No sabría explicar muy
bien que es lo que creo que hace especial a Conrado, pero lo que sí considero
es que la relación entre él y Aurora es como un soplo de aire fresco en una situación
general de la serie que parecía estancada. Y aunque tengo por seguro que, como
dijo Martin, tampoco lo van a tener fácil y de hecho ya hay antecedentes de
ello, creo que esta pareja tiene una premisa que la diferencia de las demás. No se andan
por las ramas (casi es gracioso decir esto teniendo en cuenta como se
conocieron) y tampoco son propensos a esconderse cosas. Cierto que Conrado
ocultó su pasado a Aurora, pero también lo es que hizo un intento para contárselo
que fue frustrado por la chica.
Desde entonces la situación
ha ido evolucionado igual que su relación, aunque creo que ha hecho falta el
revulsivo de la cárcel para dar el empujón definitivo. Conrado, en la soledad
de su celda, ha podido ser consciente de que los sentimientos de Aurora no eran
el capricho de una adolescente, sino un amor real y profundo de una mujer
luchadora y obstinada que no sólo le ha liberado de los barrotes, sino que además
ha conseguido hacer surgir al auténtico, el que éste se esforzaba en ocultar.
Pero la lucha no ha
hecho más que empezar. Tiene a Aurora, tiene su libertad y su honor restablecido,
pero no tiene los años que le han robado, acarreando con una culpa que no era
tal y traicionado por el que consideraba un buen amigo, algo que aún duele más
profundamente. Y no puede existir reparación de ello más que buscar justicia,
porque la venganza no creo que anide en su ánimo, al menos en el sentido del
ojo por ojo. Conrado puede que no tenga mucho aguante, pero no es un desalmado.
Lo que sí hay que reconocerle es que es un hombre que va de frente y por ello
puedo entender que necesite decirles a la cara a los que han hecho de su vida
un infierno durante años, lo que siente y lo que le deben.
Y es mucho más que el
alivio de saber que es inocente, porque además de haber sido perseguido y más
tarde convicto y señalado como un asesino, también, y aunque no de manera
directa, le han llevado a la ruina. Es mucho bagaje para no sentir resquemor y
rabia.
Pero en un solo
capitulo también hemos podido ver otras facetas que considero que aun hacen más
fascinante este personaje.
Su fuerte
personalidad que le hace ser al mismo tiempo posesivo con la mujer a la que ama, mientras dice alto y claro que no es su dueño y que puede tener el
amor de Aurora, pero que ésta no es suya ni de nadie, sólo de ella misma.
Su ternura al acoger
en sus brazos a Esperanza, algo que sin pretender incurrir en tópicos me parece
un gesto bastante poco habitual en un hombre sin (aún) lazos con la pequeña, y algo
que me ha parecido precioso.
Su desazón no por su
futuro, sino por el de Aurora. Con lo que deja claro que ya no concibe su vida
sin ella, aunque aquí se dé una contradicción con lo anterior, porque se
sobreentiende que Conrado considera que debe hacerse cargo de ésta y de su
bienestar.
Su mente preclara que
le lleva a no aceptar a las primeras de cambio una explicación con muchas
lagunas. Cierto que ha supuesto su libertad y esto tendría que bastarle, pero
creo que es el único que no confía del todo en Lesmes. Aunque ello pueda confundirse con celos.
Y creo que aún me
dejo otras cosas. Pero será para otro día.
Sólo un inciso para
hablar de Martín, aunque relacionado con este mismo tema.
Me gusta el cambio de
actitud que muestra con su “cuñado”. Dándole apoyo, estando a su lado y mostrándole
su amistad sin recelos de ninguna clase.
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