Reivindicando a la pareja Martín y María

Uno de las respuestas dejadas en mi blog me hace volver a escribir sobre un tema que ya he tocado en otras ocasiones y que creo que comparto con muchas/os : la queja por lo que parece un parón en la trama de Martín y María.

Y ya sé que por mucho que insista en ponerlo de manifiesto, no va a cambiar nada. Pero reivindico mi derecho al pataleo.

Es cierto que en las últimas semanas las escenas “cuquis” entre ellos se han sucedido casi a diario. Pero también lo es que esto parece cada vez más un recurso para tenerlos en pantalla, que no una trama en condiciones. Por supuesto no estoy insinuando que dejen de darnos estas escenas que suelen ser preciosas y con una gran carga de romanticismo y química entre la pareja, pero creo que no estaría mal que también les dieran algo más. Eso si, a poder ser que ello no fuera sólo preocuparse de los demás, o lo que es peor y el medio más utilizado, hacerlos volver a sufrir. 
Y no digo que el hecho de que Martín y María tengan algún desencuentro puntual sea nada inusual y que ello no llegue a suceder en algún momento a la mayoría de parejas, incluso dando algo de vidilla a la relación. Sin olvidar que después suele haber la consiguiente reconciliación, que sirve para afianzar aún más el amor.  Pero sin que ello suponga volver a pasar de un extremo a otro. 
Volviendo al principio.

En la misma respuesta se daba casi por seguro que en esta nueva etapa el protagonismo iba a recaer en los mellizos Bosco y Aurora, y en vista de los últimos capítulos y los minutos de pantalla que ocupan, casi me inclinaría a creerlo. Algo que, por supuesto, no me voy a resignar a aceptar.

Porque es cierto que todos los actores han de tener su oportunidad, pero no creo que la pareja Martín y María hayan cerrado su ciclo, y que ahora les hayan de restar protagonismo en beneficio de otros personajes.

Aunque también es posible que esté alzando la liebre sin motivo. Porque a la vista está que esto que estoy demandando de que haya movimiento, va camino de suceder. Eso sí, siempre con el mismo denominador común, Francisca, y el mismo motivo, el interés de ésta por separar a la pareja. 

El medio a utilizar es lo de menos, ya sea volviendo a llevar a María a los pies de los caballos o manipulando el alma inocente de Bosco.