Después de varios días con tramas
que no dejaban de dar vueltas sobre el mismo tema y sin que se produjeran
demasiados avances sustanciales, se han condensado en un solo capitulo una
escena impactante, otra de fuertes sentimientos, una de romántica, y otras que bien
podrían merecer un comentario por sí solas.
Pero mejor ir por partes.
Por un momento me he puesto en la
piel de María y Martin, y aún así creo que no he conseguido hacerme sinó una
idea aproximada de los sentimientos que pueden recorrer a una madre que acuna
en sus brazos a la hija de la que tanto ha llorado la pérdida. O los de un padre que
es incapaz de dar crédito a que la niña que con tanta desesperación buscó sin
descanso día y noche, esté aquí sana y salva, y en los brazos de María, a los
que él hizo la promesa de devolverla. La pequeña que presentía viva y cercana, demostrando
la fuerza de la llamada de la sangre.
Todo ello en una escena de gran
carga emocional y con la tensión al límite. Porque, en otra parte y lejos de
sus miradas, antes se ha gestado un drama potente y, por cierto, muy bien
interpretado. Ya que Aida puede ser una mujer pequeña de estatura, pero muy
grande actuando. Tanto como Candela, el personaje que le ha tocado defender.
Si alguien ha leído algo de lo
que escribí en mis tiempos del foro de Fórmula TV, sabe que nunca he ocultado
mis simpatías por el personaje de Candela, y que siempre que se ha terciado he
mostrado mi rechazo a los ataques de quién o quienes la calificaban de intrusa por
irrumpir en la vida de Tristán. Y lo hice y lo seguiré haciendo con la misma
intensidad, porque jamás creí que fuera menos merecedora del cariño del Capitán
que cualquier otra mujer, y porque considero que detrás de Candela hay una gran
señora, que hoy ha sacado a relucir su coraje y valentía. Porque ¿quién se
enfrentaría con gallardía a un hombre armado con un cuchillo, sabiendo que éste no se va a detener y que puede acabar con su vida? Y ello sin dudar un
segundo en interponerse entre éste y la pequeña, sacando fuerzas de donde no
las hay, y sólo con el único propósito de impedir que un malvado se salga con
la suya.
Un día dije que confiaba en
Candela y en su determinación, que le podía llevar a dar su vida por Esperanza.
Y hoy se ha demostrado que es así.
Porque aún enferma y herida,
quizás de muerte, aún ha tenido la suficiente entereza y fuerza de voluntad
como para alejar a Esperanza del hombre que ha pretendido llevar el dolor a su
familia. Aguantando hasta dejarla a salvo en los brazos de sus padres.
Una escena maravillosa. Me encanta el personaje de Candela.
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo contigo. El personaje de Candela contó con mis simpatías desde el primer día y el trabajo de Aida de la Cruz cuenta con mi más absoluta admiración, al igual que tu forma de escribir.
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