¿Porque Mariana sigue en La
Casona? Es una pregunta recurrente, con
una respuesta que podría tener dos o más versiones.
Si nos atenemos especialmente a
las numerosas veces que la chica ha manifestado que el principal motivo para no marchar de la casa era por no dejar a su sobrina, lo que queda claro es que esta justificación ya
no existe, ni volverá a hacerlo. No veo posible,
en ninguna circunstancia, que las cosas vuelvan a ser iguales, más después de
ver la última escena entre la doña y María, y a la que me gustaría dedicar un espacio
aparte. Aunque, y sin dejar a María, hay otra tema. No sólo se trata de que ésta
no vaya a volver a La Casona, si no también la actitud de la doña al respecto
de ella y su niña. Porque si bien es cierto que Francisca sigue preocupándose y
preguntado por su ahijada, el desapego que muestra hacia Esperanza (o al menos
pretende que se vea así) es fastidioso, por no usar otros calificativos más
groseros. Al fin y al cabo la niña es hija de María, aunque también lo sea del “curilla
renegado” tal como se empeña en calificarle. Sin embargo no olvido que es nieta de
la partera, y esto es realmente el estigma que tiene la pequeña.
Otra posible respuesta es la desesperanza.
Aunque sea servir a una persona desconsiderada y tirana, que aparentemente es
incapaz de valorar su profesionalidad y diligencia (aunque creo que en el fondo
no puede prescindir de ella), pienso que Mariana ha optado por dejar que transcurra
el tiempo, ante la que cree inexistencia de posibilidades de un futuro diferente para ella. Y tampoco creo
que desee depender de nadie, ni usar de sus prerrogativas familiares, para
cambiar de lugar de trabajo. Es cierto que podría irse al Jaral, pero ¿en
calidad de qué? O irse con su hermano a la posada. Pero siempre sería para hacer
lo mismo que en La Casona.
Hay una posible tercera versión, la
cobardía. No me gusta emplear esta palabra con Mariana porque no es su carácter,
pero ante ella se ha abierto un mundo de posibilidades que parece incapaz de afrontar,
ni tan siquiera de valorar. Cierto que el mundillo del cinematógrafo no tiene
nada de seguro, pero es una vía para escapar de una vida oscura.
¿Seguridad o lanzarse al vacío?
Esta es la disyuntiva. Aunque en ello no está sola.
Por cierto ¿dónde está Nicolás?
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