Lo admito. Han conseguido que
olvidara momentáneamente al Bosco de los últimos capítulos, al soberbio y tirano
perrillo faldero de Francisca. El chico al que ésta ha anulado tanto la
voluntad que casi ha llegado a convertirlo en un fanático, un arma letal en
manos de mentes perversas. Y todo ello en un tiempo récord.
Apenas han pasado dos meses desde
que fue rescatado de las garras de un maltratador, y ya es irreconocible. Al
menos en apariencia, porque el auténtico Bosco, el que todavía subyace tras sus
nuevos aires de señorito venido a más, parece que renace en contacto con la
naturaleza y que lo hace volviendo a sus orígenes. Lejos del ambiente opresivo
de La Casona y de las garras de su maquiavélica dueña y la no menos peligrosa prima,
Bosco es auténticamente libre para dejar aflorar al chico que aún tiene
conciencia, que sabe que lo que ha llevado a cabo no es correcto, pero que aún parece
no entender que la fidelidad y el agradecimiento no están reñidos con cuestionar
la procedencia o no de actos cuyo fin es hacer daño a otras personas. A menos
que uno lleve en su interior la semilla del mal y no le importe que ello suceda.
Pero no creo que sea el caso de Bosco, y así parece demostrarse.
Quizás haya sido la atmósfera creada, o la recreación de una situación casi idílica. Pero el caso es que he
visto a otro Bosco, mucho más cercano a quien se supone que es realmente.
Aunque con algunos matices.
Parece que, como ha sucedido con
Aurora, los responsables de los guiones olvidan la que se supone edad del chico.
Con diecisiete años y viviendo casi todo este tiempo en régimen de semiesclavitud,
le daría una casi segura inexperiencia en algunos campos, entre ellos el de la
relación romántica con mujeres. Supongo que con la adoración de la que habla de la que él considera que fue su madre, aprendió a respetarlas, pero el amor maternal es muy distinto al amor
hacia una mujer que se cuela en el corazón. Y eso parece que es lo que le ha
sucedido con Inés. Pero aunque no le voy a quitar importancia al hecho de que parece
que ambos han sentido que algo fuerte y poderoso se instalaba entre ellos, la realidad
es que es posible que para Bosco también sea la primera mujer con la que puede
relacionarse con total libertad, ser él mismo, sin ataduras ni complejos.
De todas maneras pienso que quizás
han llevado las cosas un poco deprisa (me refiero otra vez a los guionistas). No
quiero parecer mojigata, pero no veo muy normal que a las primeras de cambio,
dos jóvenes que no se conocen de nada, se dejen llevar por la pasión y se
entreguen a sus instintos primarios, saltándose todos los convencionalismos y haciendo
bandera del libre albedrío. Con lo que se puede confundir con deseo y no con
algo más profundo.
Por cierto, y aunque sólo sea producto de una primera
impresión, pienso que la pareja tienen química.
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