13 de noviembre de 2014

Me niego....

No hace muchos días volvió a caer en mis manos el comentario que escribí cuando murió Tristán, hace ahora poco más de un año. Y hoy voy a empezar este de la misma manera.
Negación. Según la definición del diccionario es un mecanismo de defensa para evitar enfrentarse al aspecto doloroso de la realidad.
Por ello me niego a empezar este escrito con otra imagen que no sea la de la vida. Ya que puede irse la persona (en este caso el personaje) pero no su esencia. Y con ello me quedo. Aunque en esta ocasión la diferencia sustancial es que no hay la certeza absoluta de esta muerte, excepto para quienes intervienen en la serie: esposa, parientes, allegados, amigos,…
También me niego a participar en el duelo, aunque evidentemente tampoco me ha dejado indiferente. Soy consciente que son escenas escritas para llegar a la fibra sensible y que hacen que l@s espectadores alcancemos a sentirnos realmente participes de un dolor que, aunque ficción, es capaz de llegar al corazón. Y admito que ha sido especialmente el de María (interpretado magistralmente por una Loreto totalmente creíble) el que lo ha conseguido. Su desesperación ante la evidencia de algo tan definitivo como la muerte de la persona a la que más ha amado en esta vida, creo que no es fácil que sea ignorada. Y me imagino que aún quedan días de duelo, entre el entierro y la aceptación de la realidad, que para ella va a hacerse todo un mundo y que es totalmente comprensible. Después de meses de padecimientos y de obstáculos, cuando su futuro parecía haberse despejado y su felicidad al lado de Martín y de su hija era completa, la supuesta muerte de éste sale al paso y lo trunca todo, por lo que no ha de ser fácil admitir que es el fin, y además resignarse.
Pero me sucede algo curioso al respecto de la supuesta muerte de Martín. En vez de tristeza que, aunque irracional, sí me provocó la muerte de Tristán, en este caso siento algo parecido a la indignación. Evidentemente ni yo, ni casi nadie (excepto los interesados) sabe que va a suceder con este personaje, y si esta situación es definitiva o reversible. El hecho de que no haya cadáver visible, que no exista una certeza absoluta que dentro del ataúd se encuentre quien se asegura que está, deja una puerta abierta a que en un futuro Jordi/Martín pueda regresar, aunque sea para cerrar su historia. Aún teniendo claro que si ello sucede tampoco va a ser pronto. Mi indignación viene dada por el recurso utilizado para hacer desaparecer de escena el personaje, siempre suponiendo que esta muerte no sea tal. No hay que olvidar que ya existió otro funeral para Martín sin el cuerpo del supuesto finado, y volver a lo mismo ya me parecería excesivo. Como también el hacer pasar a todo el mundo por un trance semejante sin que exista necesidad de ello, ya que pienso que había otras formas de dejar al personaje en reserva. Más tratándose de uno de los personajes protagonistas, y por lo tanto más visibles. Por no decir de los más queridos.
Me reitero. Creo que ni yo, ni casi nadie, fuera de los personajes de la serie, se acaba de convencer de que Martín ha muerto. Aunque evidentemente tampoco nadie, ni en la vida real ni en la ficción, y más con los antecedentes expuestos por el supuesto otro Tristán, se atrevería a abrir el ataúd para comprobarlo. Así que no habrá más remedio que quedarnos con la duda, hasta que los guionistas o el propio devenir de la serie pongan las cosas en su lugar.
Supongo que ahora nos esperan unos días de negrura en la serie, y no sólo por el color de las prendas de vestir. Aunque no tan negra como el alma de la Montenegro, que ni siquiera ha parecido inmutarse al conocer la noticia, mientras que personas como Mauricio han logrado conmoverme con sus recuerdos del niño que corría por la Casona. Y queda el dolor de una hermana que casi no ha tenido tiempo de disfrutar de su familia, primero perdiendo a su padre y ahora a su hermano del alma, y que además ahora ha de cargar con un futuro que se presenta igual de negro. O Candela que ha perdido a otro hijo, o Rosario y Raimundo a su nieto, Emilia y Alfonso a su sobrino, o D. Anselmo a alguien muy importante para él,…..Y queda Bosco, que ha perdido un hermano aún antes de saber los lazos que los unían.
Y, por descontado, hay el otro Tristán (que, aparte de que pienso que podrían haberle puesto otro nombre, ya que me parece casi un sacrilegio que se llame así, tampoco creo correcto que se presente como Castro de apellido, ya que es evidente que su supuesto padre no pudo dárselo ya que ignoraba su existencia). Un personaje que, ya de entrada, se me antoja con un cierto cariz siniestro y que creo que no es quien pretende ser. Pero que, mientras no se demuestre lo contrario, puede suponer un contratiempo en los planes de la doña con Bosco, del que también es supuesto hermano, igual que pretendiente a la herencia. 

2 comentarios:

  1. Pues si Ana. Yo también me niego, Y he llorado con dolor esta pérdida, pero sin creerlo del todo, ya que en mi interior siento que Volverá.

    Lo que no se es, si aguantaré hasta que vuelva con la misma intensidad que cuando paseaba con la sotana pro Puente Viejo, y una alegra María le provocaba en cuanto tenía ocasión..

    Momentos irrepetibles, mágicos y trágicos.. pero que engancharon tanto que ahora mismo nos han roto el corazón.

    Besines.

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  2. pues si Ana,no suelo escribir por aquí pero hoy si lo voy a hacer;aqui lo único que pasa es que después de meter a una pareja a bombo y platillo no ha gustado a nadie,ni a las fans de Maria y Martin ni a las de Conrado y Aurora y si para que la ultima pareja guste se tienen que deshacer de las otras dos, pues se deshace y fin de las historias

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