11 de marzo de 2014

La (in)decisión de Mariana

¿Porque Mariana sigue en La Casona?  Es una pregunta recurrente, con una respuesta que podría tener dos o más versiones.
Si nos atenemos especialmente a las numerosas veces que la chica ha manifestado que el principal motivo para no marchar de la casa era por no dejar a su sobrina, lo que queda claro es que esta justificación ya no existe, ni volverá a hacerlo. No veo posible, en ninguna circunstancia, que las cosas vuelvan a ser iguales, más después de ver la última escena entre la doña y María, y a la que me gustaría dedicar un espacio aparte. Aunque, y sin dejar a María, hay otra tema. No sólo se trata de que ésta no vaya a volver a La Casona, si no también la actitud de la doña al respecto de ella y su niña. Porque si bien es cierto que Francisca sigue preocupándose y preguntado por su ahijada, el desapego que muestra hacia Esperanza (o al menos pretende que se vea así) es fastidioso, por no usar otros calificativos más groseros. Al fin y al cabo la niña es hija de María, aunque también lo sea del “curilla renegado” tal como se empeña en calificarle. Sin embargo no olvido que es nieta de la partera, y esto es realmente el estigma que tiene la pequeña.
Otra posible respuesta es la desesperanza. Aunque sea servir a una persona desconsiderada y tirana, que aparentemente es incapaz de valorar su profesionalidad y diligencia (aunque creo que en el fondo no puede prescindir de ella), pienso que Mariana ha optado por dejar que transcurra el tiempo, ante la que cree inexistencia de posibilidades de un futuro diferente para ella. Y tampoco creo que desee depender de nadie, ni usar de sus prerrogativas familiares, para cambiar de lugar de trabajo. Es cierto que podría irse al Jaral, pero ¿en calidad de qué? O irse con su hermano a la posada. Pero siempre sería para hacer lo mismo que en La Casona.
Hay una posible tercera versión, la cobardía. No me gusta emplear esta palabra con Mariana porque no es su carácter, pero ante ella se ha abierto un mundo de posibilidades que parece incapaz de afrontar, ni tan siquiera de valorar. Cierto que el mundillo del cinematógrafo no tiene nada de seguro, pero es una vía para escapar de una vida oscura.
¿Seguridad o lanzarse al vacío? Esta es la disyuntiva. Aunque en ello no está sola.
Por cierto ¿dónde está Nicolás? 

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