No creo que descubra nada nuevo si
afirmo que la vida de los hermanos Castro, entre los que ya incluyo a Bosco, es
digna de la novela que en realidad es. Creo que solo en la ficción puede ser
posible que tres hermanos reúnan tal cantidad de experiencias negativas en su
corta vida, y que los tres hayan conseguido salir adelante y, en este momento
de sus vidas aún muy jóvenes, encarar un futuro que se adivina esperanzador. Aunque
la manera de llegar a este punto haya sido de todo menos fácil para ninguno de
ellos, que han tenido que bregar, eso si cada uno de distinta manera, con la
vida que les ha sido impuesta. Por personas ajenas a su familia en el caso de
Martín y Bosco, y por su propio padre en el caso de Aurora.
También es cierto que para Bosco este
cambio ha sido mucho más rápido, pasando sin transición de un estado de opresión,
a gozar de comodidades reservadas solo a unos pocos. Pero aún le falta
recuperar a su familia, la que él ignora que tiene, igual que éstos desconocen
los lazos que les unen con el chico. Aunque en realidad Bosco ya está con los
suyos, bajo el ala de una abuela que no sabe que está dando cariño y protección
a su verdadero nieto.
Los tres hermanos han pasado la
mayor parte de su vida ignorantes de la existencia de alguien de su misma
sangre. Y para Bosco aún es posible que pase algún tiempo, aunque admito que
espero con gran interés el momento en que descubra que no está solo en la vida,
al igual que Martín y Aurora cuando sepan que tienen otro hermano. Estoy convencida
que va a ser un momento mágico.
Lo que no voy a hacer es entrar en el tema
manido de la llamada de la sangre, que puede que exista o no, pero que ya ha
sido insinuado en el encuentro entre Martín, Aurora y Bosco. Porque creo que lo que
ha sucedido es más bien es que los dos primeros han visto a un chico con una gran
nobleza e inocencia, con el que es difícil
no empatizar rápidamente.
También es verdad que los lazos
fraternales juegan mucho a favor una vez uno/a es consciente de lo que le une
a otra persona, y que entre Martín y Aurora existe un enorme cariño que se hace
bien visible a la menor ocasión. Además de que en Martín existe el sentido de
responsabilidad hacia su hermana menor, que acentúa aún más si cabe lo que le
une a ésta. Por lo demás, alguien que ha llegado a su vida sin que él tuviera conocimiento de su existencia y después de años de alejamiento
de su familia.
Es muy bonito ver como este
cariño siempre acaba siendo capaz de estar por encima de los desencuentros, y cómo
Aurora aparentemente valora los esfuerzos de su hermano para ayudarla en sus
momentos amargos. Y no niego que me ha gustado que ésta además le haya comparado con su padre,
alabando su sensatez y templanza. Y lo haga llamándole por su verdadero nombre: Martín
A mi que normalmente el personaje de Aurora no me gusta, es en la única parcela que si me la creo, en el de hermana. Ariadna y Jordi tienen feeling, y eso llega al espectador. Me imagino que tambien en este rol, la dejan ser ella misma y no tiene que imitar a Megan.
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