20 de abril de 2014

Sin paralelismos


Al hilo del escrito anterior.
Casi al mismo tiempo que la historia de Martín y María se va desarrollando por los vericuetos de un sufrimiento sin aparente fin, va creciendo a su vera otra historia que empezó accidentadamente, y que con el tiempo ha madurado y se está convirtiendo en algo que puede ser tan precioso como es, y cuando las escasas treguas lo permiten, la de éstos.
Eso sí, preciosa, pero escasamente parecida. Los caracteres, la manera de ver y enfocar las cosas, tienen poca similitud entre los componentes de las dos parejas. Aurora se parece poco o nada a María, a pesar de tener casi la misma edad.  Es curioso que habiendo sido educadas las dos para ser unas señoritas, una tomara el camino (equivocado) de los convencionalismos y de la actitud que se esperaba de su supuesta posición social, mientras a la otra, Aurora, esta misma educación le haya proporcionado una mente abierta y liberal, que huye de las imposiciones y que le ha hecho forjar una personalidad obstinada y decidida, nada dispuesta a dejarse manipular. Y madura, a veces hasta un punto que puede parecer incluso insolente.
En cambio entre los dos hombres la diferencia considero que no es tanta, especialmente si tenemos en cuenta que el personaje de Conrado le lleva al de Martín trece años de diferencia y por lo tanto en experiencia de la vida. Pero ambos son personas nobles, generosas y con arrestos, que han sabido hacerle frente a una vida dura. También es cierto que esta diferencia crece cuando intentas ver en el actual Martín a aquel chico que llegó hace casi dos años a PV con un macuto a sus espaldas y dispuesto a comerse el mundo. El que era el vivo retrato de su madre, un aspecto que se ha ido diluyendo a medida que los sufrimientos le han pasado factura y el amor por María se ha convertido en el centro de su existencia. Martín ahora vive por y para ella, y esto que por supuesto no es nada censurable, también ha hecho cambiar al personaje.
Por lo tanto creo que intentar establecer paralelismos entre las dos parejas es un ejercicio condenado al fracaso. Y, por ejemplo, intentar imaginarse a Aurora convertida en una frágil chica tratada como si fuera porcelana china, más de lo mismo. Básicamente porque no creo que ella lo permitiese.
Pero lo que si tengo que decir es que tengo puestas muchas expectativas en la pareja Conrado-Aurora. Y básicamente porque me siento mucho más identificada con los caracteres de éstos que con los de la otra pareja. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario