24 de agosto de 2014

La distancia no es el olvido

Con la decisión de Conrado y su apoyo, parece que se han despejado las dudas de Aurora
O quizás no del todo.
Porque parece que toda su familia se haya confabulado para que dude de si su decisión está motivada por lo que realmente ella cree que es cumplir un sueño, o está huyendo de los sufrimientos que la han acompañado en los últimos tiempos. Aunque, por descontado, no creo que lo hagan con el ánimo de hacerla cambiar de opinión, sinó para asegurarse de que tome la decisión correcta y sin otra motivación que la de perseguir su objetivo de llegar a ser doctora. Por otra parte, algo al alcance de muy pocas mujeres de su época.
Pero como ella misma piensa (o quizás quiere pensar), coincido en que las dos cosas que apuntaba anteriormente, están relacionadas y, de alguna manera, la segunda la ha empujado a hacer lo primero. Ahora que todo parece haber vuelto a su lugar, ha llegado el momento de pensar en ella misma y lo que quiere hacer de su vida, a pesar de que ello también signifique el enorme sacrificio de alejarse de la familia de la que ha podido disfrutar tan poco, pero especialmente tener que renunciar momentáneamente a estar con Conrado. Algo que no significa necesariamente prescindir del amor, pero si obliga a vivirlo de otra manera. Porque si algo si ha quedado claro y nadie se ha cuestionado, ni siquiera los mismos interesados, es que los estudios universitarios alejan cualquier otra relación entre la pareja que no sea la del noviazgo, y sólo a largo plazo se puede contemplar el matrimonio. De lo único que no hay duda es que Conrado y Aurora se quieren y no desean perder lo que tienen.
También es cierto que la prueba a la que se enfrentan con la separación conlleva algunos peligros e incógnitas. La primera, saber si ello va a suponer un enfriamiento de su relación o va a afianzarla. Porque no es lo mismo en ambos integrantes de la pareja, especialmente por la diferencia de edad. Como ha dicho Conrado, él es un hombre maduro que ya está de vuelta de muchas cosas, mientras que Aurora está empezando a vivir, y ahora además se ha de enfrentar a un reto descomunal para el que va a necesitar todas sus energías en las próximas semanas y meses: aparte de una nueva vida en solitario y en una ciudad desconocida, tendrá que superar un doble desafío: poder seguir su vocación y ganar la lucha por hacerse un hueco en un mundo cerrado, en el que los hombres acaparaban los puestos y en el que las mujeres eran muy mal vistas.
Aunque, por suerte para Aurora, no todos los hombres eran iguales. Y Conrado, como no podía ser de otra manera, no me ha defraudado. A pesar de que sabe que dejar marchar a Aurora puede significar que su relación vaya perdiendo fuelle, no es tan egoísta como para anteponer sus sentimientos a los de ella, ni tan obstinado como para no dejárselo saber y además apoyarla. De hecho, creo que con ello ha hecho la mayor demostración de amor que se puede llevar a cabo.
Aunque él lleve la peor parte. Porque le va tocar en mayor medida mantener encendida la llama del amor, y no será fácil con la distancia.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo: Conrado ha hecho una demostración de amor enorme. Desde fuera puede verse como lo más lógico y razonable, y lo es, pero no es nada, nada fácil. Veamos los pasos que va siguiendo esta pareja.

    Saludos

    María

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