Dicen que el hombre es el único
animal que es capaz de tropezar dos veces con la misma piedra. Y creo que
Aurora tendría que tomarlo en cuenta. Cierto que la chica tiene una gran personalidad,
pero pienso que no estaría de más que alguien le explicara que no siempre se
puede tener la razón, y que si se ha equivocado gravemente una vez, puede
volver a hacerlo. Aunque, por suerte para ella, creo que se ha encontrado en
Conrado con la horma de su zapato, porque es el único que parece poroso a sus argumentos.
No porque no los atienda y busque la parte que puede haber de bueno en ellos,
sinó porque cuando tiene dudas más que razonables, como es en el caso de
Humberto y su jefe, no es persona que ceda a las primeras de cambio sólo para
complacer a su interlocutor. Dejando aparte la pocas posibilidades que tiene una chica de
apenas diecisiete años de poder hablar con propiedad de la vida (más que nada porque, aún con sus antecedentes, casi no ha tenido tiempo para saber de ello) Aurora tampoco puede pretender
conocer a los ingenieros, a los que ha visto en una sola ocasión y de
manera fugaz, mejor que alguien que ha trabajado con ellos codo a codo durante años. Y
ni siquiera permitiéndose ceder ni un poco de credibilidad a las sospechas de
Conrado, cegada por las supuestas cualidades del médico. Cierto que tampoco ha
sucedido nada que ella haya visto y que le haya hecho dudar de Lesmes, pero de ahí
a ni siquiera considerar más que de pasada los recelos del hombre al que está
dispuesta a dedicar el resto de su vida, creo que va un abismo. La confianza,
de la que ya se ha hablado en otras ocasiones, en este caso brilla por su
ausencia. Parece que Aurora es de las que no creen hasta que se topan de bruces
con la realidad. Y a veces es demasiado tarde para corregir lo que se ha hecho
mal, incluido el ser injusta al acusar además al geólogo de tener una actitud cerril y
moverse por celos.
¿He de decir que me encanta la
construcción del personaje de Conrado? Lo cierto es que creo que existen muy
pocos en PV que compartan con él una personalidad tan poderosa y lúcida. Y
ahora que su carácter se ha suavizado en cierta manera, creo que ha acabado de enamorarme
(el personaje, eh! El actor ya hace tiempo).
Y me encanta este punto de cinismo
e ironía que es capaz de desprender, sin que por ello abandone sus modales. Ya
no digo de su actitud práctica, que le
impide desmoronarse por algo que aún no se ha manifestado irreversible, pero
que podría serlo. Tanto como su
capacidad de superación y de no rendirse a su incapacidad temporal (que no dudo
que será eso, temporal). Y que no le impide seguir en sus trece con el tema del
que había sido acusado injustamente. Porque,
como ya dije en otra ocasión, puede estar privado del sentido de la vista, pero
ve mejor que muchos.
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