31 de marzo de 2017

Todo un señor

Es alto, rubio, guapo, rico,…..es inteligente y tiene visión de las cosas. Además no hay que fijarse demasiado para darse cuenta de que todos sus ademanes indican una esmerada educación, igual que su porte señorial viene avalado por el hecho de haber crecido en un entorno en el que las apariencias si importaban. Un mundo que sin embargo no era el que le llenaba, ya que su verdadera vocación iba por otros caminos: el de poder disfrutar de la libertad de crear, de ver el mundo a través de su objetivo, de plasmar la belleza de las cosas, de capturar momentos únicos para la posterioridad,…
Nicolás es alguien con una personalidad muy interesante, cierto que no arrolladora, pero sí que lo hace valer. Y que si bien una vez se dejó superar por las circunstancias, por un dolor insoportable, se ha demostrado que puede mirar las cosas con perspectiva y sacar conclusiones muy acertadas. De hecho su intervención ha sido providencial en más de una ocasión, especialmente para los habitantes de Los Manantiales, con lo que parece existir una cada vez más estrecha relación.
Pero volviendo atrás.
Hace ya algunos meses escribí un comentario sobre este personaje y su papel en la serie. En aquel momento las cosas iban mal para él, estaba siendo cuestionada su actitud, y existía un enfrentamiento entre él y el mundo, personificado especialmente en la familia de Mariana. Y, como casi tod@s, me preguntaba cuál iba a ser la deriva de este personaje y si conseguirían encontrarle un lugar adecuado después de ver finalizado su rol principal, el que le llevó a la telenovela.
Ahora creo que si están consiguiendo encontrarle un lugar, y además con buena nota. En mi opinión, el personaje ha ganado en enteros y ahora permite lucirse mucho más a Alejandro, un gran actor del que considero han desaprovechado todo su potencial hasta ahora. Lamentablemente, todo hay que decirlo, porque ello deja patente que también su compañera Carlota lo estaba en los últimos tiempos. Su trama conjunta había pasado a ser de puro relleno y sin que aportara, más que ocasionalmente, algo de interés.
Y en este momento Nicolás se está haciendo un lugar importante en las tramas. Como padre entregado, tío, cuñado, amigo de sus amigos. Consejero las más de las veces, apoyo incondicional y la voz de la sensatez casi siempre. Y además con una particularidad que lo hace especial (al menos en este momento): mientras que a muchos de los hombres de PV los acaban retratando confiados, crédulos, ciegos y manipulables, (cierto que siempre movidos por el buen corazón, no por otros motivos) Nicolás parece más difícil de embaucar (que, por supuesto, no quiere decir que no sea posible).
La última trama es la mayor muestra de que su clarividencia alcanza lo que no siempre consiguen otros. Me refiero a la trama con Lucia, aunque también es cierto que tampoco es nada difícil apercibirse, porque la mujer no es nada sutil en sus manifestaciones y todo el mundo se ha podido dar cuenta de las intenciones que presumiblemente la mueven. (Aunque sabemos que las verdaderas son otras. Pero esto ya es otra historia).
Sin embargo también sabemos que el pasado, aún con la intención de dejarlo atrás, sigue pesando sobre Nicolás. Y que por ahora no tiene en mente rehacer su vida con otra persona. Por descontado tampoco es descartable que en algún momento los sentimientos se abran paso a través de su decisión, y llegue alguien que ponga más luz a su vida,….. aunque esta ahora se concentre en la pequeña Juanita y nadie más.
Pero hay otra consideración que no parece tenerse en cuenta.
Evidentemente soy consciente de que PV se trata de una ficción alimentada básicamente de historias de relaciones con trasfondo romántico, que después de muchos avatares consiguen salir adelante, pero siempre con un desarrollo tumultuoso y cargado de complicaciones añadidas. Sin embargo siempre es esto, relaciones de pareja. Y me pregunto si no es posible una trama diferente, que no sea acabar en lo mismo de siempre.
De verdad pienso que este personaje puede dar mucho juego sin meterlo en berenjenales de este tipo. Al menos por ahora, cuando en la serie no hay trama que no tenga un problema relacionado con sentimientos en cualquiera de sus expresiones. Y un respiro no vendría nada mal.

27 de marzo de 2017

Nicolás y su manera de educar a Juanita

A propósito de los reproches de Lucia a Nicolás, sobre llevar a Juanita al cementerio.
Hablemos de culturas, de la muerte y de llevar los niños al cementerio.
Es cierto que normalmente se evita llevar a los niños a estos lugares, a menos que sean lo suficientemente mayores para entender donde se encuentran. Pero considero que esto es solo para evitarles escenas dolorosas, no para alejarlos de una realidad. Y, por supuesto, estoy a favor de proteger a los niños en la medida de lo posible, porque además parece comprobado que, especialmente a temprana edad, pueden absorber fácilmente todo lo que sucede a su alrededor.
Sin embargo el concepto que se tiene sobre algo tan inevitable como el fin de una vida, creo que está bastante mitificado en algunas culturas,…. aunque algo está cambiando. Y tampoco es el mismo en todos los lugares, ni el hecho de la muerte se lleva de la misma manera, ni los lugares de enterramiento son siempre macabros. A modo de ejemplo: recuerdo haber visto en Suiza un cementerio sin muros, donde la gente podía pasear en medio de los mausoleos llenos de parterres con flores, o en Egipto donde he visto gente viviendo (curiosa situación) entre las tumbas del mayor cementerio de la ciudad. O en Méjico, donde en días señalados la gente se concentra en los cementerios para celebrar a los muertos con cantos y comidas. Incluso en nuestro propio país, por ejemplo en Barcelona que es donde me pilla más cerca, se hacen visitas guiadas a algunos cementerios importantes, donde hay auténticas obras de arte en forma de estatuas o monumentos funerarios.
Pero vuelvo al principio y sobre la conveniencia de llevar o no a Juanita a visitar la tumba de su madre. Considero que no se trata solo del lugar (por cierto, el cementerio de PV es un camposanto en el sentido estricto del término, lo que lo hace menos sombrío que un lugar cerrado, lleno de nichos) sino de la actitud de quien o quienes rodean al pequeño o pequeña. Porque no veo a Nicolás tan desesperado como para lanzarse a llorar encima de la tumba de su esposa cada vez que la visita. Más bien pienso que quizás hable con ella, le lleve flores y adopte una actitud de aceptación de algo inevitable. De esta manera no veo porque no puede llevarse consigo a su hija, que por cierto ahora es su razón de vivir.
Aunque en este caso hay otro tema de fondo. La voluntad del padre o madre y su responsabilidad sobre la educación de sus hijos, en la que nadie puede, ni debe, entrometerse (a menos que se produzca una situación de indefensión del menor). Y Lucía, alguien que tiene en un altar a la diosa de la muerte, que sigue ritos oscuros, no creo que sea precisamente la más indicada para dar lecciones, ni para otorgarse la potestad de decir a nadie lo que tiene que hacer, ni cómo debe hacerlo. Menos si es un casi desconocido para ella.
Cierto que al final todo esto parece que lo van a presentar como una manera de hacer que Nicolás encare el futuro de otra manera, y deje que el pasado vaya quedando atrás. Pero para mí, la visión ahora mismo de él no es la de alguien que se refugia en su dolor y sin mirar hacia adelante. Más bien es la de alguien que sigue con su vida, centrada ahora en su pequeña y en su familia. Pero también con momentos para su trabajo y sus amigos. Así que no veo muy bien a qué viene todo esto ¿O es que es una manera de decir que no hay otra opción que buscarle una pareja para que su vida sea presuntamente mejor?
Y sigo en mis trece. Por supuesto nadie tiene derecho a escoger por otros. Pero no me gusta Lucía para él, aunque mucho me temo que en los próximos días veremos cómo le seduce y le convierte en un juguete en sus manos. Y lo voy a lamentar, por dos razones: porque no quiero ver a Nicolás volver a sufrir, y porque pone en mal lugar al género masculino (y de rebote también al femenino, aunque por motivos diferentes)

26 de marzo de 2017

Adela

Aunque no es mi pretensión insinuar una postura generalizada, que considero inexistente, sí parece que hay quienes no acaban de aceptar al personaje de Adela… Cierto que tampoco es que ello sea un caso excepcional, pues casi todos los personajes tienen sus seguidores y sus detractores, ya que no todo el mundo los entiende de la misma manera, y no todo el mundo se siente identificado con la manera de ser o proceder de los mismos.
Sin embargo admito que a mi si me gusta Adela. Porque creo que es un personaje al que han dotado de una rica personalidad, alejada de los tópicos de los que pocas mujeres de su época podían mantenerse al margen. Una mujer independiente y fuerte que no se amilana, que mantiene unas fuertes convicciones y que lucha por defenderlas. Que cree en la igualdad por encima de clases sociales y géneros. Y que tiene muy claro que la cultura y la libertad pueden estar asociadas, pues permiten liberar de las cadenas de la ignorancia e impiden que los que tienen medios y poder los utilicen para someter a las personas.
Pero considero que hay mucho más a su favor.
Al contrario de otros y otras que se han ganado una merecida mala fama por acciones cuyo resultado invariablemente acaba suponiendo el sufrimiento de alguien, Adela ha llegado a PV no buscando nada más que el derecho a una nueva vida, no se ha entrometido en ninguna relación, no se dedica a hacerle la rosca a nadie, intenta ayudar a todo el mundo en la medida de sus posibilidades y sin esperar nada a cambio, no se lamenta de su situación y se esfuerza por hacerse un sitio que le permita vivir dignamente. Sí, es cierto que aceptó la ayuda de Carmelo, pero su interés no creo que fuera más allá de encontrar una salida a una situación desesperada. Además hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos, una mujer sola con un hijo adolescente, para más inri viuda de un revolucionario, no lo debía tener fácil para salir adelante, aunque estoy convencida que tarde o temprano, alguien con tan fuerte personalidad, habría conseguido superar su situación por sus propios medios. Por cierto, me recuerda un poco a Candela, con quien considero comparte bastantes paralelismos. Incluidas las reticencias y la contestación que ésta (el personaje y la actriz) tuvieron que superar al principio.
Y me pregunto si quizás parte de estas reticencias provienen de la manera en que se relaciona ahora con Carmelo, un personaje muy querido por l@s seguidores de la telenovela. Pero su postura al alejarlo entiendo que entra de un planteamiento razonable. Estoy convencida que nadie (o casi nadie) iba a aceptar sin más que la persona que le ha destrozado la vida, matando a sangre fría a una persona muy querida y cercana, pueda llegar a formar parte integrante de su presente y, aun menos, de su futuro. Aunque la vida da muchas vueltas y si bien no se puede olvidar, si se puede llegar a perdonar.
Y en esto baso mi esperanza: poder ver algún día como Adela cura el corazón de Carmelo, y le da la paz que necesita y la felicidad que merece.

21 de marzo de 2017

Dos mujeres, dos culturas

No es que mi intención sea la de hacer un alegato, pero también es cierto que el sentido que pretendo dar a este comentario hace que en el fondo si lo sea.
Por supuesto entiendo que los tópicos son un recurso fácil para las tramas de una telenovela, y también puedo entender (ya puesta en la vida real) que los pueblos y los países tengan diferentes idiosincrasias, diferentes maneras de entender la vida. Incluso puedo aceptar que a veces me dejo llevar por ciertos prejuicios, precisamente a causa de no entender suficientemente otras culturas.
Pero no creo que se trate de renunciar a las propias ideas, sino verlas desde todos los ángulos y aceptar la diferencia. Porque no se trata de cambiar de forma de pensar, si no de admitir la existencia de otras que merecen todo el respeto.
De todas maneras, y volviendo al cariz que pretendo dar a este comentario, he caído en la cuenta de que ahora mismo podemos encontrar representados en dos mujeres muy distintas, provenientes precisamente de mundos muy diferenciados, dos conceptos de entender un tema complejo como es el feminismo. Me refiero a Adela y Lucía, aunque ha habido y hay otras mujeres en PV que podrían representar igualmente a la primera,… no tanto a la segunda.
Adela encarna a una mujer que, aún consciente de sus limitaciones en una época en la que éstas tenían unos roles muy marcados y en condiciones de inferioridad con los hombres, lucha contra la diferencia y por la igualdad. Y lo hace a través de una de las mejores armas, la cultura. Pero también con la convicción, los principios, la fuerza y el empuje de una gran mujer que no se deja avasallar ni por la adversidad, ni por las dificultades, ni siquiera por una sociedad profundamente patriarcal de la que las mismas mujeres a veces son herramientas propagandísticas. Una mujer, en definitiva,que no teme proclamar en voz alta que no existen géneros, si no personas.
Lucia en cambio la considero la antítesis. Cierto que también lucha por su lugar en la vida, pero su idea para conseguirlo se me antoja diametralmente opuesta, cuando su principal arma parece ser la utilización de recursos como la seducción, la apariencia física y la exaltación del feminismo. Y no me basta con que se justifique con la diferente idiosincrasia de su cultura, y de que la misma no censure la fogosidad y el acercamiento sin tabúes.
Porque aun llegando a aceptar esta manera de entender las cosas, aunque no asumiéndola, he de decir también que considero que es una manera de actuar en cierto modo peligrosa, pues puede alimentar una visión tergiversada de lo que son las mujeres como personas, y convertirlas en simples objetos de placer (visual o físico).
Por supuesto no olvido el papel del hombre ante esto. Como tampoco me olvido de que también ellos pueden utilizar como género estas mismas armas, algo que en este caso igualmente tiene para mí la consideración de recurso insustancial, pues las verdaderas personas se encuentran en el aspecto interior, no en el externo.
Así que lo admito. A pesar de lo bueno que ha hecho por Beatriz al sacarla de su ensimismamiento, no me gusta como Lucia encara la situación con ésta, ni ver cómo le levanta el ánimo a base de trasladar las culpas a otros, ni como ha conseguido que la chica se haya crecido con algo tan superficial como un nuevo aspecto físico y la capacidad de atracción que ahora despierta. Dicen que “el hábito no hace al monje” y una nueva apariencia no puede cambiar de la noche a la mañana lo que es la manera de ser de una persona, sus sentimientos, sus pensamientos…. En realidad lo único que han conseguido es hacer más visibles las diferencias sociales, poniendo además como contrapunto en el otro lado de la balanza a Marcela, una chica humilde que no puede competir en estos aspectos. Y que, por descontado, merece toda la consideración y todo lo mejor que la vida pueda darle.
Por cierto, y volviendo a Adela, espero que los guionistas se den cuenta de que han creado a un personaje que puede dar mucho juego, además de tener entre manos a una magnífica actriz, Ruth Llopis, a la que considero el perfecto contrapunto a Raúl Peña, otro grandísimo actor. 

20 de marzo de 2017

Un hombre atormentado

“Los que carecemos de naturaleza criminal tenemos ciertos escrúpulos”
No es nada sorprendente en esta telenovela que un personaje con una buena valoración por su manera de hacer y/o comportarse, llegue un momento en que, motivado por las circunstancias, acabe descendiendo a los infiernos. Bien sea por situaciones de obnubilación provocadas por sufrimiento, ira, seducción, manipulación, o por desesperación, desesperanza, impotencia,…… cosas que pueden llegar a hacer sucumbir a la persona más fuerte emocionalmente.
Como tampoco es sorprendente que la mayor causa de ello sean personas con mentes retorcidas o criminales, que además suelen conseguir sus propósitos. Incluso en algún caso puede suceder que les/as doten de un poder casi omnímodo para someter a las personas, y que gocen al mismo tiempo de una impunidad casi absoluta.  
Por supuesto ello no es exclusivo de la ficción y puede suceder de la misma manera en la vida real, aunque ahora la sociedad tiene más mecanismos para atajarlo…, que también es cierto que a veces no funcionan con la debida premura o efectividad. En 1924 las circunstancias eran distintas y el poder de los caciques rurales muy arraigado, a pesar de la voluntad de la dictadura de hacerlos desaparecer. Pero ya sabemos que el poder también se puede comprar, y siempre hay quién está dispuesto a dejarse.
Sin embargo siempre existe además la posibilidad de que algo o alguien cambie la situación, empezando por la misma persona sometida y su voluntad de librarse del yugo. Aunque en última instancia, y si se cree en el destino, se puede esperar que éste ponga las cosas en su lugar,….. pero en algunas ocasiones llega demasiado tarde. Así que quizás haya que forzarlo para que pase.
Ahora es el turno de Carmelo para caer en esta situación extrema. De hecho, en este momento se ha llegado tan lejos con este personaje, que incluso se hace difícil ver la posibilidad que pueda recobrar algún día una cierta normalidad. Porque a cada paso va cayendo más y más en una espiral endemoniada, y cada vez está más a merced de Garrigues. Ser la mano ejecutora (aunque sea llevado por la presión y el chantaje) puede acabar siendo su perdición, a menos de que antes de que su situación se convierta en un camino sin retorno, él mismo se rebele contra el destino que le han escrito, o suceda algo como un golpe de suerte, o el ex-intendente cometa un error. O todo a la vez. Porque “errare humanum est”. Y aunque Garrigues de humano solo tenga el género, no es omnipotente y puede equivocarse, quizás confiado en su superioridad, o quizás subestimando a Carmelo y su aguante. Incluso desmereciendo su sagacidad, que ahora parece aletargada o directamente apresada por las circunstancias.
De hecho hay otra posibilidad no descartable y es que Severo acuda en ayuda de su amigo. Pero para que existan posibilidades de éxito, tendría que conjurarse todo lo anterior y demás cosas. Algo que no es imposible, especialmente teniendo en cuenta que hablamos de una ficción y nada impide que se den las licencias que haga falta. Lo hemos visto antes, y seguro que va a seguir sucediendo.
Y mientras……dicen que no hay mal que por bien no venga.
Todo esto ha servido para poner en primera línea a Raúl Peña, que a pesar de haber tenido siempre un papel destacado en la trama de Miel Amarga, ahora puede lucir mucho más su buen hacer profesional dando vida a un hombre atormentado, víctima de sus impulsos y, ¿porque no decirlo?, de su momentánea ingenuidad.
Estos días Raúl nos está dejando unas escenas cargadas de fuertes emociones que defiende con una total credibilidad y que dejan en más de una ocasión el corazón encogido, a pesar de tratarse de una ficción. Lo que contribuye a dar aún mayor mérito a su trabajo.
Por cierto, escenas en las que también juega un papel importante Adela/ Ruth, con la que conforman una magnífica pareja que, estoy segura, va a dar mucho que hablar. Porque ella también representa al tipo de mujer de las que marcaron época en su día, algo que es de agradecer en un mundo marcado por la hegemonía de los hombres.
Aunque los de PV sean también de otra dimensión, adelantados a su tiempo.

9 de marzo de 2017

La cubana

Admito que no conozco el trabajo de la actriz que da vida a Lucía. Así que no puedo opinar sobre el mismo, ni sobre si lo que vemos en PV es su natural manera de desempeñarse o si solo se trata de que los guiones la obligan a exagerar su actitud, mostrándola efusiva, fogosa y extrovertida hasta límites que parecen no tener control. Y forzándola, en mi opinión, a dar una imagen de sobreactuación.
Por supuesto soy consciente que puede sonar a reproche, más cuando suele pasar que si esta misma manera de obrar viniera de un hombre probablemente sería vista de otra manera (el ejemplo, Matías). Ya que parece instalada la perversión de que esta actitud es algo intrínseco a la naturaleza masculina. Y al justificarlo de alguna manera, más cuando viene de las propias mujeres, se fomenta desgraciadamente el machismo,…. cosa por otra parte muy lejos de mi intención.
Por ello me acuso de caer ahora en esta contradicción, cuando tengo claro que cualquier mujer tiene los mismos derechos que un hombre a expresar lo que piensa. Lo que no quiere decir que ni uno, ni la otra, tengan derecho a incomodar injustificadamente a otra persona con comentarios fuera de lugar.
Sin embargo hay que tener en cuenta, en este caso, que también existe una diferencia entre decir lo que se piensa, y coquetear sin ningún reparo para obtener la atención del otro.
Llegados a este punto he de admitir que no me gusta Lucía para Nicolás.
Por supuesto soy consciente de que me estoy adelantando a los acontecimientos, y nadie (salvo los guionistas) conoce el rumbo que podría tomar esta hipotética relación, ni siquiera si existe la posibilidad. Como tampoco soy nadie para decir con quien debe estar cada persona (ni en la vida real, ni en la ficción). Sin embargo mis expectativas con la llegada de la cubana se han diluido inmediatamente, no solo con respecto al mismo personaje, sino también con respecto a la posibilidad de que surja algo con Nicolás, aun creyendo que el fotógrafo ha de tener otra oportunidad para rehacer su vida. Porque si bien dicen que los polos opuestos se atraen, en este caso no creo que ello pueda llegar a suceder, a menos que cambien mucho las cosas.
No es solo que sean muy diferentes, cosa que a priori no tendría que ser un obstáculo, sinó porque no me parece que Lucía sea una persona que se pueda adaptar fácilmente a una vida muy diferente a la que está acostumbrada. Si bien en toda relación, sea del tipo que sea, también se ha de aprender a ceder algunas veces, lo que no es posible es cambiar lo que es una persona, lo que lleva implícito en sus genes, lo que ha forjado su personalidad. Sin olvidar que Lucía siente nostalgia de su tierra y desea volver a ella (a menos que razones más poderosas la obliguen a quedarse)
De todas maneras esperaré acontecimientos. ¡¡ Igual me tengo que retractar de lo que he dicho anteriormente!!