1 de agosto de 2014

En la madriguera de la bestia

Me cuesta un mundo escribir sobre cualquier trama o personaje sin que de una manera u otra salga siempre a relucir el nombre de Francisca y sin que pueda ignorarla, tal como sería mi deseo. Desgraciadamente para todos, suele ser el lazo conector de casi todo lo malo que acontece en el pueblo, y la causante de que casi nadie consiga ser feliz y vivir en paz.
Los tres hermanos Castro son el exponente más claro de lo que estoy diciendo. Aunque de diferente manera, Martín, Aurora y Bosco sufren en sus carnes esta situación.
Lo curioso es que, en mi opinión, es ahora mismo en la madriguera de la bestia, versus La Casona, donde viven tres personas que pueden ser claves para que esta situación cambie: Mauricio, Fe y Bernarda. El primero por lo que sabe y de momento calla, la segunda por lo mismo, al aplicarse la máxima de ver, oír y no decir ni mú (cosa bastante difícil en la dicharachera chica), y la tercera por su propio interés.
Acostumbrad@s como estamos a que Mauricio vea y mantenga en secreto sus descubrimientos, por su manifiesta y ciega lealtad a una mujer que le da una de cal y una de arena, no será fácil ver que comparte con nadie sus sospechas más que fundadas de la intervención de Bosco, y por ende de la doña como inductora, en el desastre de la riada. Es cierto que parece debatirse entre su fidelidad y su conciencia, pero el caso es que de momento la primera está ganando la partida. También es cierto que su estabilidad económica depende de la doña y que de hacer algo en su contra no solo puede perder esto sino también caer en desgracia. Pero hay muchas maneras de hacer saber las cosas sin ponerse en evidencia.
El caso de Fe es diferente. Aunque también intervenga la estabilidad económica, la lealtad hacia la Paca, como ella la llama coloquialmente y con un particular gracejo que la hace única, creo que no es nada que la haya de frenar. Simplemente nadie le ha preguntado, y ella tampoco es de ir chismorreando. Pero si ello sucede, su natural honestidad y franqueza, unidas a su manera natural de ser, creo que pasarían por delante de cualquier recelo.
Y por último Bernarda. En su caso no es que la muevan sentimientos nobles, si no sus propios intereses. Es evidente que Bosco ahora mismo es un estorbo para unos planes que aún parecen contemplar hacerse con la fortuna de Francisca. Y si ésta es taimada, creo que Bernarda no le va  la zaga. La mujer está midiendo sus pasos con astucia y sirviéndose de la misma arma que Francisca: Bosco, pero utilizándolo contra ella a base de minar la moral  de éste y enfrentarlo a su conciencia. Porque Francisca dice que conoce a su nieto, pero creo que confunde sus deseos con la realidad, mientras que Bernarda si puede leer en el alma de Bosco y utiliza este conocimiento para incidir donde puede hacer daño. Además creo que Francisca cometió un error garrafal al contarle a su prima la verdad sobre su parentesco con el chico. Estoy convencida que, tarde o temprano, va a ser Bernarda quién ponga en antecedentes a éste. Otra cosa es saber cómo va a reaccionar Bosco cuando sepa que ha estado a punto de matar a su propio hermano, y que la doña le ha ocultado que tiene una familia. 

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