16 de agosto de 2014

Llegan más forasteros

Parece que una oleada de forasteros ha llegado o van a llegar a PV. A los recién casados Amadeo y Nicanora, que sorprendentemente no han encontrado lugar mejor para pasar la luna de miel que entre los bucólicos parajes de un pueblo remoto de Castilla en el que la tranquilidad es algo anecdótico, hay que añadir el insistente Braulio, el comercial de la cerveza Cepulin, al que aparentemente no le gusta el producto que pretende introducir, pero que sabe venderlo de manera convincente. Y por los avances de la semana que viene, parece que también arribará un inglés que no habla castellano y otro señor que se expresa en una lengua sin identificar.
Ya no hablo de los que propiamente se puede decir que no han recalado en este pueblo para ver el paisaje. Realmente a veces parece que PV es el ombligo del mundo, pues por aquí ha pasado desde lo más variopinto y estrambótico, hasta los seres más despreciables que una se pueda echar a la cara y que, por alguna razón, parece que tienen especial predilección por este rincón. Estos últimos actualmente representados por Alicia, una pérfida mujer dispuesta a mentir, engatusar y manipular, todo con la intención de asegurarse una vida muelle y sin complicaciones, pero a la que parece que finalmente le ha caído la careta y ha tenido que salir por piernas del pueblo, y Micaela, otra mujer que bajo su apariencia cordial y bonachona se esconde alguien que parece llevar intenciones funestas. Por cierto, al respecto de esta última, tengo mis dudas de que se trate realmente de la madre de la chica que mataron en prisión y no alguien pagado por la Montenegro.
Vale, entiendo que es una novela y que todo esto es solo producto de la necesidad de desarrollar tramas aparte de las principales. No hay como vivir en un pueblo pequeño como para ver las escasas posibilidades de, por ejemplo, encontrar por las calles a una princesa rusa fugitiva, ser testigo de los intentos públicos y frustrados de un mago de pacotilla para desarrollar trucos de magia, conocer a un arqueólogo-compositor peculiar o a un aviador de combate italiano,…… Y ya no digo también de las de ser capaz de atraer a los peores ejemplos de la perversidad humana, desde locas desquiciadas, médicos con dobles intenciones, vividores de la peor calaña, curas ambiciosos y fanáticos,…………vaya, todo lo peor. Sin contar los que ya están, versus Francisca y Bernarda.
Porque hay otra cosa. El cupo de malvados jamás está en minoría en este rincón de la España profunda, porque cuando uno de ellos muere o desaparece no tarda mucho en aparecer otro para ocupar su lugar. Parece el sino de este pueblo, y  el guion preferido de los responsables de la serie.
Por descontado, sin olvidar los secretos que casi todo el mundo lleva en su bagaje. 

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