15 de mayo de 2014

Y mientras tanto, en la confitería....

Donde dije, digo.
Sigo pensando que la trama de Candela y Fernando se está dilatando y que incluso durante días ni siquiera se ha movido, pero he de coincidir con la opinión de muchos de que ahora está avanzando algo, y que además se está poniendo interesante.
En la línea de redimir a los malos, parece que ahora le toca a Fernando. O quizás es sólo un espejismo o actos puntuales que le hacen parecer más humano. Aunque al mismo tiempo también parece que su mente ha sufrido algún contratiempo y tanta maldad le está pasando factura.
No voy a meterme en disquisiciones psicológicas de si la persona nace malvada o se hace. Creo que ya hablé de ello un día y de la posibilidad de que los genes influyeran. Y que alguien, con toda la razón, me corrigió. Porque todo puede influir, y también las circunstancias de la vida pueden encargarse de llevar por un camino u otro. Pero lo que parece cierto es que no a todo el mundo le afecta de igual manera. Tenemos el ejemplo más representativo de ello en Martín, que es claramente el polo opuesto a Fernando. Y ello a pesar de los desmanes de los que ha sido objeto, pero que no ha supuesto que su entendimiento se nuble por el rencor y le impida seguir siendo lo que es: una persona con un enorme corazón.  
También es cierto que Fernando ha sufrido y que el amor ha estado ausente en su vida, al menos desde la desaparición de su madre. Pero esto no justifica su actitud, más teniendo en cuenta que la mayor parte de lo que le sucede es consecuencia de sus propios actos. Algo que es evidente que su mente enferma es incapaz de reconocer, y que justifica atribuyendo sus sufrimientos a otros.
Pero se dice que todo el mundo necesita amor, y Fernando no parece ajeno a ello a pesar de todo. Y creo que, a pesar de sus amenazas, no sería capaz de hacer daño a Esperanza. Pero también es cierto que no se puede descartar nada, especialmente de un hombre acorralado. Si se da el caso.
Creo que ahora mismo Fernando está actuando a impulsos y después de haber llevado a cabo su plan inicial, no sabe muy bien por donde seguir. No creo que su idea sea seguir oculto indefinidamente en la confitería y dependiendo de Candela, y entiendo que en algún momento tendrá que dar un paso en alguna otra dirección. Aunque quizás la enfermedad de ésta le fuerce a ello, vista su sorprendente preocupación por la mujer, aunque también es evidente que no es por caridad cristiana. Sólo espero que ésta sepa aprovecharse de la situación, siempre que la enfermedad se lo permita.
Y, por cierto y hablando de Candela. No acabo de comprender por qué todos sus afines, las personas a las que quiere y que la quieren, han tirado la toalla tan fácilmente con ella, exceptuando quizás María. No puedo creer que ni siquiera duden de su actitud y no recelen de sus exabruptos. Porque la gente puede cambiar, los sufrimientos pueden hacer cambiar, pero no creo que ello pueda llegar a provocar una vuelta como un calcetín en el carácter.
Y espero que alguien haga algo cuando se den cuenta que no da señales de vida. Pueden estar dolidos con ella, pero lo que no se merece Candela es la indiferencia.
Otra cosa es lo que sucederá cuando se descubra que ha tenido a Esperanza todo este tiempo

2 comentarios:

  1. No me está gustando Candela en esta situación. No sé si en lugar de María y Martín, yo podría perdonarla.

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    1. La verdad es que entendería que les fuera difícil hacerlo, aún con las razones que la han llevado a ello. Porque ha tenido oportunidades para escapar con la pequeña y no lo ha hecho. Y está siendo cómplice (aunque involuntaria) de que ambos estén sufriendo sin necesidad.

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