14 de agosto de 2014

La venganza de Francisca

No creo decir nada nuevo si afirmo que en PV casi nada prescribe ni se puede dar por definitivamente zanjado, a menos que sea con un par de metros de tierra encima (y en algún caso ni aun así).
Pueden haber pasado dieciocho años, una condena de diez, otra condena sin barrotes pero igual de dura, pero para Mariana parece que poco o nada ha cambiado, excepto su estado civil. Sí, es cierto que esto puede dar un vuelco importante a su vida porque lleva aparejada la posibilidad de una nueva, pero de momento tiene el aspecto de llevar camino de irse todo al garete.
No hay duda que las amenazas de la doña empiezan a tomar cuerpo. Porque es evidente que detrás de irrupción de Micaela en escena, está la mano de Francisca, que jamás perdona que la contraríen. Mariana tendrá que pagar la supuesta ofensa, aunque sea de manera desproporcionada y sin que Mauricio ni siquiera tenga constancia de ello. De hecho la doña cada vez menos cuenta para sus propósitos con el capataz, y la intención de éste de prevenir y proteger a Mariana se va a quedar en buenas intenciones.
La pelota está ahora en el tejado de la chica. Es posible que en primera instancia no haya sabido muy bien cómo reaccionar, porque es evidente que es algo que ya había dejado atrás, que estaba ahí y nunca dejaría de estar, pero sobre lo que había conseguido poner un velo de olvido. Ahora el pasado retoma con fuerza y además de manera muy presente. Otra cosa es que se deje vencer, como aparentemente sucede. No parece muy propio de la chica que aparezca alguien que le diga que está dispuesta a hacerle la vida imposible, y no haga nada para impedirlo. Además, y que se sepa, se trata de una mujer mayor sin otro respaldo que sus amenazas, que parece que pasan por hacer público el tema. Así que la única opción que tiene Mariana es adelantarse a ello y buscar la ayuda de su familia, ya que estoy convencida que no la iban a juzgar, igual que no lo ha hecho D. Anselmo.  
Por cierto. Aún sigo preguntándome como ha llegado Francisca a conocer este tema. No creo que Mariana fuera tan ingenua como para contárselo, y me parece bastante absurdo que la doña empleara tiempo y esfuerzos en encontrar algo con lo que mantener atada a la chica. Como si no fuera suficiente con el lastre de haber sido una convicta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario