Cuesta creer que alguien como
Francisca pueda caer tan ingenuamente en una trampa. Cierto que es muy fácil decirlo
teniendo toda la información, pero si Mauricio es capaz de ver que hay algo con
Fulgencio que no es muy claro, casi parece inaudito que una mujer que se ha
destacado por tener una mente despierta y calculadora, ahora se muestre tan
vulnerable, y que además haga oídos sordos a las advertencias de su capataz,
sin siquiera cuestionar la posibilidad de que tenga algo de razón.
Aunque como ha dicho Bernarda,
quizás el tema es que en el fondo la esté dominando la avaricia y la ambición. También
puede que la influya la inseguridad por su futuro y la posibilidad de verse
despojada de todo y obligada a perder los privilegios que comporta el dinero. Porque
ya se sabe que sin éste tampoco hay poder, y para una mujer acostumbrada a
hacer su voluntad esto debe ser inconcebible. Y en última instancia y no menos
importante, puede que cuente también el deseo de retener a sus primos cerca, ahora que se ha quedado
sola.
Pero, por descontado no me da
ninguna pena, ni aunque ahora parezca que se han suavizado sus modos y que
buscan su remisión. Ha abusado durante años de su poder y su influencia, y
especialmente se ha comportado sin piedad ante los que considera inferiores, sometiéndolos
a su tiranía y a la explotación más miserable. Por lo que si es cierto el refrán
de que “a todo cerdo le llega su san Martín” justo es que esto sea extensible a
todos, incluida ella.
Y lo que creo más justo es que además
su caída sea propiciada a través de alguien de su misma clase social. Y ya no
digo de su propia familia. Lo que hace que aún sea más dura.
Aunque aún falta por ver si la
ingenuidad le ha hecho perder completamente la prevención, o ha tomado medidas
para protegerse.
Sin embargo existe otra
posibilidad que no parece contemplarse por el momento. Que Bernarda se ablande ante
las muestras de afecto de la doña. Aunque ahora sabemos que los manejos de Fulgencio
y su esposa no son sólo por temas económicos, sino que también existe un deseo
de reparar las humillaciones sufridas por parte de la familia de
Francisca y ésta misma.
Y esto cuesta mucho de digerir, y más de perdonar.
Y esto cuesta mucho de digerir, y más de perdonar.
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