30 de noviembre de 2014

Una situación extrema

Es evidente que de alguna manera u otra los guionistas van a beber a las fuentes de la vida real. Toda acción o situación probablemente ha sucedido alguna vez a alguien, ya sea a la misma persona que escribe los guiones o es algo basado en la experiencia de otros u otras. También en la historia pasada y presente.
Otra cosa es la fidelidad con la que se ajustan estos hechos a los guiones, y la necesidad de que sea así cuando se trata de una ficción y por ello se puedan permitir las licencias que se deseen. Y no es que trate de insinuar que haya que eludir temas espinosos, pero creo que lo que se plantea actualmente sobre ESPV es si esto es lo que la gente ha de esperar de este producto televisivo cuyo espíritu inicial considero que está quedando muy desdibujado. También es verdad que la serie, como todo en la vida, tiene la necesidad de evolucionar y no quedarse estancada en algo que, si bien funcionaba muy bien, no tenía que suponer de entrada que con otras tramas no pudiera conseguirlo. Como quedó demostrado fehacientemente con la irrupción en escena de María y Martín. Además es cierto que también al principio se dieron situaciones extremas, pero creo que en estas últimas temporadas esto se ha ido acrecentando hasta límites insoportables, primero con el tema del garrote de Martín (algo que aún ahora se me eriza el vello cuando veo una foto de ello), después el encarcelamiento de María y ahora la tortura de Aurora. Otra cosa es que con estas situaciones se consiga una mayor carga dramática y un mejor lucimiento de los actores, que es evidente que en estas escenas pueden sacar a relucir sus mejores dotes interpretativas.
El tema es encontrar un término medio para que disfrute todo el mundo.
No tengo mucha experiencia en series y es posible que estas situaciones extremas se den en todas. Reconozco además que gracias a que regularmente salen a la luz temas no muy conocidos, he llegado a saber cosas que de otra manera es muy posible que nunca hubiese llegado ni siquiera a enterarme. Y admito que soy de natural curiosa y no me suelo quedar solo con lo que se ve sinó que suelo buscar más información sobre ello. También es cierto que todos los temas pueden llegar a tener su punto de interés, aunque es claro que los hay más escabrosos que otros. Y uno de ellos es el que actualmente se desarrolla, como son los métodos que se empleaban en las instituciones mentales.
La medicina ha evolucionado y sigue haciéndolo constantemente. Por ello estoy convencida de que las supuestas terapias (aunque mejor llamarlos sistemas de tortura) que se ven en la serie para hacer frente a las enfermedades de la mente, ya no se utilizan. O al menos no de la misma manera. Actualmente el paciente está protegido (o debería estarlo) ante la mala praxis o los intentos de experimentación, de los que desgraciadamente aún hay el recuerdo reciente en los campos de exterminio nazis como el ejemplo más cruento de hasta dónde puede llegar la capacidad de barbarie humana. También he leído en algún sitio que desde tiempos inmemoriales ya se instruía a los médicos o sanadores para que sus sistemas de curación fueron aplicados provocando el menor dolor posible al paciente. Evidentemente siempre ha habido quien se ha saltado esto y ha optado por probar sus propios métodos con la justificación de búsqueda de curación, cuando no es más que experimentación con cobayas humanos. Fulgencio representa a esta casta de indeseables, aunque en este caso sus maneras son doblemente reprobables porque además actúa por mandado y con la evidente intención de hacer el máximo daño posible, anulando al mismo tiempo la voluntad de Aurora.
Pero después de todas estas reflexiones anteriores he llegado a una conclusión. Quizás de lo que se trata es de que hay que cambiar la manera de ver la serie y empezar a hacerlo con otros ojos, alejando cualquier tentación de buscarle romanticismo más allá de algunos ocasionales momentos.

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