La imagen desoladora de una
pareja abrazada, ateridos de frío y rotos de dolor, llorando su impotencia por
la desaparición de su hija, creo que es el fiel reflejo del ambiente opresivo en el que ahora está inmersa la serie, y la situación límite a la que este par de jóvenes
se han visto abocados a causa de una mente enferma y desquiciada.
Pero antes de continuar, creo que
una vez más debo dedicar una mención especial al buen hacer y profesionalidad de
Jordi y Loreto, una pareja de actores que, aunque haya quien opine lo contrario
(algo por lo demás muy legítimo), creo que desprenden química cuando interactúan
y que además saben trasladar al espectador/a sentimientos complejos y potentes. Y por
encima de todo creíbles. Tampoco voy a hacer distinción entre ninguno de los dos,
porque creo que en esta ocasión, más que nunca, hemos sido testigos de que lo que digo
anteriormente. Y reconozco que han conseguido hacerme partícipe del dolor
desgarrador que sólo pueden vivir unos padres ante una situación parecida.
Martín y María, cada uno a su
manera, han mostrado su desesperación ante la evidencia. Aunque aferrados a una
esperanza que tiene más de negación que posibilidades reales, han seguido
manteniendo la fe en encontrar a su hija sana y salva.
Y ello se ha hecho más patente en
la búsqueda sin tregua de Martín de una aunque sea débil evidencia de ello, y que le ha
hecho meterse sin dudar en el rio. Ver al chico con el agua
hasta la cintura y buscando desesperadamente a su pequeña, ha conseguido oprimirme
el corazón. Más incluso que verlos a él y a María saltar al agua en pos de su bebé.
Evidentemente no sé, ni puedo
imaginarme, si va a ser posible que todo esto tenga un final feliz, algo que deseo fervientemente. Pero aun entendiendo
la lógica negación de ambos, pienso que si me ciño a la realidad, Esperanza no
tiene muchas posibilidades (por no decir ninguna) de haber salido con vida de
esta situación. El caudal del río, la temperatura del agua o la exterior,.. nada favorece a que ello sea factible. No quiero ser negativa, pero creo que sólo un milagro
o un golpe de suerte podrían dar un vuelco a una situación parecida.
Claro que también es una ficción
y todo es posible. De hecho en PV estamos más que acostumbrados a ver muertos
que vuelven de la tumba, personas desaparecidas que repentinamente vuelven a
hacer su aparición,..
También hay otra posibilidad
remota. Que Fernando, en una vuelta de tuerca más, hubiera calculado todo y
especialmente poder seguir “disfrutando” de su cruel venganza. Aun así lo veo
muy complicado, especialmente lo que conlleva de hacerse cargo de un bebé.
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