Digámosle pataleta o algo por el
estilo, pero he decidido no hablar más que lo estrictamente necesario sobre lo
que se avecina. Cuando suceda ya daré mi opinión sobre el tema, aunque ya
anticipo que no será muy positiva. Y no puede serlo, porque no entiendo el
encarnizamiento con determinados personajes. Alguien solicitaba el otro día un
término medio y creo que no es pedir mucho. Porque la vida no suele ser un
camino de rosas y entiendo que si se quiere ser fiel a la realidad los
personajes han de seguir caminos paralelos a ella. Pero hasta cierto punto,
porque una ficción es esto, algo que puede parecerse a la vida real pero que no
necesariamente ha de ceñirse de manera estricta a ella, y dónde se pueden tomar
licencias sin que pase nada. Que también es cierto que pueden provocar
encendidas discusiones. O no.
Y ya que hablo de encarnizamiento,
voy a aprovechar para que el propósito de enmienda no se quede en esto y a hablar
de otros personajes que también van en la onda de acumular desgracias.
Me refiero a los Buendía.
Me refiero a los Buendía.
Aunque en este caso el encono
viene por partida doble: por los guiones y por la actitud de la gente del
pueblo en contra de este par de hermanos/primos, que a lo único que aspiran es
a ganarse la vida.
El retrato que se hace en este
caso de un mundo cerrado, invadido por la superstición y la sinrazón unidas a
la ignorancia, es realmente sobrecogedor. Y más las consecuencias de ello, que
provocan sufrimientos innecesarios y la estigmatización de unas personas cuyo
único “delito” ha sido acumular desgracias, algunas evidentemente provocadas
por alguien que aún no se ha dado a conocer pero al que probablemente ya podríamos
poner cara. Ni siquiera el saber que lo de Aníbal es algo que tiene una explicación
científica, ha sido incapaz de detener el daño causado a este par de chicos trabajadores
y honrados que han sido capaces de superar sus desencuentros, perdonar sus
errores y volver a ser una familia unida. Porque lo que sí ha quedado claro es
que pueden pasar penurias, pero el cariño fraternal ha sobrevivido a todo,
incluso fortalecido.
De verdad que esta situación me
da una inmensa pena, además de rabia. Porque sé que aunque es una ficción, este caso si puede pasar perfectamente en la realidad y aún hoy en dia
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