En mi casa tenemos un solo televisor, y esto por las tardes que tengo libres o regreso temprano a casa a veces
es un problema, ya que a mí me gustan las series americanas y a mi madre los
concursos, así que siempre le toca ceder a una de las dos. Aun así cada día existe
una hora de tregua, y alrededor de las cinco y media nos sentamos a ver El Secreto de
Puente Viejo, eso si cada una con sus propias preferencias con respecto a los
actores, que tampoco en este caso conseguimos que sean coincidentes. Pero últimamente
si estamos de acuerdo en algo: la historia de Bosco e Inés no acaba de
convencer a ninguna de las dos.
Aunque lo que pienso que diferencia
nuestra opinión de la de algunos supuestos críticos que quizás conozcan el tema
y hablan de cosas que considero que al común de los mortales nos cuesta
percibir, es que en este caso nos dejamos llevar por nuestro propio criterio,
sin que intervengan consideraciones sesudas: es decir, simple y llanamente y
con respecto a lo que vemos, nos gusta o no nos gusta. Como creo que sucede a
la mayoría de las personas que dejan sus comentarios en las redes sobre este tema. No puedo hablar con total
conocimiento de causa, pero creo que es el sentir de muchos que esta pareja ha
entrado con mal pie en la serie, y que va a costar lo suyo enderezarlo.
Porque si todo el mundo fuera
capaz de verlo como un cuento, en el que el desarrollo de la historia pasa sin darle
muchas vueltas, ni buscar explicaciones, ni llegar al fondo de la cuestión,
quizás sería más fácil comprender el porqué de la rapidez con la que les han llevado al
punto donde están. Pero se supone que aquí se pretende explicar una historia
que ha de tener ciertos visos de realidad, no un cuento de hadas, con
cenicientas y príncipes azules. Porque si bien es verdad que Inés tiene una
madrastra que la maltrataba, a tenor de lo visto no es para nada una inocente
chiquilla (¿alguien se imagina a la del cuento refocilando a cada momento?), ni
Bosco se puede considerar ni de lejos un príncipe azul.
También es cierto que sería más fácil
no cuestionarse nada y dejar que las cosas fluyeran. Al fin y al cabo se supone
que es un entretenimiento, aunque a veces no lo parezca. Sin embargo mi natural
no me lo permite, a pesar de que estoy haciendo el esfuerzo de intentar entender por qué no consigo creer en esta pareja, que pienso que empezaron
mal y no lo están mejorando.
Es cierto que cada persona es
libre de vivir lo que siente como le plazca, y no voy a ponerme en plan criticona (o
si) sólo por el hecho de que alguien considere que hay que conocer primero el
cuerpo del otro y después ya viene todo lo demás. Y no digo que algo así no pueda llegar
a buen puerto, y que empezar la casa por el tejado tiene alguna posibilidad de
funcionar. Pero (y ya lo he dicho en otras ocasiones) llamar amor a lo que
existe entre Inés y Bosco me parece cuando menos aventurado, como lo es hacer
planes de futuro sin apenas saber nada del otro. Esto es una de las cosas que
más me chirría, el que vivan en los mundos de yupi y no se aperciban de su verdadera
situación. No digo que tengan que perder la esperanza, pero tampoco pueden pretender
vivir de espaldas a la realidad.
Y como quien no quiere la cosa,
otra vuelta más de tuerca: el enfurruñamiento de ella provocado por unos
evidentes celos, que denotan algo parecido a un sentimiento de posesión. No me
gusta tener que decirlo, pero creo que la chica olvida dos cosas principales:
su lugar en la casa, y el lugar de Bosco. No puede pretender estar a la misma
altura, aún no. Y por ello, aunque le pese y mientras las cosas no cambien,
tendrá que aprender a entender que el chico tiene otra vida y que, de momento, es incompatible con su sueños. Lo mismo que tendrá que entender él, aunque en sentido inverso.
Ya dije que mi impresión era que
con ellos pretendían volver a revivir la historia de Tristán y Pepa, pero creo
que en esta línea no va a ser posible (quizás con el tiempo, pero no ahora). De
hecho están partiendo de la misma base, pero ni los actores, ni las
circunstancias y mucho menos l@s espectadores, son los mismos. Igual que la
paciencia de éstos. No creo que nadie esté dispuesto a volver a pasar por meses de fatigas sin que se vea un
horizonte, más cuando hay otras parejas a las que han dejado a medio aire y sin
que sus tramas apenas avancen. Aurora y Conrado, por ejemplo.
Entiendo que las tramas se hayan
de renovar, que algunas evolucionen y tengan que dejar paso a otras para que la
serie siga teniendo vidilla. Pero lo dicho, creo que por alguna razón que se me
escapa, pretenden que lo que en otras parejas ha costado Dios y ayuda, meses e
incluso años de tremenda paciencia por parte de espectadores, con ésta todo
suceda en dos días. No tanto ni tan poco, por lo que creo que un término medio
no estaría mal. Y pienso que este podría ser uno de los motivos de que la
credibilidad de esta pareja ande de capa caída.
Otra cosa son los actores, que
estoy segura que hacen lo que pueden con
los guiones que les han tocado en suerte. Aunque, en mi opinión, con desigual fortuna. Y
prefiero no extenderme en esto último, porque ya he expuesto en otras
ocasiones lo que pienso sobre cada uno de los integrantes de esta pareja.
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