Pues parece que Bosco está empezando a ofrecer indicios que sí que es capaz
de pensar por su cuenta. Aparentemente empieza a dudar de lo que le dice
Francisca y a cuestionarse algunas cosas, entre ellas el que una
persona tan maravillosa como el Tristán del que la doña le ha hablado con tanta
supuesta devoción, haya tenido unos hijos tan desagradecidos e interesados como
los que ésta pretende.
Ante todo tengo que volver al tema reiterativo de siempre. La burda y mezquina manipulación de la doña hacia su nieto, la manera de mentirle sin ningún rubor y con tanta soltura que casi podría pasar por cierto si no fuera porque casi todo el mundo, excepto Bosco, conoce la verdad que se esconde detrás de las palabras de esta maquiavélica mujer, que no duda en hacer todo lo posible para que se cumpla su voluntad. Aunque para ello tenga que pasar por encima de personas inocentes, y estropear su vida y su futuro.
Ante todo tengo que volver al tema reiterativo de siempre. La burda y mezquina manipulación de la doña hacia su nieto, la manera de mentirle sin ningún rubor y con tanta soltura que casi podría pasar por cierto si no fuera porque casi todo el mundo, excepto Bosco, conoce la verdad que se esconde detrás de las palabras de esta maquiavélica mujer, que no duda en hacer todo lo posible para que se cumpla su voluntad. Aunque para ello tenga que pasar por encima de personas inocentes, y estropear su vida y su futuro.
Pero al menos ahora Bosco sabe que la doña también es capaz de ocultarle la verdad. Lo
ha hecho a él y a los demás en el tema de las cartas. Éstas si existen, y ella se
ha ocupado de mantenerlas ignoradas a los que legítimamente les corresponde su posesión.
Entre ellos, y en primer lugar, al propio interesado, que es evidente que jamás
supo de las mismas ya que su madre no dejó que llegaran a su poder, por motivos
que supongo que algún día se llegaran a saber.
Admito que con la acción de devolver las cartas a Martín y Aurora, Bosco se
ha reivindicado un poco más en mi valoración. Arriesgarse a contrariar a la
doña sólo para seguir lo que le dicta el corazón, lo considero un punto a su
favor. Esto y el tema de su trato justo con los jornaleros hace que, en mi opinión, lentamente
la imagen del chico vaya cambiando, para volver a lo que se podría esperar de
una persona que no ha tenido nada y que ahora tiene en sus manos hacer algo por
sus semejantes, sin convertirse en lo que la mayor parte de su vida ha mirado
de lejos como el contrapunto a su situación: el señorito con ínfulas, tirano y
explotador (versus la doña).
De hecho ha habido otra escena que deja otro resquicio de esperanza que
el auténtico Bosco salga a la luz. Verle mirar con ternura a la que él no sabe
que es su sobrina, su ligero titubeo ante la propuesta de cogerla en brazos, y
hablar con María reconociendo los buenos momentos pasados en su compañía, deja
esta sensación. De verdad espero que estas escenas tengan su continuación, y
que pronto Bosco descubra que esta conexión que parece sentir hacia personas
con las que aparentemente no tiene ningún lazo, tiene su razón de ser.
En realidad quizás no sea tan culpable de su situación actual, porque tampoco
tiene fácil conocer más cosas de la vida. No tiene amigos ni conocidos, ni
habla con casi nadie, excepto con dos mujeres mayores que para él sólo son un
lastre (sin contar a Inés, que tampoco se puede decir que sea precisamente esto
lo que hace con ella). Así que su único lazo con la sociedad que existe más
allá de los muros de La Casona es Mauricio, la única persona con la que está
forjando algo parecido a una amistad, siempre con el condicionante de la clase
social que impide al capataz ir más lejos de lo que dicta la prudencia. Por
ello es difícil que éste le haga abrir los ojos con respeto a la doña, pero sí que
es verdad que no duda en ponerle sobre aviso de manera indirecta.
Hoy estoy completamente de acuerdo contigo. Bosco es un ser primitivo, ha tenido poco o ningún contacto con la gente cuando vivía con su 'madre', su tio lo ha maltratado hasta el infinito y sus únicos amigos, son los animales del bosque.... Era fácil de manipular y para eso, nadie como la doña.
ResponderEliminarEl amor pasión con Inés, le está haciendo ver las cosas de otra forma, incluso se ha aprendido una poesía para recitarsela a su amada... En definitiva, Bosco está cambiando, lo mismo que ha cambiado Mauricio al cabo del tiempo y yo creo y espero -¿por qué no?- que siga cambiando...
Gracias Carmen por tu comentario.
EliminarYo también espero que el camino empezado con estos dos hombres no tenga vuelta atrás. y especialmente que Bosco acabe dándose cuenta de quién es realmente la doña y de lo que está haciendo con él, instándole a cometer barbaridades que casi cuestan la vida a personas, o lanzando falsedades sobre los que él desconoce que son su familia.
Un abrazo