16 de abril de 2014

Un golpe de suerte

Hay veces que me da la impresión que los guionistas me enmiendan la plana de lo que he dicho el día anterior. Ya sé que suena muy vanidoso por mi parte pretender que éstos lleguen a  leer lo que escribo, pero aún así no deja de sorprenderme lo que es claro que sólo es una casualidad o quizás más bien la consecuencia de mi impaciencia en algunas tramas. Aunque, por supuesto, también me alegro de tener que rectificar.
Me refiero a la relación de Conrado y Aurora.
Tengo que dar la razón a quienes afirman que la suya probablemente no será nunca la típica a la que nos tienen acostumbrados en esta serie. Ni siquiera ha salido nunca de labios de Conrado un “te quiero” explícito, aunque si ha llamado a Aurora con epítetos cariñosos como “cariño” o “mi bien”, aparte del ya consabido “mico” que ha adquirido connotaciones igual de cariñosas. Pero ello no quiere decir que no demuestre su amor de otras maneras. De hecho ya ha dejado claro que piensa en Aurora formando parte de su futuro, primero por la proposición de días anteriores, pero también porque ya no habla de yo, sinó de nosotros.
Y no creo que se deba al hecho de que ahora esté ciego y dependa de Aurora, algo que por otra parte ha conseguido afianzar aún más esta relación y consolidar su amor, sinó más bien que ya no concibe su vida sin ella. Que, por cierto, no sólo le ha traído un nuevo sentido a su existencia sino que también y, de alguna manera, parece que incluso las ganas de mostrarse juguetón y jovial.
Lo único que se me hace raro es verlo moverse por el Jaral, su casa en este momento, aunque es evidente que esta situación también ayuda a la relación porque permite que la pareja estén juntos la mayor parte del tiempo.
Como también ha permitido que tuviera lugar una conversación de lo más ilustrativa de lo que puede ser la relación de los dos hombres que ahora mismo tienen el papel protagonista en la serie. Me encanta que Conrado asuma un papel parecido al que haría un hermano mayor, intentando ayudar a Martín y dándole su apoyo y comprensión. Y permitiendo al mismo tiempo a éste encontrar un brazo amigo en el que apoyarse. Estoy convencida que estos dos futuros cuñados nos depararán muy buenos momentos en el futuro, porque no dudo que a partir de ahora su relación será mucho más fluida y cercana. 
Por cierto, y sin que venga mucho a cuento. Si es verdad que ahora la suerte se le ha puesto de cara a Conrado y consigue disponer de dinero, a ver si alguien le compra ropa nueva y deja ya estos pantalones varias tallas más grandes de lo que le corresponde. 

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