22 de abril de 2014

Vencida por el dolor

Hace no mucho escribía que el amor todo lo puede. Espero que esta afirmación, cuyo sentido original tiene como punto de partida el amor divino, aunque lo extrapolo a algo más terrenal pero igualmente posible, sirva para Martín y María.
No puedo juzgar a ésta por dejarse vencer por el dolor. Es muy difícil ponerse en el lugar de una madre que ha perdido a su hijo para siempre, como también decidir por ella que actitud es la correcta a tomar. Cada persona es un mundo y por muy fuerte que parezca alguien, ante una situación así es muy difícil prever la reacción. María a veces parece fuerte y otras muy frágil. Fue capaz de poner en entredicho su reputación para salvar a Martín, y lo ha vuelto a hacer para irse con él. Pero en cambio no fue lo suficientemente arrojada para denunciar los atropellos de Fernando, ni lo ha sido para oponerse con rotundidad a los visibles desmanes de Francisca. Como tampoco lo es ahora para afrontar una de las más duras pruebas de su vida, acogiéndose a la negación y dejando que ello condicione todo lo demás, incluido su amor por Martín.  
También es cierto que éste tampoco acepta los hechos, pero parece que en su mente empieza a hacerse un hueco no la resignación sinó la realidad, por muy dolorosa que sea. María aún no ha llegado a ello, aunque ahora mismo no parece ni siquiera dispuesta a considerarlo y además, recluida en su espacio interior, tampoco lo parece a permitir que nadie traspase esta barrera. Poniendo al mismo tiempo a prueba el amor de y por el hombre que hasta ahora ha sido su vida.
Lo sé, he dicho que no iba a juzgarla y lo estoy haciendo. 
Pero considero que aunque es muy pronto para hacerse una composición en este tema, dejando a Martín de lado y no confiando en su consuelo y apoyo, María pone en entredicho el amor que siente por éste y lo que les ha unido hasta ahora. Como digo, es un poco apresurado y quizás haya que darle un tiempo a la chica, pero es un signo de alarma esta aparente muestra de que el amor que comparte con Martín quizás no sea tan fuerte, cuando una situación desesperada es capaz de alejarlos en vez de unirlos. Ya sé que esto no es así, y que se aman de verdad y con locura, pero voy a hacer una afirmación arriesgada. Aunque no conozco este sentimiento, sé que el amor de madre es grande y poderoso, pero María lo está anteponiendo a todo, especialmente al hombre con el que hasta ahora estaba dispuesta a compartir el resto de su existencia. Que no hay que olvidar, está sufriendo lo mismo que ella.
Afortunadamente dicen que el tiempo todo lo cura. Aunque espero que no sea demasiado tarde. 

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