Con la decisión de Conrado y su apoyo, parece que se han
despejado las dudas de Aurora
O quizás no del todo.
Porque parece que toda su familia
se haya confabulado para que dude de si su decisión está motivada por lo que
realmente ella cree que es cumplir un sueño, o está huyendo de los sufrimientos
que la han acompañado en los últimos tiempos. Aunque, por descontado, no creo
que lo hagan con el ánimo de hacerla cambiar de opinión, sinó para asegurarse
de que tome la decisión correcta y sin otra motivación que la de perseguir su
objetivo de llegar a ser doctora. Por otra parte, algo al alcance de muy pocas
mujeres de su época.
Pero como ella misma piensa (o
quizás quiere pensar), coincido en que las dos cosas que apuntaba anteriormente,
están relacionadas y, de alguna manera, la segunda la ha empujado a hacer lo
primero. Ahora que todo parece haber vuelto a su lugar, ha llegado el momento
de pensar en ella misma y lo que quiere hacer de su vida, a pesar de que ello también
signifique el enorme sacrificio de alejarse de la familia de la que ha podido
disfrutar tan poco, pero especialmente tener que renunciar momentáneamente a estar
con Conrado. Algo que no significa necesariamente prescindir del amor, pero si obliga
a vivirlo de otra manera. Porque si algo si ha quedado claro y nadie se ha
cuestionado, ni siquiera los mismos interesados, es que los estudios universitarios
alejan cualquier otra relación entre la pareja que no sea la del noviazgo, y
sólo a largo plazo se puede contemplar el matrimonio. De lo único que no hay
duda es que Conrado y Aurora se quieren y no desean perder lo que tienen.
También es cierto que la prueba a
la que se enfrentan con la separación conlleva algunos peligros e incógnitas.
La primera, saber si ello va a suponer un enfriamiento de su relación o va a
afianzarla. Porque no es lo mismo en ambos integrantes de la pareja,
especialmente por la diferencia de edad. Como ha dicho Conrado, él es un hombre
maduro que ya está de vuelta de muchas cosas, mientras que Aurora está
empezando a vivir, y ahora además se ha de enfrentar a un reto descomunal para
el que va a necesitar todas sus energías en las próximas semanas y meses: aparte
de una nueva vida en solitario y en una ciudad desconocida, tendrá que superar
un doble desafío: poder seguir su vocación y ganar la lucha por hacerse un
hueco en un mundo cerrado, en el que los hombres acaparaban los puestos y en el
que las mujeres eran muy mal vistas.
Aunque, por suerte para Aurora, no
todos los hombres eran iguales. Y Conrado, como no podía ser de otra manera, no
me ha defraudado. A pesar de que sabe que dejar marchar a Aurora puede significar
que su relación vaya perdiendo fuelle, no es tan egoísta como para anteponer sus
sentimientos a los de ella, ni tan obstinado como para no dejárselo saber y además
apoyarla. De hecho, creo que con ello ha hecho la mayor demostración de amor
que se puede llevar a cabo.
Aunque él lleve la peor parte. Porque
le va tocar en mayor medida mantener encendida la llama del amor, y no será fácil
con la distancia.
Estoy de acuerdo contigo: Conrado ha hecho una demostración de amor enorme. Desde fuera puede verse como lo más lógico y razonable, y lo es, pero no es nada, nada fácil. Veamos los pasos que va siguiendo esta pareja.
ResponderEliminarSaludos
María