Renuncio a pretender entender a
la Paca, y mucho menos a hacer el menor intento para justificar su proceder,
algo que a todas luces se me antoja imposible. En realidad creo, como comentaba
alguien en un foro, que de existir alguien así en la vida real sería de lo más
útil que se donara su cerebro a la ciencia. Está fuera de todo
sentido racional que alguien pueda ser capaz de mostrarse tan retorcido hasta
el punto de que, además de idear todo tipo de maldades, tenga la capacidad de anticiparse
a cualquier acción de los demás para utilizar esto en su propio beneficio.
La complejidad de la mente de
esta mujer es tanta, que incluso es imposible discernir donde existe para ella
la línea entre el odio o rencor que la consume y cualquier otro tipo de
sentimiento.
Un ejemplo, lo que siente por
Raimundo. Esta relación amor-odio que no parece tener fin ha perdido ya todo el
sentido, más cuando incluso intentó acabar con la vida de éste. El hecho es que
cuando lo tiene lejos parece añorarle, y cuando lo tiene cerca lo desprecia
abiertamente. Supongo que algo debe tener que ver con no admitir lo que siente,
pero la culpa sólo es suya. Y entiendo que Raimundo haya decidido pasar de
ella.
Otro tanto sucede con Mauricio. Cierto
que cuando éste estuvo a punto de sucumbir al envenenamiento del agua, Bosco aún
no había entrado en escena, y el capataz era de las pocas personas que la doña podía
considerar absolutamente leales. Y lo vimos cuidarlo de manera dedicada y
preocupada, incluso con algo parecido al cariño, pero ahora esto ha vuelto a
cambiar, volviéndolo a tratar a patadas y sin ninguna consideración. Pero en este caso parece que el capataz ha decidido hacerse callo e
ignorarlo. Además de poner distancia y empezar a pensar por su cuenta, eso sí, sin
dejar de lado su lealtad.
De todas maneras creo que todo
esto ya empieza a ser un tema agotado, ya que siempre es más de lo mismo. Maldades
a mansalva, pero Francisca yéndose siempre de rositas. Y creo que ya sería hora de que
esto cambiase, aunque fuese por la salud mental de l@s espectadores, cansad@s ya
de tanto sufrimiento como es capaz de infligir esta perversa mujer.
Por cierto, mi intención al
empezar este escrito era hablar de Mauricio y Fe, pero ha acabado teniendo un
cariz bien diferente. Y además creo que ambos merecen un escrito para ellos
solos.
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