Con tantos frentes abiertos no me
extraña que con una cierta frecuencia a la doña le sobrevengan fuertes
jaquecas. Lo raro sería lo contrario. Tener la mente siempre ocupada en
maquinar desmanes y buscar vengar afrentas inexistentes, debe de ser de lo más
agotador.
Ahora parece que le toca el turno
a Candela.
En realidad era algo previsible después
del fallido homenaje a Tristán en La Casona, y la humillación sufrida. Algo que,
por otra parte, solo es achacable a ella misma, pero que jamás será capaz de
reconocer. Porque su voluntad es ley, y no seguirle la corriente y someterse es
lo mismo que buscarse la ruina. Aunque desgraciadamente para ella cada vez es
menor el temor que inspira, y mucho menos en la gente a la que anteriormente ha
hecho víctima de su mal hacer, Candela entre ellos.
Intentó separarla de Tristán,
quiso dejarla sin su único medio de subsistencia y la ha tenido de manera
continuada en el punto de mira por considerar que le arrebató a su hijo. Cosa por
otra parte que difícilmente podía suceder cuando hacía más de dieciséis años
que entre Francisca y Tristán no existía ningún vínculo, salvo los inevitables genéticos.
De todas maneras creo que si no tuviera esta excusa para justificarse ante los demás,
pero especialmente ante sí misma, seguro que encontraría otra igual de
irracional. El caso es malmeter y buscar la confrontación. Y especialmente
hacer valer su poder.
Y Candela habrá de pagar por “atreverse”
a desafiarla. ¿Cómo? No se sabe, aunque ya se intuye. La sorprendente celeridad
con la que Francisca cambió de parecer al saber que Inés tenía algo que ver con aquella, ahora empieza a tener una explicación. Es evidente que pretende utilizar a la
chica contra su familiar. Pero me reservo mi opinión sobre ello, antes de ver cómo
evolucionan los acontecimientos.
Lo que sí quiero destacar es la
actitud de Candela. Es evidente que las amenazas de la doña no son en balde y
que ha de estar prevenida. Pero ha sabido enfrentarse a ello con arrojo y sin
dar un paso atrás. Candela ha dado sobradas muestras, ya con anterioridad, que
es una mujer con todas las letras y que no es fácil intimidarla.
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