Admito que desde hace unos días me es un poco complicado encontrar un tema sobre el que escribir y del que ya no haya hablado en otras ocasiones. La trama del envenenamiento es casi el eje único, y los personajes, de alguna manera, tienen todos relación con la misma.
Pero parece que algo se mueve. También la situación de Candela, Esperanza y Fernando.
La deriva en la cordura de
Fernando parece que está experimentando un salto importante. Se advierte que por
momentos se retrotrae a su adolescencia, y que su mente ofuscada no es capaz de discernir entre su
madre y Candela. De alguna manera la mujer se ha convertido en la madre que le fue arrebatada, y que probablemente es la única cosa buena que le ha
pasado en la vida, la que representa los únicos momentos en que fue realmente
feliz.
La verdad es que todo esto ha
hecho que últimamente haya llegado a mirar al hombre con otros ojos. Que no quiere
decir que lo haga con indulgencia, porque por supuesto no olvido lo que ha
hecho y está haciendo, y que su proceder no tiene perdón. Ni siquiera
justificación, aunque sí puedo entender que en el fondo es un alma atormentada,
que tuvo la mala suerte de tener un padre desnaturalizado. Pero no voy a entrar
en el eterno debate de si un malvado nace o se hace, porque también es cierto
que ha tenido la oportunidad de enmendarse y no lo ha hecho.
De todas maneras no acabo de
decidirme por aceptar la idea de que, de alguna manera, la parte humana que aún podía quedar
en él le está haciendo actuar como lo hace cuidando con devoción a Candela, o si se trata realmente del miedo a
que muera la mujer en la que ve a su madre. O quizás sea una
amalgama de las dos cosas lo que ha hecho que incluso se arriesgara a que lo
vieran, pero con el objetivo de conseguir las medicinas para la mujer. Ya no
digo de su actitud con la niña, a la que realmente está cuidando con esmero e
incluso parece que le gusta.
Un inciso. Cada vez que veo a
Carlos Serrano con la niña, pienso lo difícil que debe ser para un actor hacer
el papel de malo con un bebé. Y me parece que Carlos, la persona, sabe tratar muy
bien a los niños, e incluso que tiene una cierta maña con Esperanza.
Pero volviendo al tema.
Otra cosa es la actitud de Candela
ante la situación. Dejando aparte los reproches que se le puedan hacer por las
ocasiones que ha tenido en días pasados para cambiar la situación, ahora ésta sí
que se le ha puesto difícil. Porque ya no se trata solo de las normas impuestas por Fernando,
sino que más que nada de su imposibilidad de moverse. En realidad ahora mismo también
necesita al hombre. Pero en lo referente a la actitud que adopta con éste, dándole
coba, creo que está actuando correctamente. Aunque es peligroso, creo que
dejando que Fernando viva en esta situación entre dos mundos, está ganando
tiempo.
Otra cosa es que este tiempo se esté
agotando para ella.
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