2 de mayo de 2014

El mal campa a sus anchas

La verdad es que si una lo piensa bien es para salir corriendo de un lugar semejante. Aunque también es cierto que todos ignoran que el mal ha tomado el pueblo y se ha quedado.
Por si no hubiera suficiente con la mano dura y tiránica de la doña, ahora no hay uno, sinó dos desquiciados, que han hecho parada en el sitio. Un sujeto vengativo y cruel, que no tiene otra meta en la vida que satisfacer su propio ego, y al que además  hay que añadir que ahora está acorralado. Lo que le hace aún más peligroso, ya que no tiene mucho que perder. Sólo la vida (nada más y nada menos), pero parece que esto no lo baraja cuando ha sido capaz de montar una farsa para dar rienda suelta a sus mezquinos planes.
Pero además está una loca de atar, con un trastorno de personalidad acentuado con instintos de venganza y con un objetivo marcado, que hace que sin ningún remordimiento barra de su paso cualquier posible obstáculo y dejando detrás una estela de muertes y desolación. Y esto aún no ha terminado, porque parece que entre sus macabros planes hay algo que tiene que ver con el veneno y un mapa de la población, lo que hace temer que su venganza no se limite sólo a Aurora.
De todas maneras es sorprendente que los dos malvados puedan proseguir sus planes sin que nadie haya reparado en ningún detalle que haga sospechar. En el caso de Fernando creo que al menos la familia de Candela tendría que intentar saber que le sucede a ésta, pero entiendo que la situación de María y Martín es más acuciante y acapara toda la atención. Pero el caso de Jacinta es aún más flagrante, aunque por otra parte su temeridad parece que no la pone en peligro, pues desgraciadamente cuenta con el poco pesquis de los que la conocían. No acabo de entender cómo es posible que ni Aurora la reconozca por la voz, cuando compartió con ella años de internado. No me creo una superdotada ni mucho menos, y estoy convencida que comparto esto con la mayoría de la gente, pero no me es muy difícil identificar rápidamente la voz con la persona, especialmente cuando se trata de alguien muy conocido. Sin embargo parece que esto no sirve en PV.
La aparición en la plaza de la supuesta hermana de Lesmes, como un ente espectral de andares pausados y con la evidente pretensión de hacer aún más marcada su presencia, es como para quedarse helado. Entiendo a Dolores y su cara de horror, y no es para menos. Y no puedo ni siquiera imaginarme la satisfacción de Jacinta al ver como un montón de los que ella considera paletos, se rinden a sus pies y la llevan además en volandas, sin saber que debajo de este velo se esconde un ser mezquino y depravado, que busca la ruina de sus semejantes. Y para rematarlo, que la misma persona que es el máximo objetivo de sus planes, lleve sus desvelos a tratarla con la máxima deferencia.
Por cierto mostrándose además como si fuera una viuda desolada. Creo sinceramente que han exagerado esta actitud de Aurora, porque si bien es cierto que Lesmes era para ella una persona muy cercana, creo que tampoco lo era tanto como para penar de esta manera. Aunque sólo es mi opinión.

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