30 de abril de 2014

Gritando su dolor

Hay muchas maneras de vivir con el dolor o sobrellevarlo.
Hay quien lo hace en silencio, refugiándose en la soledad y cerrando todas las puertas, como María. Y hay quien decide gritarlo al viento, descargando toda su desesperación y mostrándose incluso amenazador, como Martín.
Ha sido un momento sobrecogedor, en el que toda la rabia de éste ha salido a flote, renegando de un maldito destino que no le da tregua. Como ese dios que, de existir, parece dispuesto a ponerle a prueba continuamente, a pesar de haberle dedicado su infancia y adolescencia, e incluso estuvo a punto de hacer lo mismo con su futuro. Pero el grado de fe de cada uno también cuenta y aparentemente la de Martín ha llegado al límite del aguante. Ha rozado el cielo con los dedos y lo ha tenido casi todo, pero lentamente, una a una, va perdiendo todas las cosas que habían conseguido reconciliarle con la vida. Su madre, su padre y su hija se han quedado por el camino (bueno, ésta última temporalmente, aunque él no lo sabe), pero no está dispuesto a dejar que le arrebaten también a María y por ello está determinado a todo, incluso a perder el alma inmortal de los creyentes, antes que ver marchar a la mujer que es su principio y su fin, el motor de su vida.
Puede que haya quién piense que este ha sido sólo un momento más, pero creo que han conseguido recrear uno de los momentos más preciosos que han sucedido en la serie, además de uno de los más conmovedores. A los que espero podamos añadir pronto el de la reconciliación de la pareja y el reencuentro con su hija, que seguro que serán igual de bonitos.
Pero esto no será hoy, ni probablemente la semana que viene.
Porque aparentemente antes tendremos que ver como la situación de la pareja se deteriora aún más, gracias a las malas artes de Francisca. Y, ¿porque no decirlo?, a la mezcla de dudas y resignación de María. Cierto que buena parte de la situación viene dada también porque la doña se ha aprovechado de la vulnerabilidad de la chica para lanzar lo que no es más que una insidia, pero con la intención más que evidente de manipularla para separar a la pareja. Es absolutamente deleznable y muestra de un cinismo y un egoísmo total, esta actitud mezquina enmascarada de buena voluntad y de algo que cada vez parece más alejado de sus deseos, como es el de ver feliz a María.
Pero aunque parece que, de momento, ha conseguido sus propósitos, no creo que consiga llegar mucho más lejos. Porque afortunadamente también hay quien vela por María y quién realmente desea lo mejor para ella. Y lo mejor es Martín, que es cierto que como todo ser humano tiene sus carencias y comete errores, pero de lo que no hay duda es de que ama a María con todo su ser. Algo que, por supuesto, es correspondido. 

5 comentarios:

  1. Necesitaba este momento para creerme a Martín. Acumular tanto dolor sin gritar su desesperación me estaba haciendo más falta a mi que a él. Casualidad que, mientras el llora también lo hace su hija, y a los dos les causa daño la misma persona, Fernando. A la pequeña, pelliscándole en la pierna y a Martín, en el alma. Demonio de hombre.

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    1. Es cierto que hasta ahora no había dejado aflorar su dolor mas que en contadas ocasiones. Pero ahora lo ha hecho , uniendo además la rabia y el reproche a un destino que se empeña en amargarle la existencia. Bueno, aunque como dices tu, este destino tenga nombre y apellidos y se llame Fernando Mesia. Solo espero que este sinsentido dure poco y que Esperanza vuelve donde tiene que estar: con sus padres

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  2. Felicidades hermosa Blog
    escena muy fuerte e intenso de la desesperación que Gonzalo / Martin pobres

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