Hay veces que me da la impresión
que los guionistas me enmiendan la plana de lo que he dicho el día anterior. Ya sé que
suena muy vanidoso por mi parte pretender que éstos lleguen a leer lo que escribo,
pero aún así no deja de sorprenderme lo que es claro que sólo es una casualidad
o quizás más bien la consecuencia de mi impaciencia en algunas tramas. Aunque,
por supuesto, también me alegro de tener que rectificar.
Me refiero a la relación de
Conrado y Aurora.
Tengo que dar la razón a quienes
afirman que la suya probablemente no será nunca la típica a la que nos tienen
acostumbrados en esta serie. Ni siquiera ha salido nunca de labios de Conrado
un “te quiero” explícito, aunque si ha llamado a Aurora con epítetos cariñosos
como “cariño” o “mi bien”, aparte del ya consabido “mico” que ha adquirido
connotaciones igual de cariñosas. Pero ello no quiere decir que no demuestre su
amor de otras maneras. De hecho ya ha dejado claro que piensa en Aurora
formando parte de su futuro, primero por la proposición de días anteriores,
pero también porque ya no habla de yo, sinó de nosotros.
Y no creo que se deba al hecho de
que ahora esté ciego y dependa de Aurora, algo que por otra parte ha conseguido
afianzar aún más esta relación y consolidar su amor, sinó más bien que ya no
concibe su vida sin ella. Que, por cierto, no sólo le ha traído un nuevo
sentido a su existencia sino que también y, de alguna manera, parece que
incluso las ganas de mostrarse juguetón y jovial.
Lo único que se me hace raro es verlo
moverse por el Jaral, su casa en este momento, aunque es evidente que esta
situación también ayuda a la relación porque permite que la pareja estén
juntos la mayor parte del tiempo.
Como también ha permitido que tuviera
lugar una conversación de lo más ilustrativa de lo que puede ser la
relación de los dos hombres que ahora mismo tienen el papel protagonista en la
serie. Me encanta que Conrado asuma un papel parecido al que haría un hermano
mayor, intentando ayudar a Martín y dándole su apoyo y comprensión. Y
permitiendo al mismo tiempo a éste encontrar un brazo amigo en el que apoyarse. Estoy convencida que estos dos futuros cuñados nos depararán muy buenos
momentos en el futuro, porque no dudo que a partir de ahora su relación será mucho
más fluida y cercana.
Por cierto, y sin que venga mucho a cuento. Si es verdad que ahora la suerte se le ha puesto de cara a Conrado y consigue disponer de dinero, a ver si alguien le compra ropa nueva y deja ya estos pantalones varias tallas más grandes de lo que le corresponde.
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