tiene que existir un elemento distorsionador, pero dentro de unos cauces que no se aparten mucho de la realidad, lejos de la impunidad de la que goza Francisca. Incluso las situaciones que se pretenden distendidas suelen huir del recurso fácil y entran dentro de la normalidad, lejos de los sinsentidos a los que nos tienen acostumbrados con los Mirañar. Igual que las historias de amor que se viven sin estrépito, con romanticismo, pero sin caer en los tópicos, ni en el edulcoramiento.
Lo dicho. A la vista está que las cosas se pueden hacer de otra manera.

26 de agosto de 2017

El fin de Los Manantiales

Inexorablemente se acerca el fin de una trama que levantó muchas expectativas y que al final ha acabado siendo un gran fiasco por la manera en la que la han llevado, por haber destrozado a casi todos los personajes principales (y algunos de subordinados), pero especialmente por la sorprendente decisión de finiquitarla un año y medio después de su irrupción en pantalla. Y encima inmersa en una espiral de situaciones complejas que van a quedar sin resolver. Además la sensación generalizada es que, de alguna manera, los protagonistas de Los Manantiales se van por la puerta de atrás como si huyeran, cuando en realidad quizás la respuesta sea la manifestación de una manera abrupta de resolver una situación que a los guionistas se les ha escapado de las manos.
Estoy convencida de que casi nadie esperaba algo parecido, a pesar de lo que hemos estado viendo en los últimos meses o semanas, con situaciones incomprensibles que han llevado a dar la vuelta a la personalidad de los personajes de Los Manantiales y situarlos en las antípodas de lo que fueron en sus inicios. Nada irremediable si se atajaba a tiempo…como hemos visto en otros personajes y con situaciones incluso más complicadas. ¿Acaso no nos hemos tragado un montón de sapos hasta ahora? Protestando, poniéndolo en cuestión y no aceptando según qué cosas,…pero al final dejándolo por imposible, y porque no vale la pena hacerse mala sangre por una ficción.
Sin embargo, y visto en perspectiva, se acaban descubriendo señales de que quizás en esta trama algo no funcionaba de la manera esperada y que algo de este estilo podía suceder, aunque atreverse a conjeturar el motivo que finalmente ha desembocado en el cierre sería un poco aventurado. Creo que más bien son un montón de cosas,…. aunque lo seguro es que nunca sabremos las verdaderas causas. Pero, por ejemplo, ¿alguien entiende porque Hernando apenas interactuaba con el resto de personajes, porque su espacio vital no se alejaba apenas de los confines de su casa? Una acaba llegando a la conclusión de que con este personaje, por los motivos que sean, han acabado utilizando el mismo recurso que con Inés: condenarlo al ostracismo. Cosa que con Camila ha sucedido en menor medida y que en Beatriz ha ido en otra dirección, pero con la misma (mala) fortuna.
¿Qué los actores no han estado a la altura de lo que se esperaba de ellos? También en esto hay diversidad de opiniones y no voy a entrar en ello, porque creo que el hecho de que la trama no haya dado el resultado esperado (algo por otra parte bastante cuestionable si me atengo a la visibilidad y seguimiento en las páginas de las redes sociales) no se puede cargar sobre las espaldas de ellos y ellas, sino que tienen buena parte de culpa unos guiones funestos (nunca mejor dicho por sus contenidos), que en base a la que parece la visión extendida de que se ha machacar sin piedad para mantener la tensión, han acabado malogrando la oportunidad de darnos algo diferente. Y dejando detrás un panorama desolador.
Porque, sin la trama de Los Manantiales, se reduce considerablemente el espectro de lo que se avecina. De hecho si ahora los capítulos se dividían entre estas escenas, las del colmado y las de La Casona, con apenas un par de minutos diarios para los de La Quinta y un poco de espacio para el resto….¿ahora que va a quedar? ¿La Casona va a copar todo el protagonismo? Quizás sea este el propósito, pero el caso es que Julieta y Saúl, con Prudencio, por si solos no creo que puedan llevar el peso de los capítulos, porque además no parece que, de momento, hayan calado demasiado en la audiencia.
Pero volviendo a este fin de etapa.
El experimento de los Manantiales a priori tenía todos los ingredientes para ser una gran historia, al desmarcarse de los cauces habituales en los que la serie se había movido hasta entonces. Por primera vez una trama estaba desvinculada del resto y andaba de manera independiente, desarrollando sus situaciones sin la intervención de las otras, y en especial de Francisca, la especialista en corromper todo lo que toca y hacer desgraciados a todos los que se mueven a su alrededor. Sin embargo al final tampoco ha hecho falta la intervención de ésta porque el resultado ha sido el mismo, con la diferencia que Los Manantiales lo han conseguido por sí mismos y además haciendo acopio de todos los errores imaginables. Desde la falta de confianza hasta la ingenuidad, pasando por el orgullo mal entendido, vivir vidas aparte del resto de la familia, no saber atajar las cosas a tiempo, desoír los buenos consejos de quienes les querían bien,…………..hasta llegar a un punto de no retorno. Que ha llevado a su despedida.
Aunque esto tenga además efectos colaterales, porque lamentablemente parece que está arrastrando también a un bajón de la audiencia, cansada ya de ver como las cosas no se resuelven o lo hacen de la peor manera posible.

17 de agosto de 2017

"La molinera"

Vaya por delante que no pretendo ponerme ninguna medalla al mérito, porque estoy segura que más de una vez yo también he caído en la trampa de utilizar un mote en vez del nombre de un personaje. E incluso es muy posible que en más de una ocasión me haya movido a ello algún sentimiento no muy sano,…… algo que por otra parte, y pensándolo bien, es bastante irracional (por no decir otra palabra menos apropiada).
Y también admito que en el caso de algún personaje ni siquiera ha llegado a molestarme demasiado el uso de esta manera de dirigirse a él o ella, aún con la certeza de que el apelativo no es precisamente para indicar su condición o su profesión.
Pero lo cierto es que mi tendencia natural es evitar utilizar este recurso, porque soy consciente que en ocasiones y según el contexto, puede llegar a implicar incluso algo despectivo para quien va dirigido. Aunque sea un personaje, pero considero que ello no lo hace menos injustificable. De hecho vemos como esto se utiliza de manera recurrente por parte de Francisca, siempre en sentido peyorativo. También que el blanco de ello muchas veces es Candela, que pasa por ser “la panadera”, “la confitera” “la diminuta esposa” “la mujer del galletero”. O como Carmelo es “el tullido” “el perrito faldero”,…….por poner algunas lindezas. Aunque tampoco es exclusivo de este personaje y otr@s también caen en este juego.
Y por supuesto y aunque no sea de mi agrado, no puedo por menos que aceptar que solo son  palabras de un guion, que únicamente suelen pretender crear un escenario de tensión las más de las veces.
Donde ya no me parece tan fácil de aceptar es además encontrarlo en los comentarios de estas escenas. Y aunque parezca una contradicción con mi anterior comentario en este blog sobre el respeto en los comentarios, y aunque habitualmente los motes suelen estar incluidos en un contexto bastante considerado, lo cierto es que para algunos personajes vuelven a estar en el orden del día, y no precisamente para cantarles las alabanzas. En particular para Marcela, pero también para Matías y Emilia.  
Recuerdo muy bien cuando llegó Aida/ Candela a la serie, y el tiempo que tuvo que bregar hasta hacerse un lugar en la estima de l@s espectadores. Porque no solo tuvo que luchar en la ficción, donde tuvo que vérselas con un sector que no aceptaba que ocupase el lugar de otra mujer en el corazón de Tristán, si no que esta lucha también se trasladó a la realidad, principalmente por no encajar en los cánones estéticos que se suponen a una pareja de ficción. Como si el aspecto exterior fuese esencial, y  la profesionalidad y el buen hacer del actor o actriz se le supusiera o fuera algo accesorio. Por cierto, esto último algo en lo que me gustaría hacer hincapié, porque l@s espectadores, aun con diferentes sensibilidades, considero que sabemos apreciar cuando un actor o actriz hace su trabajo con más o menos acierto. Simplificarlo por una cara bonita o un aspecto deslumbrante, es minusvalorar el criterio de la gente que apuesta por un producto.
Pero volviendo a Marcela y los suyos.
Salvando las distancias con Candela, Marcela se enfrenta también a una situación parecida a este personaje: está ocupando el lugar de otra mujer. O simplemente las circunstancias (y no hay que olvidar, la marcha de la otra actriz) han propiciado esta situación, por otro lado irreversible, por mucho que haya quién lo considere imperdonable. Pero coincidiendo con ello, Marcela ha perdido su nombre y ahora es solo “la molinera”, por lo demás una profesión absolutamente respetable. Aunque la utilización de este apelativo no siempre tiene connotaciones agradables, y últimamente se suele emplear para denostar al personaje o hacerlo de menos.
Tres cuartos de lo mismo con Matías, que ahora suele ser conocido más como  “el oro molido”. Olvidando que ha cometido muchos y graves errores, pero que ahora intenta enmendarlos de la que considera la mejor manera posible. Aunque ello le suponga una renuncia. Pero la vida también es saber aceptar que no siempre se puede hacer lo que uno/a quiere, para en su caso si hacer lo correcto. 

14 de agosto de 2017

Cualquier tiempo pasado fue mejor. O no.

Para mi sorpresa, ahora mismo lo mejor de la serie no es ésta en sí, si no los comentarios que suscita en las redes sociales y otros foros. Lo cual por supuesto, me parece estupendo. Porque también lleva aparejada la constatación que es posible tener opiniones discrepantes sobre cualquier tema, y defenderlo sin llegar al insulto y la descalificación. 
El ejemplo más ilustrativo ahora mismo son los ríos de tinta (en sentido metafórico) que está generando la historia de Beatriz, y por extensión de todo lo que atañe a Los Manantiales. Y que a pesar de las posiciones antagónicas que existen en torno a este tema, se siga hablando de ello con educación y respeto a las opiniones de los demás, con solo algún caso aislado y nada representativo de la gran mayoría.
Pero no es mi intención hablar de Beatriz. De hecho admito que es un tema que he estado esquivando, en especial porque ya casi se ha dicho todo en un sentido u otro. Vale, puede sonar también a cobardía, pero creo que quien me conoce ya sabe cómo pienso sobre ello y que no tengo muy buena opinión sobre la deriva de este personaje. Así que mejor pasar un tupido velo, más cuando es un personaje con fecha de caducidad próxima. 

Acabo de leer algunos razonados comentarios a raíz de una cuestión planteada en un post sobre la que parece la línea de las nuevas tramas: una especie de remake, apelando a la nostalgia de tiempos pasados. Intención que es bien visible para tod@s, no solo por la apariencia de los nuevos, si no también por la insistencia en establecer comparaciones, especialmente con Pepa y Tristán. Pero creo que los responsables de las serie lo tienen complicado si es esta la intención, porque ni los seguidores son los mismos, ni los que hay ahora se lo tragan todo. En realidad creo que tod@s nos hemos vuelto mucho más exigentes, mientras que los guiones parece que van en sentido inverso y los personajes son cada vez menos trabajados. Como si solo se tratara de rellenar un espacio por las tardes, sin más pretensiones.
Vale que es muy fácil hablar desde el desconocimiento del trabajo de los guionistas y del porqué de determinadas líneas de guion. Y también es fácil criticar cuando se considera que se han equivocado, olvidando que todo el mundo es susceptible de ello y que tampoco es fácil contentar a todos. Pero cuando el clamor ya hace tiempo que empieza a ser generalizado, es evidente que algo está fallando y quizás tendrían que escuchar o valorar la opinión de la otra parte. Porque en realidad han tenido muchas oportunidades para avanzar, para crear tramas potentes y originales a partir de incorporaciones que levantaron en su momento grandes expectativas…y que han desperdiciado. Quizás porque ha primado más la comercialización, o porque ha nublado la realidad el éxito obtenido en otros países, pero a la larga se está demostrando que ha sido un error.
Y ahora parece que con volver a una especie de planteamiento inicial de la serie, se pretende reconducirlo. Pero el estropicio ya está hecho. Hay un refrán que dice que “cualquier tiempo pasado fue mejor” y otro que dice que “segundas partes nunca fueron buenas”. Quizás son frases muy categóricas que no siempre se cumplen a rajatabla, pero creo que tendrían que mejorar mucho las cosas para que no se cumplan.
Porque el panorama es realmente desalentador. O cuando menos con pocas posibilidades para ser optimista en cuanto al desarrollo futuro. Todo parece volver a girar en torno a Francisca y su permanente capacidad para estropear las vidas de los demás, ya sea los que tiene cerca, manteniéndolos en la inopia y manejándolos a su antojo, ya sea apartando, sin reparar en los medios, a los que tienen la mala suerte de cruzarse en su camino. Con el solo hecho diferencial de, como decía un comentario (me parece que de Mariam), que ahora las perversiones salen de la cabeza de Prudencio, dejando a Francisca como colaboradora necesaria, pero sin ser la cabeza pensante más que en temas como el de Fe.  Y así pretendiendo aparentemente una especie de lavado de cara, que sin embargo no logra evitar que la gente siga recordando y especialmente siga deseando que se haga justicia, que desaparezca de una vez para siempre la impunidad instalada en torno a este personaje.
Justicia que, por cierto, parece que no llega para los de La Quinta, cuya actualidad se puede resumir ahora en pocas palabras: apariciones sin apenas fuste, cortas y escasas. Especialmente en el caso de Severo y Candela, que incluso muchos días ni siquiera salen en pantalla. Pero ¿alguien se ha molestado en valorar el impacto de estos personajes y el interés que siguen generando? ¿Alguien se ha dado cuenta que a día de hoy son los únicos con posibilidades para enfrentarse a Francisca? (y cuando digo alguien me refiero principalmente a los responsables de la serie). ¿Alguien recuerda que Severo y Carmelo recuperaron las fábricas y el dinero, y por lo tanto disponen de posibles?
Por cierto, algunos apuntes. O más bien preguntas.
-Vemos siempre a Hernando inundado de papeles para gestionar la empresa. ¿Por qué nunca vemos a Severo y Carmelo trabajando en la suya o suyas? ¿Por qué no vemos a Carmelo ejerciendo de alcalde y lo limitan solo a ser instrumento de venganza contra Francisca?
-Hay otro personaje con posibles en el pueblo: Nicolás. Y una se pregunta ¿que hace en Puente Viejo, si tiene todos sus negocios en Murcia? (Evidentemente Alejandro tiene un contrato que hay que cumplir, lo que hace que esté en la serie. Y espero que por muchos años) Pero también tiene suficiente entidad y tablas como para tener trama propia y no ser satélite de otros. Además ¿qué va a ser de este personaje cuando desaparezcan los de Los Manantiales?
-¿Por qué los del colmado tienen tanto protagonismo? Por supuesto me refiero a los personajes, porque los actores son estupendos. Pero en el plano real ¿es posible que cuatro personas puedan subsistir con los beneficios de un negocio como éste? ¿Es posible que en una sola familia se den tantos casos de tontería supina?
Y asi………………………………                                                  

7 de agosto de 2017

¿Que pasa con los de La Quinta?

Tampoco es que sea un tema vital, pero a la vista de cómo un determinado personaje evoluciona o retrocede en visibilidad, de cómo ocupa más o menos espacio en los capítulos, de cómo es enviado al ostracismo o directamente al paro, sin olvidar que algunos/as han tomado por propia iniciativa el camino de dejar la serie, hace que una acabe preguntándose que hay más allá de la ficción. Aunque también es más que probable que cualquier conjetura que pueda surgir al respecto, tenga poco o nada que ver con la realidad. Pero no deja de sorprender que actores o actrices a los que se les suponía un mayor recorrido en la serie, hayan acabado su periplo antes de lo esperado y llevándose con ellos las expectativas creadas.
Admito que ahora ando algo desconcertada con la manera que está quedando el  panorama en la serie. Por supuesto nada que objetar a la presencia constante de los nuevos personajes, a los que entiendo hay que dar protagonismo, ni a que los que ya están sigan teniendo su espacio,….quizás si algunas objeciones con el espacio que ocupan las tonterías de los Mirañar, y muchas más por el ensañamiento con los personajes de Los Manantiales a los que están hundiendo con tramas incalificables, cuando además parece que tienen los días contados en la telenovela.
Sin embargo no es de ellos de quien quería hacer hincapié, si no de otra trama de la que no se sabe muy bien que se espera de ello: la de La Quinta. De hecho las conclusiones se antojan más bien desalentadoras.
Porque no es de recibo ver como la han ido desmantelando, empezando por quitarles el escenario habitual en el que se han movido hasta ahora y cortando de raíz la posibilidad de que vuelvan al mismo, haciendo que cambie de manos. Sin embargo aún más llamativa (aunque suene a paradoja) es la casi invisibilidad de los cuatro personajes, que salen dos minutos contados por capítulo y casi siempre al final del mismo (y eso cuando salen, porque hay días que ni rastro). Si, han hecho alcalde a Carmelo, pero ni siquiera esto es suficiente para que tengan más espacio. 
Aunque soy consciente de lo que supone pedir más tramas para ellos, porque indefectiblemente esto acaba dibujando un escenario que suele desembocar en situaciones con sufrimiento gratuito. De hecho, ahora mismo, lo poco que hay de esta trama ya supone que existan roces entre una de las mejores parejas de la telenovela, la de Severo y Candela. Que nos han brindado grandes momentos, y sin necesidad de acudir a extremos apasionados, demostrando que hay otras maneras de amar, de hacerlo con intensidad, pero con ternura, dulzura y cariño infinito.
Vale, que todo no se ha centrar en el romanticismo y que se supone el contexto de la telenovela abarca todo un conjunto de vivencias de un pueblo, con sus múltiples situaciones y conflictos. Pero por esto mismo no se entiende mucho como se han dejado perder muchas posibilidades, empezando con la que podría haber sido una buena lucha de poder entre dos personajes poderosos……tal como parecía planteado al principio de la llegada de los de La Quinta. Pero que ha acabado en nada.
Bueno si, con Francisca volviendo a copar todo el protagonismo.  
Y ahora es cuando viene aquello de que ésta es la protagonista indiscutible de la novela, algo en lo que discrepo. Lo he dicho muchas veces y lo repito: nadie es imprescindible. Y de hecho se demostró cuando abandonó la serie la actriz que llevaba el peso de la misma, Megan Montaner, o cuando le siguió el otro protagonista Àlex Gadea. O más tarde cuando los dos actores que llevaron la telenovela a las cotas más elevadas de audiencia, Jordi Coll y Loreto Mauleón, tomaron también el mismo camino. La novela siguió manteniendo sus buenos niveles de aceptación…..hasta las últimas semanas, cuando el estropicio ya está hecho y quizás ya sea demasiado tarde.
Pero al final y después de mucho tiempo demandándolo los espectadores, parece que los responsables han caído en la cuenta que había de dar un golpe de timón y han optado por una especie de vuelta a los orígenes. Aunque haya sido en el sentido literal del término, lo que no lo hace tampoco especialmente atrayente, primero porque todo se hace muy previsible, pero también porque con la anunciada desaparición de Los Manantiales queda un escenario muy delimitado y concentrado en solo dos partes bien definidas. Por una parte el pueblo representado por todo lo que rodea la casa de comidas, el colmado y ocasionalmente la confitería, y por otra La Casona y Francisca como única terrateniente destacada. Manejando otra vez las vidas de todo Puente Viejo, al manejar la mayor parte de la economía productiva. Y lo peor, instalada en su impunidad, pretendiendo dar una imagen de no haber roto un plato en su vida y secundada por un Raimundo desconocido, que a veces parece volver a ser el hombre justiciero que conocimos, pero que al minuto siguiente ya se le ha olvidado todo lo que es y lo que representa Francisca.
Y es aquí donde vuelvo a poner en cuestión la poca visibilidad de los de La Quinta, los únicos que realmente podrían aportar algo de vidilla a la serie, dándole caña a Francisca. Porque no nos engañemos, pueden enfrentarla muchos (incluida Julieta), pero nadie tiene suficiente poder y medios para hacerle morder el polvo. Salvo quizás Severo y Carmelo.
Si no es así, y su historia sigue en la misma línea de las últimas semanas, mucho me temo que La Quinta y su gente también van a terminar condenados a ser absorbidos por la monotonía. Aunque espero que esta situación sea solo un impasse y vuelvan a recuperar un merecido protagonismo, porque no en vano fueron los que sostuvieron las tramas durante mucho tiempo, y además con un notable eco mediático. De hecho aún lo siguen teniendo si nos acercamos a sus páginas de Facebook y comprobamos que cualquier comentario suscita un montón de MG.