Después de la despedida de Jordi y Loreto, o lo que es lo mismo Martín y María, me ha invadido una especie de nostalgia. Que es algo que me sorprende a mi misma, porque vivir del pasado es algo que intento evitar a
toda costa, aparte de que entiendo que la marcha de esta pareja era
inevitable por temas ajenos a la serie. Pero creo que hay un motivo para que
sienta este deseo de recurrir al visionado de sus escenas, además de las de
Martín con Tristán, y son dos cuestiones: porque lo que veo actualmente no me
atrae en demasía, y porque la serie ya no es ni reconocible.
Por descontado también
creo firmemente en la máxima de renovarse o morir, y ello vale para todo. Y PV
no puede ser como al principio, porque hay otros personajes y también han
pasado un montón de años en la ficción, desde que Pepa y Tristán iniciaron esta
historia. La sociedad de la época en la que transcurre la acción ya no es la
misma, y en consecuencia también los valores tendrían que haber experimentado
cambios (aunque en algún caso parezca que sigan anclados y no haya pasado el
tiempo). De hecho esto es algo que siempre (y no sólo en 1922) ha convenido a
los que manejan los hilos, porque la evolución puede llevar consigo también el
cambio de mentalidad, y que la gente piense por si misma siempre es peligroso
para el establishment. Sin embargo también es inevitable que exista quien haga
uso de esta cualidad. No todo el mundo es acomodaticio, ni se deja llevar por
las conveniencias sociales o las normas establecidas. Y también hay quien no se
deja manipular, ni se fía de las apariencias.
El último ejemplo
de ello es Fe. No creo que nadie en La Casona, exceptuando quizás Mauricio (que
también desconoce algunas cosas de ella) tenga ni idea de la verdadera
naturaleza de la chica. Es evidente que los de la casa, en mayor o menor
medida, la consideran la sirvienta que es además la gobernanta, cocinera,
doncella y chica para todo, alguien eficiente y leal. Pero no creo que nadie de
los de la planta de arriba tenga ni la más remota sospecha que, detrás de todo
ello, se encuentra además una mente lúcida y clarividente, a la que no se le
escapa nada y que es capaz de ver más allá de lo que pretenden. De hecho es la
única persona de las que no están en “el ajo” que ha puesto en cuestión el tema
de Amalia y su “parto”.
Y de aquí a que descubra la verdad va un suspiro. Ya sabemos que Fe no se rinde fácilmente y que, por mucho que Mauricio le pida prudencia, no va a dejar de abrir los ojos y buscar respuestas. Aunque de momento su atención esté fijada en el pequeño ser que, afortunadamente para él, ha caído en sus brazos. Y ya sabemos que solamente el padre del pequeño va a hacerle sombra en el cariño hacia éste, porque Fe no hay duda que va a ser la nueva versión de Rosario, la mujer que en los principios de la serie cuidaba de un pequeño Martín que sólo podía contar con ella y con su padre Tristán.
Y de aquí a que descubra la verdad va un suspiro. Ya sabemos que Fe no se rinde fácilmente y que, por mucho que Mauricio le pida prudencia, no va a dejar de abrir los ojos y buscar respuestas. Aunque de momento su atención esté fijada en el pequeño ser que, afortunadamente para él, ha caído en sus brazos. Y ya sabemos que solamente el padre del pequeño va a hacerle sombra en el cariño hacia éste, porque Fe no hay duda que va a ser la nueva versión de Rosario, la mujer que en los principios de la serie cuidaba de un pequeño Martín que sólo podía contar con ella y con su padre Tristán.
Vamos, que también
en este caso se repite la historia.
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