12 de noviembre de 2014

Una vuelta de tuerca más

Ahora mismo la atmósfera de la serie no creo que alcance a ser más lúgubre. Nadie parece escapar a la fatalidad o al sufrimiento, inducido o no. Porque aunque parezca lo contrario ni la doña escapa a ello, solo la diferencia de los demás que ella es la que lo provoca. De hecho de La Casona sale la mayor parte de todo lo malo que acontece, siendo ella la persona más infeliz de todas porque también es la más miserable. Pero no por necesidades económicas, sino por su miseria moral, carente del más mínimo rastro de humanidad. Y dejando en evidencia que el dinero y el poder sólo dan seguridad y pueden comprar muchas cosas, pero no el cariño ni el respeto. Está sola y así va a seguir hasta el fin de sus días.
Sí, es cierto que ahora tiene a Bosco, pero a estas alturas no creo que nadie piense que realmente le quiere, sólo que lo utiliza. Más después de ver y oír su reacción ante Inés.
Porque nadie va a volver a estropear sus planes y el chico es uno de ellos.
Francisca sólo es una amargada, que vive sumida en el odio y el rencor, envenenada por su propia ponzoña y sin que las personas que la rodean lo hagan por otra cosa que por necesidad o para sacar provecho. De momento quizás solo Bosco no cumpla con estas premisas y sus sentimientos sean sinceros, como en su día sucedió con María, pero al igual que ésta es posible que esto también tenga fecha de caducidad. Será el día en que el chico decida actuar por su cuenta y hacer uso de su libertad para decidir su futuro.
Pero como decía, de momento nadie parece poder escapar a la fatalidad. Aurora irremediablemente perdida y abocada por su pérfida abuela a un futuro incierto, Conrado sin poder hacer nada para ayudarla, Alfonso y Emilia debatiéndose entre la preocupación por María, Aurora y Matías, éste con su supuesta familia rondando e intentando volver a hacerle caer, Inés desaparecida, Bosco sin aclararse, Amalia desazonada, Candela penando por su sobrina, por Aurora y por todos, Nicolás escondiendo un secreto que amenaza con crear problemas en su matrimonio, Fe sin entender nada de lo que ha pasado con su amiga, Mauricio debatiéndose entre la fidelidad a su ama o a su conciencia, amenazado por la doña y al parecer dispuesto a contar la verdad sobre Bosco, la vuelta del desaparecido Fulgencio al que nadie echaba en falta y que no presagia nada bueno, …..Y por si no fuera suficiente ahora la supuesta muerte de Martín, el desgarrador dolor de María por la pérdida del hombre al que ama, y la llegada de un nuevo hermano para la familia Castro. Sólo falta que lleguen los nuevos para completar el círculo y acabar de hacer más negro el panorama y más enredada la serie.
Parece que aquello de que los problemas de uno en uno no sirve, y han decidido condensarlos todos al mismo tiempo.  

Y ahora hablando de la realidad
De verdad que no entiendo la fijación de unos guiones que se empeñan en ahondar en el sufrimiento de los personajes, sin darles tregua, sin concedernos la más mínima oportunidad a los espectadores de ver tramas amables, sin que tengamos que sentir que hay que atesorarlas porque inexorablemente después viene algo malo o desastroso. Estoy convencida de que hay muchas otras posibilidades sin que ello obligatoriamente tenga que suceder.
Y al blog de mi amiga Margonz me remito.  

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