20 de marzo de 2014

Adiòs Soledad

Reconozco que nunca he prestado demasiada atención a los personajes de Terence y Soledad. Y que incluso en los últimos días sus tramas me han impacientado y hecho desear que se terminara de una vez esta historia.
Pero finalmente me he apercibido que había pasado por alto lo que también podía ser una bonita historia de amor. Y no me refiero a la de Soledad y Simón, sino a la de ésta y Terence. Tampoco a  la de los dos juntos aunque, de no haber aparecido Simón, parecía que la suya era una relación consolidada y que eran felices. Pero ha bastando un tercero en discordia para que fuera evidente que no era así y que el supuesto amor tenía unas bases más bien frágiles. 
Aunque no voy a volver sobre el tema de Simón y Soledad, del que ya di mi opinión. 
Pero si querría hablar de Terence. Porque lo suyo si que es realmente amor al renunciar a la mujer que ama para que ésta sea feliz. Aunque ello le suponga desgarrarse por dentro viéndola marchar para siempre, sabiendo que otro hombre tendrá lo que a él se le escapa de las manos. 
Y lo admito. No me gusta que esta historia tenga este final. 

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