Dicen que todo el mundo tiene el derecho a una segunda oportunidad para
poder enmendar los errores, pero no siempre sucede, y tampoco los resultados son
siempre los esperados. Buen ejemplo de ello es la doña, que ya debe andar por
la ocasión tropecientos y aún sigue sin aparecer por ningún sitio un cambio
apreciable.
Pero considero que también puede ayudar la edad y las circunstancias. Dicen
que los años y la experiencia de la vida pueden ablandar a las personas y hacer
que se vean las cosas con otra perspectiva, pero en el caso de Francisca
difícilmente se puede detectar nada de ello. Si acaso lo que ha hecho es
volverla más insensible si cabe. Y no me valen las supuestas muestras de afecto
hacia Bosco, cuando no es capaz de sentir lo mismo por sus otros nietos, y si
existe algo de corazón en esta pérfida mujer está tan escondido que es
imposible verlo. Más bien lo que se traduce de su actitud y de lo que espera de
su familia es que se sometan a su voluntad, actitud que por ahora Bosco cumple y,
por descontado, Aurora y Martín es de lo que adolecen.
Pero me he ido por las ramas y de quien realmente quería hablar es de
Matías. A su favor cuenta con sus pocos años y el afecto incondicional de
Alfonso y Emilia, que se han erigido en unas figuras que dudo que el chico
jamás haya conocido. Ya que parece bastante claro que en su corta vida no ha
podido saber más que de palizas y necesidades, y en especial de nada parecido a
una familia, ya que su propio padre y hermanos han sido incapaces de ofrecérselo.
De ahí que el chico se muestre desconfiado y receloso con unas personas que
están dispuestas a darle algo hasta ahora impensable para él, y todo ello a
cambio de muy poco. Pero ahora tiene en sus manos la oportunidad de cambiar su
futuro con esta segunda oportunidad que espero sepa aprovechar. Ya que, estoy
segura, que con Emilia y Alfonso se le acabaron las penalidades, y además va a
recibir el cariño de una familia. De toda la familia.
Por cierto. Yo no lo veo como una obra de caridad, porque iba a desmerecer
la que considero verdadera naturaleza de la situación. Más bien pienso que se
trata de algo mutuo, ya que mientras Matías recibe el cariño que le ha estado
vetado hasta ahora, además de una seguridad para vivir sin estrecheces, la
pareja van a poder vivir una situación que han deseado con afán: la de volver a
ejercer de padres con todas las consecuencias. Que no quiere decir que no lo
hagan con María, pero no hay que olvidar que ésta ya tiene a su propia familia.
Y, por descontado, creo que ambos van a hacerlo con total dedicación y
responsabilidad, aunque no dudo que es Alfonso quien va a disfrutar más con
ello, dado que el chico ya está crecidito y puede hacer cosas con él que están
vedadas para un bebé o un niño.
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