3 de julio de 2014

La mano alargada de la doña

Se le pueden reprochar algunas cosas a María, pero seguro que no la de ser rencorosa.
Pero también puedo entender muy bien la desazón de Martín ante este cambio de actitud de María, que parecía que ya había dejado atrás su interés por recuperar la relación con su madrina, algo que ahora vuelve a resurgir con fuerza.
Porque tendría que repasar los capítulos de varias semanas atrás, pero creo recordar que ambos fueron a La Casona con la firme intención de dejarle sentado a la doña que ya no existía ningún lazo que uniera a las dos mujeres. Aunque la realidad es que Francisca ni siquiera ha necesitado esforzarse para que estas palabras quedaran en agua de borrajas, al menos por parte de la chica.
La rapidez con la que ésta parece haber olvidado y perdonado los desmanes de su madrina, dejan bien a la claras que la mano alargada de la doña no será fácil de erradicar de su ánimo. Porque no ha sido suficiente con que la echara dos veces de La Casona, la repudiara, después la dejara en la estacada y se aliara con Fernando con la intención de quitarle a su hija. Ni saber de su intervención destacada para conseguir que Martín acabara sentenciado a garrote,……..la lista es larga….Pero parece que siempre acaba ganando la parte positiva, la de los años en que todo fue un remanso de placidez, María recibía de ella cariño y mimos a espuertas, que ella correspondía en reciprocidad. Tiempos en que la doña aún conservaba la esperanza de que la chica siguiera sus pasos, algo que parece que aún no ha perdido del todo.
Y Martín sabe que no podrá luchar contra estos sentimientos de María. Nada de lo que todos le han dicho a la chica ha servido para hacer variar el cariño que ésta siente hacia la doña, ni tampoco que se empañe la imagen que conoce, la de la mujer que le brindó su cariño y protección durante años. Esto es difícil de erradicar. La otra parte, la menos amable, parece que quiere ignorarla. No así Martín, que es consciente, como todos, que casi todo lo que cae en las manos de la doña acaba contaminado. Y que la mente de ésta siempre anda maquinando, lo que obliga a estar prevenido siempre. De hecho es lo que tiene acostumbrar a la gente a ser testigo (o blanco) de sus desmanes: que todos hayan aprendido a anticiparse y esperar lo peor de ella.
Martín tampoco es el típico hombre al uso, el que usaba de sus derechos para cercenar la libertad de su mujer. Aunque sin entrar en el tema de que aún no están casados y que en realidad no tiene esta potestad, tampoco creo que la ejerciera. Porque ante todo Martín, como su padre y buena parte de los hombres de la serie, tratan a sus mujeres como iguales y no como se estilaba en la sociedad de aquellos tiempos. Aunque si tiene un derecho, y es el de poder decidir sobre su hija. Y dejar que Francisca le ponga las manos encima a ésta ya es demasiado pedir.
Solo hay algo más en lo que me gustaría incidir. Es en la confianza que existe en la pareja, que hablan libremente y sin ambages de lo que les sucede y lo que sienten. Con lo que es evidente que las bases de su amor están bien asentadas. 

3 comentarios:

  1. Lo que hacen con María es incomprensible, le contradicen los guiones una y otra vez con el tema de su "madrina", hasta el punto de no ser creíble e incluso resultar cansino el tema de "su buen corazón". Una cosa es ser buena y otra parecer tonta y manipulable. Qué más ha de pasarle con su madrina para que se de cuenta de cómo es ?. Ya es demasiado !! . Lo mismo me empieza a pasar con la Doña, me cansa su maldad gratuita, ver la misma actuación día tras día, es todo ya muy repetitivo.
    En fin Ana, me encantan tus comentarios, y un premio deberían darte por sacar de lo que hablar cuando últimamente los capítulos son tan tediosos, tanto que debo confesar que en estos momentos mis personajes favoritos han pasado a ser Mauricio y Fe, me encantan tanto por separado como juntos.

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  2. Me creo más a Francisca Montenegro que a María. Francisca siempre ha sido así, manipuladora, cruel, clasista, egoísta y un largo etc. Únicamente ha mostrado un poco de amor con personas como la propia María o Tristán, y algo parecido a humanidad con personas serviciales que ella sabe leales, como Mauricio.
    María, sin embargo, tiene una trayectoria errante con respecto a su madrina. Ninguna persona, por muy bondadosa que sea, tendria la esperanza de que Francisca se redimiera después de todo lo que ella le ha hecho o ha intentado hacerle. Comprendo que a ella le pueden todos esos años felices, pero desde mi papel de espectadora creo que más que esa esperanza, lo que pasa es que tiene idealizada a su madrina. Creo que la próxima jugada de intentar acercar a María y Bosco para que ella se olvide de Gonzalo, y la consecuente respuesta negativa de ella (y puede que de Bosco) hará que ella vuelva a las andadas e intente hacerles daño donde más sabe que les duele: Esperanza. Espero que entonces y sólo entonces María caiga en la verdad y comprenda que todas esas advertencias de toda la gente que la quiere, no son vanos, si no advertencias reales de personas que han vivido en primera persona las acciones de la temible Montenegro.

    Saludos.
    Alejandra.

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  3. entiendo Maria por qué me encontré en la realidad en una situación similar a la suya. Pero llega un momento en que se corta la relación.Para el espíritu de supervivencia. Quizás Martin debe decir a Maria la verdad sobre la muerte de Pepa.

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