Dos años y parece que fue ayer.
Pero entonces una cae en la
cuenta de los litros de tila que le han hecho falta para poder llegar a este
momento, de los innumerables momentos en que ha estado a punto de tirar la
toalla, en los que ha puesto a los guionistas a los pies de los caballos cuando
las cosas se torcían, o les ha agradecido los buenos ratos pasados con esta
pareja que han necesitado todo este tiempo para ver consolidado su amor.
Sin embargo pienso que ha valido
la pena. Y ver como maduraban los personajes al mismo tiempo que los actores
que los protagonizaban, ha sido también un ejercicio interesante, aunque lo
admito, agotador. Con tramas que han puesto a prueba las paciencias más sólidas.
Aunque parece que ya hable en
pasado, cosa muy lejos de mi intención. Pero es evidente que ya nada volverá a
ser lo mismo, y que la historia toma otro rumbo con los mismos protagonistas,
pero hacia nuevos horizontes. Ya nada se puede interponer en esta relación,
salvo el destino o la mano de éste.
O los guionistas, que son los que
tienen la palabra.
Mirado en perspectiva, no sé si
se podía presagiar lo que ha deparado esta pareja, que han llevado el peso de
la serie durante tanto tiempo. El reto era importante y es evidente que han
superado las expectativas más optimistas. Y aún pueden seguir haciéndolo,
aunque a tenor de las escenas que ahora protagonizan, su momento parece estar
pasando a segundo plano, bien porque ahora son una pareja estabilizada, con una
hija a la que cuidar y con la vida más o menos resuelta, o porque el cambio de ciclo es más importante
de lo que se deja entrever.
Alguien decía en días pasados que
entre ver sufrir a esta pareja o que se muestren como un matrimonio aburrido instalado en la cotidianidad, pero viviendo sin sobresaltos, prefería lo segundo. Y coincido en parte con ello, siempre que
el verbo “ver” esté incluido. Porque ahora los momentos además se dan con
cuentagotas, aunque eso sí, suelen ser preciosos, especialmente los que tienen
que ver con Jordi y la pequeña. La magia que destilan estas escenas deja
siempre un poso especial, más cuando los sentimientos son tan intensos que
traspasan la pantalla.
Y espero que ello no se rompa,
aunque me digo que nada es eterno. Una serie tampoco.
Mi querida Ana, como siempre sabias palabras en tus escritos... Coparto todo lo dicho.
ResponderEliminar"....................Mirado en perspectiva, no sé si se podía presagiar lo que ha deparado esta pareja, que han llevado el peso de la serie durante tanto tiempo. El reto era importante y es evidente que han superado las expectativas más optimistas. Y aún pueden seguir haciéndolo, aunque a tenor de las escenas que ahora protagonizan, su momento parece estar pasando a segundo plano, bien porque ahora son una pareja estabilizada, con una hija a la que cuidar y con la vida más o menos resuelta, o porque el cambio de ciclo es más importante de lo que se deja entrever................."
Deseo que así sea... y que sea un "sacrificio" por algo más importante de lo que de momento se entrevé... Imagino y comprendo, como tú, que hay que dar paso a las tramas que han empezado y que se deben desarrollar, y me mentalizaré que nuestra querida pareja, la que nos he llevado en volandas hasta aquí, a partir de ahora, será más bien un observador, que parte principal de ellas y es natural, no siempre van a ser los que lleven la batuta.. pero eso no quier decir que no podamos "ver" y disfrutar a partes iguales, de esa pasión que tanto anhelamos, y la "veamos, con los ojos, no en of" plasmada en algún minuto que nos regalen, guionistas y directores, a sus seguidores.
Espero, ya que nos estamos haciendo a la idea, que los pocos minutos que estén en pantalla, sean como los momentos cukis de Emilia y Alfonso, que por muchas vicisitudes y años que pasen, siguen ofreciendo ese amor a raudales que les sale por los poros de la piel y que transmiten con tanta química.
Espero con impaciencia, tu nuevo artículo... !! Besines neni!! ♥