11 de abril de 2014

Tropezar con la misma piedra

Dicen que el hombre es el único animal que es capaz de tropezar dos veces con la misma piedra. Y creo que Aurora tendría que tomarlo en cuenta. Cierto que la chica tiene una gran personalidad, pero pienso que no estaría de más que alguien le explicara que no siempre se puede tener la razón, y que si se ha equivocado gravemente una vez, puede volver a hacerlo. Aunque, por suerte para ella, creo que se ha encontrado en Conrado con la horma de su zapato, porque es el único que parece poroso a sus argumentos. No porque no los atienda y busque la parte que puede haber de bueno en ellos, sinó porque cuando tiene dudas más que razonables, como es en el caso de Humberto y su jefe, no es persona que ceda a las primeras de cambio sólo para complacer a su interlocutor. Dejando aparte la pocas posibilidades que tiene una chica de apenas diecisiete años de poder hablar con propiedad de la vida (más que nada porque, aún con sus antecedentes, casi no ha tenido tiempo para saber de ello) Aurora tampoco puede pretender conocer a los ingenieros, a los que ha visto en una sola ocasión y de manera fugaz, mejor que alguien que ha trabajado con ellos codo a codo durante años. Y ni siquiera permitiéndose ceder ni un poco de credibilidad a las sospechas de Conrado, cegada por las supuestas cualidades del médico. Cierto que tampoco ha sucedido nada que ella haya visto y que le haya hecho dudar de Lesmes, pero de ahí a ni siquiera considerar más que de pasada los recelos del hombre al que está dispuesta a dedicar el resto de su vida, creo que va un abismo. La confianza, de la que ya se ha hablado en otras ocasiones, en este caso brilla por su ausencia. Parece que Aurora es de las que no creen hasta que se topan de bruces con la realidad. Y a veces es demasiado tarde para corregir lo que se ha hecho mal, incluido el ser injusta al acusar además al geólogo de tener una actitud cerril y moverse por celos.
¿He de decir que me encanta la construcción del personaje de Conrado? Lo cierto es que creo que existen muy pocos en PV que compartan con él una personalidad tan poderosa y lúcida. Y ahora que su carácter se ha suavizado en cierta manera, creo que ha acabado de enamorarme (el personaje, eh! El actor ya hace tiempo).
Y me encanta este punto de cinismo e ironía que es capaz de desprender, sin que por ello abandone sus modales. Ya no digo de su actitud práctica, que le impide desmoronarse por algo que aún no se ha manifestado irreversible, pero que podría serlo. Tanto como su capacidad de superación y de no rendirse a su incapacidad temporal (que no dudo que será eso, temporal). Y que no le impide seguir en sus trece con el tema del que había sido acusado injustamente. Porque, como ya dije en otra ocasión, puede estar privado del sentido de la vista, pero ve mejor que muchos. 

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