24 de marzo de 2014

El nuevo rol de Martín

En escritos anteriores ya he comentado lo que en mi opinión es el hecho de que Martín y María hayan normalizado tanto su situación que ya casi no se advierten diferencias con cualquier otra pareja estable. Y no voy a volver sobre ello, sino a otros aspectos que considero han hecho evolucionar a estos dos personajes.
Lo cierto es que casi cuesta reconocerlos en el chico y la chica que se encontraron hace casi dos años en la plaza del pueblo y se enamoraron a primera vista. Pero no veo que su nuevo estatus sea necesariamente malo, más cuando las circunstancias de ambos han hecho que se tuvieran que replantear todo lo que antes constituía su mundo.
Todas/os hemos sido testigos de los numerosos avatares que les han llevado a la situación actual. Han tenido que hacer frente a los golpes de la vida y salir adelante, hasta conseguir llegar a un punto en el que encontrarse y seguir el camino, aunque ahora juntos. Y ninguno de los dos lo ha tenido fácil.
Quizás el cambio más visible lo ha experimentado Martín, pero discrepo de los que piensan que esto ha influido también en su manera de ser. No creo que el espíritu contestatario haya desaparecido de él, sino que simplemente se ha producido un vuelco en sus prioridades. El aspirante a sacerdote con ideas algo avanzadas para una sociedad rural y tiranizada, es ahora un terrateniente con una familia a su cargo y una hacienda que sacar adelante. No puede ser el mismo que al principio, porque su situación es totalmente diferente. Pero la persona sigue ahí y sus convicciones no tienen por qué haber cambiado. Lo único que han experimentado cambios son sus responsabilidades, entre las que se incluye a una hermana de la que hasta hace relativamente poco desconocía incluso la existencia. Por ello tampoco veo nada censurable que ahora, en ausencia de su padre, asuma el papel de hombre de la casa y hermano mayor. E intente protegerla y evitar que sufra.
Entiendo que ello también puede tener connotaciones machistas, pero las tendría desde la óptica actual, no desde la de 1921, en la que el papel de los hombres era dominante y las mujeres raramente disponían de libre albedrío, menos cuando aún eran menores de edad como sucede con Aurora. Y aunque no es la mentalidad de Martín, que ya sabemos piensa de manera muy avanzada a su tiempo, como he dicho antes sólo está asumiendo el papel que se supone le corresponde.
Otro tema es que además se considere que se está convirtiendo en un burgués acomodaticio, a imagen y semejanza de los que detesta. Tampoco creo que sea así, aunque sí es cierto que ahora es el señor de una hacienda importante, con las prerrogativas que ello supone en cuanto a predicamento entre la gente del vulgo. De las que, por cierto, también gozaba su padre. Pero, aparte de que esta situación no tiene por qué tener connotaciones negativas considerando que Martín no creo que haya perdido su esencia, pienso, como he dicho anteriormente, que simplemente hace lo que le toca y que no tiene que renunciar por principios a un legado que le dejó su madre, y su padre levantó con esfuerzo. Tampoco puede eludir su responsabilidad, más cuando dependen de él su familia y la gente que trabaja en la finca. Y ahora con más motivo, cuando además es padre.
María también ha cambiado, aunque de otra manera. Ha madurado de manera ostensible, en especial desde que se ha convertido en madre. Cierto que su modo de vida sigue siendo parecido al que ya llevaba, pero no su carácter, que ha experimentado un cambio importante al verse enfrentada a la realidad y al haber sido capaz de romper los lazos que la ataban a una vida que la oprimía. Y aunque siga llevando una existencia aparentemente ociosa, tampoco puedo censurarla. Al fin y al cabo ahora es una de las señoras del Jaral, y aunque las otras trabajan tampoco veo que podría hacer, aparte de su misión principal que ahora es cuidar de su hija.
Vale, quizás me lo estoy tomando de manera muy pragmática, y por descontado no me gusta ni comparto este rol de la mujer, pero estoy intentando ponerme en la piel de una de ellas en 1921 y no es lo mismo que en la actualidad, en que el papel de madre y esposa no está reñido con otras ocupaciones.

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