Mariana y Nicolàs

De verdad que no me gusta hacer esto, pero creo que debo dejar patente mi visión crítica sobre el rumbo que parece haber tomado la trama de la pareja de Mariana y Nicolás.

Entiendo que al tratarse de una serie diaria el devenir de los capítulos se adapta a lo que sería la cotidianidad de las familias corrientes, lo que implica al mismo tiempo que las situaciones no se sucedan con la rapidez que se podría esperar. Así que, por este lado, podría entender que más de una semana después de la vuelta a escena de esta pareja, lo único que hayamos visto de ellos, aparte de mostrarse su amor continuamente y en mayúsculas, son las dificultades de adaptación a una vida desconocida, además de la espada que se cierne sobre su futuro y que toma la forma de una mujer amargada e incapaz de reconocer y aceptar su derrota: Francisca.

Y quizás sea precipitado, además de un error, pedir algo más que escenas calcadas una de otra a lo largo de cada capítulo. Porque hacerlo puede ser casi igual que demandar sufrimiento para los personajes, y no es esto lo que deseo para Nicolás y mucho menos para Mariana, que ya tiene el vaso colmado de ello.

No quiere meterme en la labor de los guionistas, que suficientemente complicado debe ser encontrar algo para escribir que no haya sucedido en casi novecientos capítulos, pero si les voy a pedir humildemente un esfuerzo de imaginación para conseguir que al menos esta pareja consiga ser felices sin grandes sobresaltos, y especialmente que no tengan que pasar por situaciones como las que parecen destinadas al común de las mismas.

Y no porque considere que merezcan un trato especial, sinó para variar.