18 de agosto de 2014

Huyendo de sus sentimientos

Trabajar codo a codo con una persona creo que es una buena manera de descubrir cómo es realmente. Y más cuando se es perro viejo como Mauricio y pocas cosas se pueden escapar a su atenta mirada. Bueno, para ser exactos, puede que vea con meridiana claridad con respecto a los demás, pero, en su caso particular, por mucho que le requiebre Fe y le lance indirectas, parece miope o cegato total (¿o quizás lo ve y prefiere no darse por aludido?). Aunque también es posible que sea otro de los que le tiene miedo al amor, pero no creo que tenga nada que ver con los  motivos que esgrime la doña, sino  más bien porque no sabe cómo manejar estos sentimientos.  
Parece que su trabajo junto a Bosco ha provocado que su relación con éste haya experimentado un cambio y no sea tan tensa. No porque hayan vuelto al principio y sean camaradas, sino más bien porque Mauricio ha sabido encauzar la situación, aceptar que el chico es ahora el señor, y aprender a manejarlo. Además creo que éste necesita estar con otras personas, y salir de los muros opresivos de La Casona. Es algo patente que Bosco ha aprendido rápido su papel y a no mezclarse con los que se considera de clase inferior, pero en el fondo jamás podrá despegarse de lo que ha sido su vida anterior, que lleva arraigada en lo más profundo. Es alguien criado en la naturaleza, y ésta le sigue llamando. No es una persona para llevar una vida ociosa y regalada, ahora con la única compañía de dos mujeres mayores que no le aportan ninguna alegría, y sin poder contar con ningún amigo, sólo sirvientes que no discuten sus órdenes. Como Mauricio.
Pero creo que en el capataz ha visto algo más. Éste no sólo es un sirviente leal, sino que también alguien con el que compartir algo más que charlas sin fuste con una copa en la mano. Es la otra vida, la que le hace sentir vivo, aunque las directivas de la doña, que él cumple a rajatabla por un mal entendido sentido de la fidelidad a ésta, le impidan ser más cercano.
Sin embargo hay algo más en la actitud de Bosco que le hace buscar la manera de estar fuera de la casa, trabajar hasta extenuarse y así no tener tiempo para pensar. Es evidente que no se trata solo de hacer lo que realmente le gusta y que ha hecho toda su vida, sino que necesita alejarse de Inés. No hay duda que la chica ha penetrado en su corazón y no puede librarse de esta opresión, por mucho que la doña le advirtiera que el amor puede significar una condena.
Y Mauricio parece que empieza a hacerse una idea de todo ello. 

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