5 de abril de 2014

La plasmación del dolor

La imagen desoladora de una pareja abrazada, ateridos de frío y rotos de dolor, llorando su impotencia por la desaparición de su hija, creo que es el fiel reflejo del ambiente opresivo en el que ahora está inmersa la serie, y la situación límite a la que este par de jóvenes se han visto abocados a causa de una mente enferma y desquiciada.
Pero antes de continuar, creo que una vez más debo dedicar una mención especial al buen hacer y profesionalidad de Jordi y Loreto, una pareja de actores que, aunque haya quien opine lo contrario (algo por lo demás muy legítimo), creo que desprenden química cuando interactúan y que además saben trasladar al espectador/a sentimientos complejos y potentes. Y por encima de todo creíbles. Tampoco voy a hacer distinción entre ninguno de los dos, porque creo que en esta ocasión, más que nunca, hemos sido testigos de que lo que digo anteriormente. Y reconozco que han conseguido hacerme partícipe del dolor desgarrador que sólo pueden vivir unos padres ante una situación parecida.
Martín y María, cada uno a su manera, han mostrado su desesperación ante la evidencia. Aunque aferrados a una esperanza que tiene más de negación que posibilidades reales, han seguido manteniendo la fe en encontrar a su hija sana y salva.
Y ello se ha hecho más patente en la búsqueda sin tregua de Martín de una aunque sea débil evidencia de ello, y que le ha hecho meterse sin dudar en el rio. Ver al chico con el agua hasta la cintura y buscando desesperadamente a su pequeña, ha conseguido oprimirme el corazón. Más incluso que verlos a él y a María saltar al agua en pos de su bebé.
Evidentemente no sé, ni puedo imaginarme, si va a ser posible que todo esto tenga un final feliz, algo que deseo fervientemente. Pero aun entendiendo la lógica negación de ambos, pienso que si me ciño a la realidad, Esperanza no tiene muchas posibilidades (por no decir ninguna) de haber salido con vida de esta situación. El caudal del río, la temperatura del agua o la exterior,.. nada favorece a que ello sea factible. No quiero ser negativa, pero creo que sólo un milagro o un golpe de suerte podrían dar un vuelco a una situación parecida.
Claro que también es una ficción y todo es posible. De hecho en PV estamos más que acostumbrados a ver muertos que vuelven de la tumba, personas desaparecidas que repentinamente vuelven a hacer su aparición,..
También hay otra posibilidad remota. Que Fernando, en una vuelta de tuerca más, hubiera calculado todo y especialmente poder seguir “disfrutando” de su cruel venganza. Aun así lo veo muy complicado, especialmente lo que conlleva de hacerse cargo de un bebé. 

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