Una pareja siniestra

Se me ha helado la sangre al oír decir a Fulgencio que tiene una solución efectiva al envenenamiento. ¿Qué clase de médico es, que contempla impasible como la gente se muere a su alrededor, sabiendo como remediarlo y sin mover un dedo? La respuesta sólo puede ser que, aparte de un ser despiadado, es alguien de carácter elitista, que sólo ejerce por interés y para determinada clase social. Y sin verdadera vocación, que vendría a ser la consecuencia de haber sido impulsado a ello sólo por el azar de un papel sacado de un sombrero.

Ahora además vienen a mi memoria unas palabras dichas por él mismo y a las que no di demasiada importancia, pero que ahora vienen a reforzar mi opinión de que de doctor tiene bien poco. El hecho de que sus métodos provocaran la repulsa de sus colegas, me hace pensar en la posibilidad de que sea un precursor del Dr. Mengele, y que experimentaba con la gente a su cuidado. Lo que probablemente fuera lo que provocó su caída en desgracia entre los de su misma profesión, y no por la incomprensión por lo que él considera unos supuestos métodos revolucionarios.

Demostrando que además de un asesino y embaucador, es un sádico sin ningún escrúpulo. Realmente con su esposa constituyen un dúo bastante siniestro, ya que Bernarda parece que tampoco le va la zaga.

Por cierto. El otro día lancé la pregunta del porque nadie había caído en la cuenta que había un médico en el pueblo. Y por boca de María he tenido la respuesta, porque parece que si había sido valorado, pero que ya fue descartada su intervención dada su nula disponibilidad a hacer lo que se supone es su trabajo.