Parece que una oleada de
forasteros ha llegado o van a llegar a PV. A los recién casados Amadeo y
Nicanora, que sorprendentemente no han encontrado lugar mejor para pasar la
luna de miel que entre los bucólicos parajes de un pueblo remoto de Castilla en
el que la tranquilidad es algo anecdótico, hay que añadir el insistente
Braulio, el comercial de la cerveza Cepulin, al que aparentemente no le gusta el
producto que pretende introducir, pero que sabe venderlo de manera convincente.
Y por los avances de la semana que viene, parece que también arribará un inglés
que no habla castellano y otro señor que se expresa en una lengua sin
identificar.
Ya no hablo de los que propiamente se puede decir que no han recalado en este pueblo para ver el paisaje. Realmente a veces parece que PV es el ombligo del mundo, pues por aquí ha pasado desde lo más variopinto y estrambótico, hasta los seres más despreciables que una se pueda echar a la cara y que, por alguna razón, parece que tienen especial predilección por este rincón. Estos últimos actualmente representados por Alicia, una pérfida mujer dispuesta a mentir, engatusar y manipular, todo con la intención de asegurarse una vida muelle y sin complicaciones, pero a la que parece que finalmente le ha caído la careta y ha tenido que salir por piernas del pueblo, y Micaela, otra mujer que bajo su apariencia cordial y bonachona se esconde alguien que parece llevar intenciones funestas. Por cierto, al respecto de esta última, tengo mis dudas de que se trate realmente de la madre de la chica que mataron en prisión y no alguien pagado por la Montenegro.
Ya no hablo de los que propiamente se puede decir que no han recalado en este pueblo para ver el paisaje. Realmente a veces parece que PV es el ombligo del mundo, pues por aquí ha pasado desde lo más variopinto y estrambótico, hasta los seres más despreciables que una se pueda echar a la cara y que, por alguna razón, parece que tienen especial predilección por este rincón. Estos últimos actualmente representados por Alicia, una pérfida mujer dispuesta a mentir, engatusar y manipular, todo con la intención de asegurarse una vida muelle y sin complicaciones, pero a la que parece que finalmente le ha caído la careta y ha tenido que salir por piernas del pueblo, y Micaela, otra mujer que bajo su apariencia cordial y bonachona se esconde alguien que parece llevar intenciones funestas. Por cierto, al respecto de esta última, tengo mis dudas de que se trate realmente de la madre de la chica que mataron en prisión y no alguien pagado por la Montenegro.
Vale, entiendo que es una novela
y que todo esto es solo producto de la necesidad de desarrollar tramas aparte
de las principales. No hay como vivir en un pueblo pequeño como para ver las
escasas posibilidades de, por ejemplo, encontrar por las calles a una princesa
rusa fugitiva, ser testigo de los intentos públicos y frustrados de un mago de
pacotilla para desarrollar trucos de magia, conocer a un arqueólogo-compositor
peculiar o a un aviador de combate italiano,…… Y ya no digo también de las de
ser capaz de atraer a los peores ejemplos de la perversidad humana, desde locas
desquiciadas, médicos con dobles intenciones, vividores de la peor calaña,
curas ambiciosos y fanáticos,…………vaya, todo lo peor. Sin contar los que ya
están, versus Francisca y Bernarda.
Porque hay otra cosa. El cupo de
malvados jamás está en minoría en este rincón de la España profunda, porque
cuando uno de ellos muere o desaparece no tarda mucho en aparecer otro para
ocupar su lugar. Parece el sino de este pueblo, y el guion preferido de los responsables de la
serie.
Por descontado, sin olvidar los
secretos que casi todo el mundo lleva en su bagaje.
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